14 junio 1998

El juez Pedraz impone la fianza de 40 millones de pesetas a los dos periodistas de investigación

El abogado Cobo del Rosal se querella contra los periodistas de EL MUNDO, Antonio Rubio y Manuel Cerdán

Hechos

El abogado Sr. Cobo del Rosal demandó a los periodistas D. Antonio Rubio y D. Manuel Cerdán por el artículo publicado en EL MUNDO el 21.06.1998  ‘Nasimi, Al Kassar y los lazarillos Cobo y Vera’

Lecturas

MustafaNasimi Ante la muerte del Sr. Mustafa Nasimi, de la que se especuló si era suicidio u homicidio, los periodistas de EL MUNDO, de los Sres. Rubio y Cerdán, escribieron un artículo recordando las campañas desde el Ministerio de Interior (responsabilizando de ellas al Sr. Vera y al Sr. Cobo del Rosal) para proteger a Al Kassar.

cobo_Del_rosal D. Manuel Cobo del Rosal demandó a los periodistas de EL MUNDO después de un artículo en el que ligaban, junto a D. Rafael Vera, en maniobras para desprestigiar a D. Mustafa Nasimi, testigo en el caso Al Kassar.

D. Manuel Cerdán (EL MUNDO) habla con J. F. Lamata sobre su pleito con D. Manuel Cobo del Rosal:

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21 Junio 1998

NASIMI, AL KASSAR Y LOS LAZARILLOS COBO Y VERA

Manuel Cerdán / Antonio Rubio

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Mustafá Nasimi siempre vivió al filo de la navaja, amenazado de muerte por grupos mafiosos con quienes realizaba negocios inconfesables, muchas de las veces infiltrado bajo control policial. Pero el propio Nasimi tenía muy claro que la peor época de su vida empezó cuando se atrevió a enfrentarse a Al Kassar y al abogado de éste, Manuel Cobo del Rosal. Nasimi recordaba que entró en un callejón sin salida cuando, convertido en testigo protegido por el magistrado Baltasar Garzón, osó declarar contra el traficante de armas sirio.

Nasimi comentó a los periodistas de EL MUNDO en más de una ocasión que nunca había percibido tanta presión como cuando se aproximó el juicio contra Al Kassar en la Audiencia Nacional. Para este hombre de negocios sirio, que proporcionó a la policía y, recientemente, a la Guardia Civil múltiples entregas controladas de droga, el trío formado por Al Kassar, Manuel Cobo del Rosal y Rafael Vera componía un grupo organizado que hizo lo indecible para machacar y desacreditar al juez Garzón y, entre tanto, cargarse el proceso judicial.

Durante la instrucción del sumario, Garzón tuvo que soportar los ataques virulentos de Cobo del Rosal que, de tapadillo, colaboraba con la defensa de Al Kassar, los envites del entonces secretario de Estado Rafael Vera, que aprovechaba la ocasión para apuntillar a su enemigo histórico.

El catedrático aplicó su estilo extraprocesal: presión a los testigos, en este caso sobre Nasimi y otro arrepentido llamado Abu Siad, y cargas de profundidad contra Garzón a quien le hicieron la vida imposible.

Cobo, siempre en la trastienda, sólo dio la cara cuando informó en el juicio y en una ocasión que visitó a Al Kassar en la cárcel de Herrera de la Mancha. Pero conforme se desarrollaban los acontecimientos se presentía que su mano estaba detrás. Como suele hacer en todos los procedimientos, Cobo intentó que apartaran a Garzón de la causa con denuncias y recusaciones. Es el estilo de la casa, que se ha proyectado en casos como el de los GAL, Ucifa, Nécora, papeles de Laos… y, más recientemente, en el montaje del vídeo contra el director de EL MUNDO. Por este asunto, Cobo está imputado junto con Rafael Vera y Emilio Rodríguez Menéndez, entre otros. El catedrático ha logrado apartar a la juez Ana Revuelta del proceso y ésta le ha denunciado por utilizar métodos «torticeros, abusivos y sedicentes».

Durante la investigación sobre Al Kassar, el magistrado Garzón sufrió todo tipo de presiones: le robaron unas notas manuscritas de su mesa que luego aparecieron publicadas en un diario madrileño, entonces muy ligado a Vera y a Cobo; entraron en el despacho de su casa y le revolvieron los papeles y le fabricaron un montaje sexual, similar al de Pedro J. Ramírez. Todo por cruzarse en el camino de Cobo y Vera.

Garzón tuvo que soportar la elaboración de un dossier contra él, llamado Veritas, en el que le acusaban de participar en orgías con unas ciudadanas marroquíes. EL MUNDO pudo demostrar que a éstas les habían pagado por declarar que Garzón había tenido relaciones sexuales. Al final, el globo fue pinchado y se demostró que todo era un montaje contra el juez de la Audiencia Nacional.

En aquel informe también acusaban a Garzón de recibir caviar y champaña de Nasimi, acusación que también resultó ser un absurdo montaje. Durante la vista, el propio Al Kassar acusó al magistrado de haberle pedido 30 millones de dólares para dejarlo en libertad y no perseguir judicialmente a su amiga Amira Yoma, cuñada de Menem, que estaba siendo investigada por un delito de blanqueo de dinero. Garzón, como después les ocurrió a Gómez de Liaño y al director de EL MUNDO, tuvo que afrontar ataques por investigar al denominado «club Vera». Hace años, Vera se jactaba de ser la persona que había expulsado de España a Al Kassar, que tenía su residencia en el palacio Mifadil de Marbella. Sin embargo, la realidad era otra muy distinta, todo era un paripé. Al Kassar entraba y salía de España, con conocimiento de la policía, cuantas veces quería.

Según explicaba el propio Vera, el sirio era un personaje de vital importancia para los intereses políticos españoles, sobre todo por sus excelentes relaciones con Siria. La información privilegiada que disponía Al Kassar motivó un enfrentamiento entre la Secretaría de Estado para la Seguridad y el Cesid. Emilio Alonso Manglano, entonces director del centro, llegó a realizar un viaje a Siria invitado por Al Kassar.

Después circularon por Madrid unas fotografías en las que el número uno del espionaje español aparecía montado en un burro por unas ruinas romanas.

Las declaraciones de Nasimi y Abu Siad y las revelaciones de la DEA, Agencia Antidroga Americana, ante Garzón, pusieron en declive la figura de Al Kassar, aunque éste finalmente salió victorioso del juicio en la Audiencia Nacional, en el que fue absuelto. Cobo y Vera hicieron de lazarillos.

Antonio Rubio & Manuel Cerdán