4 marzo 2016

Pinza entre PP y Podemos que unieron sus votos contra el pacto PSOE-Ciudadanos

El Congreso rechaza la investidura de Pedro Sánchez (PSOE + C´s) y deja a España bloqueada en una situación sin precedentes

Hechos

La investidura de D. Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno propuesta por el Rey Felipe VI fue rechazada en las dos votaciones del Congreso de los diputados celebradas el 2 y el 4 de marzo del año 2016.

Lecturas

El 22 de enero de 2016 El presidente del Gobierno en funciones D. Mariano Rajoy Brey anuncia que no tiene mayoría suficientes apoyos parlamentarios para gobernar y renuncia a someterse a una investidura manifestando su preferencia por una repetición electoral confiando que, si esta se produce, el PP suba en escaños. El Rey Felipe VI opta entonces por proponer al segundo más votado, D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón, a someterse a una investidura.

A pesar de que Podemos y PSOE juntos no suman suficiente para gobernar, el líder de Podemos D. Pablo Iglesias Turrión da una rueda de prensa el 15 de febrero de 2016 aceptando apoyar la investidura de D. Pedro Sánchez si este le nombra vicepresidente del Gobierno, le da el control del CNI, el CIS y el BOE y se compromete a convocar un referéndum para que se vote la independencia de Catalunya.

El 23 de febrero de 2016, tras meses de negociación entre PSOE y Ciudadanos ambos partidos acuerdan presentar a D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón a someterse a investidura como candidato común de los grupos parlamentarios del PSOE y de Ciudadanos. El acuerdo es anunciado por D. Pedro Sánchez y D. Albert Rivera Díaz con el llamado ‘pacto del abrazo’. Asumiendo que el PP va a votar en contra, la clave para que la investidura salga estaba en Podemos, que debía o bien votar a favor en primera votación, o abstenerse en segunda votación para que D. Pedro Sánchez fuera presidente en minoría.

A pesar de que D. Íñigo Errejón Galván planteó la posibilidad de abstenerse, D. Pablo Iglesia Turrión estableció el criterio de que Podemos vote junto al PP contra D. Pedro Sánchez causando que su investidura sea derrotada y que, por tanto, D. Mariano Rajoy Brey siga siendo presidente del Gobierno en funciones


130 DIPUTADOS (PSOE + CIUDADANOS) UNIDOS PARA LLEVAR A LA MONCLOA A SÁNCHEZ.

firma sánchez_rivera Se llegó a la investidura después de que la formación política PSOE y la formación política Ciudadanos llegaran a un acuerdo de programa sobre una serie de propuestas de reforma. El pacto, firmado por D. Pedro Sánchez y D. Albert Rivera suma 130 diputados, pero que sólo podrían gobernar, y en minoría, si o bien el PP o bien Podemos se abstuvieran.

RESULTADO DE LA PRIMERA VUELTA

– A favor de D. Pedro Sánchez: 130 diputados (PSOE + Ciudadanos)

En contra de D. Pedro Sánchez: 219 (PP + Podemos + IU -UP + PNV + Compromís + ERC + DL + Foro Asturias + UPN + 1 ex PP)  

– Abstenciones: 1 (Coalición Canaria)

RESULTADO DE LA SEGUNDA VOTACIÓN

– A favor de D. Pedro Sánchez: 131 diputados (PSOE + Ciudadanos + Coalición Canaria)

En contra de D. Pedro Sánchez: 219 (PP + Podemos + IU-UP + PNV + Compromís + ERC + DL + Foro Asturias + UPN + 1 ex PP)  

– Abstenciones: 0.

2016Congreso_MarianoRajoy D. Mariano Rajoy (PP) descalificó a D. Pedro Sánchez como candidato y aseguró que sólo él estaba legitimado para ser Presidente del Gobierno por ser el candidato del partido más votado y que, por tanto, el PSOE y Ciudadanos tenían la obligación de apoyarle a él para que fuera investido.

2016Congreso_PabloIglesias D. Pablo Iglesias (Podemos) cargó contra el PSOE, considerando que D. Pedro Sánchez era heredero de los GAL y acusó a D. Felipe González de tener el pasado ‘marcado con cal viva’. Se mostró dispuesto a apoyar a D. Pedro Sánchez sólo si rompía con Ciudadanos (a los que calificó como ‘naranja mecánica’) y firmaba un pacto con él que le diera la vicepresidencia y se aliara con las formaciones independentistas catalanas DL y ERC.

2016Congreso_AlbertRivera D. Albert Rivera (Ciudadanos) defendió su pacto con el PSOE como si fuera comparable con los pactos de la Transición, rechazó cualquier acuerdo con el PP si D. Mariano Rajoy seguía al frente ‘no puede limpiar España si no ha sido capaz de limpiar su propia casa’ y reprochó al PP que no apoyara su pacto PSOE-Ciudadanos.

2016Congreso_AlbertoGarzon   D. Alberto Garzón, diputado de Izquierda Unida – Unidad Popular dijo que le era imposible apoyar a un Gobierno que estuviera apoyado por la derecha, en referencia a Ciudadanos, por lo que condicionó su apoyo al Sr. Sánchez sólo en si este rompía con Ciudadanos.

EL ‘TRÁNSFUGA’ IMPUTADO GÓMEZ DE LA SERNA VOTÓ JUNTO A SU PARTIDO

Transfuga_GómezdelaSerna D. Pedro Gómez de la Serna, elegido diputado en las listas del PP, abandonó el Grupo Popular para pasar al Grupo Mixto tras negarse a dimitir pese a estar investigado por corrupción. Pese a lo cuál el Sr. Gómez de la Serna ha mantenido la disciplina de voto de su partido.

03 Marzo 2016

La mejor opción

EL PAÍS (Director: Antonio Caño)

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Tal y como estaba previsto, el intento de Pedro Sánchez y Albert Rivera para formar un Gobierno de cambio no consiguió los apoyos necesarios para lograr la investidura del líder socialista en el primer intento. Y eso que se trata de una propuesta con sentido, una plataforma reformista fruto del diálogo y de un pacto en el que el PSOE y Ciudadanos han buscado los puntos de encuentro, dentro del centroizquierda, para desbloquear la situación creada tras las elecciones del 20-D.

Los intentos de ambos líderes para buscar apoyos o abstenciones, a derecha e izquierda, cayeron en saco roto. Y lo que es peor, el debate de ayer abrió todavía más la brecha de los firmantes del acuerdo con los otros dos protagonistas principales del escenario político: Mariano Rajoy y Pablo Iglesias se borraron desde el principio y atacaron con dureza no solo el pacto, sino a sus firmantes.

En estas circunstancias, nadie cree que mañana vaya a cambiar nada, por lo que se inicia una nueva etapa en la que cada partido tendrá que asumir sus responsabilidades. Dialogar y buscar puntos de encuentro o dejar pasar el tiempo hasta convocar unas nuevas elecciones para el 26 de junio. Una opción esta última que retrataría la calidad de nuestros líderes, que reconocerían así su fracaso para cumplir el mandato de los electores y les devolverían la responsabilidad a los ciudadanos.

Los cuatro líderes políticos tuvieron ayer actuaciones muy diferentes. El primero en intervenir, Mariano Rajoy, asumió el papel de jefe de la oposición, queriendo hacer olvidar su negativa a intentar formar Gobierno por ser el partido más votado. En tono faltón y con una ironía malograda, descalificó el proyecto de Sánchez y Rivera y, lo que es peor, no hizo esfuerzo alguno por acercar posiciones para un posible intento suyo de investidura en las próximas semanas.

Peor estuvo Pablo Iglesias, que sigue sin entender dónde se encuentra. Olvidando que está en el Parlamento, realizó varias intervenciones agresivas e insultantes, más propias de un mitin electoral, una asamblea de estudiantes o una tertulia televisiva. Volvió a aparecer el líder de Podemos previo a la campaña electoral de diciembre y rompió todos los puentes con el PSOE, para ahora y para siempre. Es difícil creer que una parte de los cinco millones de votos recogidos por Podemos el 20-D estén de acuerdo con esa posición radical.

Pedro Sánchez respondió a ambos con tranquilidad; no entró en las provocaciones innecesarias y mostró más seguridad que el día anterior. Mantuvo cerrada la puerta al PP -un error persistente-, mientras la dejó abierta a Podemos -una opción ya imposible-y al resto de las fuerzas de la izquierda.

Sin duda fue Albert Rivera el líder que más despuntó en la sesión de investidura de ayer. Defendió con claridad el acuerdo con el PSOE y puso contra las cuerdas a un Mariano Rajoy al que acusó de no querer reformar España y de ser el tapón para la regeneración del PP. El presidente de Ciudadanos llegó a pedir a la bancada popular el voto a favor rompiendo la disciplina de partido. Rivera sí encontró su lugar en el Parlamento y, sin duda, amplió su círculo de influencia desde el centro al centroderecha.

03 Marzo 2016

Opa muy hostil

Luis Ventoso

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El cosmonauta ucraniano Aleksandr Vólkov fue un poquito gafe. Es célebre porque subió al espacio como astronauta de la Unión Soviética y cuando bajó la potencia que lo había lanzado al vacío ya no existía. Antes de despegar, posó orgulloso para la propaganda oficial, con las letras CCCP en la manga del traje espacial y una gran bandera roja con la hoz y el martillo a sus espaldas. Si en aquel momento alguien le hubiese dicho que el imperio rojo que había durado 74 años se iba a ir al carajo en una noche, a Vólkov le habría dado la risa; como a los romanos de mediados del siglo IV si les augurasen que a comienzos del V iban a tener al visigodo Alarico rapiñando su capital imperial. «Nada es para siempre», cantan las tonadas melosas. Cierto: el 88 por ciento de las empresas más importantes del planeta en 1955 hoy ni siquiera existen.

El PSOE es una venerable institución. En mayo cumplirá 137 años y se trata del partido que más tiempo ha gobernado. Si alguien se acercase ayer a Sánchez y le dijese que el PSOE puede implosionar, al gran líder de la corbata roja le daría la risa, como al astronauta Vólkov y a los romanos del siglo IV. Pero, tras el debate de ayer, lo más relevante es que se visualizó que al PSOE le ha brotado una seria excrecencia radical por el flanco izquierdo, que puede devorarlo.

El zapaterismo apartó al Partido Socialista del centro y lo instaló en el gusto por el cliché sectario, el filonacionalismo y la evanescencia económica. Eligió el campo de juego de la pose, la telegenia y el frentismo. ¿Y cuál es el problema? Pues que ha aparecido un teleproducto que, si se trata de ser radical, pronacionalista y frentista, le gana, y si la cosa va de gestos epatantes y de darle al pico con lustre ante las cámaras, pues también. Descontados los separatistas, considero que Iglesias es el político más pernicioso en España, porque es el único con una agenda de intervencionismo a degüello y de intromisión en las libertades que podría dañar de una manera muy drástica nuestras vidas ordinarias.

También creo que es el más dotado de los nuevos sofistas. Posee mayor bagaje de lecturas y experiencia como actor, y es un comunicador profesional (un presentador de televisión). Además, es mucho más inteligente que Sánchez, lo cual tampoco entra en la categoría de lo insólito. ¿Por qué Pablo no atendió a los patéticos ruegos de apoyo de Pedro? Pues porque aspira a repetir lo que Syriza le hizo al Pasok: comérselo crudo.

¿Puede tener éxito la opa hostil de Iglesias por toda la izquierda? Depende del propio PSOE. Si retornan al centro, trabajan el pensamiento económico, se toman en serio la unidad de España y olvidan la entelequia federalista; si eligen a un líder tipo Vara, que haya ganado alguna vez unas elecciones y no sea un maniquí hueco y prefabricado, tendrán sus opciones. Si siguen con el flojo y cargante Sánchez y compitiendo con Podemos en el discurso del apocalipsis, entonces les quedan dos afeitados. Almunia fue derrotado en 2000 con 7,9 millones de votos (y finiquitado al momento). Sánchez ha logrado 5,5, ha sido cuarto en Madrid y le ha regalado la capital de España a quien llama asesino al referente simbólico de su partido. Un crack.

03 Marzo 2016

El aseo fundamental

Salvador Sostres

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Pedro Sánchez intentó ayer aquello en lo que todos sabíamos que iba a fracasar. Una vez constatado que no va a poder tomar el atajo de gobernar sin el Partido Popular, su única opción es sentarse y pactar con los partidos razonables, y ahorrarle al país la inmensa pérdida de tiempo de unas nuevas elecciones, que además dejarían un resultado que igualmente haría inevitable la gran coalición, con el agravante de un PSOE todavía más debilitado, y más crecida la extrema izquierda populista y totalitaria, valgan los tres pleonasmos.

Hay 250 diputados en el Congreso, entre el PP, Ciudadanos, los socialistas y el PNV, que son favorables a nuestro marco convivencial; que entienden y comparten el aseo fundamental, la propiedad privada y una idea de la libertad ligada a la responsabilidad.

Por mucho que ayer se esforzaran en despreciarse y en subrayar sus diferencias, quedó claro que se parecen mucho más de lo que creen y constituyen la única alianza sólida y deseable. Que un país que ha sufrido siete años de una crisis terrible todavía cuente con más de dos tercios de diputados dentro del sistema es una oportunidad política y cívica que debemos aprovechar para continuar con las imprescindibles reformas y asegurar la recuperación económica. El Gobierno, compartido. La presidencia, para Rajoy, porque ha ganado las elecciones y no podemos rebajar la democracia a un mero trámite.

Sería una demostración de madurez intelectual comparable a la Transición. Si entonces superamos el franquismo, hoy frenaríamos al populismo, que no es lo mismo, pero es igual. El pacto tendría mucho de higienizante en esta España demasiado acostumbrada últimamente a la histeria y a la chabacanería.

Los que piensen que la amenaza totalitaria de Podemos no merece un esfuerzo de entendimiento, que se pidan un whisky Ardbeg y que lo vuelvan a pensar.

04 Marzo 2016

Váyase, señor Rajoy

Rubén Amón

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Habiendo dimitido un Rey y habiéndolo hecho un Papa, no debe exagerar Mariano Rajoy demasiado su devoción a la autocracia. La celebraron sus diputados haciéndolo saludar como a un torero en su discurso de «contrainvestidura» del miércoles, pero la lealtad al líder tanto se expone a la endogamia como a la fractura generacional que ha echado raíces en Génova y en algunas baronías. «No lo estábamos arropando, lo estábamos despidiendo», me confió un delfín con suficientes galones. ¿Es realmente así? José María Aznar le dijo a Felipe González lo que ahora se le podría decir al presidente en funciones. Váyase, señor Rajoy. Por ocho razones.

1. El bloqueo. El énfasis con que Albert Rivera cuestionó la idoneidad de Rajoy como interlocutor de un pacto aísla de manera inevitable al líder popular. Podría negociarse con su partido, no puede negociarse con Rajoy. Es la razón por la que el presidente en funciones deslizó a Cameron en el último consejo europeo que se avecinaban elecciones anticipadas. Una salida temeraria al problema que él mismo representa. Rajoy tapona el atisbo de cualquier acuerdo -implícito, explícito- en el que puedan interesarse el PSOE y Ciudadanos.

2. El deber institucional. Mariano Rajoy no es un candidato más, ni el líder de un partido. Es el presidente de Gobierno, aunque desempeñe la tarea en funciones y aspire a desempeñarlas hasta septiembre. Semejantes atribuciones le obligan a esmerar un ejercicio de responsabilidad política. Prosaicamente, se llama altura de miras. Como jefe de Gobierno, Rajoy está constreñido a velar por los intereses del país. Evitar que se prolongue la incertidumbre. Reconocerse como problema.

3. La corrupción. Los escándalos de corrupción han comprometido últimamente los graneros electorales de Madrid y Valencia, socavando la credibilidad de Mariano Rajoy como timonel de Génova 13. Él nombró a Luis Bárcenas y ha asumido todos los poderes del PP en los años en que han trascendido los casos de financiación irregular. El PP ha llegado a calificarse judicialmente como una organización criminal. Se lo dijo Rivera: «Si no puede limpiar su partido, no puede ser el presidente de España». El PP necesita una catarsis para despojarse de la corrupción. De otro modo, la actualidad permanente de los escándalos orienta el punto de mira a la jerarquía de Rajoy.

4. La salud del PP. Mariano Rajoy ha vinculado -encadenado- el porvenir del partido al propio. El problema es que la identificación amenaza la salud del PP, tanto por su aislamiento en la situación actual como porque el retroceso experimentado en las últimas citas electorales podría exagerarse aún más si el líder supremo persevera, como ha dicho, en la candidatura de unos eventuales comicios adelantados. El PP necesita democracia interna, debate, primarias. Lo ha reivindicado Cristina Cifuentes.

5. El banquillo. No se encuentra el PP en la situación de un partido huérfano, sin alternativas al presidente. Al contrario, la propia longevidad de Rajoy ha predispuesto un relevo generacional, un banquillo de candidatos desvinculados de los papeles de Bárcenas. El más joven es Pablo Casado. El más veterano es Núñez Feijóo, pero el abanico comprende a Soraya Sáenz de Santamaría, Cristina Cifuentes y Alfonso Alonso.

6. La impopularidad. Cada encuesta del CIS que se publica agrava la impopularidad de Mariano Rajoy. El problema es que la animadversión hacia el presidente del Gobierno se ha multiplicado entre sus propios seguidores. Varios de los sondeos dados a conocer últimamente concluyen incluso que la mitad de los votantes del PP discrepan de la idoneidad de Rajoy como candidato. Ciudadanos no hubiera adquirido la corpulencia que tiene ahora si no hubiera en el PP tantos votantes desengañados.

7. La época.  No se trata de exaltar la efebocracia como de asumir que a Rajoy le ha sorprendido fuera de juego y de edad una nueva edad de la política. Lo prueba la autocracia que él mismo ejerce en el PP y lo ha demostrado una legislatura incapaz de abrir canales de comunicación con las fuerzas opositoras. La figura de líder-caudillo se ha demostrado trasnochada.

8.  Los servicios prestados. Rajoy ha asumido y divulgado que estos cuatro años han sacado a España de la crisis, han enderezado el rumbo de la economía, nos han preservado del rescate y han puesto en marcha la creación de empleo. Son las razones por las que considera necesario perseverar en el cargo, aunque esta percepción tan autocomplaciente y ya retrospectiva no contradice que haya llegado el momento de abdicar en beneficio de una alternativa más aseada y reputada.

16 Mayo 2016

El Ciudadano del PSOE

Francisco Marhuenda

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He de reconocer mi error. Creía que Albert Rivera quería situarse en el centro, pero cada vez resulta más claro que su objetivo es acabar con el PP y sustituirle.

No consiguió su objetivo el 20-D. Rivera pretendía un resultado similar al que obtuvo Podemos con respecto al PSOE. No soy tan ingenuo como para pensar que la política es un ejercicio refinado de la cortesía, porque es realmente una lucha sin cuartel para alcanzar el poder. No hay cuartel.

La capacidad de resistencia del PP sorprendió a Rivera y su equipo, porque esperaban un resultado histórico y se encontraron muy lejos de sus pretensiones. La estrategia de Ciudadanos se pudo comprobar a partir del resultado electoral, porque cuando tuvo la oportunidad decidió unir su suerte al PSOE.

Había un claro antecedente en los pactos tras las municipales y autonómicas donde exigió mucho más a los populares que a los socialistas a la hora de alcanzar acuerdos. Hay un Ciudadanos feroz en la Comunidad de Madrid, que ejerce la oposición de forma inmisericorde contra el PP, que contrasta con la docilidad en Andalucía, donde el PSOE ejerce el poder como si tuviera mayoría absoluta. Durante estos meses, Rivera ha mantenido una actitud muy dura contra Rajoy y sorprendió que apoyara a Sánchez en su estrepitoso fracaso en el debate de investidura, pero fue aún mayor el estupor cuando decidió mantener el pacto hasta que concluyó la legislatura más breve e inútil de la democracia. No tenía ningún sentido su continuidad tras la derrota de Sánchez, pero sirvió para visualizar que Rivera se había convertido en el “ciudadano” fiel del PSOE.

Formalmente se aseguró que el pacto concluyó con la disolución de las Cortes, pero estoy convencido de que se repetirá después del 26-J salvo que el resultado electoral lo haga imposible. La razón es que Rivera coincide con Sánchez en su deseo de acabar con el PP. Los dos buscan sumar más diputados que Rajoy para exigirle que se abstenga y Sánchez sea investido presidente. Un despropósito.

El líder de Ciudadanos quiere que sus escaños sean valiosos por lo que no le preocupaba un posible descenso si finalmente alcanza este objetivo. Los antiguos votantes del PP que se decantaron por Ciudadanos han podido comprobar que su voto iba a servir para que el socialismo recupere La Moncloa. Y es lo que sucederá a partir del 26-J si Rajoy no consigue un número suficiente de escaños que haga inviable un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos o que impida la posibilidad de que Pablo Iglesias alcance la presidencia. Está todo muy abierto.

01 Marzo 2016

No te lo perdonaré jamás, Pablo Iglesias. Jamás

Arturo González

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Que impidas que los españoles más necesitados perciban un ingreso mínimo vital.

Que permitas que sigan existiendo los desahucios de los pisos de españoles que no pueden pagar la hipoteca por haber perdido su trabajo.

Que la negociación colectiva vuelva a ser un hecho que proteja a los trabajadores.

Que la ley mordaza no se derogue por tu culpa.

Ni la ley Wert de educación.

Que la sanidad no sea universal y enteramente gratuita.

Y tantas otras cosas que te ofrece el PSOE para que te abstengas.

Cosas que no son la panacea definitiva, pero que mejorarían la situación de aquellos ciudadanos a quienes en tus inicios querías empoderar, ¿te acuerdas?

Que permitas que Mariano Rajoy y el Partido Popular continúen gobernando.

Que fuerces unas nuevas elecciones de resultados inciertos o similares.

Que muestres tu incapacidad política con el sufrimiento y tedio que causarías a los españoles.

Que os hayáis convertido en un partido más.

Que juegues a la ruleta rusa con cinco balas en el tambor de seis.

Que no colabores a la gobernabilidad de España.

Que dé la impresión de que tu soberbia está herida por no ser tú quien consiga estos avances.

Que hoy no te pongas el esmoquin para asistir a la sesión de investidura.

Que te repitas tanto con lo de un programa de cambio y de progreso y creas que eso solo puede ser con el tuyo. Que te creas en posesión exclusiva de la verdad.

Que creas que puedes ignorar a Europa.

Que, frívolamente, pongas en riesgo la unidad de España.

Que va a resultar que, incomprensible e inesperadamente, el PSOE es más decente y coherente que tú y tus maximalismos.

Que, aunque te repeliese, no te pongas una pinza en la nariz, y evitar la otra, para abstenerte y hacer que España se ponga en marcha.

Que cada No que pronunciéis en la votación sonará a venganza.

No te volveré a votar.

El Análisis

Y PODEMOS PREFIRIÓ DAR OTRA OPORTUNIDAD A RAJOY

JF Lamata

El pacto PSOE-Ciudadanos (130 escaños) tenía pocas posibilidades de ser tomado en serio. Para que el pacto funcionara necesitaba el apoyo de una fuerza más o bien el PP o bien Podemos. El problema es que Ciudadanos quería que fuera el PP y el PSOE quería que fuera Podemos. Si el PP se subía al carro, se bajaba el PSOE. Si Podemos se subía al carro se bajaba Ciudadanos. Por lo que difícilmente se podía hablar de un futuro gobierno estable de D. Pedro Sánchez.

Pero estable o inestable hubiera bastado un gobierno de unos meses de D. Pedro Sánchez para que el PP, en la oposición, se hubiera visto forzado a un proceso de renovación, una renovación que hubiera comenzado por reciclar al propio Sr. Rajoy. Eso hubiera sido posible si Podemos se hubiera abstenido. Entre la opción de que gobernara el PSOE con Ciudadanos (y el PP pasara a la oposición) y la posibilidad de repetir las elecciones y lograr así más diputados, Podemos optó por la segunda opción. Aceptando que repetir las elecciones era dar una nueva oportunidad al marianismo para ganar las elecciones.

J. F. Lamata