1 enero 1995

Dimite el presidente de Aragón, José Marco (PSOE), acusado de corrupción y enfrentado a los dirigentes de su propio partido

Hechos

El 17.01.1995 dimitió el Presidente del Gobierno autonómico de Aragón, D. José Marco, del PSOE.

Lecturas

D. José Marco asumió la presidencia de Aragón como candidato del PSOE gracias a una moción de censura respaldada por un diputado tránsfuga del PP.

La etapa de Gobierno de Aragón de D. José Marco (1993-1995) fue nefasta para el PSOE de Aragón, del que era secretario general. En esa etapa se producirá el llamado ‘caso del sillón’. El 26 de noviembre de 1993 se hizo público que José Marco, como presidente de Aragón, se llevó a su casa un sillón de piel que era propiedad de la Diputación aragonesa. El precio del sillón era de 78.000 pesetas. La información fue publicada por ‘ABC’ y el Gobierno de José Marco respondió con una dura nota:

“El diario ABC acusa al presidente aragonés José Marco de llevarse un sillón de la Diputación a su casa”. La noticia sería cómica y absurda si no fuera porque intenta hacer mella en la honorabilidad del Presidente, precisamente cuando éste ha condenado expresamente la corrupción política y ha manifestado públicamente que no tolerará ni la más mínima falta de honradez en sus colaboradores políticos. ABC  mantiene una campaña política de hostilidad contra el Gobierno de Aragón y pretende obtener a cambio compensaciones publicitarias. Este proceder es indigno de un medio de comunicación”.

Por desgracia para Marco la afirmación de que había robado un sillón público de la Diputación de Aragón no la diría sólo el ‘ABC’ sino que la establecería la Audiencia Provincial de Zaragoza acreditando que, en efecto, José Marcó había cometido aquella acción por el cuál fue condenado a seis años de inhabilitación y a 13 meses de cárcel. Y es que José Marco, además de robar el sillón había cometido un delito de falsedad en documento mercantil y público para intentar encubrir aquel delito.

Aquella sentencia fue acreditada por el Tribunal Supremo obligando a José Marco a devolver a la Diputación las 78.000 pesetas del sillón que había robado más 14.513 pesetas de intereses.

Pero el ‘caso del sillón’ no fue el único escándalo de la etapa de Gobierno del socialista José Marco en la comunidad de Aragón. Un año después al estallido del ‘caso del sillón’ saltó el escándalo de las escuchas aragonesas. Resultaba que José Marco había contratado con dinero público a una agencia de detectives privados con la misión de espiar a sus rivales políticos para poder encontrar datos perjudiciales contra ellos y neutralizarlos políticamente. José Marco no sólo pagó por espiar a sus rivales externos (Santiago Lanzuela, presidente del PP de Aragón o los líderes del Partido Aragonés, Emilio Eiroa, Hipólito Gómez de las Roces y José María Mur), sino que también ordenó espiar a los enemigos internos dentro del propio PSOE aragonés. Los representantes del sector ‘felipista’ Antonio González Triviño (alcalde de Zaragoza) y su segundo, Luis García Nieto. El espía había sido contratado por el diputado ‘guerrista’ Fernando Gimeno, a las órdenes de José Marco.

Marco pagó hasta 15 millones de pesetas de dinero público a la agencia Diamond de Juan Gómez Moreda para esos pinchados telefónicos

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El escándalo fue descubierto el 9 de noviembre de 1994 por el periódico Heraldo de Aragón. Conforme avanzaban los meses el escándalo de espionaje aragonés crecía al descubrirse que Marco había ordenado espiar incluso a sus propios consejeros, obligando a la policía a hacer un barrido telefónico del propio gobierno de Aragón.

La imagen de Marco también se incrementó al conocer el ‘holding’ de empresas de negocios que tenía la familia de José Marco que podían verse beneficiadas por su control de la administración: la empresa Mapesa (de su hermano y su esposa), la empresa Grupales europeos (de su hermano y su esposa), la empresa Marcotran (de sus padres), la empresa Bonavia (de su hermano, esposa y su cuñada), la Academia Marco y la Gasolinera ELF (donde estaban todos ellos). Aquello hacía preguntarse si el interés de Marco para llegar a la presidencia de Aragón era por un motivo político o era por beneficiar sus negocios.

El 13 de noviembre de 1994 José Marco trató de contener la crisis anunciando que no se presentaría a reelección en las elecciones de 1995. Pero el escándalo era demasiado fuerte y el propio PSOE aragonés exigió su defenestración y en enero de 1995 Marco anunció su dimisión tanto como presidente de Aragón como Secretario General del PSOE aragonés. En las elecciones de ese año el PSOE sufrió una derrota monumental en las elecciones aragonesas frente al PP y en el congreso extraordinario del PSOE aragonés los ‘guerristas’ de Marco fueron barridos del mapa.

José Marco tuvo que sentarse en el banquillo de los acusados por segunda vez por el caso del espionaje ilegal aragonés. El propio Gobierno de Aragón, ahora presidido por el PP, pedía para él como acusación particular la pena de seis años de cárcel.

Para evitar la prisión (que en caso de ser condenado hubiera sido ineludible por tener ya antecedentes por el ‘caso del sillón’) José Marco se confesó culpable en aquel segundo juicio. A cambio de admitir su culpa y pagar una elevada indemnización pactó una condena de nueve meses de prisión y dos años de inhabilitación por aquellos delitos. Tras esa aparición en los tribunales José Marco desapareció de la vida pública aragonesa.

 

17 Enero 1995

Marco se va, pero se queda

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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La salida a la, grave crisis institucional y política que vive la sociedad aragonesa tiene todos los visos de convertirse en tan personalista como lo fue la propia génesis del problema planteado por José Marco. al empecinarse, primero, en llegar al poder a cualquier precio (comprando la voluntad del tránsfuga Gomáriz) y, luego, en no dejarlo aunque se lo pidieran desde todos los sectores sociales de su comunidad.El presidente aragonés se decidió el sábado a presentar su dimisión ante el comité regional del PSOE, pero cuidando de marcar la línea sucesoria con la designación de una persona de su confianza: la consejera de Cultura y de Educación, Ángela Abós. Esta decisión puede condicionar, sin duda, los necesarios apoyos de Izquierda Unida (IU) y del Partido Aragonés (Par) para salir de la crisis a la hora de plantear su refrendo ante las Cortes de Aragón.

El apego al poder ha llevado a Marco a conseguir el récord de ser reprobado hasta por los segundos niveles de la Administración que encabezara a partir de septiembre de 1993, uniendo sus voces a partidos políticos, instituciones, sindicatos, empresarios, sectores estudiantiles y todos los medios de comunicación aragoneses. En el listado destaca el grupo parlamentario y por lo menos la mitad de la ejecutiva regional del PSOE. Su resistencia, con el salvoconducto de Alfonso Guerra, y José María Benegas y con el apoyo de un aparato de seguridad que sin amparo legal se dedicó al control de los díscolos y a otras funciones no suficientemente aclaradas, ha estado plagada de coacciones y amenazas que han infundido hasta miedo físico a quienes se han atrevido a distanciarse de él. Desde sus filas se han lanzado calificativos de «traidores» a los críticos y hasta a los periodistas, convirtiendo las reuniones de partido en asambleas cuasifamiliares, en las que se ha llegado a votar hasta el titular de portada de un periódico.

Aún le queda a Marco pasar por el banquillo de los acusados por llevarse a casa un sillón que, según el juez que ha examinado el caso, fue pagado con dinero público; también lo hará por haber empleado supuestamente fondos gubernamentales para espiar a otros políticos y por habérsele calentado la boca en sus afirmaciones contra el presidente regional del PP.

Aragón tardará mucho más tiempo que el que falta hasta las próximas elecciones, en recuperarse de la autarquía marquista (primero en el Ayuntamiento de Pedrola, luego en la Diputación de Zaragoza y después en el Gobierno autonómico). Fundamentalmente, porque antes de atrincherarse en el partido ha dejado colocados a sus peones en el Gobierno que tratará de gestionar la comunidad los próximos cuatro meses.

La táctica de irse pero quedándose mediante persona interpuesta, unida al abultado expediente de despropósitos en su comportamiento, parece más que suficiente para hacer intervenir a la dirección socialista e impedir que Marco siga condicionando, aunque sea de manera indirecta, la marcha de la política aragonesa. Los contactos con la comisión ejecutiva federal del PSOE, iniciados ayer, deberían ser la ocasión para encontrar ese sustituto idóneo capaz de aglutinar a todos los sectores socialistas de Aragón, que evitase el atrincheramiento de Marco en el partido y no ahuyentara los imprescindindibles apoyos parlamentarios de IU y del Par para superar institucionalmente la actual situación.

18 Enero 1995

Y al final… Marco se va

ABC (Director: Luis María Anson)

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Ha dimitido el presidente del Gobierno aragonés, José Marco. Todo tiene un límite hasta el sentido del ridículo. Accedió al cargo en virtud de una iniciativa espuria, propiciada por la inestabilidad de un tránsfuga. Luego vendrían la sucesión de escándalos, los espionajes, sillones, inculpaciones y, como telón de fondo, la aparente ausencia de una línea divisoria contundente entre la gestión de los intereses públicos y los negocios particulares del ex presidente de la Diputación de Zaragoza, todo ello, mientras navegaba en las aguas turbulentas de los conflictos internos del PSOE. Pero Marco se las arregló para sobrevivir aferrado a su vitola de ‘guerrista’. Su afán se cifraba en aguantar hasta mayo. Ha estado a punto de lograrlo. ABC ha tenido su papel en esta crisis al denunciar solvente y documentalmente los abusos. A nadie complace el traspié de un político y no es nuestro papel derribar Gobiernos. Pero sí nos enorgullece el haber servido de cauce y caja de resonancia para la expresión del sentir de una opinión pública impotente y atónita. Para so, sí estamos. Y estaremos.

18 Enero 1995

Por la puerta de atrás

EL HERALDO DE ARAGÓN (Director: Antonio Bruned Mompeón)

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Abandonado incluso por los órganos federales de su partido, el presidente del Gobierno aragonés, el socialista José Marco, anunció ayer, finalmente y de manera pública, la dimisión de su cargo como presidente del ejecutivo autonómico y su renuncia al acta de diputado regional. Dos meses atrás, esta decisión – tan necesaria como inevitable – hubiera tenido a buen seguro algún efecto balsámico sobre la agitada vida política aragonesa. Pero en estos momentos se ha alcanzado ya tan nivel de deterioro que van a ser enormes y muy serios esfuerzos para reconducir la actividad política por la senda de la normalidad de aquí a las elecciones del próximo 28 de mayo. Después de una resistencia numantina, Marco se va por la puerta de atrás, dejando tras de sí un panorama bien desolador: no sólo ha devaluado su imagen personal; ha dividido también, como nunca nadie lo había hecho hasta la fecha, a su propio partido, y para colmo de males, ha conducido a la comunidad autónoma a una situación de desprestigio y de muy difícil gobernabilidad.