1 octubre 2004

Se le permitirá cumplir su condena bajo arresto domiciliario por su delicado estado de salud

El Gobierno Zapatero pone en libertad al ex General Enrique Rodríguez Galindo condenado por doble asesinato en el caso GAL

Hechos

El 1.10.2004 las instituciones penitenciarias aceptaron que D. Enrique Rodríguez Galindo abandonara la prisión para cumplir el resto de su condena bajo arresto domiciliario.

Lecturas

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30 Septiembre 2004

Inquietante indulto encubierto al general Galindo

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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El ex ministro Barrionuevo visitó anteayer su antigua casa de Interior para abogar por la concesión del tercer grado penitenciario al ex general Galindo. Barrionuevo fue atendido por el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, quien le comunicó que no era partidario de conceder el tercer grado a Galindo. Efectivamente, Interior no ha concedido esa petición… sino que ha ido mucho más lejos. Ayer, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias comunicaba que va a aplicar una solución extraordinaria para que, sin cambiar el grado penitenciario del reo, termine su condena en casa bajo vigilancia policial. Es una medida que constituye un intolerable trato de favor. Que todo ocurra, además, 24 horas después de la visita de Barrionuevo al Ministerio donde fue amo y señor, resulta muy inquietante. Como es sabido, Galindo fue condenado a 75 años de prisión por el secuestro y asesinato de Lasa y Zabala, pero hasta ahora ha estado en la cárcel poco más de cinco años por ello. El trato que debe recibir es el de cualquier otro preso español. De hecho, la Junta de Tratamiento de Ocaña II pidió en marzo el tercer grado para él porque sufre problemas del corazón, pero la petición fue rechazada con razón. Si Galindo padece una enfermedad, debe ser internado en un hospital como cualquier otro reo. Por el contrario, enviarlo a casa parece un bochornoso indulto encubierto.

01 Octubre 2004

Una visita significativa: sin el 11-M, Galindo no sería excarcelado

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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La revelación de que los ex ministros del Interior del PSOE Barrionuevo y Corcuera visitaron al ex general Galindo la tarde del 11-M en la prisión de Ocaña proyecta una inquietante sombra que vincula las incógnitas que aún rodean la masacre con la inminente puesta en libertad del responsable de los asesinatos de Lasa y Zabala. Resulta de por sí extraño y sorprendente que en un día en el que España entera estaba conmocionada por unos hechos de difícil explicación, y cuando todavía se barajaban todo tipo de hipótesis, los ministros de González en la época de la guerra sucia se pusieran de acuerdo para visitar a un ex general condenado a la mayor pena por delitos de terrorismo de Estado. Parece lógico preguntarse si es que tenían alguna información secreta y especial que trasladarle de manera urgente en relación a lo ocurrido esa misma mañana.Las sospechas son aún mayores si consideramos que el nexo de unión entre ambos ministros y verdadero hombre fuerte de su departamento era Rafael Vera -quien, según algunas versiones, también visitó al general en esa u otra fecha muy cercana-, y Vera tenía como hombre de estrecha confianza al coronel Félix Hernando, cuya unidad de la Guardia Civil, la UCO, había estado en contacto permanente con el confidente infiltrado en el entorno de la trama del 11-M, Rafá Zouhier. La hipotética relación de esta visita carcelaria con la información privilegiada que al parecer tuvo el PSOE a través de canales vinculados a los Cuerpos de Seguridad y a los Servicios Secretos y con el súbito acto de presencia de Barrionuevo el pasado martes en el Ministerio son incógnitas por aclarar. Lo que está ya claro es que, si el 11-M ha tenido muchas víctimas, uno de sus más directos e inmediatos beneficiarios ha sido Galindo, quien tras vivir en la prisión en condiciones inusualmente privilegiadas, va a quedar en libertad habiendo cumplido sólo 5 de los 75 años de su condena.

06 Octubre 2004

En cal viva

Javier Ortiz

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El ex general Rodríguez Galindo padece una arritmia. ¿Y? Si un recluso está gravemente enfermo, se le traslada a un centro hospitalario dependiente de Instituciones Penitenciarias, no a su domicilio particular. ¿Son tal vez sus familiares expertos en el tratamiento de enfermedades cardíacas?

No me chirriaría tanto la excarcelación de Galindo si la excusa esgrimida por el Gobierno de Zapatero no fuera tan ridícula y, sobre todo, si la medida no vulnerara de manera tan flagrante el principio de igualdad de los ciudadanos ante la ley. Porque no veo ninguna razón -confesable, quiero decir- por la que el Estado deba ser tan clemente con el reo de un delito de doble asesinato cuando se muestra del todo inmisericorde con otros reclusos, situados ya fatídicamente en la recta final de sus vidas.

Se refirió José María Aznar el pasado domingo a los crímenes de Rodríguez Galindo cuando aludió a la ocultación de cadáveres en cal viva.

Me indignó. Porque es indignante que alguien afecte principios de los que carece.

En primer lugar: si el soterramiento en cal viva de Lasa y Zabala le pareciera tan espantoso como dice, debería haber instado al partido que preside a título honorífico a clamar contra la puesta en libertad -vigilada, pero libertad- de su máximo responsable.Y se ha cuidado de hacerlo.

En segundo lugar: si realmente siente tanta repugnancia por el partido que, según da por hecho, alentó esos enterramientos, se entiende mal que pusiera tanto empeño, cuando fue presidente del Gobierno, en pactar con él toda suerte de medidas no sólo contra ETA, sino también contra quienes no condenan su actividad.¿Habremos de entender que su política pasaba por aliarse con los justificadores de unos asesinos para combatir a los justificadores de otros?

En tercer lugar: huele a chamusquina que este hombre sólo se acuerde de los GAL cuando él está en la oposición y el PSOE en el Gobierno. Habló y habló de ese tétrico asunto antes de llegar a La Moncloa y vuelve a hablar de él ahora que su partido ha sido desalojado del poder, pero lo eludió con mucho cuidado, e incluso hizo lo posible para evitar que se investigara -recuérdese su negativa a desclasificar los papeles del Cesid-, mientras fue jefe de Gobierno.

Pero, en todo caso, y aunque la alusión a la cal viva no fuera demagogia pura y simple -que lo es-, ¿qué tendría que ver eso con su corresponsabilidad por lo sucedido en Irak? El aprobó y apoyó esa guerra, y así fuera Jack el Destripador quien se lo reprochara, la denuncia seguiría siendo pertinente. La verdad no depende del valor de quien la pronuncia: si realmente es verdad, se defiende sola.

Los delegados al Congreso del PP le aplaudieron a rabiar. Acto seguido, y según empezó a hablar el nuevo presidente, muchos optaron por irse. Se ve que les entusiasma mucho más el pasado que el futuro.

07 Octubre 2004

Galindo

Martín Prieto

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España es hoy el país más progresista del mundo, hasta el punto que llora por sus ciudadanos legítimamente privados de libertad.El PP, vergonzantemente, indultó parcialmente (para que salieran de prisión) a Barrionuevo y a Vera, teóricos paragüeros del crimen de Estado, expertos en secuestrar y matar a las personas. No bastaba tanta desvergüenza haciendo el corro de la patata alrededor de la cárcel de Guadalajara. ¡Qué rubor ajeno ver a Carmen Romero y a Cristina Alberdi sacando la patita de la falda en el juego infantil!, sino que faltaba el descaro del PSOE mandando a su casa al ex general Galindo tras cinco años de condena sobre setenta y tantos. A dos años y medio por muerto. Jamás en este pueblo el secuestro, la tortura y el asesinato de un sujeto (por muy etarra que fuera) ha salido tan barato. La menor fe en la Justicia queda doblegada ante tanto descaro político.

Si Galindo estuviera en una fase terminal hasta se podría entender, aunque haya presos que mueren en la cárcel, pero aun así Instituciones Penitenciarias debería publicar el consiguiente parte forense que no atañe a la intimidad del condenado por tan abyectos delitos.Si Galindo es un cardiópata, como filtran los autores de este enredo, lo mejor para su salud hubiera sido ingresarle en un hospital penitenciario, con medicación específica: cardiotónicos, hipotensores, desfibriladores y hasta un carro de parada, y no en su domicilio donde por mucho apoyo familiar que encuentre nunca tendrá a mano asistencia médica especializada como demuestra su reingreso en un hospital de Zaragoza. Hay que preguntarse quién solicitó la entrevista del 11-M del trío calaveras: Barrionuevo-Corcuera-Vera, qué silencios pactaron y cuál fue el precio que había que pagar.Las monedas que se debían de dar para descabo de los ministros de Interior y Justicia y del propio presidente. Esto es progresismo puro y duro: llevar a su casa sin apenas cumplir la pena a un sujeto que ha dirigido secuestros, arrancado las uñas, apagado cigarrillos en la piel más sensible a un par de pobres desgraciados sin relevancia terrorista alguna, para luego trasladarlos en la baulera de un coche, pegarles un tiro en la nuca sin darles la confesión que pedían y enterrándolos en cal viva. Estará tranquilo Belloch, hoy alcalde de Zaragoza, donde conseguir un taxi es peor que en Managua, que le impuso el fajín de general ante el espanto de su secretaria de Estado, Margarita Robles, y ante la complacencia de su otra secretaria María Teresa Fernández de la Vega, hoy vicepresidenta primera que posa en Vogue pero ante Galindo calla.

Que se olvide Garzón de volver a reclamar atropelladores de los derechos humanos en el mundo porque ya no lo seguirá ni la opinión pública ni la publicada. Tras Barrionuevo-Corcuera-Vera no tenemos créditos para reclamar a Pinochet, Videla, Massera y hasta al capitán Astiz. Les condenaríamos y enseguida serían enviados a sus casas. La tortura en América es casi gratis, y en la España actual, en rebajas. No podemos dar ejemplo de nada.