28 noviembre 1998

Pedro J. Ramírez y Alfonso de Salas venden gran parte de sus acciones pero son blindados en su cargos de director de EL MUNDO y presidente de Unidad Editorial hasta el 1.01.2006

El grupo Recoletos (Telefónica) compra el 30% de Unidad Editorial, editora de EL MUNDO, con el visto bueno de Rizzoli

Hechos

El 28.11.1998 los diarios EL MUNDO (Unidad Editorial) y EXPANSIÓN (Recoletos) hicieron público el acuerdo mediante el cual el grupo Recoletos compraba el 30% de acciones de Unidad Editorial.

Lecturas

El Grupo Recoletos (Expansión, Marca y Actualidad Económica) cuyo presidente es D. Jaime Castellanos Borrego compra el 30% del capital de Unidad Editorial (editora de El Mundo) convirtiéndose en el principal accionista español de la empresa (el primer accionista es el italiano Rizzoli Corriere della Sera, RCS Mediagroup que preside D. Cesare Romiti, con un 45%).  El acuerdo incluye reforzar el blindaje de D. Alfonso de Salas como Presidente y D. Pedro José Ramírez Codina como director de El Mundo hasta el 1 de enero de 2006. Recoletos también está presente con un 10% en Antena 3 TV y con un 5% en Vía Digital. De acuerdo al relato de D. Jaime Castellanos Borrego, el Grupo Recoletos acuerda con RCS Mediagroup que una vez finalice su compromiso accionarial en Unidad Editorial (2004) permitirá a Recoletos convertirse en el accionista mayoritario de la empresa asumiendo ellos, por tanto, la gestión de El Mundo.

El acuerdo cuenta con la oposición de dos de los socios fundadores de la compañía, D. Juan Kindelán Jaquotot y José María García Hoz, y también del presidente del consejo editorial, D. Carlos Solchaga, que dimite como presidente del Consejo Editorial de Recoletos D. José María García-Hoz Rosales hará público el 23 de enero de 1999 su dimisión de todos sus cargos en Recoletos (consejero y editor de Actualidad Económica).

La entrada de Recoletos en Unidad Editorial será ratificada en la Junta General Extraordinaria de Accionistas de la empresa celebrada el 17 de marzo de 1999.

LA TELEFÓNICA DE VILLALONGA, PASA SER ACCIONISTA INDIRECTO DEL DIARIO EL MUNDO

juan_villalonga La compañía Telefónica, presidida por D. Juan Villalona, era accionista del 20% de Recoletos, mientras que el 76% de las acciones estaba en manos del grupo británico Pearson. Por lo que al comprar Recoletos el 30% de Unidad Editorial, Telefónica y Pearson pasaban a ser, indirectamente, accionistas de la editora de EL MUNDO.

COMUNICADO OFICIAL DE UNIDAD EDITORIAL, RIZZOLI (RCS-Mediagroup) Y RECOLETOS:

EL GRUPO RECOLETOS, EL GRUPO RIZZOLI-CORRIERE DELLA SERA Y LOS FUNDADORES DEL DIARIO EL MUNDO HAN SUSCRITO LOS SIGUIENTES ACUERDOS:

«El Grupo Recoletos y el grupo Unidad Editorial han decidido establecer una alianza estratégica. Tras el éxito profesional y empresarial obtenido tanto por las publicaciones del Grupo Recoletos como por el diario EL MUNDO, ambas partes han acordado desarrollar una línea de estrecha colaboración que puede servir de base para la creación de un grupo líder de la prensa escrita en España. Esta alianza estratégica forma parte de un proyecto de colaboración entre el Grupo Rizzoli-Corriere della Sera y el Grupo Recoletos, que se centrará en los mercados de habla hispana.

El Grupo Recoletos ha firmado un compromiso con los cuatro fundadores del diario EL MUNDO -Alfonso de Salas, Pedro J. Ramírez, Balbino Fraga y Juan González- para adquirir una parte de sus acciones de Unidad Editorial, al precio resultante de valorar el total de la compañía en 35.000 millones de pesetas, susceptible de variación tras el resultado de una auditoría que encargará el Grupo Recoletos a KPMG Peat Marwick. Los cuatro fundadores han decidido ofrecer a otros accionistas minoritarios de Unidad Editorial la posibilidad de participar también en la operación en las mismas condiciones. El pacto suscrito implica la venta de un mínimo de un 20% y un máximo del 30% de Unidad Editorial. El Grupo Rizzoli mantendrá, con su participación del 45% en el capital de Unidad Editorial, su condición de principal accionista.

Como parte de estos acuerdos el Grupo Recoletos se adhiere e integra en el pacto de sindicación accionarial suscrito en su día por los fundadores de EL MUNDO y el Grupo Rizzoli. Dicho pacto asegura la continuidad tanto de la trayectoria empresarial, como de la línea editorial de EL MUNDO y garantiza el mantenimiento en sus puestos y funciones del presidente Alfonso de Salas y el director Pedro J. Ramírez, al menos hasta el uno de enero del año 2006.

Tanto el Grupo Rizzoli como el Grupo Recoletos quieren manifestar su respaldo a la gestión del equipo de profesionales que, bajo la dirección de los fundadores, ha hecho posible el desarrollo sin precedentes de EL MUNDO.

Con el objetivo de impulsar la consecución de las ventajas y sinergias detectadas durante las negociaciones previas a estos acuerdos, así como para estudiar nuevos campos de colaboración, el Grupo Recoletos y Unidad Editorial constituirán de inmediato una Comisión de Trabajo. Esta Comisión de Trabajo estará integrada por José-María García-Hoz, e Ignacio de la Rica, por parte del Grupo Recoletos, y por Pedro J. Ramírez y Antonio Fernández-Galiano por parte de Unidad Editorial. En las labores de la Comisión de Trabajo y en función de las cuestiones a tratar podrán participar además aquellas personas que una u otra organización consideren convenientes. La responsabilidad de coordinar la Comisión de Trabajo será rotatoria por periodos bianuales. Durante los dos primeros años el coordinador será Pedro J. Ramírez y durante los dos años siguientes José-María García-Hoz.»

EL FUNDADOR DE RECOLETOS, JUAN KINDELÁN, CONSIDERA EL PACTO ‘UN DISPARATE’

juan_kindelan D. Juan Kindelán

El ex presidente del Grupo Recoletos del que era fundador, D. Juan Kindelán, dimitió de su cargo – siendo reemplazado por D. Jaime Castellanos – precisamente cuando comenzaban las negaciones con el grupo EL MUNDO. El día 28.11.1998 D. Juan Kindelán declaraba al diario EL PAÍS su oposición a aquel pacto: «Sigo pensando lo mismo, esto es un disparate. El problema es que Unidad Editorial es más una empresa política que periodística. Recoletos, por el contrario, es una empresa rigurosamente profesional. Por eso creo que casan mal las culturas de ambas compañías.

CARLOS SOLCHAGA DIMITE DE SU CARGO EN RECOLETOS POR ‘REPUGNANCIA’ HACIA PEDRO J. RAMÍREZ

Solchaga D. Carlos Solchaga

El 1.12.1998 el diario EL PAÍS publicó fragmentos de la carta del ex ministro D. Carlos Solchaga dirigida al presidente del Grupo Recoletos, D. Jaime Castellanos explicando los motivos de su dimisión como presidente del Comité Editorial de las publicaciones económicas del grupo: el diario EXPANSIÓN y la revista ACTUALIDAD ECONÓMICA.

«Podría decirte que la he presentado porque la operación me parece un disparate desde el punto de vista financiero, incomprensible desde el punto de vista estratégico y un mal negocio desde cualquier punto de vista. Aunque todo ello puede ser cierto (lo que no me consta), sin embargo no te estaría diciendo la verdad si me refiriera sólo a dichas consideraciones. En realidad, dimito porque no soy capaz de vencer la repugnancia que me produce pertenecer a un grupo del que también forma parte un personaje de la categoría moral del director de EL MUNDO y algunos otros acólitos que le acompañan en la redacción de dicho medio, que para mí representa todo lo que no se debe hacer en materia de periodismo e información. Prácticamente, la contraposición más evidente con el periodismo profesional y honesto que he conocido en el Grupo Recoletos, tanto en EXPANSIÓN como en ACTUALIDAD ECONÓMICA. ¿Cómo van a convivir las dos culturas, la del «periodismo-chantaje» con la del «periodismo honrado» es algo que no alcanzo a imaginar, pero no voy a quedarme aquí para averiguarlo».

27 Septiembre 1997

¿Telefónica compra EL MUNDO?

Javier Bleda

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Si yo fuera Pedro J. dormiría tranquilo, la Telefónica paga bien.

Me ha dado por llegar al a conclusión de que Telefónica, ahora conocida con el nombre comercial de Villafónica, puede comprar en fechas inminentes el periódico que nos representa al frente del Gobierno democráticamente  elegido en sufragio universal, me refiero, como no, a EL MUNDO. Aunque eso no es más que una suposición de fin de semana ¿no? Quiero creerme que, de llegar a realizarse, supondría un gran avance en el campo de la comunicación institucional de este país, obtenido la opción política que va más allá de lo Popular una representatividad inusitada al disponer de televisiones varias, como la española y las res, más las autonómicas, de agencia de prensa oficial, de canales digitales, de periódicos y revistas de toda índole, incluyendo el saber estar del Grupo Zeta pactando como compensación por la compra de la tele, y hasta del pregonero del pueblo de Garzón al que seguro están pensando en comprar también para el imperio. Al igual que Juan Kindelán, presidente del Grupo Recoletos, yo adelanto que si Telefónica compra EL MUNDO “no es una operación orquestada por el Gobierno para combatir al Grupo PRISA”, sino una cuestión de estrategia empresarial de dos empresas privadas que deciden unificar sus fuerzas para una posible expansión mediática. Claro que también podría haber dicho que la trama de la conspiración va escalando posiciones y que la desvergüenza devoradora de estos tiburones no tiene límites, pero claro, cómo voy a decir esto si Pablo Sebastián escribía ayer en el diario en cuestión “la furia destructiva con la que el Grupo PRISA, que preside Jesús Polanco, la emprende a diario contra todo el que no esté de su lado empresarial o político (PSOE felipista) alcanza límites de paranoia que preocupan a sus compañeros de viaje financiero, mediático y empresarial”. “Con igual virulencia están atacando – ellos, que montaron un monopolio mediático a la sombra del gobierno de los GAL y la corrupción – el proyecto multimedia de Telefónica, compañía a la que pretendían desestabilizar en Bolsa o con amenazas a los bancos de núcleo rector, en defensa de un periodismo felipista, y hoy manipulador hasta límites nunca vistos”. Estas palabras me hacen enmudecer, no sea que por criticar el “golpe de estado encubierto para cambiar le orden político” que se llevan montando todos estos, al final me digan que voy muy de PRISA en mis apreciaciones personales. Si yo fuera Aznar tendría cuidado, porque las patadas en el culo, sobre todo si te la dan con un “casco”, hacen daño. Y si fuera el Rey tendría más cuidado. Sin embargo, si fuera Pedro J. dormiría tranquilo, la Telefónica paga bien.

Javier Bleda

24 Septiembre 1997

El 'toque Conde'

Javier Pradera

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La más superficial coincidencia entre los dos personajes sea el revoloteo en torno al presidente de Telefónica de los mismos consejeros áulicos e interesados aduladores periodísticos que rodearon en su día a Mario Conde: Pedro J. Ramírez, el gran organizador de las derrotas -como estratega político y mediático- de sus asesorados, o Jesús Cacho y Jaime Campmany, incansables turiferarios de los poderosos y calumniadores no menos esforzados de sus adversarios.

Tras la briosa irrupción de Telefónica en el mundo de los medios de comunicación (primero como locomotora de Vía Digital y después como socio dominante de Antena 3 Televisión), algunos dirigentes socialistas han señalado las curiosas semejanzas existentes entre Juan Villalonga, nombrado presidente de la antigua empresa pública por su íntima amistad con Aznar, y Mario Conde, presidente de Banesto de 1987 a 1993. El comparativismo debe mucho al género inventado por Plutarco a comienzos de nuestra era con el propósito de emparejar a egregios soldados, oradores y legisladores de Grecia y de Roma. No es seguro, sin embargo, que Conde y Villalonga pudieran servir de materia prima para un contraste de ese estilo; como explica Alan Bullock al justificar la aplicación de ese enfoque a Hitler y Stalin (Plaza y Janés, 1994), las vidas paralelas no son ejemplos de una categoría general comprensiva sino un método comparativo para reflejar el carácter moral de individuos singulares cuyas trayectorias existenciales, «al igual que las rectas paralelas, ni se cortan, ni se mezclan».Si los discípulos contemporáneos de Plutarco no pudieran acometer esa tarea, y si se considerasen exageradas las similitudes entre el presidente de Telefónica y el bucanero Henry Morgan propuestas anteayer en estas mismas páginas por un divertido artículo de Enrique Gil Calvo (Corsarios), cabría al menos analizar el toque Conde, el estilo Conde, perceptible en Juan Villalonga. Tal vez la más superficial coincidencia entre los dos personajes sea el revoloteo en torno al presidente de Telefónica de los mismos consejeros áulicos e interesados aduladores periodísticos que rodearon en su día a Mario Conde: Pedro J. Ramírez, el gran organizador de las derrotas -como estratega político y mediático- de sus asesorados, o Jesús Cacho y Jaime Campmany, incansables turiferarios de los poderosos y calumniadores no menos esforzados de sus adversarios. Pero hay todavía otros puntos en común entre el ex presidente de Banesto y el actual presidente de Telefónica.

Ambos personajes asaltaron de la noche a la mañana, con plenos poderes de sus respectivos Consejos de Administración, el gobierno de empresas con grandes activos, decenas de miles de accionistas, elevadas cifras de negocios y un impresionante flujo de caja. Nada más instalados en el puente de mando de la entidad abordada, tanto el uno como el otro recurrieron a métodos autocráticos para la toma de decisiones y reforzaron la intimidatoria estructura jerárquica de la organización; en ambos casos, ese estilo hiperpersonalizado de administrar recursos ajenos se vio favorecido por la separación entre la propiedad y la gerencia característica de las grandes corporaciones y por el caprichoso abuso de la posición dominante del vértice de la pirámide. También la ocupación de la cúpula de Telefónica y Antena 3 Televisión por una camarilla de fieles amigos personales de Villalonga recuerda las prácticas nepotistas y clientelistas típicas del antiguo Banesto.

El desembarco de Conde y Villalonga en los medios de comunicación ha elegido las mismas cabezas de playa: tras la compra de Antena 3 Televisión, Telefónica tiene en lista de espera los mismos periódicos, revistas y cadenas radiofónicas que trabajaron a favor del ex presidente de Banesto. Por lo demás, los dos mariscales de estas guerras financieras de alto presupuesto han disparado con pólvora del rey: si Banesto utilizó el dinero de los accionistas y de los depositantes, Telefónica cuenta además con la complicidad del Gobierno para la fijación de las tarifas de los usuarios. Junto a la rumbosa propensión de sus respectivos presidentes a pagar caprichos personales con fondos ajenos, esos dos intentos de construir imperios multimedia de la noche a la mañana tienen en común un propósito extraempresarial: al servicio de la propia ambición, en el caso de Conde, y al servicio de la estrategia de ocupación partidista del Estado por el PP, en el caso de Villalonga.

El Análisis

PEDRO J. PERDER PODER PARA GANARLO

JF Lamata

La entrada de Recoletos en EL MUNDO no significó que el grupo mayoritario, el italiano Rizzoli, vendiera ni una sola acción del 45% que tenía desde 1991. Por lo tanto la venta la hizo el grupo de fundadores que lideraba el propio D. Pedro J. Ramírez. ¿Cómo podía querer el Sr. Ramírez vender parte de su capital? Por interés estratégico ante la necesidad de un socio español. Hasta ese momento la estabilidad de EL MUNDO dependía integramente de los italianos, que ya en 1992 se habían planteado dejarle caer. Si, en cambio había más equilibrio accionarial esa dependencia se limitaría. El socio nuevo, además, estaba en la órbita de Telefónica, empresa que estaba en alza – con ANTENA 3 TV – y era, en la práctica un grupo vinculado al Gobierno del PP del Sr. Aznar, y habiendo como había, una vinculación personal entre el Sr. Aznar y el Sr. Ramírez en aquel momento, el Sr. Ramírez podía perder acciones, pero ganar estabilidad que era tanto como la garantía de mantenerse en la dirección.

Teóricamente el pacto era que el acuerdo durara hasta 2006, pero aunque D. Pedro J. Ramírez aguantó al frente hasta esa fecha, no lo hizo Recoletos, tras la retirada mediática de Telefónica, el grupo presidido por D. Jaime Castellanos se retiraría de EL MUNDO en 2003, dejando todo el poder en manos de Rizzoli.

J. F. Lamata