4 septiembre 1990

Espectadores reprochan que las voces sean siempre las mismas en referencia a las voces de élite agrupadas en los sindicatos APADEMA (Madrid) y APADECA (Barcelona)

Ataques contra el doblaje coincidiendo con su huelga: «las voces se repiten de un filme a otro hasta la exasperación»

Hechos

Durante la huelga de actores y directores de doblaje de APADEMA y APADECA de 1990 en prensa se publicaron artículos contrarios a la práctica de doblar películas.

Lecturas

La huelga de actores de doblaje de 1990 causó que los espectadores quisieran hablar en prensa de esa profesión, aunque varios de ellos no lo hicieran precisamente a favor.

14 Julio 1990

"Es un horror oír siempre las mismas voces"

Tineke A. Visscher

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Leo en EL PAÍS del 29 de junio un artículo sobre la huelga de los actores de doblaje en Madrid y Barcelona. Sin querer ni poder juzgar de ninguna forma las razones que estén en la base de esta huelga, quisiera observar lo siguiente.Tienen los españoles una bella lengua -bien puedo decir que es mi segunda lengua- La estudié con mucha alegría y un gran amor, y suelo viajar a España varias veces al año, escuchando y practicándola; aprenderla cada vez mejor, conociendo además mejor a la gente y la cultura españolas. Una vez allí, claro que miro varios programas televisivos; hay bastantes muy buenos. ¡Pero sin excepción dejo las series y películas con sus actores de doblaje! Es un verdadero horror oír siempre las mismas voces diciendo textos de una manera que ya no tiene nada que ver con el tono y el timbre de los actores originales. Ya no hay ninguna relación entre la voz y la persona que está hablando. Especialmente en las series humoristas no queda más que una imitación sosa.

La semana pasada vi en la tele holandesa El Lute. En su versión original, en español, y subtitulada en favor de mis compatriotas que no saben español.

¿Cómo habrían sonado sus textos en holandés?

¡No lo quiero ni pensar!

25 Agosto 1990

"Las voces se repitan hasta la exasperación"

José María García Pérez

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Como da la impresión de que últimamente nadie se toma la molestia de hablar sobre la emisión de cine en RTVE en su periódico, y como creo que cada día se hace más necesario protestar por los continuos atropellos cometidos en tales proyecciones, me atrevo a volver sobre este asunto. Y no lo haré quejándome por los cortes publicitarios, el estado lamentable de algunas copias o el hecho de pasar películas en copia de vídeo, sino por el doblaje: malo es que las voces se repitan de un filme a otro hasta la exasperación. Pero peor aún es la falta del más mínimo matiz en ellas, a lo que hay que añadir la alteración de bandas sonoras, tanto en su música como en los ruidos de fondo (pisadas, puertas, etcétera).Relacionado con esto mencionaría la desaparición de las dos filmotecas. La primera pasó del viernes al sábado, y después, al domingo, y ahora resulta que ya no se emite en versión original, con lo que su propia denominación carece de sentido. La del martes parece haber desaparecido sin que nadie haya dado una explicación. No digo que haya que dar todas las películas en versión original, pero sí que al menos respeten los dos únicos espacios que nos quedaban a los que pretendíamos ver -y sobre todo oír- el cine tal como fue concebido, máxime si consideramos que se proyectan unas 25 películas semanales. No parece, en consecuencia, que sea exigir demasiado de una televisión que, como ente público que es, debiera ocuparse de este tipo de emisiones.

04 Septiembre 1990

El doblaje como traición

Frank Ivo Frans Tibos

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Soy belga de nacimiento y llevo 14 años viviendo en España; acabo de hacer el servicio militar en Bélgica y allí me he convencido totalmente sobre la inutilidad del doblaje de las películas.Desde hace mucho tiempo se doblan las películas en España; según mal no recuerdo, se hacía en época de Franco debido a la censura. Pero ya no estamos en aquella época y ya es hora de comportarnos como un país europeo.

El doblaje constituye una violación de los derechos de un director que intenta expresar algo de una manera que, por mucho que se quiera, nunca va a ser lo mismo hablada en otra lengua. Me parece de risa que a un Dustin Hoffman o a un Mel Gibson se les dé dos o tres voces distintas. Reconozco que requiere acostumbrarse a la subtitulación, pero al cabo del tiempo también deberán ustedes reconocer que valió la pena intentarlo.