1 febrero 1997

El PP obliga a nuevas normas para poder emitir por satélite frenando así que PRISA se adelante demasiado a su VÍA DIGITAL

Polanco presenta CANAL SATÉLITE DIGITAL (PRISA y Zeta) y el Gobierno Aznar aprueba un decreto-ley para bloquear su nacimiento

Hechos

Al día siguiente de la presentación del nuevo CANAL SATÉLITE DIGITAL (Grupo PRISA + Grupo Zeta) el Gobierno Aznar aprobó un Decreto ley que obligaba a nuevos requisitos para poder comenzar a emitir en Digital.

Lecturas

El 30 de enero de 1997 D. Jesús Polanco Gutiérrez (PRISA) presentará oficialmente Canal Satélite Digital junto a D. Antonio Asensio Pizarro (Antena 3 TV), D. Pierre Lescure (Canal Plus Francia), D. Carlos March (Banca March).

El día 31 el Gobierno Aznar a través del ministerio de Fomento que regenta D. Rafael Arias Salgado aprueba un Decreto Ley con nuevas condiciones en el sector audiovisual que paraliza por unos meses para bloquear Canal Satélite Digital y permitir así el desarrollo de Vía Digital. El decreto ley es respaldado por El Mundo y ABC y criticado por El País, El Periódico y La Vanguardia. Aquel decreto ley supondría un pleito que termina en junio de 2003 por parte del Tribunal Supremo con una sentencia que condena al Estado a indemnizar a Canal Satélite Digital con 26,4 millones de euros.

PRESENTACIÓN BAJO LA AMENAZA DEL GOBIERNO

Canal_Satelite  El 30 de enero de 1997 el presidente del Grupo PRISA, D. Jesús Polanco, presentó públicamente el nuevo CANAL SATÉLITE DIGITAL junto a D. Juan Luis Cebrián (CEO del Grupo PRISA) y su nuevo socio D. Antonio Asensio (Presidente del Grupo Zeta y el canal ANTENA 3 TV). Durante la presentación el Sr. Polanco reconoció las tensiones con el Gobierno, pero aseguró que no les tenía miedo y recordó que en el libre mercado nada podía impedirles tener su propia plataforma.

INDIGNACIÓN EN LOS MEDIOS DEL GRUPO PRISA

Canal_Satelite Los periódicos vinculados al Grupo PRISA y socios como EL PAÍS o EL PERIÓDICO de Catalunya titularon en portada contra aquel repentino ‘Decreto-Ley’ del Gobierno Aznar.

LA GUERRA DIGITAL EN LAS RADIOS

Gabilondo_Ser_2004antonio_herrero_cope La tertulia de D. Iñaki Gabilondo en la Cadena SER (de PRISA) y la de D. Antonio Herrero de la Cadena COPE se volcaron en el tema. En la primera todos respaldaban a PRISA mientras que en la COPE todos apoyaban al Gobierno contra PRISA, salvo D. Justo Fernández.

D. Joan Barril: «Detrás de esto están los residuos intervencionistas de corte fascistoide y franquista en una decisión que dividirá dolorosamente al país» (SER, 27-1-1997)

D. Iñaki Gabilondo: «Hasta el 24 de diciembre, cuando se firmó el acuerdo entre CANAL PLUS y ANTENA 3 no había ningún problema. No se habría prodecido tanto jaleo sin el fútbol de por medio» (SER, 27-1-1997)

D. Jaume Ferrús: «El problema es saber quién manda aquí. Quien estaba con el Gobierno en el balcón por Semana Santa, Pedro J. Ramírez, no quiere que otros señores saquen tajada y le dice a Aznar que le devuelva los favores prestados que le llevaron a la presidencia» (SER, 27-1-1997)

D. Pedro J. Ramírez: «Jesús Polanco dirige un monopolio de hecho y quiere estafa a los ciudadanos colocando en cada casa un descodificador que sólo sirva para sus canales» (COPE, 27-1-1997)

D. Antonio Herrero: «Hace falta tener caradura, el pornoempresario Polanco, que trae lo más guarro que hay en la televisión y luego critica que el la plataforma de Telefónica tenga el canal ‘Playby’ (COPE, 27-1-1997)

D. Ramón Tamames: «Los de Sogecable no se han leído la directiva europea ni por fecha. Aquí lo que hay son abusos de dominio, discriminaciones y monopolios» (COPE, 28-1-1997)

D. Justo Fernández: «Yo discrepo de vosotros. Creo que el decreto ley es una maniobra gubernamental, la más grave que se ha producido en el país desde el cierre del diario MADRID durante el régimen de Franco por el minisro Alfredo Sánchez Bella» (COPE, 28-1-1997)

D. Antonio Herrero: «¡Tú no te enteras de lo que pasa, Justo!» (COPE, 28-1-1997)

D. Justo Fernández: «Y tú te enteras demasiado echándole siempre la culpa de todo al PSOE. ¿Acaso tiene mejor catadura el de Telefónica, Juan Villalonga, que Polanco?» (COPE, 28-1-1997)

D. Antonio Herrero: «Eso pregúntaselo a tu amigo Polanco» (COPE, 28-1-1997)

D. Ramón Tamames: «Tengamos en cuenta que el Banco Central Hispano ha puesto a la venta el 25% de su participación en el Grupo Zeta, que está endeudado en 70.000 millones. Eso quiere decir que la plataforma es una operación de gran riesgo. (COPE, 28-1-1997)

D. José Luis Gutiérrez: «Yo confieso estar avergonzado como español porque EL PAÍS amenaza en un editorial con la disolución de las cámaras. ¿Quién manda aquí, González o Polanco? Porque EL PAÍS se presente como el campeón de la lucha por la democracia cuando no fueron ellos, fue el Grupo16 de Juan Tomás de Salas» (COPE, 28-1-1997)

D. Antonio Herrero: «Estamos viendo a Antonio Gutiérrez, líder del sindicato CCOO defender a Polanco, Ybarra, March y Botín, que son los dueños de Sogecable, está todo patas arriba» (COPE, 28-1-1997).

LA GUERRA DIGITAL ANTE LAS CÁMARAS DE ANTENA 3 TV:

zap_cafe_cebrian El 31.01.1997 el CEO del Grupo PRISA, D. Juan Luis Cebrián, compareció ante las cámaras de ANTENA 3 TV (socio de PRISA desde el ‘Pacto de Nochebuena’ del diciembre anterior), para defender CANAL SATÉLITE DIGITAL y recriminó la actitud de TVE, el canal público, por el hecho de que hubieran silenciado completamente el nacimiento de CANAL SATÉLITE DIGITAL, y en cambio estuvieran dedicando minutos para hablar de la inminente creación de su plataforma rival: VÍA DIGITAL.

zap_1997_cafe_lorenzo En esa misma emisión del 31.01.1997 y un claro gesto de respaldo de ANTENA 3 TV a sus nuevos socios), compareció el Director General de ANTENA 3 TV, D. José Manuel Lorenzo, para respaldar al Grupo PRISA – CANAL SATÉLITE DIGITAL en sus postulados sobre el fútbol de pago.

zap_1997_cafe_anson A modo de compensación en la misma franja horaria, el 4.02.1997 compareció ante las cámaras de ANTENA 3 TV el Director del diario ABC, D. Luis María Anson, que era, además, el representante de Televisa en España (Televisa era uno de los impulsores de VÍA DIGITAL). El Sr. Anson justificó el decreto-ley del Gobierno contra PRISA: «Había que impedir que un monopolio de hecho que se estableció en la etapa socialista se prorrogue indefinidamente» y mostró su confianza en que se acabe constituyendo una plataforma de televisión digital única.

EL PNV SALE EN APOYO DEL GOBIERNO AZNAR CONTRA PRISA

El Partido Nacionalista Vasco (PNV) fue una de las primeras formaciones políticas en respaldar al Gobierno Aznar en su guerra contra el Grupo PRISA. El portavoz del PNV, D. Iñaki Anasagasti, tuvo una vibrante intervención en Radio Nacional de España (RNE) cargando contra el Grupo PRISA y echando en cara tanto los planes monopolísticos del Sr. Polanco como el extraño cambio de actitud del Sr. Asensio. Así como a la vez denunciar la hostilidad de EL PAÍS hacia el PP, CiU y PNV.

30 Diciembre 1996

20 claves para entender el trasfondo de la «crisis de Nochebuena»

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

Leer

1.- ¿Qué es lo que pactaron públicamente Asensio y Polanco?

Constituir una sociedad a la que tanto ellos como TV3 aporten los derechos televisivos sobre los clubes de fútbol que controlan. Asensio, a través de la sociedad GMA, tendrá el 40% y la Presidencia; Polanco, a través de Canal Plus, otro 40%, y TV3 el 20% restante. Como los derechos de Asensio -que controla a título personal pero va financiando a través de Antena 3- valen más que los de Polanco, Asensio recibirá también una importante compensación económica.

2.- ¿Qué es lo que acordaron en secreto?

Crear una nueva Plataforma de televisión digital que, entre otros contenidos, comercialice los derechos del fútbol. En esa plataforma, Polanco tiene por ahora el 85%. En ningún caso bajaría del 50%, tal vez con el apoyo de alguna empresa dependiente de la suya. Antena 3 y TV3, que de momento tienen el 10% y el 5%, respectivamente, quieren incorporar a más socios, hasta cubrir el 50% restante. Les gustaría contar ante todo con Televisa, por sus muchas horas de producción, pero los más probables candidatos son Retevisión y France Télécom -competidoras de Telefónica- y el BCH, que no participa en el núcleo duro de la compañía que preside Villalonga.

3.- ¿Por qué se siente el Gobierno engañado por Asensio?

Porque desde antes incluso de que el PP ganara las elecciones, Asensio planteó a Aznar la necesidad de aprovechar el desarrollo de las nuevas formas de televisión -entonces se hablaba sobre todo del cable- para equilibrar el poder de Polanco, obtenido a través de los privilegios que le otorgó González, e impedir que en España termine creándose una situación de hegemonía total, rayana con el monopolio, del grupo Prisa. Para desarrollar esta estrategia, Asensio ha visitado en media docena de ocasiones a Aznar en La Moncloa y en más de veinte a Miguel Angel Rodríguez. El principal fruto de todos esos encuentros fue la Plataforma Digital promovida primero por TVE y luego por Telefónica, cuya constitución se firmó el 28 de noviembre. El Gobierno considera un insulto que Asensio diga ahora que sólo ha tenido en cuenta la «lógica empresarial», cuando durante meses sus argumentos fueron abiertamente políticos.

4.- ¿Qué diferencia hay entre la Plataforma de Telefónica y la Plataforma auspiciada por Polanco?

Aunque el Gobierno haya respaldado la iniciativa, en ningún caso el resultado de lo promovido por Telefónica sería una plataforma gubernamental. En la práctica, una plataforma digital es una autopista por la que pueden circular todo tipo de contenidos. Lo importante es que ninguno de los medios que la usen sea además el dueño de la autopista. En el acuerdo firmado el 28 de noviembre, Telefónica se quedaba con un 35% y las ditintas televisiones con un 17%. Todos estaban dispuestos a rebajar su porcentaje para que Canal Plus y Tele 5 -las dos grandes ausentes- entraran en pie de igualdad. EL MUNDO aceptó quedarse con un simbólico 1%, como muestra de apoyo a un planteamiento destinado a ampliar el pluralismo y hacer realidad la libertad de televisión.

5.- ¿Por qué ha cambiado Asensio de bando?

En primer lugar, porque es una persona que tiene un concepto de la palabra dada y de los compromisos adquiridos que es distinto al del común de los mortales. A muy diversos interlocutores les había dicho que estaría dispuesto a arruinarse antes que a pactar con Polanco. En segundo lugar, porque el principal objetivo que Asensio persigue es seguir acumulando una gran fortuna personal. Y eso es lo que cree que el pacto con Polanco le garantiza.

6.- ¿Para qué ha utilizado Asensio su buena relación con Aznar?

Primero, para terminar de conseguir derechos de clubes de fútbol gracias a la influencia política del PP. Segundo, para hacer frente al intento del entonces primer accionista de Antena 3, Emilio Botin, de racionalizar la gestión de la cadena, sustituyéndole en la práctica por Eugenio Galdón. En tercer lugar, para convertir al presidente en una especie de liebre mecánica, que le ayudara a subastar los derechos del fútbol, subiendo el precio en función del mejor postor.

7.- ¿Quiénes han participado en esa subasta?

El primero de todos, en orden cronológico, el propio Polanco, con quien Asensio ya tuvo una primera negociación antes del verano. Luego Telefónica, que inicialmente aceptó que la Plataforma pagara 9.000 millones a Asensio en concepto de prima por los derechos del fútbol, y que a última hora estaba dispuesta a llegar a 12.000 o 13.000. En fin, Televisa -hace tiempo que sus altos ejecutivos venían hablando de la necesidad de pagar la mordida de Asensio- que en la mañana del 24 llegó a mandar un fax ofreciendo al presidente de Antena 3 25.000 millones de pesetas por el fútbol, a cambio de que se retirara.

8.- Y si Asensio es tan amante del dinero, ¿por qué no aceptó la generosa oferta de Televisa?

Probablemente porque ya tenía firmado su acuerdo con Polanco, y ese acuerdo preveía una fortísima penalización en caso de ruptura. Pero lo esencial es que Polanco le ofrecía casi tanto dinero como Televisa a corto plazo, mucho más a medio y largo plazo… y una buena cuota de protagonismo social. Una parte de los directivos de Antena 3, previendo el avispero en el que se iba a meter, le aconsejó que aceptara la oferta de Azcárraga.

9.- ¿Qué es lo que, en definitiva, gana Antonio Asensio con el acuerdo con Polanco?

Se da por hecho que la compensación personal por aportar el mejor fútbol ronda los 20.000 millones de pesetas, y que una parte importante se pagará en dinero negro, tal como ya hizo Polanco con Godó en el caso de Antena 3 de Radio. Además, Asensio obtendrá el 40% de lo que la Plataforma polanquista recaude por el pay per view del fútbol, que puede ser una cantidad enorme, si se tiene en cuenta que tendrá como punto de partida los abonados -más de un millón- de Canal Plus. Por otra parte, como presidente de la sociedad que monopolice todo el fútbol, podrá renegociar a la baja sin ningún reparo los contratos astronómicos firmados con los clubes. Por último, aunque en la práctica se convierta en un empleado de Polanco, su ansia de reconocimiento social se verá satisfecha, al manejar a su antojo los hilos del fútbol.

10.- ¿Y qué es lo que consigue Polanco?

Fundamentalmente, no sólo salvar, sino ampliar y blindar para siempre el gran negocio de la televisión de pago, que de forma monopolista le otorgó el Gobierno de González. Polanco obtuvo la licencia en un concurso convocado bajo el principio del interés público y en el que -como él mismo vaticinó- «no hubo cojones» para negarle lo que pedía, aun a costa de desdeñar otros proyectos de televisión abierta, como el que entonces promovía el propio Asensio. Luego, el deliberado retraso en la regulación del cable le permitió consolidar una situación en la que, ofreciendo mucho menos que las televisiones de pago del resto de Europa, cobraba una tarifa superior. Resultado: más de 10.000 millones de beneficio al año. La audacia de Asensio al hacerse con el mejor fútbol y el proyecto de Plataforma de Telefónica le obligaban a desmantelar su tinglado. Ahora la televisión de pago será en la práctica una ampliación -también monopolística- de Canal Plus y habrá quedado claro que, aun sin González en La Moncloa, Polanco es el que manda.

11.- ¿Qué consecuencias tendrá este acuerdo para el fútbol?

Los clubes tendrán que pasar por el trágala del monopolio sobre sus derechos por parte de una única empresa y el globo de la Liga de las estrellas se desinflará poco a poco. A la primera tentación de amañar el calendario, para que los mejores partidos tengan lugar cuando más convenga, seguirá la tentación de amañar los resultados, para que la Liga se decida con suspense final, para que nunca gane un equipo pequeño o mediano y para que no desciendan de categoría aquéllos que generen ingresos importantes a través del pay per view. Esos peligros son bien reales.

12.- ¿Y qué consecuencias tendrá para los medios de comunicación?

Será tal la ventaja empresarial de Polanco, que podrá imponer sus propias reglas, no ya en la televisión de pago y abierta -Antena 3 se convertirá en un planeta más de su sistema solar-, sino también en los demás medios. Antes o después, podrá hacer en la prensa escrita lo mismo que Murdoch -que también se ha hecho con el fútbol y la televisión de pago- en Gran Bretaña: bajar el precio del periódico a la mitad y provocar la ruina de sus competidores. En la radio podrá aminorar las tarifas de publicidad todo lo que quiera para vaciar de ingresos a la Cope o a Onda Cero. En uno y otro ámbito, podrá robar a la competencia a sus mejores periodistas, pagándolos a precio de oro con tal de que acepten formar parte de su cuadra.

13.- ¿Y qué consecuencias tendrá para la vida política?

A corto plazo, el prestigio y el principio de autoridad del Gobierno de Aznar quedarán por los suelos y su ridiculización neutralizará en gran medida la mejora de la situación económica. A medio plazo, el regreso de González de la mano de Polanco será inevitable. (Por algo el líder del PSOE saltó como una pantera contra la Plataforma Digital promovida por Telefónica). A largo plazo, la alternancia en el poder consistirá en determinar qué partido será el encargado de limpiarle los zapatos a Polanco.

14.- ¿Qué papel ha jugado Jordi Pujol en todo esto?

Sin su consentimiento, Asensio no se habría atrevido a desafiar a Aznar, traicionándolo a la vista de todos. Pujol prefiere que la situación de Aznar sea precaria para que la mayoría absoluta esté fuera de su alcance y la gobernabilidad dependa de él. Pujol siempre ha ayudado financieramente a Asensio a través de La Caixa. A cambio, éste le ha ayudado -a través de El Periódico, siempre enfundado en la camiseta del Barça- a mejorar la imagen de su nacionalismo linguístico ante los castellanohablantes del cinturón industrial de Barcelona. Su acuerdo incluye, por supuesto, mirar para otro lado en relación a cualquier caso de corrupción.

15.- ¿Qué puede hacer el Gobierno con relación a Asensio?

Con dejar de protegerle sería suficiente. Asensio incumple la Ley de la Televisión Privada: controla más del 50% del capital de Antena 3, cuando el tope legal es del 25%. También la incumple emitiendo mucha más publicidad de la autorizada. Por otra parte, es un secreto a voces que Asensio ha obligado a Antena 3 a subcontratar muchos de sus servicios -incluida la compra del fútbol- con empresas patrimoniales suyas y, según se subraya en medios gubernamentales, esto puede suponer un delito de estafa continuada, muy similar al que llevó a la Fiscalía a querellarse contra Mario Conde. Además, Asensio incumple la Ley del Deporte, al ser accionista de diversos clubes de fútbol a través de testaferros tan obvios como el doctor Beltrán en el caso del Mallorca

16.- ¿Qué puede hacer el Gobierno en relación a Polanco?

Recurrir a la legislación anti monopolio vigente para impedir que se consolide su dominio absoluto sobre el mercado audiovisual. Tratar de sacar adelante una legislación complementaria, para lo cual no podría contar con Pujol, pero probablemente sí con Izquierda Unida. O, lo que sería más práctico, impedir la utilización del fútbol como palanca de la televisión de pago. Podría empezar por atender el clamor de los sectores de la hostelería y el espectáculo, y restringir a un solo día de la semana -por polémica que resultara la medida- la emisión de fútbol por televisión. Y, sobre todo, podría decretar -en línea con algunas propuestas existentes en el Parlamento europeo- que ningún club pueda vender derechos en exclusiva y todos los medios de comunicación tengan la posibilidad de retransmitir los partidos mediante el pago de un canon, tal como ya sucede con la radio. Sería lo coherente con la plena aplicación de la libertad de expresión, teniendo en cuenta que, por su importancia social, el desarrollo de los partidos de fútbol trasciende a menudo el estricto ámbito del espectáculo deportivo.

17.- ¿Está dispuesto el Gobierno a adoptar estas medidas?

Aparentemente sí. Aznar se siente personalmente burlado y sabe que lo que está en juego es la credibilidad de su proyecto político. El pasado viernes, el portavoz Rodríguez prefirió no darse por enterado de la parte secreta del acuerdo y subrayó que el pacto sobre el fútbol no afecta en sí mismo a la Plataforma digital. Por otra parte, la decisión empresarial de Telefónica de seguir adelante con su proyecto abierto, integrador y pluralista, en el que nadie tenga una posición dominante, permite alentar esperanzas de que la opción monopolista no se salga con la suya. Se abre, pues, un margen de tiempo en el que todos los frentes siguen abiertos.

18.- ¿Qué espera Polanco que suceda?

Está convencido de que, tras unos días de tempestad, todo volverá a la calma y a una situación de hechos consumados. El y sus asesores han brindado con champaña y recibido las felicitaciones tanto de González como de los financieros que añoran los años en que podían beneficiarse de tipos de interés estratosféricos. Polanco da por hecho que, si las cosas se ponen feas, siempre podrá arreglarlas con una visita a La Moncloa, como la de hace unas semanas, para prometer al presidente que rebajará la agresividad de sus medios contra el Gobierno. En el caso de que Aznar no se pliegue al pacto del 24 de diciembre, está seguro de poder destruirlo, en una ofensiva por tierra, mar y aire (o sea, por prensa, radio y televisión) coordinada con el felipismo.

19.- ¿Qué espera Asensio que suceda?

Tras consumar su cambio de bando, el presidente de Antena 3 se quitó de enmedio, marchándose a California sin tan siquiera dar explicaciones a los socios con los que firmó el acuerdo del 28 de noviembre. Ni siquiera llamó a José María García, quien -además de ser su amigo personal- tanto le ayudó en su lucha contra el monopolio polanquista. En su ausencia, algunos de sus colaboradores más directos parecen haberse dado cuenta de que esta vez han ido mucho más lejos de lo que podían, y están seriamente preocupados por la cantidad de flancos débiles que presentan. Si fuera posible, preferirían dar marcha atrás o llegar a algún tipo de fórmula intermedia. El problema es que Polanco ha amarrado el pacto, incluyendo las claúsulas de fuerte penalización antes aludidas para el caso de que se incumpla. Asensio, que lleva mucho tiempo en la cuerda floja, parece sentirse cómodo con el abismo bajo sus pies. Todo indica que intentará seguir adelante con su suculento desafío, refugiándose en Pujol, formando piña con Polanco y presentándose como víctima de la venganza del Gobierno.

20.- ¿Qué pasará finalmente?

Los dados estan rodando. Hacía tiempo que el futuro de la democracia española no estaba en juego en un envite tan concreto.

26 Enero 1997

De Plataformas y repúblicas bananeras

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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¿EN QUÉ consiste el respeto del gobernante al Estado? En la cosa más sencilla del mundo: en que maneje al Estado como lo que es, como un poder público y no como un poder privado». Esta frase de Ortega y Gasset, que alguna vez ha utilizado José María Aznar como pórtico de sus meditaciones, merece una relectura por parte del presidente del Gobierno. Porque cada día son mayores y más evidentes los signos de que aquí se gobierna no tanto mirando a los intereses generales como a los particulares de su propio partido, cuando no a los de algunos de sus allegados.Lo sucedido durante la semana con la cuestión de la supuesta amnistía fiscal para los amiguetes de los socialistas ha puesto de relieve la irresponsabilidad imperante en La Moncloa a la hora de intentar destruir a sus adversarios políticos. Por lo mismo no debería extrañarnos ya la arrogancia con la que el Ejecutivo viene tratando las cuestiones de la política audiovisual, sólo comparable a la torpeza de sus decisiones.

El Gobierno parece empeñado en organizar en tomo a sus televisiones públicas y utilizando el dinero de la Compañía Telefónica, una empresa única de televisión digital vía satélite. Y no se muestra dispuesto a permitir que empresas privadas que funcionan legalmente emprendan por su cuenta una aventura que exige de por sí enormes inversiones -se habla ya de 200.000 millones de pesetas- e implica considerables riesgos para los accionistas de esas sociedades. No obstante, el anuncio de medidas de tipo reglamentario para bloquear la operación de Canal Satélite Digital, a fin de dar tiempo a la eventual plataforma del Gobierno para organizarse y competir, no puede ser verdad. Constituiría, si lo fuera, un acto de corrupción política inimaginable en quien se presentó a las elecciones con la inmaculada figura de José María Aznar como estampa. Pero los rasgos de autoritarismo que este equipo gobernante viene demostrando, en su obsesión por establecer «quién manda aquí», permiten también sospechar que es verdad cuanto publicaron ayer los diarios asociados al Gobierno en la televisión digital.

El Gobierno, que tan liberalizador y amigo de la libre competencia se profesaba, ha repetido hasta la náusea que patrocina la idea de una plataforma digital única, «en la que quepan todos, sin privilegios de nadie». Tampoco ha explicado quiénes son todos, por qué entre ellos se encuentra un operador de televisión mexicano y a qué se debe que no puedan estar todos los que quieran divididos en dos o más plataformas. Olvida Aznar que a nadie se le puede obligar a ser socio de nadie y que, independientemente de las peregrinas ideas que su portavoz pueda tener sobre el modelo audiovisual español, las leyes protegen la iniciativa privada.

El ‘exilio’ luxemburgués

Esto de la plataforma única se parece, además, como un huevo a otro, a un monopolio, y no digamos si está auspiciada por el Gobierno. y liderada por uno de los mayores monopolios que han existido en la historia de España: Telefónica. Pero curiosamente son las empresas privadas que tratan de ejercer la actividad por su cuenta las que son acusadas de monopolistas y difamados sus empresarios desde las tribunas públicas y los periódicos obedientes al poder. Para desgracia de Aznar, a nadie hay que pedir. permiso a fin de llevar a cabo una operación de televisión vía satélite en Europa. Ya intentó el Gobierno socialista impedir a Canal Satélite emitir su actual oferta de cinco programas -más de 100. 000 hogares abonados lo reciben hoy-, y esta empresa se fue a operar a Luxemburgo. Desde Luxemburgo, precisamente, comenzaron en noviembre las emisiones digitales de Canal Satélite y, por lo que se ve, el exilio forzado de todo el que no comulga con las ruedas de molino que el poder quiere hacer tragar sigue siendo un destino irrefrenable de los españoles.

Hay otros aspectos de esta historia que llaman poderosamente la atención. En primer lugar, la insistencia gubernamental en amparar y promover la entrada en España, de un grupo de televisión mexicano, Televisa, que se ha distinguido por sus servicios al PRI, recompensados durante décadas con un auténtico monopolio de la televisión en su país. ¿Cuál es la misteriosa razón por la que un conglomerado tan poderoso como ése es protegido directamente por el presidente Aznar?

No es pequeño tampoco el asombro que produce el hecho de que las televisiones públicas controladas por el PP, y sólo ellas, contribuyan con su presencia a configurar esa pretendida empresa de la que no sabemos prácticamente nada y que tiene el perfil más de una coalición política que de una sociedad anónima. Pues conviene no olvidar que en este tipo de sociedades es preciso, además de firmar declaraciones, invertir dinero. Vistas así las cosas, es más que una sospecha que en realidad se pretende poner el dinero de Telefónica al servicio de una operación esencialmente política, que resulta marginal, a su negocio -según reconoce la propia Telefónica- y en momentos en los que se lleva a cabo la privatización de la compañía en los mercados internacionales. Aznar debería protegerse de las acusaciones que sugieren que su amigo íntimo, el presidente de Telefónica, le estaría devolviendo así el favor de su nominación al cargo, cuando el Estado tenía aún el 20% del capital.

Por último, la presencia de la radio de los obispos en un conglomerado gubernamental a nadie puede extrañar, y permite suponer que el canal Playboy no podrá difundirse fácilmente por esa televisión, salvo que el pluralismo proclamado traspase también esas fronteras. Pero en su derecho están todas esas empresas, y cuantas otras se sumen, a hacer lo que quieran. Lo que no es tolerable es que se cambie la legislación, por la vía de urgencia, con nocturnidad y alevosía, para protegerlas de la libre competencia de otras. Algunos llamarían a eso prevaricación.

Este periódico reproduce hoy los reportajes y artículos de voceros permanentes de Aznar y su Gobierno, que demuestran bien a las claras cómlo se había organizado desde La Moncloa una verdadera cacería contra las empresas de comunicación independientes. La resolución de la guerra del fútbol entre Canal +, Antena 3 TV y la televisión catalana TV-3, que ha sido una buena noticia tanto para los clubes como para la afición, sacó de sus casillas a los estrategas de Aznar, que contemplaban cómo unos derechos importantes a la hora de desarrollar sistemas de televisión de pago se les iban de las manos.

Desde la Nochebuena -fecha en que se firmó el contrato de compraventa que otorgó a Canal Satélite los derechos de los equipos de fútbol para el pago por visión- no han cesado las amenazas ni las presiones, públicas y privadas, contra cuantos no estaban dispuestos a conducirse según las trémulas órdenes del poder político. El último esperpento es este que denunciamos hoy. Pero, por más que se empeñe, el Gobierno no podrá acabar con la libertad de televisión vía satélite. No es quién el Ejecutivo para decretar cuántas plataformas de televisión deben existir. Se olvida quizás de que España es desde hace 11 años un país miembro de la Unión Europea y no una república bananera donde los caprichos del que manda se cumplen de inmediato.

26 Enero 1997

Objetivo: acabar con Polanco

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Aznar ha montado desde su llegada a La Moncloa una operación política contra el Grupo PRISA. Los periódicos socios y voceros del Gobierno han revelado todos los detalles.

La campaña día tras día. Las revelaciones del diario EL MUNDO sobre la campaña del Gobierno en torno a la televisión digital han sido incansables: en 14 de los últimos 30 días ha llevado el asunto a su primera página; en siete de esas ocasiones, en el lugar más destacado de la portada. El ABC, cuyo director es el representante en España de Televisa – socio de la plataforma gubernamental – no ha sido menos transparente. Ayer, en su primera edición titulaba: “La Plataforma Polanco-Asensio, abocada al fracaso al reservarse el Gobierno la homologación de descodificaciones”. En ulteriores ediciones, el titular rebajó su grado de entusiasmo: “La plataforma Polanco-Asensio podría quedar desbaratada al reservarse el Gobierno la homologación de descodificadores”.

El Gobierno promovió, mediante la instrumentación de la compañía Telefónica y de RTVE, la plataforma digital de televisión para combatir al Grupo PRISA y disponer de un aparato de poder bajo su control, según han revelado algunos de los promotores del proyecto. El viernes, el Consejo de Ministros culminaba sus actuaciones con un intento de bloquear por decreto el inicio de las actividades de la plataforma digital de CANAL PLUS. La firma, el 24 de diciembre, del acuerdo sobre los derechos del fútbol entre ANTENA 3 TV, el canal autonómico catalán TV3 y CANAL PLUS desató la batería de ataques y llevó al diario EL MUNDO, socio en la plataforma del Gobierno, habitual portavoz de la Moncloa y consejero aúlico de Aznar, a contar todos los detalles de la operación urdida por el presidente contra el Grupo PRISA y emprendida desde su llegada al poder.

Para dar cobertura a esa maniobra, impulsada desde la Secretaría de Estado para la Comunicación, que encabeza Miguel Ángel Rodríguez, se han movilizado empresas de gestión pública – desde RTVE a Telefónica – gobiernos regionales del PP con sus respectivas cadenas autonómicas de televisión y medios de comunicación de la derecha más recalcitrante, a los que este Gobierno que se autodenomina centrista considera, a lo que se ve, afines. Así la plataforma del Gobierno ha creado al final una amalgama de medios en la que figuran ÉPOCA, la COPE – la cadena de la Conferencia Episcopal – y el diario LAS PROVINCIAS, todos ellos con presencia testimonial. Se da el caso de que tanto la actual directora general de RTVE, Mónica Ridruejo, como el presidente de Telefónica, Juan Villalonga, realizaron diversos trabajos de consultoría para CANAL PLUS desde las empresas privadas en las que trabajaban.

El diario EL MUNDO, en su esfuerzo por espolear al Gobierno para que invalidara el acuerdo entre ANTENA 3 TV y CANAL PLUS, ha ido dejando al descubierto los propoios movimientos e intenciones del Gabinete para frenar CANAL SATÉLITE DIGITAL. Unos movimientos que culminaron el viernes en el Consejo de Ministros, cuando el Gobierno de Aznar intentó impedir a golpe de decreto la salida de la plataforma de CANAL PLUS, según interpretaban ayer mismo, con regocijo EL MUNDO – integrado en la plataforma del Gobierno – y ABC – cuyo director, Luis María Anson, representa en España a Televisa, integrada asimismo en la plataforma auspiciada por Aznar – ABC titulaba en su primera página: “La plataforma Polanco-Asensio, abocada al fracaso al reservarse el Gobierno la homologación de descodificadores”. Refleja con tal transparencia la decisión política del Gobierno y la vía que había escogido para su imposición que hasta al propio diario le debió de parecer excesiva y suavizó sus términos en la siguiente edición: “La plataforma Polanco-Asensio podría quedar desbaratada al reservarse el Gobierno la homologación de descodificadores”.

El 24 de diciembre, cuando se firmó el acuerdo entre ANTENA 3 TV y Sogecable sobre los derechos del fútbol, fue la fecha clave. El diario de Pedro J. Ramírez lo tuvo claro desde el primer momento y su reacción al día siguiente fue nítida: calificó el acuerdo como ‘la crisis de Nochebuena’ y reconoció que ‘el Gobierno se siente engañado por ANTENA 3 TV”. El día 27, EL MUNDO escribía: “José María Aznar, cuando llegó al Gobierno, lo tenía claro: no poía ser que el mundo de la comunicación estuviera cada vez más monopolizado [sic] por un solo grupo empresarial que, para más inri, es íntimo aliado de su eterno rival político. Creyó que Asensio quebraría ese proyecto monopolizador, y le ayudó para que lo hiciera. Ha ocurrido todo lo contrario. Algunos culpan a [Miguel Ángel] Rodríguez, pero el secretario de Estado no ha sido el artífice, sino el ejecutor de esa táctica”. El periódico emplazaba a Aznar a entrar en ‘combate’ para dramatizar el reto, le advertía al presidente del Gobierno que “le va todo en ello”. Y el domingo día 29 calificaba el acuerdo como “El golpe” dibujaba a Polanco y a Asensio como Paul Newman y Robert Redforn con sus atuendos de gángsteres en la película del mismo nombre, y daba  a pecho descubierto la clave de toda la operación: “De cómo Asensio rompió con el guión de la película diseñado desde La Moncloa para contrarrestar el poder de Polanco, y éste salió más fortalecido que nunca con la televisión digital”.

Ayer, EL MUNDO dejaba bien claro que el Gobierno entraba enfectivamente “en combate” y respondía a tamaño desafío: “El Gobierno dijo ayer [por el pasado viernes] una respuesta política y jurídicamente adecuada al desafío del pacto de Nochebuena”.

El pasado 29 de diciembre, EL MUNDO ya había empezado a exteriorizar su alegría porque el Gobierno se hubiera “decidido finalmente a plantar cara al pacto alcanzado entre ANTENA 3 TV y CANAL PLUS”. El diario establecía una total identificación entre el Gobierno y Telefónica “que seguirá adelante en el proyecto original de plataforma digital”, lo que dejaba invalidada la tesis que 24 horas después pretendía poner en pie: “Aunque el Gobierno haya respaldado la iniciativa, en ningún caso el resultado de lo promovido por Telefónica sería una plataforma gubernamental”.

Dos meses antes, en octubre de 1996, cuando el Gobierno se sentía seguro de lograr su objetivo – una plataforma digital de televisión dirigida por Telefónica, con socios del agrado de Aznar – el secretario de Estado de Comunicación no tenía inconveniente en declarar a ABC: “Desde el Gobierno se ha auspiciado el acuerdo”. Por aquel entonces todavía resonaban las llamadas del Gobierno y EL MUNDO a forzar un acuerdo entre ANTENA 3 y CANAL PLUS.

El acuerdo era imprescindible

Titular de EL MUNDO del 5 de junio de 1996: “El Gobierno considera imprescindible’ un pacto entre las cadenas para el reparto del fútbol en TV”. Como subtítulo: “Miguel Ángel Rodríguez: ‘Está en juego el futuro de las telecomunicaciones”. Se trata de unas declaraciones de Rodríguez en unas jornadas que organizó EL NUEVO LUNES. En el texto se contaba: “Creo imprescindible – enfatizó Miguel Ángel Rodríguez en su alocución – un pacto de las cadenas de televisión para el reparto del fútbol”. Según Rodríguez, “para hacer rentable una inversión de 250.000 millones anuales por la compra de esos derechos, que es la cifra que se está manejando, haría falta –en dos años – un mínimo de tres millones de antenas parabólicas o conexiones de cable. Y las previsiones más optimistas cifran en 1,6 millones los usuarios en ese mismo periodo”. Y más adelante decía el diario: “El Gobierno entiende que, de no lograrse un acuerdo entre las partes afectadas, los derechos del fútbol pueden llegar a convertirse en un problema social”.

Aún más. Esto decía EL MUNDO en un editorial del 16 de agosto de 1996: “La lucha por los derechos televisivos del fútbol se ha convertido en un auténtico embrollo (…) ¿Acabará cediendo CANAL PLUS a los intereses de la mayoría y aceptando compartir sus derechos con ANTENA 3 TV? No parece que le vaya a quedar otro remedio, ya que los grandes equipos y los aficionados quieren más fútbol. La FORTA, titular del contrato con la Liga del Fútbol Profesional, también está dispuesta a compartir sus derechos, lo que deja a CANAL PLUS en una precaria situación negociadora. A falta de dos semanas para el comienzo de la competición, lo razonable parece un acuerdo entre todas las partes, que podría pasar por la entrada de ANTENA 3 TV en el pool del fútbol televisado a cambio de compensaciones a CANAL PLUS y los equipos que secundan su postura. Pero si la cadena de Polanco y los once clubes que la apoyan deciden cerrarse en banda y boicotear la Liga, tendrán muy difícil explicárselo a los aficionados, sin contar con el grave perjuicio económico y deportivo que acarrearía la numantina postura”.

Cuando los planes quedaron un tanto desbaratados, porque ANTENA 3 TV abandonó la plataforma del Gobierno y se asoció con CANAL PLUS, Miguel Ángel Rodríguez usó la rueda de prensa institucional del último Consejo de Ministros del año pasado para tratar de salvar al Gobierno del vendaval en que se veía envuelto. EL MUNDO había resaltado en su primera página del día anterior (26 de diciembre): “El Gobierno se siente engañado por ANTENA 3 TV”. En uno de los primeros párrafos de la crónica interpretativa del acuerdo alcanzado por ANTENA 3 TV y CANAL PLUS ese diario aseguraba que “el gran perdedor es, sin duda, el Gobierno”. Una interpretación que entrañaba dos conclusiones: en contra de lo que proclamaba el portavoz gubernamental, al Gabinete no le había movido “la defensa de los intereses generales”, sino un interés partidista, y además había intentando imponerlo, plantándole cara a uno de los principales grupos de comunicación de su propio país.

Quienes reprocharon al anterior Gobierno, como síntoma de prepotencia, que “no se dejaba echar pulsos”, dejaban constancia ahora de que el actual Gabinete echa pulsos, y de que en algunos momentos los pierde. Uno de los medios de comunicación que han planteado las cosas en esos términos relató el 26 de diciembre que “cuando en La Moncloa se supo que Asensio había pactado con Polanco la reacción no pudo ser más airada”. EL MUNDO citó ‘fuentes de La Moncloa’ que, en tono de lamento, recordaban que “el Gobierno ha apoyado explícitamente a Asensio” y descalificación la decisión de éste tachándola la ‘traición’.

¿Traición a qué? “El Gobierno pretendía abrir el mundo de los medios y restarle poder al dueño de PRISA?”, relataba EL MUNDO para enfatizar el fiasco. El mismo día (26 de diciembre), Federico Jiménez Losantos lo expresó en términos más rotundos, y más transparentes, en una tertulia de la COPE: “El Gobierno hizo un proyecto de control… o de no sé, de transformación del mercado informativo y se le ha vuelto en 24 horas totalmente al revés (…) Es, en cierto modo, el fin del proyecto de Aznar, de cambiar el mapa de comunicación en España, es también el fin de la idea de que el Gobierno iba a quitarle a Polanco el control del poder de la televisión de pago (…)”. La consternación por el fracaso dejaba entrever los propósitos políticos, canalizados por vías empresariales, de la plataforma digital promovida por el Gobierno, en boca de personas que han colaborado con e PP.

En la misma tertulia radiofónica, ese mismo día, Pedro J. Ramírez elevó el fracaso a rango de ‘síntoma’ de que ‘una estrategia política en general aplicada desde la llegada del Gobierno al poder no está funcionando”. Otro comentario suyo, minutos antes, revelaba cuál era esa estrategia. Casi la misma que había reprochado al Gobierno socialista, por ocupacionista de la sociedad civil, sólo que en este caso ya no es tildada de ocupación. Al recriminar la traición política de Jordi Pujol por haber bendecido el viraje de Asensio, Ramírez relató que lo que el presidente de la Generalitat está ‘boicoteando cualquier intento por parte de Aznar de construir un entorno de apoyos en la sociedad civil’. Y llegó a citar como ejemplo de esta estrategia fallida la elección del presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. “Lo mismo que pasó en el Consejo General del Poder Judicial, ahora ha ocurrido en la guerra del fútbol y de la televisión digital”.

Antonio Asensio pasó de ser tratado como un héroe, como un muro de contención del Grupo PRISA y como un garante del pluralismo a ser denigrado – “Asensio ha decidido irse de putas” (Pedro J. Ramírez, COPE, 26 de diciembre) – acusado de ser rehén de Polanco (EL MUNDO, 27 de diciembre) y de cómplice del ‘monopolio’ (EL MNDO, 29 de diciembre). Pero la contraofensiva no quedó reducida a los epítetos descalificativos. El 31 de diciembre, la revista ÉPOCA – integrada el pasado viernes en la plataforma del Gobierno – publicó, a modo de denuncia, el entramado empresarial de Antonio Asensio. El accionista de ANTENA 3 TV José Frade reclamó una Junta Extraordinaria para que Asensio diera explicaciones de ese entramado empresarial. Días antes, Frade había vendido a TVE por 600 millones de pesetas un lote de películas que había intentado vender, sin éxito, a otras cadenas de televisión. EL MUNDO publicó como una noticia, en primera página, que “El Consejo Superior de Deportes investiga si ANTENA 3 incumple la Ley del Deporte”.

Una semana más tarde, EL MUNDO dio tratamiento informativo de escándalo y de exclusiva informativa a un presunto cobro de comisiones ilegales por Ferrer Europa. “Sus principales accionistas”, resaltó en primera página, “son Eulalio Ferrer, su hijo Lalo y su amigo Jesús de Polanco”. La idea que trataba de trasladar estaba resumida en otro titular: “Ferrer usó métodos similares a Filesa para camuflar sus mordidas”. La carga de profundidad política que se quería dar a esa portada tuvo su confirmación cuando fue reproducida desde primeras horas de la mañana por RNE y fue difundida ampliamente en los telediarios de TVE, que ilustraron los comentarios con imágenes de Jesús de Polanco y Juan Luis Cebrián por orden expresa llegada desde La Moncloa. A partir de entonces y a pesar de que ellos mismos publicaron la nota de rectificación sobre el tema enviada por el Grupo Timón, han seguido incluyendo a Jesús de Polanco en las informaciones, al igual que ha hecho TVE.

Aznar, mientras tanto, pretendía permanecer a resguardo de la polémica pública, mientras movía ficha, como gusta decir, en conversaciones privadas. A primeros de diciembre del pasado año había tenido constancia, en una reunión con Álvarez Cascos, Pedro Arriola, Carlos Aragonés y Miguel Ángel Rodríguez, de un sondeo de opinión que atestiguaba la falta de liderazgo en el Gobierno, la escasa percepción de su acción gobernante y el olvido de haberles votado por quienes les habían apoyado en las urnas. De esa debilidad nació la beligerancia, y la decisión de emplear sin rubor todos los instrumentos a su alcance, tanto contra el PSOE como contra el Grupo PRISA. De ahí, quizá, que Felipe González relacionara con la batalla sobre la plataforma digital la denuncia del Gobierno sobre los presuntos expedientes fiscales prescritos, que podrían afectar al BBV – integrado en CANAL PLUS – y La Caixa, ambos accionistas muy relevantes de Telefónica, núcleo de la plataforma digital del Gobierno.

Reunión en Baqueira.

La estrategia de poner todas las armas de que dispone un Gobierno al servicio del combate contra la plataforma promovida por CANAL PLUS quedó ultimada las pasadas Navidades en Baqueira Beret. Allí coincidieron Aznar, Rato, Acebes – coordinador general del PP – y Ramírez. Pocos días antes, Aznar había tratado de no aparecer como traicionado por Asensio ni como derrotado por su viraje cuando tuvo que pronunciarse públicamente, durante su visita oficial a Guatemala, el 29 de diciembre. Pero la preocupación que expresó y la invocación que hizo al respeto de las reglas de juego ni la había expresado ni invocado cuando la plataforma digital promovida por Telefónica, presidida por su amigo de la infancia Juan Villalonga, contaba con los socios que él consideraba de su agrado y de confianza.

A Aznar se le escuchó de repente que el Gobierno “velará por el principio de la libre competencia y que no se quede ningún sector al margen”. Algo que no había encontrado necesario decir cuando en la plataforma dirigida por Telefónica se encontraba ANTENA 3 TV. El Gobierno entendía entonces que, si bien era deseable la mayor presencia posible de cadenas privadas de televisión, CANAL PLUS ejercía su libre derecho a escoger otro camino. Camino que el portavoz del Gobierno calificaba, con una sonrisa en los labios, de equivocado e incluso suicida.

En público, Miguel Ángel Rodríguez no ha dejado de ejercer de partero de la plataforma gubernamental y hasta de portavoz de RTVE y de Telefónica. El pasado día 2 de octubre, a escasos metros de donde se encontraba la directora general de RTVE, fue él quien anunció que en un breve plazo de tiempo, unos quince días, Radiotelevisión Española habrá firmado sus acuerdos con el resto de conglomerados empresariales nacionales y extranjeros para constituir la plataforma de televisión digital. Tres meses después, cuando RTVE había cedido su protagonismo, Rodríguez ejerció las veces de vocero de Telefónica, en ese momento líder de la plataforma digital, al asegurar desde la mesa de portavoz del Consejo de Ministros que, pese al acuerdo recién alcanzado por ANTENA 3 TV y CANAL PLUS el proyecto inicial “sigue adelante”.

Álvarez Cascos.

Pero su labor no debió de ser lo suficientemente hábil, a juicio de EL MUNDO y del propio presidente Aznar, cuando el jefe del Gobierno ha encomendado al vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, que tome las riendas del asunto. (El propio vicepresidente, aunque sin mencionar a Rodríguez, reconoció el pasado día 18 en Barcelona que el Gobierno había cometido errores en la puesta en marcha de la plataforma digital de Telefónica. No se refería, a la vista de lo sucedido, a que fuera un error la intransigencia, sino la falta de dureza para arremeter contra las empresas privadas que no se pliegan al Gobierno).

Álvarez Cascos – caracterizado por su aptitud para alcanzar los objetivos sin reparar en resistencias, y por su versatilidad para buscar justificaciones a la medida de las necesidades de cada momento – viajó el pasado día 18 a Cataluña para buscar el apoyo de CiU. LA VANGUARDIA informó de que Álvarez Cascos acudió a la entrevista con Jordi Pujol y Xavier Trias, conseller de Presidencia, con un cometido especial: hablar de la plataforma digital de televisión. Al día siguiente precisaba que ese asunto había ocupado el 90% de las cuatro horas de conversación con Trias. Al término de la reunión con éste, el vicepresidente del Gobierno anunció la predisposición del Ejecutivo a negociar con CiU la cesión de los impuestos especiales a la Generalitat dentro de esta legislatura, como resaltó EL PERIÓDICO DE CATALUNYA. El mismo diario dejaba constancia de que esa actitud era ‘radicalmente distinta de la mostrada por el PP hace escasas semanas”. De hecho, el pasado 3 de diciembre el democristiano Josep Antoni Duran Lleida, socio de Pujol en CiU, había amenazado al PP con que el pacto suscrito para la investidura de Aznar, de 18 folios, podía durar 18 meses. Finalmente pese a las presiones de Álvarez Cascos, TV3 todavía mantiene su firme intención de firmar el acuerdo sobre el fútbol con CANAL PLUS y ANTENA 3 TV.

Caracterizado siempre por emplear el trazo grueso, Álvarez Cascos terció en el debate esgrimiendo pretendidos matices: “Las decisiones en el mundo estrictamente empresarial nos parecen muy respetables, pero no cambian la orientación de la política general de este Gobierno en el mundo audiovisual” (COPE, 07-01-97). Una frase que no dejó de sorprender a quienes recuerdan la campaña electoral del Partido Popular, que anunciaba la llegada de un Gobierno liberal, antiintervencionista, respetuoso y estimulante de la iniciativa privada, partidario de privatizar parte de TVE e incluso escandalizado de que la televisión pública disputara el mercado de la publicidad a los canales de televisión privada.

“Hundir a PRISA”.

Lo que no quedó escrito en el programa del PP parece que estaba plasmado en el programa secreto del Gobierno, vistas ahora las cosas incluso desde la perspectiva de quienes dan consejos al Gabinete. EL MUNDO recordaba en una crónica de la última reunión del Consejo de Ministros del año pasado que Rodríguez fue “la primera persona que lanzó la idea de constituir un grupo de empresas para la puesta en marcha de la televisión digital”. Dos días antes, el director de ese periódico señalaba como evidente que ‘Miguel Ángel Rodríguez ha sido quien ha pilotado esta operación”, la constitución de una plataforma digital que mermara el poder de PRISA. Un Rodríguez al que numerosos redactores de este diario han oído en repetidas ocasiones expresiones como “hay que hundir a PRISA” o “en ese periódico hay que poner una bomba”. De paso mencionó como reparo a la manera de gobernar de Aznar del que tenga “bastantes pocos consejeros” a diferencia de la época en que Aznar estaba en la oposición.

En defensa de un proyecto en el que Miguel Ángel Rodríguez ha puesto fogosidad, y talante de propietario – “políticamente, haber conseguido este acuerdo es algo que me satisface mucho y que para mí era prioritario” (ABC, 8-12-1996) – , ha argüido repetidamente que la televisión digital es la máxima garantía de pluralismo informativo, no ya por la diversidad de empresas asociadas sino por las decenas de canales de televisión a disposición del usuario. “¿Qué Gobierno, qué partido, quién puede controlar cien canales de televisión? Es imposible. Ésa es la libertad de expresión en estado puro (…). La misma ley del mercado garantizará la libertad de expresión”, declaraba en una entrevista en ABC a comienzos del pasado mes de diciembre. Una afirmación que, al quedar trastocadas las alianzas – no “las reglas de juego” – ha sido relegada al olvido y rápidamente sustituida por las invocaciones a un “terrorífico monopolio”.

Pero los mismos que alertan de ese riesgo de monopolio no dudaron en empujar, casi a empellones, al Gobierno a utilizar para la respuesta nada menos que el Boletín Oficial del Estado: “Este es el momento”, según el director de EL MUNDO, “en el que [Aznar] tiene que demostrar que se tienen los resortes del poder y que es para ejercerlos”. Y para dramatizar la necesidad de una respuesta tan poco liberal, le advierte que “o esto tiene una respuesta política o efectivamente el Gobierno está condenado a un horizonte político muy desgraciado”. Eso lo decía a los pocos días del acuerdo entre ANTENA 3 y CANAL PLUS.

El pasado viernes, el Consejo de Ministros satisfizo, al parecer, esa demanda a placer. EL MUNDO adelantó ayer: “Ya se puede adelantar que el Gobierno ha dado la talla al responder por esta vía [un reglamento llevado al BOE] al envite”. El Gobierno se acerca a su objetivo: acabar con Polanco.

“Dictador, dañino, personaje delincuente”

Además del apoyo del diario EL MUNDO, el Gobierno ha contado con la fogosa ayuda de comentaristas de otros dos medios que el pasado viernes se incorporaron a su plataforma digital de televisión: Antonio Herrero (Cadena COPE) y Federico Jiménez Losantos (revista ÉPOCA). Reproducimos dos de sus más recientes comentarios.

Antonio Herrero (COPE). El 24 de enero explica así la incorporación de su cadena a la plataforma gubernamental: “Para dar testimonio del intento de que en España haya distintas opciones y que no esté toda la comunicación, todos los libros, todos los discos, todas las televisiones en manos de una sola persona, convertido en un auténtico dictador desde el poder adquirido durante los trece años de felipismo en los medios de comunicación…, el ínclito singular y dañino personaje Jesús de Polanco, siempre secundado por su bárbaro escudero Juan Luis Cebrián. Y resulta que quien más ha dividido España y más ha hecho por dividirla, que ha sido el amigo Polanco, porque necesita vivir de ese enfrentamiento y estar a la sombra d e uno de los poderes.

Federico Jiménez Losantos (ÉPOCA). En la edición del semanario correspondiente al 20 de enero (número 621) tras afirmar que ha estallado una nueva Filesa, el articulista escribe: En este caso la empresa que trabaja las prevaricaciones, el cohecho, la financiación ilegal, el tránsito de dinero negro y demás delitos habituales se llama Ferrer Europa y su hombre fuerte es el mexicano Eulalio Ferrer, amigo y socio de Don Jesús de Polanco. Don Eulalio para hacer más entrañable el suceso, es santanderino, como Don Jesús, y como miembro del Consejo Rector del Televisa ayudó al despegue de CANAL PLUS, en cuya empresa propietaria Sogecable, tiene una participación del 7,89% a través de su grupo inversos. Para mayor hermanamiento, Ferrer tiene una Fundación, como Polanco, que en vez de Santillana se llama Cervantina. Ese amor a Cervantes es el que, seguramente, le llevó a montar una factoría delictiva en Alcalá de Henares, cuna del glorioso manco, que murió sin un maravedí. No les sucederá lo mismo a esos dos caballeros de mano larga.

No es la primera vez que Don Jesús se ve sorprendido en tratos de favor con el Gobierno felipista – ahí están Eductrade y Sanitrade, Focoex y la señora de Solchaga como cajera dadivosa – pero nunca se le había pillado en un pringue tan cutre.

El despliegue, hasta con chistes.

En los treinta números publicados por EL MUNDO desde el 26 de diciembre pasado hasta ayer 25 de enero, ha dedicado 80 páginas a tratar, de distintas formas, la plataforma digital o asuntos directa o indirectamente relacionados con ella.

En 14 ocasiones el asunto o sus lateralidades han sido noticia de primera página: en seis de ellas de forma destacada y en siete como la más importante de esa primera página, lo que en el argot profesional se denomina ‘abriendo’ el periódico.

Además, la campaña en torno a la plataforma digital en esos 30 días ha merecido 32 análisis entre editoriales, comentarios sin firma del periódico, artículos firmados de comentaristas o menciones destacadas dentro de las colaboraciones habituales que incluye el rotativo. La campaña ha incluido ocho chistes o viñetas humorísticas.

En total, EL MUNDO ha ofrecido a sus lectores en poco más de cuatro semanas, cincuenta informaciones distintas sobre la batalla del digital.

En medio de esa avalancha impresa, el director del diario, Pedro José Ramírez, dedicó más de una página el pasado domingo a un comentario con su firma, de intención abiertamente denigratoria para el presidente de PRISA, Jesús de Polanco, comentario que EL PAÍS reprodujo íntegramente el pasado lunes.

28 Enero 1997

Digital viene de dedo

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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HEREDEROS DE la más castiza tradición política de la derecha española, los gobernantes del PP parecen haber aprendido bien la lección de Romanones, cuando éste se mostraba despreocupado por lo que dijeran las leyes con tal de que le dejaran redactar los reglamentos. Y tan es así que con el nuevo reglamento de la televisión por satélite que el Gobierno quiere imponer como un trágala pretende establecer cosas que en un país civilizado precisarían de una ley. Debe ser porque creen que lo de digital viene de dedo y que la televisión digital es aquella que se realiza de acuerdo con los dictados de Moncloa.El reglamento que quiere imponer el Gobierno, so pretexto de incorporar una directiva de la UE, es un fraude a la letra y el espíritu de la Misma y sólo tiene por objeto favorecer a la empresa de televisión que el Gobierno promueve, con la complicidad de un magnate mexicano y del presidente de Telefónica, cuyo principal activo profesional es ser compañero de juegos de Aznar, y a quien sin duda debe agradecimiento por su actual posición. Es impresionante el cúmulo de irregularidades que se han producido al promulgar la norma, que verá la luz este fin de semana si nadie con criterio lo remedia.

El Gobierno se encontraba en falta desde hace casi un año por la no publicación del reglamento; para reparar ese vacío, al Consejo de Ministros del pasado viernes llegó un texto que había pasado ya todos los trámites legales previos: dictamen de la Comisión Asesora de Telecomunicaciones y del Consejo de Estado, después de las consultas lógicas a la industria y a los operadores. Como ese texto no satisfacía los propósitos torvos del Gabinete -que trata de impedir la competencia entre dos empresas de televisión digital para favorecer a la de sus amigos-, el Consejo aprobó otro texto y lo remitió de urgencia al Consejo de Estado para que informara en cinco días. ¿A qué las prisas? El Gobierno ya estaba en mora por la no incorporación de la directiva europea a su legislación y el Ejecutivo había perdido el tiempo durante meses. La única justificación de esa urgencia era frenar a los competidores de la plataforma del Gobierno la misma semana que comienzan su operación comercial. Incluso si no logran su propósito, el descrédito que el poder ha desatado contra Canal Satélite le causará ya daños irreparables, que sin duda reclamará por vía judicial al Tesoro Público.

¿Tan torpes eran los redactores del antiguo texto y tan listos los integrantes de la mesa del Gobierno que no se dio cuenta nadie de las lagunas que en el primer reglamento había? Más bien cabe pensar que la situación había cambiado después del acuerdo entre Canal + y Antena 3 sobre el fútbol y que el Gobierno está dispuesto a echar un pulso a todos los sectores que no le rinden pleitesía. El resultado es que se han incumplido con desvergüenza todos los trámites procesales, se ha manipulado a la Comisión Asesora de Telecomunicaciones, se ha ocultado el texto y se ha conseguido, eso sí, una unanimidad encomiable: todas las empresas privadas de televisión de este país son contrarias al nuevo texto, al que sólo apoya TVE (incluso las autonómicas se han abstenido). ¿Pero qué le importa a este Gobierno la opinión de las empresas privadas españolas si la mexicana Televisa está de acuerdo? Y es sin duda con Televisa con la que Aznar tiene un compromiso que esperamos aclare pronto.

Las cuestiones de procedimiento son esenciales, porque revelan los modales antidemocráticos de la derecha que nos gobierna. Pero mucho peor resulta el fondo de este asunto: aunque el Gobierno se escude en que sólo trata de incorporar una directiva europea a la legislación española, la realidad es que ningún otro Ejecutivo europeo la ha interpretado como Aznar y sus palmeros mediáticos, y que la televisión digital funciona en Europa sin las cauciones gubernamentales que el PP quiere imponer. Es lógico que Canal Satélite Digital haya anunciado su intención de denunciar al Gobierno ante la UE por prácticas monopolistas.

Aznar se presentó a los ciudadanos prometiendo privatizar TVE, un menor intervencionismo en las empresas y un talante de centro. Han bastado pocos meses para demostrar el engaño que encerraban esas promesas y la pasión intervencionista y de amiguismo que le anima. El reglamento pretende obligar a entregar la lista de clientes de los operadores de televisión al Consejo Asesor de Telecomunicaciones, arbitra un sistema de precios establecidos por el Ministerio de Fomento y plantea serias cortapisas para la concesión de licencias de propiedad industrial a los fabricantes de descodificadores. La consecuencia de esa actitud -que atenta contra la libertad de comercio y contra el funcionamiento de la economía de mercado- es que los operadores de televisión tendrán que instalarse en países europeos diferentes a éste y que los equipos no se fabricarán en España. Canal Satélite ya opera desde Luxemburgo, y desde Miami lo ha hecho otro programador de cable. Además, es ridículo suponer que Phillips o Sony van a aceptar cortapisas que no se exigen en Francia o Portugal.

La faz centrista de Aznar ha durado lo que un caramelo a la puerta de un colegio. Sin embargo, tiene el presidente una especial dificultad para ejercer el mando: está en minoría en el Congreso. Pujol está haciendo un alarde de prudencia encomiable. Con razón el presidente de la Generalitat tranquilizaba al de Francia respecto al mantenimiento de la estabilidad política en España, que se debe al ejercicio de responsabilidad que Convergència viene realizando. Siempre hemos defendido la necesidad de que los nacionalistas catalanes apoyaran al PP con vistas a la integración en la moneda única europea. Seguimos pensando lo mismo, pues unas elecciones anticipadas no serían buenas para este país y la continuidad de la legislatura conviene a los españoles. Pero el PP no debe abusar de la paciencia de sus socios en el Parlamento ni de la de los ciudadanos. Despeñarse por la pendiente del abuso, el amiguismo y la arbitrariedad y potenciar la crispación es pasaporte seguro hacia un final similar al de Romanones. Con la tranquilidad de que no está en juego el sistema, sino la pasión de mando de los gobernantes.

02 Febrero 1997

Contra la libre empresa

Editorial (Director: Jesús Ceberio)

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Estamos ante un tentativa de golpe contra las libertades. Con el decreto-ley publicado ayer en el BOE, este Gobierno intervencionista y autoritario está intentando paralizar el desarrollo de una empresa privada, CANAL SATÉLITE DIGITAL.

La arbitrariedad del Gobierno de Aznar al legislar para dañar a una empresa concreta, en vez de gobernar con arreglo al interés general, produce una inquietud generalizada. Pues estamos ante un tentativa de golpe contra las libertades. El ciudadano no debe llamarse a engaño, pese a la manipulación informativa a la que TVE le somete a diario: con el decreto-ley publicado ayer en el BOE, este Gobierno intervencionista y autoritario está intentando paralizar el desarrollo de una empresa privada, CANAL SATÉLITE DIGITAL, y poner todo tipo de trabas al proyecto empresarial que lo sustenta.Es el cuidado a la independencia y las libertades políticas y comerciales el que nos impulsa a alertar sobre la gravedad de la situación creada. Esperamos, no obstante, que finalmente prevalecerá la sensatez y el derecho desde los pilares que siempre hemos defendido: la Constitución y el ordenamiento europeo. Es lástima que diez años después del ingreso de España en la Comunidad Europea aún tengamos que lanzar un suspiro de alivio, porque esperamos que esta pertenencia evite las arbitrariedades que contiene un decretazo gubernamental que viola reglas básicas comunitarias de la competencia y del libre mercado.

El lanzamiento esta semana de la primera plataforma de TELEVISIÓN DIGITAL vía satélite en España debería haber sido motivo de gozo para todos. Desde luego para los ciudadanos, que tendrán así la posibilidad de ver multiplicada la oferta televisiva, en términos de calidad y cantidad. Pero también debería serlo para un Gobiemo que creyera en sus empresas y fuera consciente del esfuerzo y el éxito que representa estar entre los primeros países europeos que pueden comercializar un sistema de esta naturaleza. Pero a lo que se ve por el decreto-ley de ayer, han preferido continuar en la obsesión de dañar al enemigo que sumarse al bien común.

El BOE publicó ayer toda una serie de trabas a la comercialización de CANAL SATÉLITE DIGITAL y en general a la televisión de pago. A nadie puede engañar el pretexto de que se legisla para todas las plataformas de televisión digital por satélite, porque es obvio y evidente que sólo existe una, cuyos socios, privados, han invertido ya muchos miles de millones en un proyecto difícil y que requerirá notables desembolsos.

El uso del decreto-ley, que la Constitución sólo justifica «en caso de extraordinaria y urgente necesidad», indica la deriva autoritaria de este Gobierno. Pero también de la imposibilidad de saltarse, tal y como pretendió la semana pasada, todos los mecanismos de control de que se ha dotado un Estado de derecho para protegerse de las arbitrariedades gubernamentales. Porque el primer intento del Gobierno fue usar la vía del decreto, puro y duro. Ahora, cuando menos, se ha visto obligado a confrontar este texto en el Parlamento, donde el Partido Popular tendrá que explicar sus razones y los restantes grupos políticos las suyas. Será interesante comprobar cómo justifica un Gobierno que tanto ánimo liberalizador prometió un decreto tan intervencionista, tan alejado de su programa… y del de sus socios parlamentarios.

Porque el intervencionismo del decreto-ley es más que evidente: introduce una subida del IVA en estas materias respecto de lo que recogían los Presupuestos del Estado, aprobados hace pocas semanas, en contra de las promesas del Gobierno de reducir los impuestos. Y el Ministerio de Fomento y la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, nombrada por el Gobierno, se atribuyen competencias de todo tipo, al tiempo que no duda en meterse en el jardín técnico de los descodificadores. Insiste el Gobierno, una vez más, en intentar legislar sobre algo que no debe hacerlo. Diga Fomento si no valen los descodificadores que ahora se utilizan, con todas las homologaciones pertinentes europeas, en Francia, Bélgica o Italia. Y si no, que diga y explique cuál quiere, porque otros no existen. Esperemos que el debate parlamentario aporte nuevas luces y rectificaciones a lo que es un cúmulo de errores, despropósitos y abusos, que se volverán en contra de toda plataforma digital que aspire a emitir, incluso la que el Gobierno pretende poner en pie.

Pero en lo inmediato, éstas son disposiciones encaminadas a hacer daño a Sogecable, la empresa que explota Canal Satélite Digital. El único sentido que parece desprenderse del decreto es el recurso a la amenaza: utilicemos el BOE para obligar al contrario a doblegarse a los deseos de La Moncloa. Porque la anunciada plataforma del Gobierno, impulsada por Telefónica y Televisa -¿también explicará el Gobierno en el Parlamento su obsesión por favorecer a este grupo mexicano?-, aún no ha invertido una sola peseta en ningún sitio, y nadie sabe cuál es su plan de negocio, el producto que va ofrecer y el descodificador que utilizará. El Gobierno ha querido cambiar las reglas del juego cuando éste ya había empezado y la resolución de la guerra de los derechos del fútbol había aportado paz. Y su arbitrariedad ha generado en numerosos ámbitos empresariales y financieros, e incluso políticos, una clara sensación de inseguridad. Hoy le toca a la televisión de pago. ¿Y mañana? Que a estas alturas haya que velar por la preservación de las libertades más esenciales no parece, desgraciadamente, que sea un progreso. En cambio, sí es un deber evitar que la llamada por Aznar segunda transición se convierta en una nueva regresión.

02 Febrero 1997

El Gobierno rompe con el liberalismo

Antonio Franco

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Con la bandera de hacer una liberalización, el Gobierno de Aznar está rematando su ofensiva intervencionista respecto a la nueva TV digital por satélite. Y llega a niveles que no sería capaz de alcanzar ni Julio Anguita.

El proyecto de la nueva TV era muy sencillo. Íbamos a seguir recibiendo la misma tele pública y privada descodificada y gratuita que hasta ahora (TVE, ANTENA 3 TV, TELECINCO y las autonómicas) con sus mismos partidos de fútbol en abiertos. Podríamos seguir optando por abonarnos o no a CANAL PLUS (codificado de pago) y tendríamos la novedad de recibir, también voluntariamente, uno o dos paquetes con decenas de nuevas cadenas de pago codificadas, con más cine, fútbol y programas de todo tipo, por muy poco dinero más: CANAL PLUS más uno de esos paquetes costaría menos de 6.000 pesetas mensuales.

El Gobierno del PP ha decidido meterse, pese a que eso ya está reglamentado por la Unión Europea, para impedir que la sociedad CANAL SATÉLITE DIGITAL (que lideran Polanco y Asensio) se asiente antes de que preparan con mucho más retraso sus amigos (Telefónica, EL MUNDO, ÉPOCA, Televisa…). Para conseguirlo, ha redactado un reglamento puñetero que modifica las reglas del juego existentes hasta ahora: sube el IVA correspondiente del 7% al 16% anuncia que hará una normativa propia, bloquea los ingresos obtenidos por las fianzas depositadas por los abonados, quiere fijar el precio que tendrá que pagar una empresa para utilizar un descodificador ajeno…

Tal como advertíamos hace unos días, se confirma el posible abuso de poder. Luego las instancias europeas obligarán a rectificar este desaguisado, pero el obstruccionismo a la libertad de empresa de CANAL SATÉLITE DIGIAL ya está hecho y algunos de sus efectos serán irreversibles.

Sepa que esto afecta a todos, incluyendo a quienes no miran la TV. Si esto modo de mandar prospera, el Gobierno hará con la misma impunidad lo que quiera, y entonces quizá le tocará más directamente a usted, lector. Si ahora no se queja, luego no proteste. Y es que este Gobierno acaba de romper algo.

01 Febrero 1997

El impuesto digital

Abel Hernández

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Los ciudadanos, que leen determinados periódicos o escuchan unas u otras emisoras de radio y de televisión, tienen que estar necesariamente desconcertados o mal informados sobre lo que está pasando en torno a la televisión digital en España. Los  grandes medios de comunicación tienen intereses manifiestos en esta batalla. Algunos de ellos se juegan ser o no ser. De ahí la especial virulencia y tendenciosidad con que está abordándose el tema. Son muchos miles de millones de pesetas los que están en juego como para esperar objetividad de los que se los juegan.

Esto quiere decir, ante todo, que esta descomunal trifulca  está poniendo a prueba la veracidad en la información y la ecuanimidad en el análisis. Se impone la propaganda. Nadie admite que la otra parte tenga algo de razón. Es una lucha despiadada de intereses, en la que los medios concernidos pierden de antemano la razón y se la hacen perder a sus lectores y a sus radioyentes o telespectadores. A todos éstos habría que pedirles que desconfíen en esto de los medios habituales de comunicación de los que se nutre. Les están manipulando inevitablemente.

Si, además, detrás de la batalla de intereses por el control del poder mediático están enmascarados los intereses políticos de socialistas, populares, nacionalistas, etc. la confusión es parecida a la que debió de seguir al primer momento de la Creación. Los intereses políticos, económicos y mediáticos se cruzan y entrecruzan, sin tener en cuenta los intereses de los ciudadanos. Sorprende que un asunto de tal trascendencia y que está causando tanto ruido en la opinión público no se haya llevado ya al Parlamento para abrir, en torno al futuro de las telecomunicaciones, un esclarecedor debate. El Gobierno actúa por decreto. Ayer mismo aprobó el Consejo de Ministros el decreto-ley y el reglamento sobre la televisión digital, con los descodificadores del a discordia en el punto de mira. Todos ellos deberán ser compatibles entre sí, y hay dos meses de plano. Además se liberalizan las televisiones locales y se dan otras normas de interés.

Parece que el Gobierno no se atreve a enfrentarse con el cúmulo de intereses que se mueven en torno al fútbol codificado y que los usuarios pagarán el palo. Un nuevo impuesto indirecto – enormemente costoso – se cierne amenazante sobre todos nosotros. Esa es la realidad. El impuesto del fútbol y, en general, del fantástico mundo de la televisión digital. Éste es el mayor impuesto revolucionario: el impuesto digital.

02 Febrero 1997

El amo del pelotón

Pedro J. Ramírez

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LAS cadenas de televisión no deben dictar la política futbolística. El fútbol profesional debe recuperar, urgentemente su soberanía perdida». ¿Tiene alguien la más mínima esperanza de que tan certero diagnóstico siga siendo asumido por quien lo elevó el pasado 12 de agosto a rango de solemne editorial? ¿Cabe la más remota posibilidad de que el vocero más largón de la nueva hornada radiofónica vuelva a denunciar que los titulares de los derechos de retransmisión van a ser «amos y señores de todo el fútbol, es decir, dueños de las fechas, de los futbolistas, de los estadios, de los directivos, de los presidentes, dueños absolutamente de todo» y que tenga de nuevo la clarividencia de advertir que «si consiguen el fútbol en exclusiva pueden tener la forma de comer el coco a todos con ideas políticas»? No, lasciate ogni speranza, esas fundadas denuncias ya no volverán a salir de la hemeroteca y la fonoteca porque El País y la Ser -tal y como disecciona hoy nuestro suplemento Crónica- son simples y obedientes provincias del Reich de Polancolandia. Y es el Reich de Polancolandia el que, en un abrir y cerrar de ojos, acaba de anexionarse el fútbol como quien se zampa Austria en una fulgurante anchlüss.

Hace tiempo que para esta gente las palabras son meros instrumentos de combate al servicio de su afán acaparador y su codicia. Cuando tratan de atribuirse también el monopolio nada menos que de «la defensa de las libertades», recuerdan a aquellos próceres sureños que, al alzarse en armas, la libertad que reivindicaban era la de tener esclavos.

¿Resistirían la tentación de obligar a que el Logroñés perdiera hoy con el Zaragoza, si en ello se decidiera el descenso de categoría, por el hecho de que en Aragón las posibilidades de explotar el pay-per-view -aquí te pillo, aquí te cobro- son al menos el triple que en la Rioja? De momento no es nada tranquilizador -aunque quizás sí sea clarificador- que se haya elegido como gauletier del nuevo negocio a quien más flagrante y reiteradamente ha mentido en público y privado a lo largo del último mes, un señor que tras hartarse de decir con todo desparpajo que lo pactado el 24 de diciembre se circunscribía al fútbol y no había ningún apartado secreto referido a la televisión de pago, exhibió anteayer ufano su palmito de socio fundador de Canal Satélite.

Escandalizarse a estas alturas de que haya quien supedite a la quimera del oro -y no es una metáfora- el valor de la palabra dada o de que un sedicente periodista diga sin parpadeo alguno lo contrario de lo que piensa con intención de engañar, probablemente sea una ingenuidad. Y no son los sentimientos personales sino los intereses colectivos los que están en juego en esta madre de todas las batallas. Si el Gobierno no tiene encima de la mesa ninguna norma que regule las retransmisiones del fútbol en sus distintas variedades televisivas, tal y como dijo el portavoz Rodríguez el viernes, esperemos que al menos la tenga en la antesala, tal y como sugirió el vicepresidente Cascos la víspera.

El Ejecutivo tiene el deber de proteger derechos fundamentales que pueden verse seriamente lesionados desde tres perspectivas diferentes: la libertad de información, el derecho a la competencia y el libre acceso de todos los ciudadanos a contemplar los acontecimientos deportivos más relevantes. Da lo mismo si en cada uno de estos ámbitos se actúa por separado o si al final todo se refunde en una iniciativa legislativa única que dé pie a un gran debate parlamentario y social. Pero la libertad de empresa no es la ley de la selva.

Tal y como pondrá de relieve este periódico, los contratos en vigor entre los grandes clubes y el consorcio Polanco-Asensio incluyen cláusulas anticonstitucionales que limitan gravemente el derecho de los españoles a recibir información libre y plural. Por otra parte la famosa sentencia del Tribunal de Defensa de la Competencia de junio del 93 -dando, por cierto, satisfacción a una demanda de Antena 3- define las retransmisiones futbolísticas como un «mercado relevante» en el que las posiciones de dominio no pueden desembocar en hegemonías abusivas. Por eso propone dividir «en bloques» la comercialización de los derechos exclusivos de los clubes e insta al Ejecutivo -habrá que preguntarse por qué los gabinetes felipistas no le hicieron el menor caso- a que dicte normas para que todas las televisiones puedan participar en pie de igualdad en el reparto.

Queda, por último, el derecho de los aficionados a no ser desvalijados cuando con motivo de una semifinal o final de Copa, de un Madrid-Barcelona o de una última jornada liguera de infarto el interés social se dispara. Así lo entiende el Parlamento Europeo, decidido a plantar cara a los Murdoch, Kirch, Berlusconi o Polanco, y a instar a que cada Gobierno establezca una lista de acontecimientos de especial relevancia que no podrán ser codificados. En el caso español hay que considerar la cantidad de dinero público bombeado hacia los clubes a través del llamado plan de saneamiento y los propios servicios de policía, tráfico y demás infraestructuras que se movilizan a costa del contribuyente. Una cosa es que el fútbol deba funcionar con los criterios propios de las sociedades anónimas y otra que mientras las arterias principales de las ciudades se colapsan por el bien del espectáculo, cuatro presidentes espabilados se forren a ganar miles de millones, repartiendo con Polanco, Asensio y sus banqueros.

Si examinamos la composición accionarial de Canal Satélite entenderemos cuáan desigual es esta pelea en el terreno de los poderes fácticos. En primera línea, Carlos March; tras las bambalinas Ybarra, Botín y Amusátegui. Es el dinero de esa gran oligarquía mediática y financiera lo que en definitiva sigue protegiendo un partido que se dice socialista y obrero. En cambio Aznar tendría motivos de empezar a repetir aquel eslogan electoral de Adolfo Suárez que tanto caló en el ciudadano: «Yo también tengo problemas con la banca».

Es durante estos intensos finales días de enero cuando el Gabinete del PP y en especial su presidente y vicepresidentes están acreditando la talla y la madurez política que quienes confiaron electoralmente en ellos esperaban ver aflorar con impaciencia. Estamos ante un gobierno dispuesto a ganarse el apellido de popular defendiendo los intereses del hombre corriente, encabezando la rebelión de los enanos frente a los superpoderosos. Un Gobierno que además de determinación política para responder al desafío del 24 de diciembre, está demostrando que funciona ya como una máquina bien ensamblada, capaz de detectar los problemas y encontrar soluciones para ir desmontando inauditos privilegios. ¿Cómo es posible que los descodificadores tuvieran un IVA menor que los televisores o los vídeos? ¿Por qué se le ha permitido al grupo Prisa hacer y deshacer con las fianzas de su millón y pico de abonados como si fueran recursos propios?

Es lógico que en ese empeño por evitar que todos desfilemos cual disciplinado pelotón al paso del monopolio, Aznar y Anguita vuelvan a darse la mano en pro del pluralismo, la regeneración y la decencia. También el PNV y Coalición Canaria permanecen firmes, mientras Pujol escucha los aduladores cantos de sirena de quienes no ha tanto pretendían denigrarlo e incluso encarcelarlo. Insisto: de lo que se trata es de la concentración del poder o de su reparto. Seguimos perdiendo, pero la goleada no es ya tan abultada.

27 Junio 1997

Correctivo europeo

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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LA LEY de Televisión Digital sufrió ayer un fuerte varapalo de la Comisión Europea. El Colegio de Comisarios acordó remitir al Gobierno una carta en la que le comunica que dicha ley viola el Tratado de Roma y tres directivas comunitarias, una de ellas justamente la que se invoca en el propio texto. El Ejecutivo comunitario da un plazo de 15 días al Gobierno para que aporte sus explicaciones, so pena de pedir al Tribunal de Justicia de la CE que tome medidas cautelares para suspender los artículos contrarios al ordenamiento europeo. Brillante final para una norma defendida hasta la obstinación por el Gobierno de Aznar, que primero la aprobó como decreto-ley, la tramitó luego por procedimiento de urgencia y consiguió aprobarla en el Parlamento con los votos de IU, haciendo siempre caso omiso de las advertencias del PSOE y de sus aliados de CiU.La Comisión ha puesto así de relieve el ridículo al que ha sido conducido el Parlamento por el empecinamiento del PP. El Gobierno sabía que estaba cometiendo un atropello al forzar la aprobación de esta ley, pero sigue sin comprender que España no es una autarquía, sino un miembro de pleno derecho de la UE. Su europeísmo, como el de los conversos, es de boquilla. El ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado -ascendido a monaguillo de Aznar y de Cascos-, engañó al Parlamento en el debate del 17 de abril en el que se aprobó la ley, pues tenía en su cartera una carta remitida ocho días antes por el comisario Bangemann, en la que le alertaba sobre la incompatibilidad de la ley con el ordenamiento europeo. Arias ocultó ese texto y otras recomendaciones anteriores.

La Comisión considera que la ley española contiene disposiciones prohibidas por el Tratado de la UE y que, además, el Gobierno no ha respetado los procedimientos habituales de información a las instancias comunitarias. Entiende que la imposición de un tipo de descodificador viola la libertad del mercado interior, estima corto el plazo de dos meses para que los operadores se pongan de acuerdo, y concluye que la justificación del Gobierno de favorecer la competencia entre operadores no puede ir en detrimento del mercado interior europeo.

¿Acaso no conocían esto Arias-Salgado y Aznar? Evidentemente, sí. Ese conocimiento agrava el abuso de poder y da una idea de lo que el Ejecutivo entiende por ser europeos. Para más inri, Arias comunicó el pasado martes, mediante carta al comisario de Mercado Interior, Mario Monti -otra burla-, que aplicaría esta ley de manera laxa, e incluso que en sus términos más polémicos no se aplicaría. Se arrogaba así una sorprendente capacidad para esquivar una ley aprobada por el Parlamento. Queda así explicitado el respeto del ministro de Fomento por el ordenamiento jurídico.

El Gobierno de Aznar se tendrá que poner colorado en Europa, responder al requerimiento de Bruselas y, como consecuencia de ello, forzar al Parlamento a rectificar su punto de vista mayoritario y votar modificaciones a una ley que todos los juristas sospechaban contraria al ordenamiento europeo, y posiblemente también al constitucional español., Es la primera vez que se abre a España un expediente sancionador con advertencia de medidas cautelares desde que entramos en Europa hace 11 años. Todo un éxito de Arias, que ayer suspendió su asistencia a tres actos públicos, uno de ellos para hablar justamente sobre el derecho de las telecomunicaciones.

Pocas horas antes de conocerse el varapalo de la Comisión Europa, el Congreso aprobó la ley del fútbol, otra vez con los votos del PP, el sector más duro de IU y el PNV. El propósito es el mismo: favorecer al grupo audiovisual afín a los intereses y a los amigos del Gobierno -entre ellos el grupo mexicano Televisa- y penalizar al competidor. El Gobierno, en nombre de un interés general que no aplica en campos como la educación o la sanidad, pretende expropiar sin indemnización los derechos de retransmisión de los partidos de fútbol que obran en poder de una de las partes: la que no considera suya. En realidad, lo que el Ejecutivo busca es obligar a una empresa que ya funciona y que tiene los derechos a compartirlos con otra que aún no existe y que está formada por sus amiguetes. Con el mismo riesgo: que Europa le recuerde su arbitrismo y su falta de respeto por las normas democráticas.

Una sentencia del Tribunal Supremo establecía ayer mismo, con motivo de un recurso sobre los actuales contratos de retransmisión del fútbol, que «el interés general de los telespectadores aficionados a tales emisiones no resulta desatendido con la actual situación de este mercado». ¿Qué dirá ahora un Álvarez Cascos que ya anticipó una sentencia justamente en sentido contrario? ¿Acatará el dictamen de la justicia?

La Comisión Europea ha demostrado que el rey estaba desnudo. Que en cuanto uno raspa en la costra liberal del PP aparece ese bastión del autoritarismo en que ha devenido. Tener que recurrir a Europa para protegerse del sectarismo de Aznar era algo con lo que no contábamos. Y que el protagonista de este acto de fuerza fuese el ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, menos aún. Claro que en este asunto ha sido coherente con la tan paradigmática máxima de su padre cuando era ministro de propaganda de Franco: «Libertad para la verdad, mas no para el error».

El Análisis

¿DIJO USTED LIBERAL?

JF Lamata

Al Gobierno del PP le había sentado como una patada que ANTENA 3 / Grupo Zeta (que tenía los codiciados derechos del fútbol), dejara tirada a la plataforma VÍA DIGITAL – creada directamente por el Gobierno Aznar – para irse a CANAL SATÉLITE DIGITAL. En especial porque el Gobierno sabía que sin el fútbol VÍA DIGITAL no tenía nada que hacer.  Pero si ya es raro que un gobierno que presumía de ser liberal tomara parte en una competición siendo el patrocinador de uno de los competidores, que el mismo día en que se estrena uno de ellos (el día de la presentación de CANAL SATÉLITE DIGITAL) cambie las leyes con el evidente objetivo de retrasar el inicio de emisiones del rival, es todo lo antagónico al liberalismo. ¿Que dijo de aquello la liberal Dña. Esperanza Aguirre, ministra en aquel Gobierno? ¿Dijeron algo los periodistas de la AEPI, tan liberales ellos, como D. Pedro J. Ramírez o D. Federico Jiménez Losantos? Sí. Apoyarlo, claro. La guerra es la guerra (contra PRISA) y una guerra, los principios no son tan importantes.

La actitud de PRISA y su nuevo socio Zeta (convertido ya en un satélite de PRISA) tampoco fue demasiado admirable, ponerse a llorar diciendo que es un ataque a la libertad de expresión lo que no era sino una guerra por dinero, no dejaba en muy buen lugar a los medios de comunicación españoles.

J. F. Lamata