22 septiembre 1994

Acusa al Consejero de Interior vasco, Atutxa, de haber sido en el pasado el encargado de pagar 'el impuesto revolucionario'

EGIN publica un artículo de ‘Kubati’, asesino de Yoyes, amenazando a políticos como Gregorio Ordoñez (PP) y le replica una de sus víctimas

Hechos

El 21.09.1994 en la sección ‘Kolaborazioak’ del diario EGIN apareció el artículo ‘Yo os acuso’ de Antton López Ruiz, condenado por varios asesinatos, entre ellos los de Daniel Garrido (de 16 años) y el de Dolores González ‘Yoyes’.

Lecturas

21 Septiembre 1994

Yo os acuso

José Antonio López Ruiz 'Kubati'

Leer

Estar preso es estar condenado al silencio forzoso; a escuchar y leer cuanto se habla y se escribe sin poder opinar; a soportar los ataques de los cobardes que se aprovechan de las circunstancias para combatir a quien no puede defenderle y hacer planteamientos que, de no encontrarnos imposibilitados materialmente, merecerían nuestra inmediata respuesta.

Réplica, por otra parte, que debería ser expuesta en los medios de comunicación con la misma machacona contundencia con la que se me atribuyen palabras y manuscritos que nunca he dicho ni escrito.

Todo esto sabemos que hay que sufrirlo con estoicismo, serenidad y valor, como parte del sacrificio y la amargura que todo ideal exige. Pero hay veces en que es preciso vencer todos los obstáculos porque resulta imposible guardar silencio sin que la dignidad se sienta lastimada. No redacto estas líneas para aclarar mi posición con respecto a las ideas que hasta ahora vengo defendiendo, puesto que quien me conoce ya sabe de mi fidelidad a ETA y a la heroica lucha que desarrolla.

Lo hago por rectitud de conciencia, por la consideración, respeto y lealtad que le debo a mi pueblo.

Deseo que estas letras se conviertan en un manifiesto acusatorio hacia todos aquellos que, de manera desvergonzada, intentan mancillar la trayectoria de un militante que en su día optó por una lucha y que tiene decidido continuarla hasta conseguir la independencia.

Muy despreciados, por mi parte, señores Ordóñez, Jáuregui, Anasagasti… y demás ¿troupe?. No necesito que seáis generosos conmigo, pues, a cambio de la libertad que me ofrecéis no os daré ni un átomo de mi honor. No deseo ni vuestro perdón ni vuestra comprensión, tampoco vuestros grados penitenciarios, ni el segundo ni el tercero. Mi posición es nítida y si no se soluciona el conflicto estoy dispuesto a asumir los años de cárcel que me habéis impuesto por defender a mi pueblo y por ende, mis ideas. Si al paso de ese tiempo el conflicto continúa, os seguiré combatiendo. Ya no sólo por razones políticas, sino también porque sois la carroña de la sociedad. Os movéis entre las miserias humanas e intentáis pescar en la negrar aguas de vidas destrozadas por vuestra estrategia, una estrategia llena de inhumanidad y de castigo corporal y psíquico. Intentáis derrumbar al militante por medio de vuestra acción cobarde, desmedida, cruel… ¡y cuanto más débil lo véis, más os ensañáis con él, con su entorno, con su familia!

¿Acaso resultaría extraño que después de mucho sufrimiento, de mucho aislamiento, de muchas palizas, de mucha ignominia, alguien perdiera su orientación política e ideológica y se plegara, aunque fuera momentaneamente, a la estrategia del enemigo, simplemente por buscar un poco de descanso? ¿Cuántos de vosotros estaríais dispuestos a luchar por vuestras ideas al precio que estamos pagando los militantes vascos? Yo os conozco y sé que no aguantaríais ni cinco minutos en estas condiciones. Os he tratado en más de una ocasión y dios me libre de confiaros la defensa de algo por lo que haya que sufrir. Sois unos impresentables y todos los de vuestra calaña.

Con respecto a esto último, me viene a la memoria como Atutxa venía mansamente a pagar el impuesto revolucionario con un calcetín de distinto color para que le reconociéramos como la persona indicada de pago. Y sentado en su coche con los pies hacia fuera iba levantándose ligeramente los pantalones para que quien pasara a su lado viera los calcetines y lo identificara. Muy cómico y de poco carácter, si lo comparáramos.

En cambio vosotros sois como buitres carroñeros que, después de sacar los ojos, hurgáis en las entrañas para comeros las vísceras. Hacéis que nos persigan, que nos apaleen, que jueguen con nuestras familias, que nos aislen del mundo real y afectivo, que nuestra prisión se convierta en un continuo suplicio en el que, en ocasiones límite, no se vea otra solución que el suicidio o la claudicación política. Cuando el militante está destruido por culpa de vuestra labor rastrera y premeditada, allí se encuentran vuestras grabadoras dispuestas a recoger unas míseras palabras que, producto del dolor y de su cansancio a seguir sufriendo, intentan buscar el bálsamo de la familia o de la compañera. Allí se encuentran también los afanosos técnicos carcelarios conminándote a arrepentirse con su ayuda ‘desinteresada’.

Este es vuestro único triunfo que presentáis a la sociedad con vuestra sonrisa ‘profidén’ enmarcada en una calavera con hedor a muerte; el triunfo que proviene de unas miserias humanas. producidas por vuestro oficio de asesinos.

El que os escribe lleva siete años de cárcel. Y os puede decir que ha sido una cárcel muy dura. Una cárcel plagada de dolor, de sufrimiento, de ensañamiento, de palizas, y sobre todo de aislamiento. Pero no me habéis derrotado. Y eso es precisamente lo que más os duele.  Os lo digo a la cara, sois una pandilla de cobardes que tenéis las manos llenas de sangre de un pueblo que tiene la decencia de saber ser digno y ante el que os sentís impotentes.

Creo que esta es la palabra adecuada: impotencia. Os sentís impotentes porque vuestra crueldad no está dando los frutos apetecidos. Porque no tenéis nada ‘importante’ que llevarles a vuestros amos, sólo pequeños retazos del retablo que formamos los presos.  ¡Cómo os gustaría que al que acusáis de matar a «Yoyes» os fuera pidiendo perdón de rodillas! No os preocupéis Ordóñez y compañía, que nunca pediré salir de la cárcel si antes tengo que hacerme merecedor de vuestro perdón y/o renunciar a mis ideas. Mi dignidad eclipsa a la vuestra y os voy a sentenciar una premonición: el día que esta lucha acabe, vosotros políticos de pacotilla, valientes de salón, cobardes de realidades que pobláis la geografía vasca, nos tendréis que pedir perdón a nosotros. Y vosotros sí lo haréis porque vuestra dignidad está acostumbrada a servir de estera.

Para finalizar, deciros que quizás lo que más me fastidia es que habrá personasq ue hayan oíod vuestras injurias sobre mí y a las que no llegará ésta, mi respuesta. Más que nada que entiendan el sentido de mi acusación. Porque no intento lavar mi imaen, ni siquiera rebatir las falsedades que me lanzáis. Sólo quiero acusaros de querer ser verdugos de la honradez y del amor a unas siglas: ETA.

Culpa de esa deficiencia informativa la tendrán los medios de comunicación pagados por los fondos reservados, que sólo se encargan de reflejar la información que desean oir los poderes del Estado, sus verdaderos amos. A vosotros, periodistas, que os gusta clamar a los cuatro vientos vuestra imparcialidad y vuestra labor de ‘notarios de la actualidad’, a vosotros os desafío a que déis a conocer mi opinión. Pero esta vez sí, con mi firma y responsabilidad.

Me despido de todos vosotros con desprecio y con el deseo esperanzador de que algún día, al poner la radio, oiga por ella una buena noticia que me alegre el día. Por jugar con mi integridad militante, por querer utilizar vuestro poder político en aras de la intoxicación, no importándoos que con ello desprestigiéis a personas que por sus ideas tienen la honrosa disposición de dar hasta la vida. Por todo ello, y por mucho más: os odio.

Antton López Ruiz ‘Kubati’

23 Septiembre 1994

A KUBATI

Ketxus Sanz Roa

Leer

He leído con cierto agrado tus declaraciones a la Prensa en las cuales dices que no deseas el perdón ni tampoco admitirías el tercer grado.

Gracias, majo, porque no veas que revueltas tenía las tripas tan sólo de pensar que un cobarde asesino como tú pudiera cruzarse en la calle con familiares de los muchos asesinados por ti.

Llamas ‘cobardes’ a los políticos del Pacto. Me pregunto qué adjetivos tendrás para ti, ‘valiente’, porque si aquí hay algún cobarde ese eres tú, que lo único que has hecho es asesinar por la espalda y con un tiro en la nuca a personas indefensas y además eres tan cara dura y tan cobarde que no tienes ni lo que hay que tener para reconocer que asesinaste a mi prima.

Espero que puedas leer esto en tu celda. Es una pena que ‘Yoyes’ no lo pueda leer gracias a tu hazaña. Espero no verte en mi vida y a poder ser que lo pases lo peor posible. Héroe de pacotilla.

Ketxus Sanz Roa