21 marzo 2002

Fue asesinado por el etarra Iñaki Bilba Goikoeotxea

Asesinado por ETA el único concejal del PSOE en Orio, Juan Priede Pérez, de 67 años de edad

Hechos

El 21 de marzo de 2002 moría asesinado a tiros Juan Priede Pérez, concejal del Partido Socialista de Euskadi (PSE-EE-PSOE) en Orio.

Lecturas


El 21 de marzo de 2002 moría asesinado a tiros Juan Priede Pérez, concejal del Partido Socialista de Euskadi (PSE-EE-PSOE) en Orio. Priede, jubilado de 67 años era viudo y padre de tres hijos.

EL ASESINO

 Iñaki Bilbao, asesino de ETA, fue condenado a 45 año de prisión. Durante el juicio expresó sus deseos de asesinar también a los jueces que le estaban juzgando.

22 Marzo 2002

El asesinato de un concejal socialista

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Tras intentarlo otras dos veces en lo que va de año, ETA consiguió ayer asesinar a un miembro del Partido Socialista de Euskadi, que este fin de semana celebra su congreso. Juan Priede, concejal de la localidad guipuzcoana de Orio, abatido por dos pistoleros, es el sexto militante o simpatizante del PSOE asesinado por ETA desde el final de la tregua, sin que ni una sola vez se haya oído la más mínima protesta a los dirigentes de Batasuna. En este periodo, los terroristas han asesinado también a seis concejales del PP. No puede haber dudas, por tanto, de que ETA se considera con derecho a matar a los miembros de los partidos democráticos no nacionalistas, y que Batasuna reconoce a ETA ese derecho.

Por ello, parece sólo un recurso retórico que el lehendakari siga preguntando, tras cada atentado, al brazo político de ETA si considera o deja de considerar compatibles sus apelaciones al pluralismo con la limpieza ideológica; está claro que sí lo considera, y de lo que se trata es de sacar las consecuencias políticas que se deducen de esa evidencia.

Trabajador jubilado de 69 años, Juan Priede, hijo de un maestro republicano fusilado por Franco, tenía escolta, pero, tras comer en casa, solía bajar a tomar un café a un bar cercano; a veces también iba al hogar del jubilado. La víspera había estado en Lasarte, en el homenaje a otro concejal socialista, Florián Elespe, asesinado un año antes. Nadie puede haber olvidado las imágenes de la alcaldesa de esa localidad diciendo aquel día que ‘quienes han señalado a Froilán para que lo maten están en el pueblo y tal vez ahora nos están viendo’. Ayer, un ex alcalde nacionalista de Orio dijo que quien avisó a los asesinos de Priede ‘de cerca tenía que ser’. En las últimas elecciones municipales, Batasuna (entonces Euskal Herritarrok) obtuvo en Orio 723 votos. Ninguno de esos votantes podrá alegar que al votar a ese partido ignoraba que sus votos iban a ser utilizados para legitimar el asesinato de concejales de los demás.

Hace un mes, los partidos democráticos vascos acordaron emplazar a Batasuna a suscribir en cada ayuntamiento una declaración de rechazo de la limpieza ideológica emprendida por ETA. Batasuna ha respondido anunciando mociones alternativas sobre los derechos humanos, que incluirán alguna formulación sobre el reconocimiento del derecho de autodeterminación. Se trata, por tanto, de enfrentar al PNV y EA al dilema de votar junto a los partidos democráticos no nacionalistas o junto a los nacionalistas no demócratas. Es decir, junto a los concejales a los que mata ETA o con los que consideran legítimo que ETA los mate. Los dirigentes de PNV y EA no tienen por qué esperar a que las mociones se presenten para dejar claro, mañana mismo, que se consideran -como dijo un nacionalista admirable: Koldo Mitxelena- ‘demócrata antes que nacionalista’, y de sacar las consecuencias que de ello se derivan.

No es normal que un partido que actúa como brazo político de una organización terrorista, contribuyendo a hacer efectivo su designio de intimidar a quienes no comparten sus ideas o fantasías, pueda beneficiarse de la legalidad, cobrar subvenciones, disfrutar de presencia gratuita en los medios públicos. El borrador de reforma de la Ley de Partidos que hoy discute el Consejo de Ministros abre la posibilidad de que los jueces acuerden la ilegalización de Batasuna. La actitud que al respecto adopten los partidos nacionalistas democráticos pondrá a prueba su compromiso en defensa del sistema democrático, cuyo funcionamiento pretende condicionar el terrorismo.

Que ETA buscaba una víctima entre los socialistas era una evidencia reiterada desde hace semanas. Su obsesión por condicionar mediante la violencia cualquier acontecimiento político relevante hacía previsible su intención de actuar al hilo del congreso de los socialistas vascos, y precisamente en su eslabón más débil, el de la representación municipal. Y si era previsible, aún se entienden peor los cálculos de bajo vuelo del PP y de La Moncloa sobre si era o no conveniente, oportuno o aplazable, concertar al más alto nivel político la forma de hacer frente a esa amenaza para el sistema democrático, incluyendo el reforzamiento de las medidas de seguridad de los concejales.

Juan Priede era delegado al congreso de los socialistas vascos. El mejor homenaje que se le puede rendir será supeditar cualquier otra consideración al objetivo de derrotar a ETA, y contribuir al objetivo de la unidad de todos los demócratas, sin dejarse intimidar por quienes sólo argumentan con la muerte.

26 Marzo 2002

Acaban presos

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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La detención ayer en Guipúzcoa de diez presuntos miembros de ETA, entre los que podrían estar los asesinos del concejal socialista Juan Priede, y la captura de abundante material destinado a cometer nuevos atentados, fue saludada con alivio por todas las fuerzas políticas vascas. No siempre fue así. Hubo un tiempo en el que los nacionalistas estimaban que la acción policial era contraproducente para el objetivo de hacer entrar en razón al mundo de ETA, e incluso se oponían a la concesión de extradiciones de los activistas detenidos en Francia.

Ahora, como entonces, sigue habiendo diversas propuestas sobre la mejor manera de acabar con el terrorismo de ETA, pero todas ellas coinciden en considerar que una condición necesaria para ello es la eficacia policial en la detención de sus comandos y de los dirigentes emboscados en Francia o Bélgica. Ya sólo el brazo político-electoral, Batasuna, utiliza el argumento de que las capturas no sirven para nada porque a un comando detenido le sucede otro. Es cierto que ocurre, pero cada vez es menor el periodo transcurrido entre la entrada en acción de un comando y su detención. Desde el final de la tregua han sido detenidos 249 activistas: los jóvenes forjados en la violencia callejera a los que les dan una pistola tienen motivos para suponer que pronto estarán en la cárcel.

Para que no den ese paso es necesario acabar con la sensación de impunidad que durante años ha rodeado a las estructuras de coacción del nacionalismo radical, consideradas legítimas por los dirigentes de Batasuna. A ello pueden contribuir algunas reformas legales en curso, incluyendo las que permitirían la disolución judicial de Batasuna, y el cambio en la forma de actuación judicial, que ha pasado a considerar a las tramas civiles parte del entramado terrorista.

Una vez más, entre los detenidos ayer están personas que figuraron en listas electorales de Batasuna o que pertenecieron a su rama juvenil. Que dos o tres activistas de ETA, o hasta dos decenas de ellos, hayan pertenecido a Jarrai o sus sucesores, o a las otras estructuras del entramado legal, no bastaría para considerar que existe una relación orgánica entre esas estructuras y la banda, pero cuando son ya más de un centenar sería de ciegos negarse a ver esa relación, así como el papel de cantera de pistoleros que cumplen tales estructuras.

‘La vía policial es la mejor medida política’, dijo hace seis meses, tras otra redada importante de ETA, el portavoz del Gobierno vasco. Y el respaldo a las reformas legales y decisiones judiciales destinadas a acabar con la impunidad del entramado civil que permite la renovación de los comandos, podría añadirse hoy.