19 noviembre 1997

Entre los invitados se encontraba el ex ministro franquista Gonzalo Fernández de la Mora, lo que causó la negativa de Santiago Carrillo a asistir

‘El Debate de La Primera’ (TVE) de Luis Herrero acusado de hacer apología del franquismo por el diario EL PAÍS

Hechos

  • La noche del 18.11.1997 TVE emitió una edición de ‘El Debate de la Primera’ de D. Luis Herrero con el franquismo como principal tema. En él participaron el ex ministro D. Gonzalo Fernández de la Mora y el historiador D. Ricardo de la Cierval así como los Sres. García Trevijano, Albiac y Fusi.

Lecturas

D. Luis Herrero (presentador de TVE en 1997) habla con J. F. Lamata sobre aquel programa:

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TERTULIANOS DEL POLÉMICO PROGRAMA

Zap_redivido3 D. Gonzalo Fernández de la Mora, ex ministro de Obras Públicas durante la dictadura del General Franco y director de la revista RAZÓN ESPAÑOLA, justificaba el franquismo.

Zap_redivido4 D. Ricardo de la Cierva, historiador y ex ministro de Cultura durante el Gobierno Suárez,  justificaba el franquismo.

Zap_redivido5 D. Antonio García-Trevijano, abogado. Ex asesor de los borbones reconvertido en republicano. Era crítico con el anterior Gobierno del PSOE (‘felipismo’) considerándolo ‘continuador del franquismo’ y contra la democracia parlamentaria por ser considerarla una oligarquía de partidos.

Zap_redivido6 D. Gabriel Albiac, filósofo.  Era crítico con el anterior Gobierno del PSOE (‘felipismo’) considerándolo como ‘estado superior’ del franquismo.

Zap_redivido7 D. Juan Pablo Fusi, historiador, fue el único tertuliano que representó las posiciones de izquierda y reivindicó la democracia parlamentaria vigente. 

EL CONSEJO DE RTVE PROTESTA CONTRA EL PROGRAMA

11.12.1997

Dña. Rosa Conde (portavoz del PSOE en la Comisión de Control de RTVE): «Resultó un juicio a la democracia sin que el moderador hiciera nada por cortarlo».

Sr. González de Txabarri (portavoz del PNV en la Comisión de Control de RTVE): «En el programa se vertieron opiniones que hieren la sensibilidad de algunos ciudadanos.

D. Felipe Alcaraz (IU) considera que el PSOE ha llegado muy lejos en esta polémica y rechaza que en el programa se pusieran en peligro las bases democráticas.

DEFENSA DESDE LA CADENA COPE

11.12.1997 – La Mañana de COPE

Jiménez Losantos – «Es la vuelta al video club del a dictadura. Unos señores erigidos en censores a los que pagamos los sueldos van a decir si hay señores que tienen derecho en España a opinar sobre el régimen que teóricamente feneció hace 20 años. A estos señores toda la opinión que no controlen o ponen sus cuotas de carnet o no la toleran. Y esta es la realidad de lo que se va a haber esta tarde: hay unos señores que sin dictadura no saben vivir y si no la tienen, se la inventan».

Pablo Sebastián – «Está muy bien que vean el vídeo porque creo que es un buen programa, yo lo ví, y está muy bien que los dirigentes socialistas escuchen lo que se dijo en ese programa sobre eso que dijo ayer el vicepresidente Álvarez Cascos de socialismo franquista. Y además está muy bien que ese programa haya tenido repercusión, porque eso es lo que prueba que el programa es un éxito. Si el Parlamento se dedica a estas cosas allá el Parlamento».

Jiménez Losantos – «No todo el Parlamento, hay que decirlo. Ésta es la izquierda».

Pablo Sebastián – «Ya se cargaron La Clave en tiempos del PSOE y lo que quieren es que no haya debates en TVE».

IBARRA ACUSA EN LA SER A LUIS HERRERO DE SER GOLPISTA

El dirigente del PSOE y presidente de Extremadura, D. Juan Carlos Rodríguez Ibarra intervenía en el programa ‘Hora 25’ de la Cadena SER el 15-12-1997 para lanzar una andanada contra D. Luis Herrero:

«El otro día se emitió un debate en TVE sobre el franquismo. Y mucha gente s escandalizó de que en TVE se dijeran esas cosas. A mí no me escandalizan, porque quien dirige ese debate, el señor Luis Herrero, los españoles deben saber quién era este señor antes del 23 de febrero de 1981, cuando Tejero entra en el Congreso de los Diputados. El señor Luis Herrero dirigía un periódico, el MEDITERRÁNEO de Castellón que el día 5 de febrero – es decir unos días antes del Golpe de Estado – hace un artículo diciendo que los almendros están a punto de florecer. La dimisión del señor Suárez que se había producido cinco días antes, nos ha adelantado la primera». Curiosamente el día 23 los golpistas entran en el Congreso de los Diputados bajo el eslogan «los almendros han florecido». ¿Por qué este señor hace este debate en TVE? ¿Por qué se tiene a este señor que antes del 23-F defendía el golpismo y la subversión del orden constitucional español? ¿Por qué se lleva a ese debate a personas que efectivamente están conspirando a favor de la República o a favor de cualquier alteración del sistema democrático español? Yo creo que alguna dependencia tendrá que tener el presidente del Gobierno de España de estos señores cuando tan sencillo es decir: oiga, aquí se ha hecho un programa… No sería posible en Alemania que un presentador de TV hiciera un programa defendiendo el fascismo. En España es posible. Pero lo tiene en la mano el presidente del Gobierno cesarlo. ¿Por qué no cesa al fiscal general del Estado? ¿Por qué protege a Pedro J. Ramírez? ¿Por qué se sigue manteniendo a Luis Herrero, que repito dirigía un periódico donde se decía ‘los almendros van a florecer’?»

D. Miguel Ángel Aguilar, presente en la tertulia, quiso salir en defensa de D. Luis Herrero recordando que ‘aunque no lo conocía mucho’, se había portado muy bien con él cuando le echaron de TELECINCO.

20 Noviembre 1997

FRANQUISMO REDIVIVO

Editorial (Director: Jesús Ceberio)

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Resulta formidable comprobar cómo, precisamente dos días antes del aniversario de la muerte del dictador, la televisión pública ataca con toda impunidad a la democracia, y hace juegos malabares para que la aritmética de representantes de franquismo y antifranquismo arroje un artificial balance de cuatro a uno contra la España democrática.

El programa de debate de Luis Herrero en TVE ya había dado que hablar y criticar -por el propio Consejo de Radiotelevisión- en su corta existencia. Pero nunca con mayor motivo que en la madrugada del miércoles, cuando una emisión titulada Qué queda del franquismo devino, para sorpresa de los telespectadores, en un alegato contra el sistema democrático en el que abundaron alegremente cuatro de los cinco convocados bajo la complaciente sonrisa del presentador. La idea podía parecer impecable. Dos representantes del franquismo enfervorizado: Gonzalo Fernández de la Mora, ministro de Obras Públicas e ideólogo de la dictadura, y Ricardo de la Cierva, historiador de oficio, hagiógrafo del propio caudillo y ministro de UCD en la transición. Y por parte del antifranquismo, en diferentes grados de indignación, Antonio García Trevijano, notario; Gabriel Albiac, filósofo, y Juan Pablo Fusi, historiador.

Pero las cosas no transcurrieron de forma tan ordenada, puesto que el debate -escamoteado- sobre el franquismo se convirtió en un disparatado ataque contra la democracia en el que compitieron gozosamente, en una antología del despropósito, García Trevijano y Albiac bajo el beneplácito de los franquistas históricos, que veían cómo el prójimo les hacía el trabajo sucio. En resumen, cuatro contra Fusi, único defensor coherente del sistema de libertades, y un sexto, sonrosadamente impávido, el propio Herrero.

El notario y el filósofo coincidieron en una apreciación troncal: que el félipismo -forma que, según ellos, adopta esta presunta democracia en España-no era sino un trasunto, una continuidad, un «estadio superior» del régimen franquista, como pontificó AIbiac en pose de Lenin televisivo. Naturalmente, no podía ser éste el punto de vista de Fernández de la Mora, ni de De la Cierva -que se esmeró, sin embargo, en proclamar que la democracia es cosa buena-, quienes tuvieron palabras de encendido elogio para la dictadura, pero les resultaba extraordinariamente cómodo que el proceso a la monarquía constitucional se lo sirviera en bandeja el aparente adversario ideológico. Trevijano se empeñó, en una laboriosa persecución del sexo de los ángeles, en que no es un sistema constitucional, sino sólo parlamentario.

Resulta formidable comprobar cómo, precisamente dos días antes del aniversario de la muerte del dictador, la televisión pública ataca con toda impunidad a la democracia, y hace juegos malabares para que la aritmética de representantes de franquismo y antifranquismo arroje un artificial balance de cuatro a uno contra la España democrática. Y eso que no compareció un sexto invitado, Antonio Carro, ministro de los dos Gobiernos que presidió Arias Navarro, en la fase terminal del dictador y en los primeros siete meses del posfranquismo. La goleada pudo haber sido todavía mayor.

Es el momento de recordar que el Consejo de Radiotelevisión ya solicitó la desaparición de este programa de debate por su manifiesta «falta de imparcialidad y objetividad»; que el director de RTVE, Fernando López-Amor, ex diputado del PP, desoyó la petición del consejo y decidió mantener al presentador y a su programa en la rejilla de TVE; y que ayer, justamente después del bochorno franquista de la noche anterior, el vicepresidente del Gobierno Álvarez Cascos convalidó en el Senado esta decisión de López-Amor. Todo un ejercicio de coherencia.

19 Noviembre 1997

FRANCO

Ferrán Monegal

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En el debate de TVE, Luis Herrero planteó el tema del franquismo. Quizá para que la palabra no se pierda. El testimonio de Gonzalo Fernández de la Mora due estupendo. Advirtió que si Franco no llega a existir, España hubiese sido como Albania durante al menos 50 años. Es curioso, hubo un momento en que no sabíamos si era don Gonzalo el que hablaba o era Rappel mirando la bola.

Ferrán Monegal

21 Noviembre 1997

Refranquistas

Federico Jiménez Losantos

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El distinguido empresario franquista Jesús de Polanco, diestro en aprovechar las posibilidades de lucro no sólo de la dictadura española sino de otros regímenes suramericanos aún más liberticidas, y el distinguidísimo jefe de Servicios Informativos de RTVE con Arias Navarro, Juan Luis Cebrián, otro hijo político del régimen anterior, siguen con su campaña contra Luis Herrero y su programa de debate en la primera cadena. Si alguna duda quedaba sobre su necesidad, se disipa viendo cómo cabrea al Imperio, que no duda en manipular, tergiversar y mentir bellacamente con tal de machacarlo. No sé si la dignidad intelectual de Juan Pablo Fusi le alcanzará para lamentar en público la utilización que de su nombre hace El País. No es costumbre en la Casa disentir del patrón y menos para defender a los que molestan al Polancolio, pero, en fin, si se siente representado como historiador por la crónica que del debate perpetra Santos Juliá, en el pecado lleva la penitencia.

Desde sus editoriales contra Pedro Jota no recordaba yo uno como el que ayer le propinaba Polanco al director de La linterna, espacio al que la Ser, con todas sus antenas, no consigue superar en audiencia. Ese delito es el verdaderamente grave: que triunfe en la radio haciéndole la competencia al polanquismo y pueda trabajar en RTVE. No basta ya el trabajo sucio del Consejo, donde brilla al frente de la facción sociata Diego Carcedo, cuya trayectoria como informador hemos contemplado muchos años en pantalla. Sobre su catadura moral baste decir que ha sido de los primeros en lanzarse a escribir en los periódicos sobre el vídeo delictivo contra Pedro Jota, en el estilo hipocritón y nauseabundo de los Haro y Leguina.

Podría pensarse que ya tiene bastantes canales televisivos Polanco como para, encima, mandar en RTVE, pero todo es poco para Gargantúa. La última excusa para cargar contra Luis Herrero ha sido el debate Qué queda del franquismo, que según los peritos en franquismo Polanco y Cebrián constituyó un ataque a la democracia. Si hubiera sido así, no les molestaría. Lo que les fastidió es que se pudiera decir en TVE, aunque fuera a medianoche, que la impunidad de la corrupción, el crimen de Estado y la fusión de los tres poderes bajo mando del Ejecutivo son manifestaciones de la peor herencia franquista. Esto, que a mi juicio es bastante cierto y en cualquier caso una opinión respetable, lo defendió brillantemente el conocido intelectual franquista Gabriel Albiac. Se comprende que el luchador antifranquista Cebrián no se lo perdone. ¡Sufrió tanto el pobre contra la dictadura! También García Trevijano defendió sus conocidas tesis -discutibles, como todas, en una democracia de verdad- acerca de la libertad política, la Monarquía y la República. Comprendo que el conspirador franquista Trevijano moleste al antifranquista Polanco, porque mientras don Jesús corría delante de los grises, Trevijano se forraba vendiendo libros de texto, no ya autorizados sino casi telegrafiados desde las oficinas ideológicas del régimen. Lo que molesta a estos comisarios refranquistas no es que Fernández de la Mora diga que la economía con Franco iba mejor. Lo que les joroba es que Albiac explique cómo y por qué el peor de los restos del franquismo es el felipismo. Y que lo haga en el programa de uno de la Cope. Eso es lo intolerable. De la dictadura, lo único que lamentan es que se debilite.

24 Noviembre 1997

Sr. Cebrián, Sr. Polanco

Gabriel Albiac

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DEBIO de ser hacia 1962. Yo tenía 12 años. El rostro de mi madre, al abrir la puerta, me pareció extraño. Dentro de la casa había dos guardias civiles. No pasaba nada. Sólo habían venido a recordarle a mi padre un par de cosas esenciales: que había sido militar profesional de la República, que perdió la guerra y fue condenado a muerte, que tuvo suerte y todo quedó en una condena de 30 años, que su carrera estaba destruida, destruida en lo esencial su biografía, que no era nadie, sólo un número en un fichero de enemigos del Régimen, menos que nada. La suya era una perpetua libertad provisional. Fue todo. Mi madre me preguntó si había contado en el colegio nuestra condición de apestados. Por supuesto que no. Yo -como los míos- aprendí a callar antes que a hablar. Del fusilamiento de unos meses más tarde no supe gran cosa entonces. Nada me hubiera permitido adivinar en el comunista asesinado a quien hubiera sido, un día muy lejano, el abuelo de mis hijas. Por esas mismas fechas, Juan Luis Cebrián era el vástago prometedor de un ilustre jerarca franquista. Ningún guardia civil hubiera osado turbar la paz hogareña del director del fascista diario Arriba. Don Jesús Polanco maquinaba ya la gran prosperidad con que el fraternal abrigo de los ministerios franquistas iba a premiarlo. Ambos hicieron fortuna. Estaban condenados a ello.

En 1967, yo ingresaba en el clandestino SDEUM. No había otra opción para un antifranquista de 17 años. De allí pasé al PCE hasta las vísperas de su legalización. Fue lo mejor de mi vida. Por entonces, don Jesús Polanco era ya el editor mimado del franquismo. Y el hijo del Secretario General de la Prensa del Movimiento eclosionaba. En 1974, sangriento crepúsculo de la dictadura, llegó su hora: Carlos Arias Navarro -legendario «carnicero de Málaga»- nombra a Juan Luis Cebrián su director de Informativos en TVE. Quien haya vivido aquellos años sabe las servidumbres que el cargo incluía: no sólo las policiales. Vino la transición y ellos -los hijos del franquismo- ganaron. En este país siempre ganan los mismos. El comisario de Arias Navarro se convirtió en director del periódico encargado de expedir diplomas de demócrata. Polanco siguió donde solía: ganando dinero. No podía suceder de otra manera.

La semana pasada, Luis Herrero me invitó a un debate sobre el franquismo. Expuse hipótesis sobre la transición metódicamente elaboradas en mis textos. El periódico de Cebrián y Polanco exigió la destitución de Herrero, porque yo habría hecho «el trabajo sucio del franquismo». El limpio -la apología de Glez, GAL y Filesa- ya se encargan ellos de hacerlo. Nada más normal. Cuando un poderoso iletrado se compra un sillón de la Academia es que ha perdido el último sentido del ridículo. Se le antojará, un día, ser prima ballerina del Bolshoi. Nadie le dirá no. Prima ballerina del Bolshoi… O antifranquista. Norma del uomo d’onore: todo, absolutamente todo, puede ser comprado.

El Análisis

LA DISCUTIDA PRESENCIA DE FERNÁNDEZ DE LA MORA

JF Lamata

D. Federico Jiménez Losantos salió repetidas ocasiones en defensa de su colega de ‘clan’, D. Luis Herrero, por las críticas a su programa sobre el franquismo. El Sr. Losantos siempre repetía que «cómo osaba la gente criticar a D. Luis Herrero sólo por traer a TVE a Albiac, Trevijano y Cierva«, algo que repitió en su programa en la COPE y en sus libros. Lo que nunca recordaba era que en ese programa estuvo el ministro franquista, Sr. Fernández de la Mora, precisamente era quien despertaba los recelos. Pero las ‘omisiones’ del Sr. Losantos entran dentro de lo habitual de una figura experta en sesgar los datos.

Más interesante es analizar la indignación que producía la presencia de D. Gonzalo Fernández de la Mora en TVE. ¿Por qué? Mal que les pese a todos representa un fragmento de la historia de España (y también del periodismo), pero la nueva España que incluyó la amnesia hipócrita como seña de identidad parecía querer ‘olvidar’ a toda costa que había habido una dictadura franquista apoyada por toda la derecha y que sus dirigentes seguía por ahí. Con el paso de los años irían moriendo poco a poco, pero mientras andaban por ahí, el público políticamente-correcto intentaba fingir que no los veía, que uno apareciera por la tele era más de lo que ese sector parecía poder soportar.

J. F. Lamata