El más conspicuo practicante del desmentido de sus propios éxitos [por EL MUNDO] es, precisamente, quien está utilizando a Bárcenas como ariete para intentar derribar a Rajoy y masajear así su ego.
La información fluye vertiginosa. La catarata es tal que la mayoría de la audiencia se queda con los titulares, sin cotejar su veracidad. La llamativa exclusiva que alborota España una mañana puede resultar una falacia en horas, sin que el público se percate de que hubo de ser rectificada. Utilizando las efectistas prácticas del amarillismo, algunos medios reiteran titulares sonoros y logran su objetivo (dar que hablar), sabedores de que el futuro desmentido, publicado entre líneas, pasará desapercibido.
Pero los periodistas profesionales sí están obligados a rastrear la veracidad de las revelaciones de algún competidor. Al hacerlo, asombran las reiteradas falsedades que divulga, sin rigor alguno y hasta con lecciones deontológicas. El más conspicuo practicante del desmentido de sus propios éxitos es, precisamente, quien está utilizando a Bárcenas como ariete para intentar derribar a Rajoy y masajear así su ego. Dado que el caso polariza el tertulianismo (las televisiones «progresistas» ya no tienen otro tema), resulta obligado repasar algunos ejemplos del buen hacer de quien se ha convertido en jefe de prensa de Bárcenas para salvar a España de Rajoy. El pasado enero reveló en portada que el número dos de Ignacio González era el muñidor del Gürtel en Madrid. Noticia falsa, que desmintió cinco días después en un suelto. Otra exclusiva: el etarra Troitiño localizado en una urbanización de Venezuela. Lástima que se encontrase en Londres. Un informe de la UDEF destapa que Mas tiene cuentas en Suiza. La UDEF replica que no ha hecho tal informe y de la historia nunca más se supo. Un directivo del Samur es un violador en serie. El directivo resultó ser un conductor de una subcontrata. Ortega compra a su hija un caballo por más de diez millones. No había pagado ni dos. Es igual. La noticia impactante de hoy tapa el bluf de la de ayer. Una espiral tan amena como insalubre para la atmósfera pública.
Me temo que el asunto Bárcenas va más o menos así:
Los principales partidos (todos) incurren en campaña en gastos que superan sus ingresos regulares. Así que en ocasiones recurren a donaciones opacas o a malas prácticas contables. El PSOE está condenado por ello. También Unió. Convergencia tiene hasta su sede embargada. España no ha resuelto en absoluto la financiación de los partidos.
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Si Bárcenas, tesorero del PP varios lustros, aparece con 48 millones en Suiza, algo se hizo mal en la contabilidad del partido y parece obvio que hubo prácticas lamentables.
Bárcenas está en la cárcel y los que lo echaron fueron los actuales dirigentes, que ni lo trajeron ni lo alzaprimaron.
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El PP ha manejado el caso mal. Petición tardía de disculpas. Explicaciones zarrapastrosas e inexactas sobre el despido. Indecoroso borrado de archivos. Debería haber acometido una regeneración nada más conocerse la fortuna amontonada en Suiza.
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Los especialistas creen que judicialmente el caso puede quedarse en nada, pues si hubiese materia sancionable, ya habría prescrito.
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Rajoy no va a irse por el acoso de un periodista que le tiene inquina. Continuará (salvo impedimento judicial). Máxime cuando la economía mejora. Políticamente, ha heredado a Bárcenas, que data de todos sus predecesores al frente del PP.
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Con un pulso secesionista gravísimo y un alivio económico aún frágil, que Bárcenas polarice el debate es errado, lesivo y exagerado.
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Salvo que Ruz encuentre pruebas irrefutables, hoy todo se reduce a una cuestión de credibilidad. De un lado, el abonado a la rectificación; de otro, el presidente del Gobierno. Cayo Lara y Rubalcaba ya saben con quien están. Pero parece improbable que su opinión coincida con la del público de centro-derecha.