10 diciembre 1983

Enrique Vázquez llamó por teléfono a la periodista el 8 de diciembre para comunicarle que el 1 de enero dejaba de trabajar para la televisión pública

El Director de RTVE, José María Calviño, echa a Paloma Gómez Borrero como corresponsal en El Vaticano y la reemplaza por el anticlerical Javier Pérez Pellón

Hechos

El 8 diciembre de 1983 la dirección de TVE informó a Dña. Paloma Gómez Borrero que a partir del 1 de enero de 1984 cesaba como corresponsal de la televisión pública en Roma.

Lecturas

¿Cuestión personal?

La Sra, Gómez Borrero consideró que su despido de RTVE era una cuestión personal y lo cierto es que la prensa se hizo eco de frases atribuidas al Sr. Calviño en esa dirección:

«A ésta, a la Gómez Borrero, me la cargo yo» (que, teóricamente, le dijo a su antecesor, Sr. Nasarre, en el momento de tomar posesión)

«Si destituyo a Paloma, le hago un favor a la Iglesia» (que, teóricamente, le dijo a un prelado de la Conferencia Episcopal)

22 Diciembre 1983

Adiós, Paloma

Pilar Urbano

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Sabe cualquier rapaz de aldea que la campana no es la Iglesia… pero llama a los ifeles. ¿Conocen algo más triste que un campanario sin campana? Como nicho oscuro y hueco… Más que silencio, es mudez.

“A esta, a la Gómez Borrero, me la cargo yo” (Calviño a Nasarre en el traspaso de poderes). “Y si destituyo a Paloma, le hago un favor a la Iglesia” (Calviño a un prelado del a Conferencia Episcopal). “La Borrero tiene en Roma los días muy contados” (Calviño a mí, en un desayuno del Ritz). ¿Obsesión? Pero amontonaron episodios nefastos: “La Clave” escamoteada. La transmisión diferida y recortada del debate Rumasa. El escándalo de Las Vulpes (salivazos, eructos y, procacidades y guarradas, en un espacio infantil). La guillotina a las procesiones de Semana Santa. Aquel ‘en televisión ze informa zin inteligenczia’, en voz de Alfonso Guerra…. Y Calviño aguardó a mejor ocasión. En éstas que se adelantó Maravall, que ‘se topó con la Iglesia’, en us embestida contra los catecismos. ¡Como para hurgar en la misma brecha! Calviño, quieto-parao, porque Felipe González tenía entonces audiencia con el Papa.

¿No les advirtió aquella inusual nota del portavoz vaticano de que allá en Roma no se ponen, sin más, en manos de traductores por si, en el sesgo, se le tornan tradittores? Y bien. Puestos a escoger ‘por razones económicas’ entre los dos informadores permanentes de RTVE en Roma, hubiese sido lógica la opción por el que fuera de verdad, ambivalente. Pero eligen a Javier Pérez Pellón, notoriamente ‘non grato’ en los ámbitos eclesiásticos romanos, y a quien cierto agregado militar hubo de exigir ‘más respeto al Papa’, cuando en una cena se refirió a Juan Pablo II llamándole “el polaco ese… que monta espectáculos en la plaza de San Pedro”. Pellón, que disfruta regalando a los telespectadores el morbo de los Calvi, los Marzinskus, los Bancos Ambrosianos y las logias P-2… Cuando la teleaudiencia española de fe cristiana lo que recibe con crédito y agrado es eso que con tanta naturalidad ofrece Paloma: Ella ha sabido desacartonar y aproximar las noticias de la Iglesia, sin menguarles rigor ni respeto, dar encarnadura entrañable a los comunicados oficiales del Vaticano; introducir en nuestros cuartos de estar la esperitualidad del Papa, con toda su fuerte humanidad. ¡Y de un modo cordial, con aire de familia!

Una campana no es la iglesia… Ta se sabe, pero sin Paloma ‘en directo, desde Roma’, esa campana clara, alegre y veraz habrá dejado de llamar desde el telediario. Esa forzada mudez ¿no presagia un futuro silencio total? ¡Ah, pero el señor Calviño piensa, ‘veotamente’ que le hace un favor a la Iglesia!

Pilar Urbano

20 Octubre 1989

Cuestión personañ

Paloma Gómez Borrero

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Mi salida de TVE fue un caso personal de José María Calviño. Sin previo aviso, con sólo 15 días de antelación – y no con los tres meses que son reglamentarios – Enrique Vázquez me llamó de parte de Calviño para decirme que a partir del 1 de enero (estábamos a 8 de diciembre) ya no transmitiera más crónicas. Me comunica que me trasladaban a Atenas, a una corresponsalía que todavía no se había abierto, o sea, a un cementerio de elefantes. Como no podían decir que me quitaban por falta de profesionalidad, me mandaban a Grecia. Les dije que me parecía un pretexto, ya que en Atenas no se generaba la suficiente información como para abrir una delegación.

Aquella fue una maniobra clarísima para quitarme de en medio, porque, de hecho, esa corresponsalía nunca se ha llegado a inaugurar.

Dicen que Calviño le dijo a Nasarre el mismo día de llegar a la dirección de RTVE ‘A Paloma me la cargo’. Está claro que sentía una animadversión clarísima hacia mí. Mi presencia debía fastidiarle la digestión cada vez que yo aparecía en pantalla. Pienso que también influyó una visita que Felipe González realizó por aquellas fechas al vaticano y que no tuvo tanta repercusión como se esperaba.