24 junio 1920

Gran escepticismo del a dirección del PSOE de Pablo Iglesias y Julián Besteiro sobre los requisitos que ponga el Partido Comunista de la Unión Soviética para que el PSOE pueda entrar en su alianza

Congreso Extraordinario del PSOE 1920 – El PSOE acepta abrir un proceso de negociación para entrar en la Internacional Comunista inspirada por Vladimir Lenin desde la nueva Unión Soviética

Hechos

El 24.06.1920 el Congreso Extraordinario del PSOE aprobó su ingreso en la Tercera Internacional.

Lecturas

Ante el triunfo de la revolución en Rusia y la formación del primer gobierno marxista del planeta encabezado por Vladimir Ilich Lenin, Rusia ideó crear una internacional comunista, en la que funcionara un Partido Comunista Internacional del que formaran parte todos los partidos marxistas del mundo como ‘secciones’ de ese Partido Internacional en cada país. El PSOE fue invitado a ser la ‘sección española’ de esa Internacional Comunista.

El Congreso extraordinario del Partido Socialista Obrero Español celebrado en junio de 1920 y del que da cuenta El Socialista anuncia que se aprueba la integración del PSOE en el proyecto de partido internacional creado por Rusia y denominado ‘Tercera Internacional’ con la siguiente votación.

  • A favor – 8.260 votos.
  • En contra – 5.016 votos.
  • Abstenciones – 1.615 votos.

Con este resultado el PSOE por iniciativa de su presidente, D. Pablo Iglesias Posse, aparece dispuesto a entrar en la órbita rusa . Pero esta situación se modificará radicalmente cuando se conozcan las condiciones que el Partido Comunista Rusa (Partido Comunista de la Unión Soviética) impone a cada país que forme parte de ‘su internacional’, («Las 21 condiciones») que incluye un grado de sometimiento hacia el PCUS y la expulsión de todos los militantes que se opongan a ella.

08 Julio 1920

Ni escisión ni cambio fundamental de táctica

Pablo Iglesias Posse

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Según una parte de la prensa burguesa, el Congreso socialista celebrado últimamente en esto capital no ha producido más efecto que el de descomponer las fuerzas en él representadas, y en opinión de otra parte de dicha prensa, lo ocurrido en la mencionada Asamblea ha sido que los elementos socialistas revolucionarios han arrollado y vencido a los socialistas partidarios solamente de la evolución.

Ninguna de las dos opiniones se ajusta en nada a la verdad.

Hubo pasión en el Congreso socialista; hubo también algo muy desagradable, que debe evitarse a todo trance vuelva a suceder en una Asamblea nacional de hombres que aspiran a sepultar el régimen capitalista; pero ni la pasión habida en los debates ni los sensibles incidentes que se produjeron condenados por todos o casi todos los delegados llegaron a romper la unidad del Partido Socialista español.

El asunto de la Internacional, el más importante de los tratados en el Congreso, se ha resuelto acordando ingresar en la Tercera reafirmando ideas que siempre ha predicado el Partido Socialista español, indicando el propósito de crear organismos que hagan posible la administración de las cosas en bien de la comunidad productora y consignado acerca de la orientación táctica lo siguiente:

“El Partido Socialista Obrero Español afirma la necesidad de continuar la labor de la clase obrera en los Ayuntamientos, Diputaciones provinciales y en el Parlamento, así como en los organismos de carácter social.

Considera asimismo absolutamente necesario, en tanto no alcance la clase trabajadora su total emancipación, la acción sindical, mutualista y cooperativa, acentuando siempre el espíritu revolucionario en el desarrollo de estas actividades”.

Esto fue votado por la mayoría del Congreso; esto constituye hoy ley para todos los individuos que integran el Partido socialista y esto es lo que acatan todos.

¿Dónde está la descomposición de las fuerzas socialistas españolas? ¿Dónde la escisión de las mismas? Sólo en la mente de algunos malos observadores y en la imaginación de sus más implacables enemigos.

Hay más sentido, mucho más sentido en los socialistas españoles del que suponen los que ven con profundo disgusto y no sin algún terror sus avances.

Y si no ha habido escisión entre los hombres del Partido Socialista tampoco ha habido cambio fundamental en su táctica, ni arrollamiento del grupo evolucionista por el grupo revolucionario.

En el Partido Socialista español nunca ha habido bando evolucionista ni bando revolucionario. Esas distinciones han sido desconocidas en él. Ninguno de sus individuos ha sostenido que únicamente por la evolución pueda extinguirse el régimen burgués como nadie tampoco ha proclamado que la clase patronal haya de desaparecer sólo por medio de actos violentos o de fuerza. Todos, absolutamente todos los socialistas han reconocido que la evolución social crea las condiciones vitales del régimen que ha de sustituir al capitalismo; pero todos también han afirmado que sin la acción revolucionaria, sin la conquista del Poder político violentamente por el proletariado es imposible tal sustitución.

Esto ha mantenido el Partido Socialista desde que se fundó; esto se ha afirmado en el Parlamento; esto se ha defendido en nuestros periódicos, y esto se ha propagado en nuestros mítines.

No habiendo, pues, en dicho particular divergencia alguna entre los socialistas, es imposible que haya una táctica evolutiva y una táctica revolucionaria, y, por consiguiente, es imposible también que haya vencido la una a la otra en el último Congreso del Partido.

Quedan, por tanto, reducidas a simples invenciones lo mismo la escisión en el campo socialista que la victoria de los elementos revolucionarios sobre los partidarios de la evolución.

Y – ¡desengáñense los enemigos del socialismo! – son poca cosa semejantes invenciones para hacer verdadera mella en las huestes que figuran a la cabeza del proletariado.

Pablo Iglesias