8 enero 2017

El economista anticapitalista Torres López abandona el plató de ‘La Sexta Noche’ tras ser acusado por Eduardo Inda de ser de Podemos

31 Marzo 2016

El sesgo de ‘La Sexta Noche’ y de sus economistas

Vicenç Navarro

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El lector me tendrá que permitir que antes de centrarme en el tema señalado en el título –el sesgo de los economistas invitados a tal programa de televisión- haga comentarios sobre el programa La Sexta Noche, que ejemplifica, por desgracia, lo que en España se conoce como “debate político”. En realidad, de debate el programa tiene muy poco. Lo que hay es, con abusiva frecuencia, un intercambio de insultos, interrupciones, gritos y, sobre todo, muy mala educación, promovida, en general, por los tertulianos de derechas (cuyos homólogos en el panorama europeo serían más bien próximos a la ultraderecha), y que, en general, ni siquiera dejan hablar a los tertulianos de izquierdas. Si bien es cierto que estos últimos –contaminados o provocados por los anteriores- también contribuyen al griterío, el hecho es que es fácil de ver que son los tertulianos de derechas los que expresan mayor falta de educación, grosería, manipulación, mentiras y escasísimo rigor, mostrando claramente su escasísima cultura democrática.

Me resisto a creer que no haya en España otros periodistas o políticos de derechas que sean mejores que los que aparecen en tal mal llamado “debate”. En ningún otro país en el que he vivido he visto una imagen más deprimente de lo que se quiere dignificar bajo tal nombre. Ni siquiera en la Fox de EEUU. Mírenlo y compárenlo, y lo verán. Y no es solo el sesgo tan marcado que hay en la selección de tertulianos (los únicos que aparecen durante toda la noche son los eternos Eduardo Inda y Francisco Marhuenda), sino también las malas maneras, la falta de respeto y la imposibilidad de argumentar, que alcanzan niveles auténticamente desagradables, incluso para el televidente. Da una imagen muy pobre de la cultura política y mediática del país.

La sección económica de tal programa

Esta sección del programa La Sexta Noche aparece en la última parte del programa, que, por regla general, se emite ya casi a la 1 de la madrugada. La gran mayoría, por no decir la totalidad de los expertos economistas son economistas de tendencia liberal, bien ultraliberales o socioliberales, como fue el caso, en uno de los últimos sábados, el 19 de marzo, del Sr. José Carlos Díez, que además de ser el gurú económico de La Sexta, lo es también de El País. Es, a su vez, próximo a la dirección del PSOE, habiendo sido uno de los defensores de las políticas del gobierno Zapatero en su respuesta a la crisis.

Las limitaciones de esta escasa diversidad aparecieron aquel sábado, cuando se discutió un tema de gran importancia y urgencia: la pobreza y las desigualdades en España. En este programa, el Sr. José Carlos Díez presentó la elevada pobreza en España (de las más altas en la UE-15, el grupo de países de semejante nivel de desarrollo al de España en la UE), sin apenas tocar, sin embargo, las desigualdades (también de las más elevadas de la UE-15). El mayor énfasis del Sr. José Carlos Díez fue mostrar el gran crecimiento de la pobreza durante el gobierno del PP (lo cual causó una interrupción constante por parte de Inda y Marhuenda, que casi no le dejaron hablar). Pero apenas abordó las soluciones, y solo señaló la necesidad de mayores programas de formación profesional a los parados y mayor sensibilidad hacia las madres solteras, que concentran la mayor pobreza.

Ahora bien, aun cuando estas intervenciones son necesarias, son dramáticamente insuficientes para disminuir la pobreza y reducir las desigualdades en España. Lo que el Sr. José Carlos Díez ignoró es que se requieren cambios mucho más sustanciales y profundos de los que él sugería, en dirección opuesta a los que la sabiduría convencional, de claro corte neoliberal, reproducida por la Troika, propone, y que él, por cierto, apoyó durante estos años de la Gran Recesión. El Sr. José Carlos Díez ha estado asesorando al PSOE, a El País y a La Sexta (que le ofrecen grandes cajas de resonancia) y ha estado atacando (a través de estas mismas cajas de resonancia) las propuestas de partidos progresistas como Podemos e IU, que implican una reversión de las políticas que han causado el gran ascenso de la pobreza y de las desigualdades y que ya se iniciaron durante el gobierno Zapatero, en su respuesta a la crisis.

Lo que no se vio en La Sexta Noche: qué debería hacerse para eliminar la pobreza

La pobreza en España está causada predominantemente por el elevado desempleo, la escasa ocupación y la baja producción de puestos de trabajo bien remunerados y en condiciones de estabilidad. En realidad, las políticas de austeridad y reducción salarial que han ido imponiendo el gobierno Zapatero primero y el gobierno Rajoy más tarde, han empeorado la crisis y retrasado enormemente la recuperación económica.

Y la pregunta que debe hacerse es: ¿por qué se producen tan pocos puestos de trabajo? Y la respuesta es, que, en gran parte, ello es consecuencia de que la demanda de productos y servicios es muy baja, el mayor problema que tiene el mundo empresarial. El lector se preguntará: ¿y cómo se puede aumentar la demanda? Y la respuesta no es nada difícil de ver, aun cuando seguramente no la leerán tampoco en los medios ni la verán en La Sexta Noche o en la televisión: revertir las políticas de austeridad y eliminar las reformas laborales, que han reducido sustancialmente los salarios, con un aumento mucho más notable del salario mínimo del que está proponiendo ahora el Sr. Díez.

Otra medida sería estimular la creación de empleo mediante una gran inversión pública en varios sectores de la infraestructura social y física del país. Un ejemplo de ello sería la creación de empleo en el escasamente desarrollado Estado del Bienestar. Si España tuviera el mismo número de adultos trabajando en sanidad, educación, servicios sociales, escuelas de infancia, servicios domiciliarios, vivienda social y prevención de la exclusión social que tiene Suecia (alrededor de 1 de cada 4, en lugar de 1 de cada 10, que es la tasa de España), España tendría unos 3,5 millones más de puestos de trabajo. Si, además, invirtiera en reconvertir la infraestructura energética hacia las fuentes renovables, se podrían crear fácilmente 400.000 puestos de trabajo. Y así un largo etcétera.

Otra forma de crear empleo es disminuyendo el tiempo de trabajo, bajando el número de horas de trabajo a 35 horas semanales y repartiendo el tiempo de trabajo, tal como se ha hecho en Alemania, una de las causas de su bajo desempleo.

Y aquellas personas que no pudieran trabajar tendrían que poder acceder a una renta garantizada que les permitiera tener un nivel de vida digno, tal como ocurre en los países del norte de Europa.

La predecible respuesta que economistas como el Sr. Díez dan a estas propuestas es que son utópicas e irrealizables. Constantemente se acentúa que el Estado no tiene tales recursos. Pero ello no es cierto. El país es suficientemente rico para pagar tales propuestas. El dinero existe. Lo que ocurre es que el Estado no lo recoge, o el Estado está sujeto a unas reglas a todas luces erróneas (como el infame artículo 135 de la Constitución, o el Tratado de Maastricht), que establecen un orden de prioridades que dan mayor peso a pagar a los bancos los intereses de la deuda pública que a invertir en las escuelas, o a estar forzados a tener unos niveles de déficit público arbitrarios e innecesariamente constrictivos.

La realidad es que si las rentas del capital se gravaran en España al mismo nivel que las rentas del trabajo, si además no se permitiera la utilización de paraísos fiscales y si se consiguiera, en su lugar, eliminar el fraude fiscal de las grandes familias, de la banca y de las empresas que facturan más de 150 millones de euros al año, se podrían obtener fácilmente más de 80.000 millones de euros más de los que el Estado recibe.

Es más, el BCE debería prestar dinero a los Estados directamente a los mismos intereses que a la banca privada, a fin de financiar tales inversiones públicas, financiación que debería realizarse a través de bancas públicas. En realidad, el Estado ya podría hacerlo. Y si no lo hace es porque está sujeto a una excesiva influencia de las mismas fuerzas financieras y económicas que han estado presionando a favor de las políticas neoliberales que han beneficiado sus intereses a costa de los intereses de la mayoría. Así de claro.

12 Enero 2017

El bochorno de La Sexta Noche: un espectáculo poco edificante

Vicenç Navarro

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Uno de los programas menos edificantes de la televisión de este país (de los muchos que hay) es el mal llamado programa de debate político de La Sexta Noche. Y digo mal llamado programa de debate porque de debate tiene muy poco. En realidad es, en su mayor parte, un intercambio de insultos y gritos con muy mala educación, procedentes en su gran mayoría de los tertulianos de derechas (que en el abanico político europeo se sitúan más en la ultraderecha que en el centro derecha), que interrumpen constantemente y no permiten hablar a los que difieren de sus posiciones, adversarios a los que tratan como enemigos. Entre ellos adquieren gran protagonismo Eduardo Inda, pero también Francisco Marhuenda, dándoseles gran exposición mediática al ser los únicos que están presentes toda la noche, alcanzando, en el caso de Eduardo Inda, elevados niveles de mezquindad y violencia verbal, con una nula capacidad de atenerse a la verdad y una extensa exposición de mentiras y manipulaciones, insultando constantemente, no solo a los tertulianos pertenecientes a sensibilidades políticas consideradas como enemigas (con especial mala leche hacia Podemos y otras fuerzas de izquierda afines), sino a toda una serie de personas con las cuales este señor tiene especial inquina, que ni siquiera aparecen en su programa.

Ni que decir tiene que en ocasiones uno puede ver comportamientos semejantes (contaminados por el estilo de las derechas) en los tertulianos de izquierdas. Pero cualquier personaje mínimamente objetivo puede ver que la gran mayoría de personas que insultan, interrumpen, mienten y manipulan son los tertulianos de derechas, alcanzando, como dije antes, niveles extremos en el caso de uno de los dos mayores protagonistas del programa, el Sr. Eduardo Inda, produciéndose un espectáculo poco edificante y que da una imagen pésima de la cultura política del país. Ni siquiera en la Fox, en EEUU, he visto comportamientos tan desagradables y bochornosos.

La falta de cultura democrática aparece en todas las dimensiones del programa

Pero además de la falta de respeto y educación que se debe a cualquier persona que participe en cualquier debate en una cultura democrática, hay un sesgo liberal (tanto en su versión neoliberal como en la socioliberal) en la elección de los economistas que aparecen, por regla general alrededor de la 1 de la madrugada (cuando el tema económico se saca a debate) y que reproducen la sabiduría convencional que aparece en los mayores medios de información y persuasión. Solo de vez en cuando aparecen economistas con una visión crítica con el pensamiento económico dominante, siendo su aparición la excepción que confirma la regla. Un economista representante de dicha orientación liberal fue el economista José Carlos Díez, articulista de El País que analizó las causas, consecuencias y soluciones del problema de la pobreza y de las desigualdades en España, problemas mayores en este país sobre los cuales he trabajado intensamente (ver mi libro El subdesarrollo social de España. Causas y consecuencias. Anagrama, 2006). Sus análisis y propuestas, que encajaban con el argumentario liberal, eran predeciblemente limitadas, cuando no erróneos, lo cual estimuló que escribiera un artículo que adjunto en el que, además de criticar el programa La Sexta Noche en general, por su espectáculo bochornoso, denuncié el sesgo neoliberal de su sección económica.

Por lo visto, tal artículo creó bastante atención, porque, sin yo saberlo, se generó una demanda generalizada en España pidiendo a tal programa que se me invitara. Dicha demanda parece haber sido tan extensa e intensa que determinó que recibiera una invitación para que yo apareciera en él, invitación a la que predeciblemente La Sexta Noche dio gran visibilidad para así intentar mostrar que, en contra de lo que yo les criticaba, eran muy sensibles con la diversidad dentro del programa. A partir de haberme enviado tal invitación, La Sexta Noche respondió sistemáticamente a las peticiones que recibieron de muchos espectadores del programa de que se me invitara diciendo que ellos ya lo habían hecho, pero que era yo el que no había aceptado, lo cual no era verdad. Sí que respondí y sí que acepté. Reproduzco la carta que envié el día 6 de junio de 2016 a La Sexta Noche.

Respuesta a la invitación de La Sexta Noche

 Querida Sexta Noche,

 Disculpe que haya tardado en contestar a su invitación pero he estado viajando y no he tenido la oportunidad de responderle hasta hoy.

 Permítame que le hable con toda franqueza. Le adjunto un artículo que se publicó en Público, que refleja mi opinión de su programa. (Adjunté el artículo al que hago mención en este escrito). A lo largo de mi largo exilio –tuve que irme de España en el año 1962 por razones políticas- he vivido en varios países (Suecia, Reino Unido y EEUU) y en ninguno de ellos vi un espectáculo mediático bajo el nombre de “debate político” semejante al que ustedes han creado en La Sexta Noche. Estoy seguro de que ustedes intentan enriquecer la cultura democrática del país. Pero me temo que en la manera como han escogido hacerlo, están logrando lo contrario. El producto final –que debería ser un debate político- es, en realidad, un espectáculo poco edificante.  Puede que refleje el debate político real del país existente hoy en España, pero en lugar de debate, es un intercambio de gritos e insultos, generados en su mayoría por los tertulianos de la derecha que aparecen a lo largo de todo el programa, que alcanza su máxima expresión en las intervenciones de los periodistas Eduardo Inda y Francisco Marhuenda.

 Referente a su espacio económico, que tiene lugar ya muy avanzada la noche, es una presentación de economistas neoliberales, salpicado de vez en cuando por algunos más progresistas. Y todo ello bajo la supervisión de los tertulianos, de los cuales los eternos Eduardo Inda y Francisco Marhuenda siempre están presentes. Estos señores me han insultado y calumniado, sin siquiera haber estado yo presente. Y ustedes saben que el Sr. Inda ha mentido y calumniado repetidamente, haciendo acusaciones graves, que han resultado falsas. Las acusaciones contra el ex alcalde de Barcelona, el Sr. Trías, y contra Podemos, por financiación ilícita, son dos, entre muchos ejemplos de ello. Esto que estoy diciendo está probado. Y ustedes lo saben. ¿No creen que un periodista del que está documentada una mala práctica profesional (y que en los países en los que he vivido estaría sancionado) es impropio que continúe en su programa, y todavía peor, que se le dé tal protagonismo? Verá usted, pues, que mi opinión de su programa no es tan positiva como me gustaría.

 Ahora bien, estaría encantado de aceptar su invitación, siempre y cuando cambien tales tertulianos, de manera que no tenga que interactuar con ellos, pues me ofendieron sus comentarios. Y creo, además, que su presencia en los debates no solo no contribuye al necesario debate, sino que lo embrutece. Estoy seguro de que pueden encontrar periodistas de idéntica sensibilidad política, pero con mayor educación y cultura democrática.

 Y, a fin de no dar la impresión que seguro no desean transmitir, de que estoy siendo utilizado para mostrar una pluralidad que hasta ahora no ha existido, también les agradecería que se comprometieran a diversificar su panel de asesores, incluyendo a economistas más heterodoxos de los que hasta ahora han tenido. Si ustedes pudieran satisfacer estas sugerencias, estaría entonces encantado de venir a su programa en una fecha mutuamente conveniente.

 Esperando su respuesta, le saluda cordialmente,

 Vicenç Navarro

Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas

Universidad Pompeu Fabra

Hasta hoy -12 de enero de 2017- no he recibido ninguna respuesta. Es una lástima, pues me parece que las sugerencias que yo hacía a La Sexta Nochehubieran enriquecido notablemente tal programa, sustituyendo a los dos periodistas (cuyo comportamiento falta a las mínimas reglas de profesionalidad y convivencia), y sobre todo al Sr. Eduardo Inda, por dos que, teniendo la misma sensibilidad política, supieran comportarse de una manera civil y democrática, sin insultos ni gritos, y comprometiéndose a que mi presencia fuera el inicio de un deseo de continuar invitando a voces de izquierdas, los llamados economistas heterodoxos, que puedan mostrar las falacias y errores de la ortodoxia dominante que se presenta con tanta frecuencia en aquel programa. ¡Qué lástima que no aceptaran mis sugerencias!

Ahora bien, lo peor estaba por llegar. Y llegó este último sábado.

Los insultos y  manipulaciones en contra del profesor Juan Torres

Este último sábado el economista invitado fue el profesor Juan Torres, Catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla, uno de los mejores economistas que tiene este país, y con el cual he tenido el gran placer de colaborar en varios trabajos. El motivo era la presentación de su excelente libro, Economía para no dejarse engañar por los economistas, en el que señala y denuncia, de un modo muy accesible y ameno, la falta de rigor del pensamiento económico dominante.

Después de hacer la breve presentación, se abrió el turno de preguntas tanto del público en general como por parte de los tertulianos. Al llegar al Sr. Eduardo Inda, y de una manera característica de este personaje, en lugar de ajustarse al tema de la sesión intentó -como siempre hace- desacreditar al que considera su adversario (mejor dicho, su enemigo) sin tener ningún reparo sobre la manera de hacerlo, y con la mala leche, manipulación y mentira que siempre lo caracterizan. Identificó a Juan Torres con el previamente demonizado Sr. Hugo Chávez, Presidente de Venezuela, y también con el previamente demonizado partido político Podemos, intentando relacionar, una vez más, a Podemos con el chavismo, utilizando al profesor Torres como la prueba de esta relación. Deseaba con ello establecer este vínculo, intentando mostrar que Podemos, cuyo programa económico había sido supuestamente escrito por el profesor Torres, estaba aplicando la misma política que el profesor Torres había aconsejado al Sr. Chávez, al cual el profesor Torres supuestamente también había asesorado. Las mentiras y manipulaciones son una constante en este individuo. Ni que decir tiene que nada de lo que aparecía en esta acusación era relevante con el tema tratado.

En su intento de presentar tal relación faltó a la verdad en cada uno de sus supuestos. El profesor Torres es un académico que no milita en ningún partido, asesorando a muchas instituciones. No es miembro del partido Podemos, y no fue el que desarrolló el programa económico de Podemos como así lo presentó el Sr. Inda. Él y yo preparamos un documento orientativo de los elementos que deberían incluirse en un programa económico de un gobierno progresista, tal como el de Podemos. Esto es distinto a escribir el programa económico de Podemos, que fue realizado por un comité dirigido por el profesor Nacho Álvarez, del cual yo fui miembro, pero no así el profesor Torres, entre otras razones porque estaba en Oxford, en su universidad. Y el profesor Torres no fue asesor del gobierno Chávez ni tampoco ayudó a desarrollar sus políticas económicas. La falta de rigor en las declaraciones del Sr. Inda muestra la desfachatez que utiliza en su presentación de datos, manipulándolo todo para que encaje en su falsificado escenario. Era obvio, en contra de lo que afirmó el director del programa, el Sr. Iñaki López, que el Sr. Inda estaba faltando al respeto al profesor Torres, lo cual hace constantemente. Es sorprendente que el presentador del programa, el Sr. Iñaki López, indicara (tras la salida del profesor Torres del programa) que no entendía por qué había dejado el plató cuando “nadie le había faltado al respeto”. Es triste que parezca no darse cuenta de que la falta de respeto es la característica de este señor en el programa hacia aquellos con los que polemiza. Sí que le faltó al respeto. Y de ahí la nobleza del Sr. Torres de no aceptar tal trato, dejando el programa. Le felicito por ello. Hizo un servicio al país, frente a tanta mezquindad y mala educación. Yo rogaría al Sr. Iñaki López, de cuyo compromiso en desarrollar un auténtico programa edificante y educativo no tengo duda alguna, que diera mucha mayor atención al compromiso que el programa debería tener con el objetivo de enriquecer y reforzar la todavía muy insuficiente y limitada democracia en España, que no al aspecto teatral, con groserías, sarcasmos, insultos y mala educación (cuando no mala leche), de lo cual la cultura política española ya tiene una sobreabundancia. Se me dirá (como ya se me ha dicho) que el programa refleja correctamente la cultura política que existe en el país, pero sería importante que un programa que se presenta como un debate político intentara mejorar, y no empeorar todavía más, lo ya existente. La ciudadanía de los distintos pueblos y naciones de España se merece un programa mejor.

15 Enero 2017

Mi muerte civil

Eduardo Inda

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No hace falta gozar de un coeficiente intelectual de 180 para concluir que los gerifaltes podemitas son una panda de mentirosos que no le cuentan la verdad ni al médico. Tampoco ser Einstein o Copérnico -sí, el que el macarrita podemita no sabe qué descubrió- para determinar que son unos fascistas. Bueno, tan fascistas como estalinistas. Unos fascioestalinistas, en resumidas cuentas. Su totalitarismo les lleva a intentar destruir a sus adversarios políticos, a los que ellos consideran “enemigos”, a los que no dicen “amén” o “sí, bwana” a todas sus locuras. El sistema es el mismo que emplean los regímenes más abominables del planeta: se inventan toda suerte de mentiras de su objetivo, las repiten goebbelsianamente mil veces, los medios y periodistas afines (que son cada vez más) reverberan los embustes, se lincha a modo y manera a la víctima y al final consiguen que la mentira se convierta en dogma de fe. El inconfesable fin último es perogrullesco: que alguien le dé una lección por la calle. El primero, también: asesinarnos civilmente. Que desaparezcamos al menos de la primera línea de la actualidad. Que no tengamos voz y no sé si voto. No soy el primero que ha pasado por esto. Antes les ocurrió por circunstancias similares y con modus operandi idénticos a periodistas como Alfredo Urdaci o Federico Jiménez Losantos.

Podemos no me soporta. Mi único delito consiste en ser de los pocos que se atreven a cantarles las cuarenta en OKDIARIO, en televisión, en la radio, donde se tercie. Tania Sánchez me espetó hace unos días que me producía “placer” criticar a la formación morada. “Placer, lo que se dice placer, me lo provocan otras cosas”, le corregí entre las risotadas del personal. Esto se llama responsabilidad moral. Antes muerto que callarme lo que considero malo para la sociedad en general y para este país todavía llamado España en particular. Ni quiero, ni debo, ni pienso callarme ninguna corruptela de Podemos, del PP, del PSOE, de Ciudadanos o del maestro armero. Ni chalaneé ni guardé en el cajón el caso Urdangarin, Bárcenas, el dúplex de Nachete, los sms de Rajoy a Bárcenas, los milmillonarios tra-ca-trá de Pujol y cía, las guarrerías del fichaje de Neymar… ni tampoco voy a hacer luz de gas con las mangancias, barbaridades e incompetencias de estos indocumentados sujetos y sujetas (como dirían ellos). Ni creo que sean buenos éticamente para este país llamado España ni estoy dispuesto a que mis hijos, mis amigos o yo mismo vivamos en un país arruinado, chavizado y en el que haya que pedir perdón por pensar diferente o exiliarte.

Es una tarea ciclópea porque la mayoría relativiza o silencia sus fechorías a la par que multiplica por infinito cualquiera de las que protagonizan Ciudadanos, el PSOE y no digamos el PP. Los de Rajoy se llevan la palma: lo que está sucediendo con Trillo es la prueba del nueve de cuanto digo. Los linchan mañana, tarde y noche por tierra, mar y aire y continúan poniendo una bonita y políticamente correcta sonrisa. Los masocas son así. Y encima paran los pies a la Fiscalía cada vez que hay pruebas sólidas para meter mano a esta gentuza. En este caso no pecan de ingenuidad sino de maldad: saben que a más Podemos, menos PSOE y más Rajoy por los siglos de los siglos. Podemos y PP van de tikitaka en este apartado porque les une la necesidad de sacar del carril al partido del Pablo Iglesias bueno.

La campaña contra un servidor no es de aquí ni de ahora. Lleva muchos meses en marcha. Prendieron la mecha en esas redes sociales que tan bien manejan por incomparecencia del rival. Lo hicieron a su manera mintiendo, manipulando y difamándome con sus trolls, bots y demás basura. Ése fue el primer paso. Dieron un giro de tuerca cuando osamos contar que la Policía posee unos documentos que certifican que Pablo Iglesias abrió una cuenta en el paraíso fiscal bolivariano de Granadinas con 272.000 dólares que le habían transferido sus jefes venezolanos. Aquella noche, las hienas periodísticas podemitas me hicieron una encerrona en TV de las que hacen época. Era un menda contra todos. Salí vivo de un partido que jamás podía ganar porque me lo preparé, porque los hechos son incontestables y porque la verdad nunca pierde. Fue como si el Real Madrid de Zidane jugase contra tres equipos a la vez en el mismo terreno de juego, es decir, como si disputas un partido con los 11 reglamentarios contra 33. Los periodistas podemitas estaban perfectamente coordinados.

Publicar las vergüenzas del caudillo de la coleta me costó el ahorcamiento en ese cadalso moderno que es change.org. La inquisición moderna se hace a través de este estercolero en que se ha convertido lo que en un principio parecía una buena iniciativa para que la sociedad civil hiciera frente a los abusos de poder. Recogieron firmas para ¡¡¡pedir que la Fiscalía me procese por calumnias continuadas a Pablo Iglesias!!! Vamos, para que me enchironen o lo intenten. Luego han urdido varios foros para pedir que me echen de La Sexta. Unas exigen que me larguen sólo a mí y otras reclaman que lo haga en compañía de Paco Marhuenda. Y también para que cierren este diario que tiene usted entre sus manos. Censura que aquí padecimos con Franco y que hoy día se practica a sangre y fuego en países como la Corea del Norte del infecto Kim Jong-un o la Venezuela de Maduro, donde el disidente paga su derecho a la crítica con la cárcel. De hecho, hay cerca de 100 líderes de la oposición entre rejas. Leopoldo López, que pronto cumplirá tres años en la prisión de Ramo Verde, se lleva la palma.

La campañita, que en el fondo agradezco de corazón porque ha multiplicado exponencialmente el número de visitas de OKDIARIO, se les ha ido de las manos estas ultimas jornadas. Todo comenzó en La Sexta Noche el sábado pasado a eso de la una y pico de la madrugada. Venía a vender su libro Juan Torres, el asesor económico personal del dictador Hugo Chávez y autor junto a un tipo con cara de mala persona que es mala persona (Vicenç Navarro) del primer programa económico de Podemos. Y yo, en ejercicio de mi libérrima libertad de expresión, le recordé que había sido el economista de cabecera de Podemos y le solté un lacónico “sus recetas no han funcionado muy bien que se diga en Venezuela”. Mis preguntas fueron de una educación exquisita, victoriana diría yo. Es más, inicié mi breve intervención propagando a los cuatro vientos “mi aprecio intelectual” por el personaje “desde la discrepancia”. Hasta ahí todo normal. La normalidad se transformó en anormalidad cuando me llamó “mentiroso” y probé que mentía. “Yo no le hice el programa a Podemos, no soy su economista de cabecera”, vociferó. Y, como quiera que a mí no me toma por embustero ni dios, lo desenmascaré no recurriendo a la maldita hemeroteca sino echando mano de su propio blog personal, donde reconoce que co-elaboró el primer plan económico de Podemos y sus tareas de asesoría al dictador venezolano (fotos con el sátrapa en el Palacio de Miraflores incluidas). El aludido se escapó del plató fuera de sí porque, según él, le había insultado. Me recordó a mi hijo de 10 años cuando tenía cinco: se iba hecho un basilisco cuando no le dabas la razón.

Los podemitas la montaron en Internet llamándome de todo, amenazándome de muerte incluso (como bien sabe la Policía) y pidiendo que no aparezca más en La Sexta Noche. Censura pura y dura al más puro estilo chavista. Argumentan que insulté a Torres cuando yo no le dije una palabra de más ni siquiera fuera de tono (ahí está el vídeo). Aquí el único que ha insultado recientemente, en el mismo canal, fue Pablo Iglesias que me llamó “maltratador” en directo y Carolina Bescansa que me tildó de lo mismo en público y luego me soltó en privado un “¡hijo de puta, te voy a escupir!” impropio de la niña pija que es. Lo del coletas viene de tiempo atrás. Tiene barra libre: me ha calificado de “tonto, “impresentable” y “pantuflo” en prime time. Por no hablar de las salvajadas que me ha dedicado el sinvergüenza fiscal de Monedero. Salvajadas que le van a costar una bonita querella, que apostillaría el gran Santiago Segura.

El no va más de la lapidación se produjo el 3 de diciembre, coincidiendo con el Barça-Madrid. Aquel sábado, el diario podemita (Público) de un empresario al que gusta llevarse a paraísos lejanos la pasta que gana en España, Jaume Roures, aseguraba tan miserable como falsamente que yo no abonaba la pensión alimenticia a mis hijos.Olvidaron, intuyo porque la persona con la que estuve casado, de la que llevo divorciado siete años, no se lo contó, que es una mera disputa contable (ella me ha llevado a los tribunales porque asegura que le debo 13.000 euros, yo he hecho lo propio porque me adeuda 25.000) y que también está demandada por incumplir cada vez  que le viene en gana el régimen de visitas de mis hijos. ¡Ah! Y que está denunciada por agredir o intentar agredir (una de ellas ejecutando un kamikazeautomovilístico) a mi actual mujer. Cómo sería de intenso e inmenso el montaje ad hominem que fue trending topic  ¡¡por encima del Clásico!!! Nunca en tiempos recientes un periodista ha sufrido un ataque personal tan nauseabundo.

De momento, no han logrado echarme de La Sexta. Cadena en la que, por cierto, siempre he disfrutado de una libertad total para decir lo que me ha venido en gana. Cadena que se limita a hacer lo que es habitual en los países occidentales. Algo que nada gusta a los morados: la confrontación democrática de ideas. Porque del debate de ideas siempre salen mejores ideas. De eso va la libertad. A Antonio García Ferreras siempre le defenderé con uñas y dientes porque, a pesar de nuestra lejanía ideológica, siempre ha dado altavoz a mis ideas por muy poco o nada que le gustasen. Como yo haría con él o con quien sea por convicción y porque el pensamiento monolítico es, además de una injusticia supina, un coñazo. Y, además, me defendió cuando desde algunas instancias del poder le presionaban para expulsarme tras haber sacado elcaso Urdangarin y los sobresueldos y la financiación en B del PP.

Que nadie se equivoque o haga trampas al solitario: no pretenden asesinarme civilmente a mí. Nos quieren quitar de la circulación a todos los que no pensamos como ellos. Yo simbolizo ese intento de acabar con la disidencia para imponer el pensamiento único. Si me amordazan, nos amordazarán a todos los que creemos en una España liberal, constitucional y en la que el Estado de Derecho sea el único camino para resolver las diferencias irreconciliables.

De una semana a esta parte me he sentido como los jesuitas del peliculón Silencio de Scorsese, que fueron perseguidos y torturados con ingeniosa crueldad hasta que se convirtieron al budismo. Van dados si se creen que se lo vamos a poner fácil o que me voy a rendir al fascioestalinismo podemita cambiando mi chaqueta azul clara (los colores de este proyecto intelectual) por una morada. Para callarme, me tendrán que matar pero físicamente. Y mientras les espero con la única arma que sé manejar, la de los argumentos, refresco ese poema de Martin Niemöller que los coletudos y los copérnicos de turno seguro que atribuyen a Brecht:

“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron a por los judíos y no dije nada porque no era judío. Luego vinieron a por los sindicalistas y no dije nada porque no era sindicalista. Luego vinieron a por los católicos y no dije nada porque era protestante. Luego vinieron a por mí pero, para entonces, no quedaba nadie que dijera nada”.

06 Marzo 2013

Hugo Chávez en mi recuerdo

Juan Torres López

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Aunque se veía venir, he sentido una profunda tristeza al conocer la muerte del presidente Chávez. Tuve la oportunidad de trabajar en su despacho como miembro de la Fundación CEPS y compartí con él algunos momentos intensos y que perdurarán siempre en mi memoria. Lo recordaré como una persona serena, comprometida con su pueblo, incansable hasta la extenuación (¿cuándo dormía ese hombre?, me pregunté siempre), muy cariñoso y atento con sus interlocutores. No le perdonarán nunca que diera voz a los millones de personas que no la tenían, que permitiera que su pueblo disfrutase del dinero del petróleo que antes iba a los privilegiados. No le perdonarán que ganase una elección tras otra y sin que en ninguna se pudieran descubrir irregularidades de las que incluso hay en los países que alardean de democracias asentadas. No le perdonarán, en suma, que no aceptase -como le ofrecieron muchas veces- obedecer al Imperio, ser sumiso y someterse a los intereses de sus multinacionales.

Pude comprobar en Venezuela cómo lo querían las gentes sencillas. En una ocasión un abuelo muy mayor me dijo en uno de los barrios más pobres de Caracas: “Gracias al comandante ya puedo reír”. Le habían arreglado los dientes y eso para él era ser otra persona. Conocí a muchas otras que habían empezado a ver gracias a las operaciones de cataratas que se realizaban en Cuba a través de las Misiones, las mismas que permitían a las madres llevar a sus hijos al médico. Una simple consulta que evitaba el sufrimiento de verlos enfermos sin poder recurrir a nadie, como antes les pasaba. El propio Chávez me comentó una noche en su despacho que habían puesto en marcha unos quirófanos ambulantes que en una semana hacían las operaciones de pequeña envergadura que antes se hacían en siete años a personas sin medios económicos. El empoderamiento que sentían los millones de personas que con la revolución empezaron a disfrutar de todo ello, por no hablar de las escuelas, de las universidades… es lo que no han sabido tener presente quienes nunca han entendido el gran apoyo electoral de Chávez.

El proceso que él ha liderado no está exento de errores, de limitaciones. Claro que los hay. Pero lo éxitos están ahí, en la disminución de la pobreza, en los servicios y el poder que se han puesto a disposición de la gente sencilla que no tenía nada, ni siquiera “cédula” que los identificase como simples ciudadanos. Y eso teniendo en cuenta que no ha habido ni un minuto de respiro. La oposición no paró nunca de enfrentarse al gobierno y a Chávez personalmente con un odio que cuando lo viví allí me parecía terrible e inhumano. No creo que ningún otro país haya sufrido una huelga como la petrolera, un auténtico golpe de estado empresarial que trató de paralizar al país y acabar con el gobierno. Por no hablar del golpe de Carmona que apoyaron los gobiernos de las grandes “democracias”, como los de Estados Unidos o de España.

Me vienen ahora a la memoria los momentos en los que estuve con él y me emociono. Recuerdo los correos de amigas y amigos venezolanos que de vez en cuando me escribían simplemente para decirme que Chávez acababa de recomendar mi manual o alguno de mis libros en algún programa de televisión o en algún mitin o conferencia. Recuerdo el pánico que sentí cuando me encargó la primera tarea (quería saber mi opinión sobre las medidas de emergencia económica que deberían estar previstas y adoptarse inmediatamente si se daba otro sabotaje o golpe) o el examen tan detallado que me hizo sobre España mientras nos acercábamos a Barajas en uno de los viajes en los que fui en su comitiva, y que me dejó perplejo por lo que él sabía y por las cuestiones que me preguntaba, algunas de las cuales yo nunca había tenido en cuenta.

He vivido todas estas semanas de malas noticias sobre su salud con una pena inmensa. No es fácil hacerse a la idea de la finitud, por muchas veces que se ponga por delante de nosotros inexorable. Y se vive peor cuando se trata de personas a las que queremos o admiramos de un modo especial.

El pueblo venezolano ha tenido una suerte inmensa al contar con una persona como Hugo Chávez en todos estos años. Ahora, sin embargo, le toca andar más solo. Ojalá que todos esos millones de personas que salieron de la nada de la mano del comandante sean capaces de seguir con éxito, haciendo aún mejor las cosas y sacando adelante a su Patria, a la que tanto amaba Hugo Chávez, una persona excepcional a la que tuve el honor de conocer y de prestarle mi colaboración modestísima y de cuyo ejemplo seguiré tratando de aprender, de su amor extraordinario a las gentes sencillas y de su compromiso con el pueblo. Justo lo que no le perdonaron nunca, lo que hizo que fuese vilipendiado. Pero también, lo que hará que no lo olviden nunca las personas humildes de dentro y fuera de su República Bolivariana.