30 octubre 1979

El antiguo militar (expulsado del ejército por militar en la UMD) pide al ministro de Defensa que prohíba el acceso a esas publicaciones por parte de miembros del Ejército

El diputado Julio Busquets (PSOE) hace un alegato en el Congreso de los Diputados contra los diarios EL IMPARCIAL y EL ALCÁZAR

Hechos

  • El 30 de octubre de 1979 durante una intervención ante la Comisión de Defensa el diputado del PSC-PSOE, D. Julio Busquets aludió a las publicaciones diarias EL IMPARCIAL y EL ALCÁZAR.

Lecturas

El diputado socialista, el militar D. Julio Busquets, miembro de la Unión Militar Democrática, dedicó su intervención parlamentaria del 30 de octubre de 1979 para arremeter contra los periódicos EL IMPARCIAL y EL ALCÁZAR, a los que acusó de hacer camapaña a favor del odio y del Golpe de Estado. El Sr. Busquets solicitó su intervención contra la prensa a partir del artículo ‘Los Generales’ publicado en EL ALCÁZAR el 31 de mayo de 1979.

31 Mayo 1979

Los generales

Ángel Palomino

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Cuatro muertos más; un teniente general, dos coroneles y un conductor. El Ejército, los militares, no se sienten por ello amedrentados; la sangre, su sangre, se la tienen ofrecida a la Patria. Pero esta sangre no se ha vertido en combate; una vez más ha dejado en la calle el testimonio de un sacrificio sin contrapartida en la marcha de las operaciones y en bien de la Patria; una vez más, la sangre ha encharcado – tantas, tan demasiadas veces – el despacho política del vicepresidente primero del Gobierno UCD.

Se repite una situación que es normal para un jefe del Ejército; el general Gutiérrez Mellado se enfrenta con un hecho de armas, una acción de guerra. Pero, lamentablemente, el general ha optado por la política de un partido que lo ha convertido en algo más que ministro; lamentabilísima y dolorosamente, sus acciones políticas han fracasado; ni ha acertado con la respuesta adecuada a la agresión ni ha remediado nada. Su personalidad impuesta a las Fuerzas Armadas, e inexplicablemente confirmada y respaldada cuando el desacierto exigía la destitución, sólo ha producido malestar, rechazo y tensiones peligrosas para el mantenimiento de la disciplina.

No hace falta ser muy lince para advertir cómo en los momentos de tensión que produce en nuestra Patria esta guerra en la que el enemigo no combate, asesina por la despalda y el máximo responsable político del a Seguridad y la Defensa del Gobierno aparece obsesivamente preocupado por conseguir el entierro sigiloso de los soldados caídos conseguir el entierro sigiloso de los soldados caídos mientras continúa sin encontrar para el enemigo una respuesta concebida de acuerdo con los principios del arte militar, los ojos de los españoles se vuelven hacia los generales; unos, los más, con esperanza, otros con vergüenza culpable por no haberles manifestado antes claramente su respeto y su solidaridad, otros, los menos, con miedo; porque en todas las mentes surge, inevitablemente, el pensamiento de que algo va a ocurrir, de que las cosas han llegado demasiado lejos yu los generales han comprendido que e sta situación no pueden tratarla ya con el Gobierno de UCD ni con los partidos políticos; que desde el más moderno de los tenientes generales – que es hoy, sorprendentemente, jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra – hasta el más antiguo, y lo mismo los altos mandos de la Armada y del Ejército del Aire, tiene razones éticas, tácticas y estratégicas para decidir que ni el indescriptible señor ministro de Defensa, ni el general Gutiérrez Mellado, ni el presidente Suárez son interlocutores aceptables – en realidad son ya absolutamente inaceptables – dado que como políticos menores preocupados primordialmente por el zancadilleo de los cargos, por la reyerta cerril de las facciones internas y externas, han tratado pésimamente, antipatrióticamente este trágico episodio que en una verdadera y sangrienta guerra en la que los militares reciben un trato desfavorable y represivo y en la que a sus caídos se les conceden a regañadientes – con inaceptables medidas de aislamiento – los honores que por ordenanza les corresponden, cuando no se les niegan, en forma arbitraria, humillante y vergonzosa.

Es algo que capitanes, tenientes, comandantes, suboficiales, coroneles, viven crispadamente en la dura tarea diaria, en el cuartel, en la calle, en la convivencia ciudadana; algo que cada día exige más empeño y serenidad a su vocación por la paz cuando éste es posible, por el honor siempre, y por el sacrificio cuando la Patria lo exige. Y lo está exigiendo. Y la exigencia nace desde los mandos más jóvenes, no se oculta y se hace por momentos más impaciente, explícita y palpable.

Los militares no quieren el Poder. Los generales no piensan en golpes de Estado. Lo que queremos todos es un Gobierno y no eso que hay encerrado en la Moncloa arruinando a España. Los generales merecen otro trato que el que han recibido de los políticos en este problema profesional, militar, que es la guerra que los mata y mata a sus hombres y que está matando a España. Son los políticos quienes les impiden ejercer su deber y su derecho, y en conciencia es lícito pensar en que, por encima de tan torpes e ineficaces intermediarios, con la conciencia tranquila y el honor como irrenunciable legado de la Patria, pueden y deben exponer la situación, plantear el problema y proponer soluciones al capitán general de los Ejércitos: Su Majestad el Rey.

Ángel Palomino

02 Noviembre 1979

El Ejército, EL IMPARCIAL y el Totalitario señor Busquets

José María Ruiz Gallardón

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Me aseguran que ya no hay taquígrafos en las Comisiones del Congreso. Por eso no puedo reproducir en su integridad las palabras del diputado socialista – y ex comandante del ejército – señor Busquets en la Comisión de Defensa, reunida el martes pasado, día 30 de octubre. Transcribo lo que al respecto publica la prensa – de la que me fío – bajo el subtítulo de ‘Intoxicacion periodística’. EL PAÍS de ayer dice lo siguiente:

«El señor Busquets aludió a la procedencia de la mayoría de los militares como consecuencia de la guerra civil y de la posterior educación en las academias militares durante la dictadura. En este marco consideró pernicioso la presencia en los cuarteles de publicación como EL ALCÁZAR, EL IMPARCIAL y FUERZA NUEVA, y señaló que sólo el ministro puede prohibir su entrada.

Ninguno de los restantes periódicos de la mañana de Madrid hace referencia al tema. Y es un tema muy grave. Por lo menos por dos razones.

1) El señor Busquets agredió verbalmente – y en ocasión solmene como ésta – a la milicia. No de otra manera puede entenderse la alusión, en tono vejatorio, a la procedencia de los militares y a la formación recibida en las academias. El señor Busquets . que fue dado de baja en el Ejército – se revuelve contra quienes fueron sus jefes y compañeros acerca de las ideas del Sr. Busquets. Yo no olvido que Su Majestad el Rey pasó por las tres academias – de Tierra, Mar y Aire – precisamente ‘durante la dictadura’. Y que hoy – con aquella formación y procedencia – ostenta la suprema jefatura de las Fuerzas Armadas españolas.

No me consta cuál fue la respuesta del ministro – civil – de Defensa al señor Busquets. Pero sería bueno que la trasladara públicamente a todos los ciudadanos. También parece oportuno que el Partido Socialista – al que pertenece el señor Busquets – aclare si respalda o no las imputaciones de su diputado.

2) Pero, además, el señor Busquets se permitió atacar frontalmente a la libertad de Prensa. Es muy natural que al señor Busquets no le guste EL IMPARCIAL. A mí tampoco me gustan ni las palabras del señor Busquets, ni su biografía, ni el semanario EL SOCIALISTA. Pero está por ver que pida que el ministro de Defensa prohíba su entrada en los cuarteles o su lectura por jefes, oficiales y tropa.

Al señor Busquets le traiciona su temperamento totalitario: cuando uno o varios periódicos no le gustan, pues, hala, que el ministro del ramo prohíba que los lean a los que están bajo sus órdenes. Precioso.

Si eso tiene algo que ver con la democracia que venga dios y lo vea.