19 enero 1985

Boada llega bendecido por el equipo económico del Gobierno socialista que encabezan Solchaga y Boyer

Crisis total del Banco Hispano: la dimisión de Albert provoca la llegada del tandem Boada-Amusátegui

Hechos

En enero de 1985 D. Claudio Boada fue designado por el Consejo del Banco Hispano nuevo Presidente, tras la dimisión de D. Alejandro Albert.

Lecturas

El 22 de enero de 1985 D. Claudio Boada es nombrado presidente del Banco Hispano Americano en sustitución de D. Antonio Albert que dimitió por problemas de salud en un momento en el que Banco Hispano Americano afronta una profunda crisis.

El Gobernador del Banco de España, D. Mariano Rubio Jiménez, piltó el proceso de sucesión en el que se barajaron nombres como el de D. Jaime Soto (hasta ahora consejero delegado del banco), D. José Vilarasau, director general de La Caixa, que declinó la oferta, o D. Manuel de la Concha, pero finalmente el elegido ha sido D. Claudio Boada.

El Banco Hispano estalló en crisis en 1984, como consecuencia de la compra del Banco Urquijo Unión. El tándem Boada-Amusátegui entró en el banco en 1985 para sacarlo de la crisis.

Estas operaciones culminaron con la venta en diciembre de 1988 del Banco Urquijo Unión por 56.190 millones de pesetas, con lo que ya se dio prácticamente culminado el saneamiento del banco.

mariano_rubio D. Mariano Rubio, el Gobernador del Banco de España fueres de los ca el árbitro de la crisis (el Banco de España tuvo que ayudar económicamente al Banco Hispano, para que saliera de la crisis) todos los nombres de los candidatos para reemplazar a D. Alejandro Albert como Presidente, y al final escogió a D. Claudio Boada.

NUEVOS CONSEJEROS DEL BANCO HISPANO:

juan_antonio_garcia_diez D. Juan Antonio García Díez (ex Vicepresidente del Gobierno con UCD)

enrique_moya D. Enrique Moya,

adrian_piera D. Adrián Piera

LOS PERDEDORES DE LA CRISIS:

manuel_de_la_concha_joven vilarasau_jovenbarrera_de_irimo_hispano

D. Manuel de la Concha, D. Josep Vilarasau (La Caixa) y D. Antonio Barrera de Irimo también sonaron como posibles nuevos presidentes del Banco Hispano para reemplazar a D. Alejandro Albert, pero el Banco de España y su Gobernador, D. Mariano Rubio, se decantaron por D. Claudio Boada.

13 Enero 1985

Albert ante sus responsabilidades

Primo González

Leer

Desde hace unas semanas, el grupo Hispano-Urquijo-Unión es un barco repleto de rumores. Los nombrs de las personas circulan con inusitada facilidad. El propio Albert se encontraba, durante toda estas semanas, en el centro de las especulaciones. Un barco tan repleto de mercancías no puede navegar viento popa. La inseguridad que se rspira en los centros de decisión de esa enorme y compleja casa constituye una indudable rémora para que salga adelante. Es necesario, cuanto antes, que la pirámide de poder se clarifique y se consolide. Lo contrario sería como añadir peso a una embarcación que tiene que realizar una larga travesía en medio de aguas revueltas.

En estos momentos, según todos los indicios, la incertidumbre está a punto de terminar y Albert, lejos de tirar la toalla, ha visto cómo desde el consejo de su propio banco y desde la autoridad monetaria se le empujaba a asumir sin ambigüedades sus propias responsabilidades.

Parece increíble que en una gran organización bancaria puedan existir dudas de este tipo, pero la crisis del Hispano en estas últimas semanas parece haber puesto de relieve las dificultades que existen en el diálogo y en las relaciones entre las autoridades monetarias y la cúpula directiva de un gran banco. Parece, en suma, que ha existido un problema de ‘interlocutores válidos’, confusión que ha creado una inquietante diversificación del poder. Es el riesgo, uno de los riegos del arbitrismo que tan de moda está.

Este riesgo parece ya superado en el caso del Hispano, y Albert se dispone, con el pleno apoyo de los pesos pesados del consejo de administración del banco, a tomar alguna de las cuales habían dejado suelta poco antes del verano, lo cual puede explicar en parte los problemas de los meses posteriores. La confirmación y concentración de todo en poder en manos del presidente del banco a estos momentos el dato más destacado en el nuevo rumbo que parece a punto de iniciar el Hispano.

La renovación del consejo sin embargo, parece que no va a ser más que una parte del as consecuencias derivadas de este fortalecimiento de Albert, al frente de la institución, porque en el grupo no sólo hay un problema de consejeros y de asesores, sino un problema de estructura delictiva, que se puso de relieve con el relevo de Loizaga y que se ha intensificado en los meses siguiente.