19 diciembre 2008

El IX Congreso del sindicato comunista acabo con la 'era Fidalgo' que comenzó en el año 2000

Congreso CCOO: Fernández Toxo desbanca a José María Fidalgo de la Secretaría General con el apoyo del núcleo duro del PCE y de IU

Hechos

Votación a la Secretaría General de CCOO:

  • D. Ignacio Fernández Toxo – 512 votos
  • D. José María Fidalgo – 484 votos

Lecturas

NUEVO SECRETARIO GENERAL DE COMISIONES OBRERAS

El 19 de diciembre de 2008 se celebra el IX Congreso del sindicato comunista Comisiones Obreras (CCOO). Como en los tres anteriores congresos de 1996, 2000 y 2004 se hizo patente la división interna con la novedad de que la alianza entre el hasta ahora secretario general D. José María Fidalgo Velilla y D. Ignacio Fernández Toxo, existente desde 1996 se rompió al encabezar el Sr. Fernández Toxo una candidatura alternativa.

El resultado de la votación fue el siguiente:

  • Ignacio Fernández Toxo – 512 votos.
  • José María Fidalgo Velilla – 484 votos.

De esta manera el Sr. Fernández Toxo es el nuevo secretario general de CCOO desbancando al Sr. Fidalgo que ha permanecido en el cargo ocho años (2000-2008) y en la última etapa había sido acusado de ‘moderarse’.

21 Diciembre 2008

CCOO SE RADICALIZA EN EL MOMENTO MÁS INOPORTUNO

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Las advertencias lanzadas por Ignacio Fernández Toxo al presidente Zapatero en su primer discurso como nuevo secretario general de CCOO hacen prever el inicio de una etapa más turbulenta entre el sindicato y el Gobierno. Toxo calificó de «pírrico» el incremento que el Ejecutivo se propone aplicar al salario mínimo interprofesional, exigió un mayor control de los expedientes de regulación de empleo y criticó la reforma de la Ley de Extranjería aprobada el viernes por el Consejo de Ministros. «Estaremos mucho más en la empresa y en la calle si esto es necesario», precisó.

Sus palabras recuerdan, inevitablemente, a las que pronunció hace una semana Cayo Lara también en su discurso de investidura como nuevo líder de IU, en las que apeló a la huelga general. En el fondo, los nombramientos de Lara y Toxo significan una radicalización de las organizaciones que están a la izquierda del PSOE, más preocupante en el caso de CCOO, dado que se trata del primer sindicato del país y sus decisiones pueden tener mayor trascendencia en la actual situación de grave crisis económica.

Es de suponer que en esta etapa conflictiva Zapatero podría haberse entendido mejor con el saliente José María Fidalgo, ferviente partidario de la moderación y del diálogo social, y protagonista de acuerdos decisivos con el Gobierno, la patronal y UGT. Es muy elocuente del talante constructivo de Fidalgo que no tuviera ningún reparo en llegar a pactos cuando quien gobernaba era José María Aznar.

Si ya advertimos tras el último Primero de Mayo que Zapatero podía haber vivido la última celebración tranquila del Día del Trabajo, la llegada de Toxo a la secretaría general de CCOO nos ratifica aún más en aquel pronóstico. No debe pasar desapercibido que entre los primeros mensajes de Toxo esté también el de la colaboración con UGT y la «unidad de acción».

El cambio en CCOO, que se ha decidido por sólo 28 votos de entre el millar de delegados, crea dudas en cuanto a que la organización tenga la flexibilidad suficiente para el diálogo social y no sea un obstáculo en los meses difíciles que se avecinan. Pese a las predicciones optimistas de Zapatero en el sentido de que a partir de abril se creará empleo, es muy probable que entonces la situación haya empeorado y ni siquiera la crisis haya tocado fondo.

La seriedad de las organizaciones sindicales españolas ha ayudado a la recuperación y al progreso económico del país en los últimos años de bonanza. Esa o mayor responsabilidad es la que habría que pedirles ahora en una situación adversa, porque el entendimiento con el Gobierno y el resto de agentes será necesario en una inevitable escalada de la conflictividad social. Más que nunca van a hacer falta líderes con altura de miras.

21 Diciembre 2008

Cambio en plena crisis

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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El momento crítico del relevo en CC OO obligará a su nuevo jefe a aquilatar al máximo su programa

El sindicato Comisiones Obreras (CC OO), con más de un millón de afiliados, tiene nuevo secretario general en la persona de Ignacio Fernández Toxo, por 28 votos de diferencia frente a la candidatura de José María Fidalgo. A pesar de la insistencia en que se mantendrá la línea estratégica, el cambio no deja de ser traumático. En primer lugar, porque un triunfo tan escaso sugiere que el sindicato está dividido, y no basta para conjurar esta escisión el hecho de que Toxo haya sido secretario de acción sindical con Fidalgo. Si acaso, esa colaboración introduce una cierta confusión sobre las diferencias programáticas de la nueva secretaría general; y exige que el nuevo responsable realice un esfuerzo político considerable para cerrar la brecha abierta en la organización. Bien lo sabe, puesto que se ha comprometido a presentar un programa de unidad.

El riesgo mayor del cambio operado en CC OO proviene de la delicada situación económica y laboral en España. La moderación sindical y una indiscutible sensatez en sus posiciones explican una parte importante del periodo de prosperidad que ha vivido la economía española desde 1995. En el mensaje con que cerró ayer el congreso del sindicato, Toxo advirtió al Gobierno sobre la necesidad de controlar la proliferación de expedientes de regulación de empleo. El nuevo líder de CC OO, que criticó abiertamente el menguado incremento del salario mínimo, considera inquietante la tendencia por parte de las empresas a utilizar el pretexto de la recesión para reducir las plantillas más allá de las exigencias de la crisis. El triunfo de Toxo sería la respuesta de quienes dentro del sindicato se sienten desbordados por el deterioro económico. Esa respuesta, a grandes rasgos, representa la estrategia de quienes quieren defender las posiciones de los trabajadores con empleo, evidente, además, en la insistencia de aumentar el gasto público.

A la espera de que Toxo precise su línea de acción sindical, hay que llamar la atención sobre el riesgo evidente de radicalizar la política de negociación en medio de una recesión. El nuevo secretario general tendrá que medir muy bien su programa, aquilatar al máximo en qué parcelas puede endurecer la negociación sin dañar más la ya deteriorada urdimbre del mercado laboral. Y además convencer a la mitad de CC OO de que ese cambio de táctica merece la pena. No lo tiene fácil.