29 enero 1996

El matutino de PRISA sólo reprodujo los fragmentos de los artículos en lo que 'comprendía' la guerra sucia mientras que borraba oportunamente todos aquellos en los que el entonces director de DIARIO16 condenaba la violencia

El diario EL PAÍS selecciona fragmentos de artículos de Pedro J. Ramírez Codina en su etapa de DIARIO16 para dar a entender que apoyó a los GAL

Hechos

El 29.01.1996 el diario EL PAÍS publicó una selección de fragmentos de artículos de D. Pedro J. Ramírez en DIARIO16.

Lecturas

El 29 de enero de 1996 dentro del enfrentamiento de El País y El Mundo, el periódico El País con D. José María Izquierdo Rodríguez asumiendo como Director Adjunto la dirección del periódico por enfermedad de D. Jesús Ceberio Galardi, reproduce una selección de frases de artículos de D. Pedro José Ramírez en Diario16 apoyando supuestamente la guerra sucia contra ETA. El 30 de enero el periódico El Mundo publicará los artículos completos para denunciar que El País había hecho una selección descontextualizada de frases de Ramírez Codina. El 4 de febrero Ramírez Codina publica un artículo contra el propietario de PRISA, D. Jesús Polanco Gutiérrez, al que responsabiliza de la descontextualización de sus frases por El País.

En enero de 1996 la guerra entre el diario EL MUNDO y el Grupo PRISA llegó a su punto más álgido cuando EL MUNDO sacó una portada contra PRISA por el caso Eductrade, replicada por un editorial brutal de PRISA contra el director de EL MUNDO en el que, entre muchas otras cosas, le acusaban de haber apoyado ‘la guerra sucia’. El editorial fue replicado por una carta abierta de D. Pedro J. Ramírez dirigida al presidente y al consejero delegado del Grupo PRISA les retaba a que publicaran alguno de los artículos en los que supuestamente durante su etapa de director de DIARIO16 hubiera apoyado a la guerra sucia. Ese mismo día EL PAÍS publicaba: “Gustosamente aceptamos su invitación con esta pequeña muestra”.

Pero la selección de determinadas frases y omisión de otras rozan la manipulación cutre. La primera muestra era un editorial titulado “Hay que destruir a ETA”, publicado el 20 de octubre de 1983 – aunque en esas fechas aún no existía el GAL, como tampoco en el de “los tigres” publicado casi un año antes de la aparición de los mercenarios –. Originalmente tenía dos partes que decían lo siguiente:

Es preciso cerrar filas en torno a este buen Gobierno que tenemos, dando la cara como valientemente vienen haciendo Txiki Benegas, Damborenea y los socialistas vascos. Sus aciertos deben recibir aplausos y sus errores comprensión. (…) Pero el Gobierno también tiene que jugar limpio. Debería haber reconocido la verdad [caso Larretxea], que se intentó una acción a la desesperada con bastante poco escrúpulo. Barrionuevo tiene que hacer una buena limpia entre sus colaboradores. (DIARIO16, 20-10-1983)

Pues en la transcripción que hace EL PAÍS el 29 de enero de 1996 se olvida de incluir esa segunda parte, en la que estaba lo de jugar limpio ni lo de que debe hacer una buena limpia entre sus colaboradores. Otra de las transcripciones que hace EL PAÍS dice corresponder al 15 de enero de 1984, después de que el GAL asesinara al etarra Txapela, en el que el editorial de DIARIO16 de ese día decía “Por fin los hechos demuestran que existen alternativas eficaces”. Ciertamente en DIARIO16 publicó eso, pero no era

referencia a la muerte del terrorista, sino a una redada de los franceses contra un comando etarra, siendo una de las primeras veces que los gendarmes actuaban contra ETA. EL PAÍS también reproducía el artículo del 25 de marzo de 1984 en el que el Sr. Ramírez comentaba tras la muerte de cuatro etarras diciendo “son ya tantas las iniquidades cometidas por ETA que muchos ciudadanos están dispuestos a aprobar a ojos ciegos lo ocurrido”. En primer lugar los cuatro etarras muertos aquel mes no eran por el GAL sino por la redada de Pasajes que ya mencioné anteriormente. Y segundo EL PAÍS omite el final de aquel artículo que era precisamente el del título y es que aquel artículo pretendía criticar esa actitud que califica de “antesala del fascismo”.

Deja con la boca perpleja que unos periodistas cometan algo que podría ser identificado como “manipulación”. Si quería denunciar hipocresías, había de sobra entre elementos de la derecha que habían pedido jarabe de palo

(1982-1986). Y si quería denunciar a EL MUNDO podía hacerlo perfectamente usando los trapicheos que llevaba a cabo con el Sr. Amedo, el juez Garzón y el Sr. Álvarez Cascos. Pero arremeter contra el periodista manipulando sus editoriales es una mancha en la historia de EL PAÍS. Eso no quita que el director de DIARIO16

había tenido un auténtico cambio de opinión con respecto a asuntos como en el “caso Urgoitia” que antes hemos mencionado. Cuando EL PAÍS publicó en portada posibles irregularidades en la muerte de aquella etarra, el periódico dirigido por don Pedro José Ramírez les acusó de manipuladores que sólo buscaban la cabeza del Sr. Barrionuevo. Ahora, ocho años después, era EL MUNDO del Sr. Ramírez el que acusaba al entorno del Sr. Barrionuevo de ilegalidad y falsificación en el “caso Urgoitia”). Manipulación en un caso, oportunismo en el otro.

PEDRO J. RAMÍREZ ACUSA A JESÚS CEBERIO (PRISA) DE HABER MANIPULADO AL ACUSARLE DE APOYAR LOS GAL:

Luis_Marinas_Telecinco_1997 En 1997 se emitiría en TELECINCO un debate en el que, entre otros participaron el director de EL MUNDO, D. Pedro J. Ramírez y el director de EL PAÍS (Grupo PRISA), D. Jesús Ceberio.

29 Enero 1996

Pedro J. Ramirez y los GAL

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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El hoy director de El Mundo' animaba en octubre del 83 a "terminar con ETA de la forma que sea"del primer Gobierno de Felipe González, con José Barrionuevo al frente de Interior

El diario El Mundo contestaba ayer al editorial que bajo el título «Miente, manipula y difama» publicaba EL PAÍS el pasado sábado, en referencia a las tácticas. amarillistas de su director Pedro J. Ramírez. En su contestación -en la que no reproducía nuestro editorial-, El Mundo nos emplazaba a que presentáramos «uno solo de sus más de mil artículos publicados cada domingo a lo largo de veinte años en los diarios Abc, Diario 16 y El Mundo, en el que aplaudiera,. justificara, comprendiera o minimiza la guerra sucia». Gustosamente, aceptamos la invitación con esta pequeña muestra. Nuestros lectores tienen ahora. la oportunidad de leer algunos, de los comentarios del hoy director de El Mundo en torno a los GAL, José Barrionuevo o Felipe González en 1983 y 1984. Y contrastarla con, la opinión que entonces sostenía EL PAÍS. Cada uno, en su sitio, ahora y entonces.

Entre octubre de 1983 y marzo de 1984, Pedro J. Ramírez, entonces director de Diario 16, publica varios artículos con firma -y cara- en su periódico y dedica varios editoriales a la política antiterrorista del primer Gobierno de Felipe González con José Barrionuevo como ministro de Interior.

20 de octubre de 1983. Bajo el título «Hay que destruir a ETA», el editorial de Diario 16, refiriéndose a la actuación de varios geos en el frustrado secuestro del etarra Larretxea en Francia, decía: «Es preciso cerrar filas en tomo a este buen Gobierno que tenemos, formado por hombres competentes y patriotas, dispuestos a conciliar los valores esenciales de libertad y seguridad». Más adelante, señalaba: «Frente al siniestro engranaje montado en torno al santuario francés, el Estado español tiene legitimidad moral para recurrir a veces a métodos irregulares»., Y acababa. el editorial con ánimos sin medida para los entonces dirigentes del PSOE que hoy siguen siendo noticia: «Sin tregua ni cuartel. Dando la cara, como valientemente lo vienen haciendo Txiki Benegas, Damborenea y todos los socialistas vascos. La ecuación es cada vez más simple, por muy inconfortables que frente a ella se sientan los estetas de: la chaise longue: o ellos, o nosotros. Por eso hay que terminar con ETA de la forma que sea».

23 de octubre de 1983. Tres días después, con su propia firma, y en un artículo titulado «Nuestros geos en Francia», Pedro J. escribía. lo siguiente: «¿Cuántos de nuestros gauchistas de salón que abominan de la. guerra sucia contra ETA no estarían dispuestos a justificar el derecho de persecución de los sandinistas contra las guerrillas que operan desde Costa Rica y Honduras, o de los angoleños contra los hombres de Unita protegidos por Sudáfrica?». Y añadía: «A Barrionuevo no habría que cesarle por estar consintiendo acciones irregulares en el sur de Francia, sino por cosechar tan pocos éxitos a pesar de la infinita buena voluntad con que ejerce el cargo».

24 de octubre de 1983. Veinticuatro horas después del artículo de su director, Diario 16 advertía así a Francia: «Lo que hace falta es que las relaciones de España con Francia empiecen a ser peores. Es decir, que, en tanto los encarcelados en Pau sean nuestros geos y no la plana mayor de ETA, París tenga que soportar la hostilidad española en cuantos frentes podamos ocasionarles presión y hasta perjuicio».15 de enero de 1984. Nuevo artículo de Ramírez. Su título, «Crece el prestigio del Gobierno». Se refería al entierro del etarra Mikel Goikoetxea, Txapela, asesinado por los GAL. Y decía: «Por fin los hechos demuestran que existen alternativas eficaces a la frustrante exhortación a la paciencia que venía haciéndose endémica en nuestra clase política». Ramírez observaba cómo estos hechos repercutían favorablemente en los patios de armas: «Estoy seguro de que en ningún otro lugar se estará valorando todo esto tan positivamente como en los acuartelamientos de las Fuerzas Armadas. Hacía tiempo que lo que la inmensa mayoría de nuestros militares profesionales anhelaban era una exhibición de eficacia por parte de los gobernantes en la lucha antiterrorista ( … ) Ya se sabe que en la milicia se respetan mucho más los hechos que las palabras».

25 de marzo de 1984. También firmado, el artículo «La antesala del fascismo», glosaba la actuación de la policía en Pasajes, con el resultado de cuatro terroristas muertos: «Hace cinco años la emboscada de Pasajes habría suscitado un debate con el terrorismo de Estado a vueltas. Son ya tantas las iniquidades cometidas por ETA que, hoy por hoy, muchos ciudadanos de muy diversa ideología están dispuestos a aprobar a ojos ciegos lo ocurrido, considerando totalmente secundario el análisis de si hubo o no oportunidad de capturar vivos a los miembros del comando acribillado por el GEO. Mucho me temo que si se hiciera una encuesta rigurosa sobre los crímenes de los GAL en el País Vasco francés, el resultado sería todo un espaldarazo de la opinión pública, incitándole a seguir su macabra escalada de represalias».

30 Enero 1996

¿Quién manipula? ¿Quién miente? ¿Quién difama?

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Bajo el titulo «Pedro J. Ramírez y los GAL», el diario El País presentó ayer cinco textos de hemeroteca que, en su criterio, demostrarían que el hoy director de EL MUNDO apoyó las acciones de los GAL en sus inicios. Tres de ellos recogían frases tomadas de artículos de Ramírez; en los otros dos, citaban editoriales de Diario 16.

En realidad, la mencionada selección de textos lo único que demuestra es la increíble capacidad de manipulación y falsedad de El País.

En primer lugar, de los cinco textos en cuestión, tres -dos de los cuales ni siquiera fueron escritos por Ramírez- malamente podían demostrar nada en relación a los GAL, porque vieron la luz en fechas anteriores al inicio de las acciones de esa banda terrorista.

Sí fueron escritos por el hoy director de EL MUNDO, conociendo ya la existencia de los GAL, los dos que El País cita en último lugar. Sólo que los cita falsificando su sentido. En el primero, presenta unas frases relativas a los inicios de la colaboración policial francesa contra ETA como si se refirieran a los GAL, cuando a los GAL solamente alude para llamarlos «siniestros» y para advertir de que «el problema de ETA no se reduce estrictamente a desbaratar una banda armada». En cuando al segundo, que era de punta a cabo un alegato contra el peligro de derechización que tenía ante sí el felipismo -al que prevenía del riesgo de ponerse en sintonía con las tendencias menos democráticas de la opinión pública-, El País lo transforma… ¡en todo lo contrario: en una defensa de esa derechización!

No pedimos a nuestros lectores que nos crean más que a El País. Les pedimos que lean el texto íntegro de los dos artículos en cuestión, que hoy publicamos, y que cotejen su verdadero sentido con el modo en que El País los presentó ayer. Comprobarán que se trata de un caso evidente de manipulación. De una manipulación que sólo puede ser deliberada. Ambos artículos demuestran palmariamente que en 1984 Pedro J. Ramírez se oponía no solamente a los GAL, sino también al caldo de cultivo derechizante que acompañó a su creación.

En su hostilidad hacia EL MUNDO, El País cruzó ayer una frontera que los profesionales de la información no deben atravesar jamás: la de mentir, manipular y tergiversar deliberadamente los hechos con el ánimo de difamar.

EL PAÍS cuenta con un Defensor de los Lectores. A él apelamos para que explique a los lectores de ese diario qué clase de deontología profesional permite tales prácticas. Y, si la dirección de El País está dispuesta, EL MUNDO acepta desde ahora mismo que ambos periódicos sometan este episodio, en todos sus extremos, al dictamen de una personalidad o de un colectivo profesional de prestigio comúnmente admitido.

El País dedicó a EL MUNDO el pasado sábado un largo editorial titulado «Miente, manipula y difama». No podía haber encontrado tres términos que autocalifiquen mejor su propio comportamiento.

04 Febrero 1996

'El Mundo' y EL PAÍS

Juan Arias

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El editorial publicado por este diario el pasado 27 de enero sobre El Mundo, titulado Miente, manipula y difama, y la polémica desencadenada los días pasados entre ambos diarios ha promovido una serie de cartas y llamadas de teléfono de nuestros lectores que aplaudían el que este diario se hubiese decidido a responder por fin a las continuas provoca ciones lanzadas por El Mundo contra él. Alguno, sin embargo, se ha manifestado perplejo acerca de la oportunidad de romper el silencio contra los ataques de El Mundo, pensando que es inútil darle tanta importancia. Por último, un veterano lector madrileño de este diario, Francisco de Juan, se ha dirigido al Defensor del Lector para preguntar si es cierto -como ha denunciado El Mundo- que este diario ha manipulado unos textos para responder a Pedro J. Ramírez, que nos retaba el pasado día 28 a presentar «uno solo de mis más de mil artículos publicados cada do mingo a lo largo de 20 años en los diarios Abc, Diario 16 y El Mundo en el que aplaudiera, justificara o minimizara la guerra sucia».También el diario El Mundo acudió, desde sus columnas, al Defensor del Lector, el 30 de enero, pidiendo amparo contra lo que definía como una «zafia manipulación», mientras ponía al mismo tiempo en duda que el Defensor del Lector estuviese dispuesto a intervenir. Una duda inútil, porque yo mismo, en este caso, habría actuado de oficio. Aunque, entre paréntesis, lo que sí resulta curioso es que un diario que considera tan importante la función del Defensor del Lector, hasta el punto de acudir a él para pedir protección, no cuente aún con ella, como hace EL PAÍS desde hace diez años.

Francisco de Juan escribe: «Es posible que, efectivamente, Pedro J. Ramírez apoyara (o apoye) a los GAL. Es posible que escribiera multitud de artículos en ese sentido. Es posible incluso que los otros tres artículos que menciona EL PAÍS [y que no fueron publicados por El Mundo] vayan también en esa línea. Pero han elegido la peor forma de demostrarlo: manipulando (para mí no hay otra palabra) artículos ajenos. Si para ustedes es tan claro que Pedro J. Ramírez apoyó a los GAL, ¿por qué cometer la torpeza de justificarlo de esa forma? ¿No tienen otros argumentos? ¿Por qué modificar el sentido de dos artículos cuando, al parecer, hay otros tantos que probarían su tesis?».

El lector alerta también a nuestro diario ante el peligro que supone el que «a fuerza de querer contestar a El Mundo van a acabar pareciéndose. a él». El lector añade: «Y, ya para finalizar, un ejemplo de a qué extremos les está llevando esta espiral de enfrentamientos lo constituye la siguiente afirmación aparecida en una columna de Economía de su periódico el miércoles 31 de enero, titulada Las comisiones son legales y práctica habitual en el exterior, firmada por EL PAÍS [y refeirida al asunto de Jesús de Polanco y Uruguay]: «De forma que las sombras de supuesta sospecha con que, desde algunos medios de comunicación y con la entusiasta colaboración de un ilustre y estólido columnista, notable por su vasta ignorancia y el desparpajo con que la maneja, se quieren enturbiar operaciones legales y perfectamente verificadas ( … )». Y el lector se pregunta: «¿Es eso información? ¿Es opinión? ¿Qué dice el Libro de estilo al respecto? A mí, personalmente, me recuerda mucho el estilo de El Mundo y el periodismo amarillo». Y concluye: «Es, de agradecer que al menos EL PAÍS cuente con un Defensor del Lector accesible a quien poder dirigirse en estos casos (detalle que no tiene El Mundo). Porque después de esta queja, y como sigan por ese camino, van a perder por lo menos un lector. Pero ¿qué leeré entonces?».

El Defensor del Lector cree que nuestros lectores necesitan una explicación clara y serena, sobre ambos hechos, porque este diario puede equivocarse, y cuando lo hace no duda en reconocerlo, pero lo que no puede es aceptar que, ante un supuesto error, se le anatematice enseguida con expresiones como las que ha usado en este caso el diario El Mundo, calificando nuestra información de «engaño deliberado», «zafia manipulación», «inmoral falseamiento del contenido», «falaz interpretación», «trampa grosera» y hasta «mala fe», un lenguaje que creíamos de un periodismo ya olvidado.

Responde la Dirección

Por eso he solicitado a José María Izquierdo, director adjunto de este diario y director en funciones por la ausencia, por motivos de salud, del director, Jesús Ceberio, que explique a los lectores la presunta manipulación de los textos presentados contra el director de El Mundo y las afirmaciones hechas en la columna de Economía en la que, en efecto, se mezclaba abiertamente información y opinión, cosa que condena nuestro Libro de estilo.

La respuesta de José María Izquierdo ha sido la siguiente: «Lamento no dar la razón al lector en su interpretación sobre los textos de Pedro J. Ramírez en torno a los GAL. Los párrafos elegidos sí son bien representativos del pensamiento que por aquellas fechas sostenía el hoy director de El Mundo. Ramírez había lanzado el guante para que le mostráramos algún artículo en el que «se aplaudiera, justificara, comprendiera o minimizara la guerra sucia « (véase El Mundo del domingo 28 de enero, página 109). Por lo pronto, tonta disculpa es decir que cuando escribe alguno de los artículos aún no se conocían las actividades de los GAL. Él decía guerra sucia, y a ella nos referíamos en la selección de frases citada por el lector. Diga ahora lo que le venga en gana el señor Ramírez, en aquellos artículos aplaude la actuación del Gobierno en unos, justifica las acciones de venganza en otros, comprende que los españoles apoyen esas acciones en casi todos y minimiza la gravedad de los acontecimientos en uno sí y otro también. ¿De verdad habrá alguien que crea que cuando en 1983 se escribe: ‘Hay que terminar con ETA de la forma que sea’, el autor de la frase está pensando en la más escrupulosa de las legalidades? Pide el señor Ramírez que se publiquen íntegros sus textos. Pretensión exagerada para nuestras pocas páginas. Sea generoso él con sus lectores y ofrézcales, en su integridad, todos los editoriales y artículos citados por este periódico. Verán entonces que es necesario recurrir -en el más favorable de los casos- a la hermenéutica para adivinar, entre tanta ambigüedad, si entonces había guerra, si la que había era sucia y, de existir, quiénes eran los culpables. Compárense, y las hemerotecas son de público acceso, los editoriales de este diario y de la misma época. No hace falta ser ‘profesor universitario, columnista especializado en medios de comunicación, asociaciones de periodistas y demás expertos’, cuya ayuda reclama ahora el señor Ramírez, para observar la diferencia entre ambos. EL PAÍS condenaba con una rotundidad absoluta y sin fisuras cualquier acción de guerra sucia, y tan es así que el entonces ministro del Interior, José Barrionuevo, llevó a los tribunales a Juan Luis Cebrián, director de este periódico en las fechas de autos; por contra, los artículos y editoriales del señor Ramírez, tan perseguido, no merecieron tales acciones del Gobierno, y sí la lupa del especialista para dirimir el grado de apoyo o comprensión de aquella política. Bien está que ahora defienda tesis contrarias. En el debate que él mismo cita con Cebrián, ya reconoció en público ‘que él había cambiado’. Pues sea bien venido, al grupo de enemigos de la guerra sucia. De vuelta a nuestro lector, le desagravio con el absoluto reconocimiento a sus apreciaciones sobre la información aparecida en las páginas de Economía , de este diario y que él menciona. Nunca debió aparecer algo así en una columna sin firma y en mitad de una información. Jamás se introducirán tales modos en este periódico. Disculpas de la Dirección, y quede constancia de ello para evitar posibles nuevos errores de este estilo».