19 febrero 2001

Le acusan de usar un programa cultural para hacer propaganda del líder del PP

Críticas al programa ‘Negro sobre Blanco’ de Sánchez Dragó en TVE por invitar al presidente José María Aznar

Hechos

En febrero de 2001 el presidente del Gobierno D. José María Aznar fue entrevistado por el programa ‘Negro sobre Blanco’ que D. Fernando Sánchez Dragó dirigía para La 2 de TVE.

20 Febrero 2001

Cuando se tutea al presidente

Guillermo Altares

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Desde el inicio, Fernando Sánchez Dragó marcó el tono de su larga entrevista con José María Aznar, emitida el pasado domingo en el programa que dirige, Negro sobre blanco (La 2 de TVE). ‘Buenas noches, mejores que nunca’, fueron las palabras con las que comenzó un encuentro que arrancó en la medianoche y se prolongó durante más de una hora y media. Luego, el autor de Historia mágica de España se lanzó a elogiar al presidente del Gobierno, al que durante todo el encuentro habló de ‘tú’, tratamiento al que el presidente respondía con un cordial ‘Fernando’.

‘Hombre de palabra, aunque a mí me gustaría que, al menos una vez, en el 2004, la rompiese’; ‘Lector de temple excepcional, y no lo digo por adulación’; ‘Sé que eres un gran lector de biografías políticas y de memorias, aunque Ana [Botella] me ha dicho que tú nunca escribirás unas memorias’, fueron algunas de las frases que Sánchez Dragó dedicó al líder del PP. El momento cumbre llegó cuando político y presentador hablaban del poema If, de Kipling. ‘Muchas de las estrofas parecen una definición de tu carácter y de tu estilo político’, dijo Sánchez Dragó, antes de pasar a leer versos del escritor británico: ‘Si marchas junto a reyes con tu paso y con tu luz…’.

La entrevista, grabada el pasado viernes, tuvo lugar en una de las dependencias privadas de La Moncloa, en una estancia llena de libros y de fotos familiares. Sánchez Dragó anunció que sólo iban a hablar de libros, aunque los primeros 27 minutos de la entrevista estuvieron centrados en la familia y los recuerdos de Aznar. Luego, por fin, entraron en materia literaria.

El presidente tuvo tiempo para hacer unas cuantas confesiones: escribe poemas que no enseña a nadie, el cuaderno de tapas azules existe (pero no es un diario), ha hecho viajes literarios por ‘Gerona’ (no utilizó la denominación oficial, Girona) en busca de las huellas de Pla o se cartea con Pere Gimferrer y Sábato. No hubo grandes sorpresas entre las preferencias literarias de Aznar: pocos autores contemporáneos (poetas, como García Montero, Hierro o Brines, además de Milan Kundera), devoción por lageneración del 27, también mucha Generación del 98 y lecturas de Julián Marías y Laín Entralgo. En ningún momento entró en profundidades y se limitó a definir como ‘excelentes’ o ‘extraordinarios’ casi todos los escritores que citó.

El presentador también le dio la oportunidad a Aznar de explicar su pensamiento sobre cuestiones tan diversas como el precio fijo de los libros (‘Las familias españolas tienen más recursos, gracias a la prosperidad económica, para dedicarlos, si quieren, a comprar libros’), el final de la guerra fría (‘Un triunfo histórico del liberalismo en el mundo’) o su idea de España (‘Es un gran país económicamente, un gran país históricamente y sobre todo somos una gran potencia cultural, con una lengua extraordinaria’). Al final, Dragó se quejó de que su espacio estuviese recluido en horas intempestivas y pidió su adelantamiento en la parrilla. Lo dicho, hubo tiempo para todo.

22 Febrero 2001

Cuando se tutea al presidente

Maruja Torres

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‘El hombre oprimió íntegro el cuerpo de Connie contra el suyo, enloquecido, el peso de la suave y fría carne de hembra que rápidamente se puso cálido, con el contacto. La lluvia caía sobre ellos, y sus cuerpos despedían vapor’. No, no me he vuelto loca. Ni tampoco se me ha colado en el ordenador, con perverso ánimo de servir para un plagio, el párrafo precedente, que cualquier contumaz lector dotado de buena memoria recordará pertenece a uno de los pasajes más tórridos de El amante de lady Chatterley, de D. H. Lawrence.

No. Ocurre que he visto la grabación, en vídeo, de la entrevista con el muy leído presidente Aznar, emitida en el último programa de Sánchez-Dragó. No pude verla en directo porque a la mañana siguiente tenía que levantarme temprano para viajar, y la dejé para mejor ocasión. Leyendo estos días las reseñas sobre el programa, he echado en falta alusiones a lo que más me impresionó y más me unió, si cabe, al lector de La Moncloa.

Me refiero al momento en que confiesa, con ese aire de pillín que le caracteriza, haber trepado más de una vez a los estantes más altos de la librería familiar, a la captura de libros prohibidos. Prohibidos por el Vaticano, desde luego (el famoso Índice, tan seductor para los adolescentes), porque de otro tipo de censura (la franquista: Alberti, Neruda, un suponer) no habló en absoluto.

Quizá lo que hizo mella en mí fue la circunstancia subjetiva de que estoy a régimen y cuando puse la cinta tenía una zanahoria en la mano, pero el caso es que, como joven trepadora nata en busca de libros prohibidos (también) por el Índice que fui, tengo que decir que uno de los más solicitados por los púberes era el susodicho Amante de la desasistida Chatterley. Fantaseé: ¿Hemos sobado el presi y yo, en distintas épocas pero con la misma mano, las mismas páginas deliciosas y funestas para nuestra formación del espíritu nacional? Sólo pensarlo se me hace la boca agua, de puro morbo.

Pues también escribe D. H. Lawrence: ‘De repente, el hombre levantó el cuerpo de Connie, y los dos cayeron en el sendero, envueltos en el rugiente silencio de la lluvia, y el hombre, con dureza y rapidez, la poseyó, con dureza y rapidez el hombre terminó, como un animal’.

Ay, madre.

23 Junio 2001

No condenar

Eduardo Haro Tecglen

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Es natural que el Gobierno -el conglomerado con el legislativo, la fiscalía general, los militares, la Iglesia- no condene la insurrección (Glorioso Movimiento Nacional) de Franco; tanto como que HB no condene los crímenes de ETA. El fondo filosófico, la doctrina política y las aspiraciones históricas de los legales concuerdan. Tiene más razón el PP: ETA está fuera de la ley, y el Glorioso, no. Fue millones de veces peor: no importa. Cuando Aznar elogió en el programa de Sánchez Dragó a su abuelo, no lo hacía al familiar querido, sino al autor de la Historia de la guerra de liberación, que a mí me pareció funesta y a él le parece hermosa y digna, y hace bien: sin tal abuelo y tal Historia, no sería lo que es; ni se hubiera educado en doctrinas, himnos y banderas que formaron su espíritu nacional. La mayoría de la capa superior del partido (no la tiene inferior) es igual; sobre todo los conversos, que ponen más ardor por demostrar su adhesión. Todo es comprensible.

El esfuerzo de Felipe González y sus compañeros salidos del congreso de Suresnes por evitar ‘la enfermedad infantil del izquierdismo’, por borrar ardientes nombres socialistas de la guerra civil, de la cárcel y el exilio, fueron notables y tenían el sentido de pasar la esponja sobre el pasado y responder a los dictados de los consensos que nos llevan donde estamos. La forma en que castigó a los comunistas respondía también a un socialismo clásico europeo. Mucha gente lo aceptó y, lógicamente, se fueron después hacia el PP y los pactos. ¿Por qué no? Ya no se pide a nadie el heroísmo. Es un tiempo distinto. Solamente me apiado de algunas personas destrozadas por Franco o por sus luchas clandestinas, muchos socialistas, muchos del PC que se vieron después apartados por el PS, luego por el PP, y al mismo tiempo, en algunos casos, por ETA. Me apiado de aquellos que no querían convertirse, o no podían, o que no tenían valores para ser adoptados por los nuevos vencedores. Los que en las alternativas de las clases sociales creadas por la enorme violencia nacional pasaron a la de abajo, para ellos y sus descendientes, y ahí están; sin un partido, sin un futuro. Muchas veces me pregunto, ante personas a las que quiero, qué harían en el caso de que plantearan las situaciones del 18 de julio de 1936. Las conclusiones son muy desagradables.