21 febrero 1994

El resto de obispos catalanes respaldan al de Barcelona, mientras que el ABC le critica

El obispo de Barcelona, Ricard María Carles, critica públicamente a la Cadena COPE de Antonio Herrero por su anticatalanismo

Hechos

  • El 21.02.1994 el diario LA VANGUARDIA reprodujo una entrevista a D. Ricard María Carles en las que criticaba a la Cadena COPE.

Lecturas

LAS DECLARACIONES DE RICARD MARÍA CARLES EN LA VANGUARDIA

– El caso es más grave cuando uno de los medios, aunque el mensaje vale para todos, depende en buena parte de la Conferencia Episcopal Española. Me llegan, hace tiempo, qeujas sobre algunos comentarios de la COPE. Se da una campaña que va más allá de la crítica y se convierte en una actitud hostil, que fomenta hostilidad hacia la lengua catalana y Cataluña misma. Hay exageraciones en los hechos y referencia injuriosas a personalidades destacadas. Es lamentable cuando la COPE había contado con la simpatía de muchos diocesanos. una red que depende de la Iglesia tiene compromisos ineludibles respecto a la verdad, la convivencia civil y la tolerancia, y de oposición a cuanto favorezca el odio o la discordia. 

– Desautorizó actitudes como las de la COPE hacia Cataluña, que no son las que quiere la Iglesia, la cual ha estado y está comprometida con nuestro pueblo y desea que la convivencia, un gran bien social, no sea irresponsablemente dificultada.

Ricard María Carles (LA VANGUARDIA, 21.2.1994)

REPLICA DEL DIRECTOR DE COPE

GaldonSER D. Eugenio Galdón, Consejero Delegado de la COPE, tras conocer las declaraciones del obispo Carles hizo público el siguiente comunicado:

En estas declaraciones, publicadas en la edición de ayer del citado rotativo, se acusa a la citada emisora de difundir opiniones marcadamente anticatalanistas, que podrían tener un efecto negativo sobre la convivencia en aquella Comunidad Autónoma.

El texto de la nota emitida ayer por la COPE es el siguiente:

1.- La COPE es absolutamente respetuosa con Cataluña, su Estatuto de Autonomía y el sentir de todos los catalanes.

2.- La COPE es, y va a seguir siendo, un foro de expresión libre de ideas sobre todas las cuestiones de interés, y sus micrófonos están y estarán abiertos a todas las opiniones que favorezcan la convivencia, la libertad, y el respeto a los derechos de todos los ciudadanos, especialmente de los más débiles y desprotegidos.

3.- En los últimos días, en diálogo con los profesionales de la cadena, han expresado sus opiniones sobre la cuestión lingüística en Cataluña, entre otros, las siguientes personas: Pilar Rahola, diputada de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC); José Antonio Durán Lleida, presidente de Unió Democrática de Catalunya (UDC); Aleix Vidal-Cuadras, presidente del Partido Popular de Cataluña; Angel Colom, secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC); Miguel Roca, portavoz de la coalición Convergencia i Unió (CiU).

23 Febrero 1994

El Error de Carles

Editorial (Director: Luis María Anson)

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No ha asistido ciertamente la Providencia al arzobispo de Barcelona en su ataque a la COPE. La vinculación empresarial de la Conferencia Episcopal con una cadena cuyos contenidos informativos son de la exclusiva responsabilidad de los profesionales que los elaboran no es título bastante para la desautorización de Carles. Aún se comprendería la reacción del arzobispo si criticase informaciones u opiniones contrarias al dogma o la moral católica. Pero, no. Lo que ha impulsado su crítica es un supuesto y quimérico ‘anticatalanismo’ de la cadena. Monseñor Carles presta así el respaldo de su autoridad a esa tergiversación tan cara al nacionalismo que consiste en identificar una opción política con la identidad y el ser de un pueblo. Criticar a Pujol, denunciar los excesos de una política lingüística, dar audiencia aquienes ven lesionado el derecho a educar a sus hijos en la lengua materna, no es anticatalanismo. Carles, al ceder a las presiones y buscar la complacencia de sectores radicales de sus pastores y fieles, ha hecho un flaco servicio a la causa de la convivencia pacífica en Cataluña y en el resto de España.

27 Febrero 1994

Profunda queja y total desacuerdo

Ramón Torrella

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Los obispos de la diócesis catalanas hemos pedido siempre el respeto a todas las formas culturales y hemos promovido el espíritu de convivencia fraternal entre todos los ciudadanos que residen en Cataluña.

A primeros del año 1986 publicamos el documento ‘Arrels cristianes de Catalunya’, afirmando la identidad nacional catalana tiene su expresión y el principal signo de identidad, aunque no el único, en la lengua que le es propia.

La lengua catalana ha conocido épocas de esplendor y épocas de decadencia, pero el pueblo siempre la ha mantenido viva, la ha amado y la ha defendido.

No es de extreñar que a propósito de las reiteradas manifestaciones de la cadena COPE los obispos catalanes hayamos reaccionado unanimamente expresando nuestro disgusto e indignación. En realidad, todos constatamos que en la opinión pública de Cataluña se formó una sensación ampliamente compartida de que la COPE había adoptado frente a nuestro pueblo y a nuestras instituciones una actitud anticatalana de tipo irracional.

Decíamos en el documento mencionado que entre nuestros  deberes sociales está el de la acogida cordial y generosa al os que han venido a compartir nuestra vida desde otras tierras y, por parte de éstos, el de solidarizarse con su nueva comunidad. Hemos puesto también especial interés en que sean pastoralmente bien atendidos los castellanohablantes de nuestras comunidades.

En varias ocasiones expresamos nuestra seria preocupación en el ámbito de la Conferencia Episcopal Española. Últimamente hemos hecho llegar nuestra profunda queja y nuestro total desacuerdo al consejo de administración de la COPE.

Confiamos en que se pondrá una rápida solución al problema y que tendremos la satisfacción de ver como la COPE sirve igualmente a la libertad y a la verdad, respetuosa con todos.

El asunto de la COPE, con sus acciones y reacciones nos ha recordado cuando el tema de la lengua se politiza resurge la polémica y el apasionamiento. Un ejemplo lamentable es la actitud del periódico ABC; que se ha referido al arzobispo de Barcelona con un mini editorial titulado ‘El error de Carles’. Quien ha cometido un error de cálculo ha sido el periódico madrileño, porque el Dr. Carles ha hablado consciente de su responsabilidad pastoral y conforme a la doctrina social de la Iglesia.

A todos nos favorecería un periodo de silencio con un saludable ayuno de comentarios que facilite una renovada actitud de comprensión y respeto mutuos. Merece la pena este esfuerzo ascético, porque están en juego las relaciones entre distintas autonomías de España y la positiva consolidada convivencia ciudadana de la autonomía de Cataluña.

23 Febrero 1994

El «sindicato del crimen»; o el crimen del sindicato

Martín Prieto

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Las quejas de algunos prelados catalanes sobre la programación puntera de la COPE (la radio de la Iglesia) lloran sobre mojado, aunque sus eminencias no lo sepan. En las Pampas argentinas crece el pasto sobre metro y medio de humus, escupes y crece un ombú, así se pueden alimentar setenta y cinco millones de vacas, y en las lindes de las grandes estancias los gauchos, los «cabecitas negras», se hacen su avío cultivando hortalizas y tubérculos. La polémica del idioma en Cataluña da para lo mismo: para vivir en sus riberas de viejas querellas y agravios que poco tienen que ver con el catalán o el castellano, y donde meten mano personas ajenas al asunto y a las que el debate les trae al pairo. Y hoy lo que parece interesante es desplazar a Martín Ferrand y al equipo de profesionales criado a sus pechos desde el cero que voluntariosamente superaron con tanto empeño, ganando dineros para sí y haciéndoselo engordar a sus patronos, hasta el infinito que se les desea, no ya camino de Marte sino fuera del sistema solar en una navegación hacia la galaxia de Andrómeda, pero con octavo pasajero incluido.

Daniel Gavela, ex jefe de eso que ahora se llama «relaciones externas de PRISA», y ya flamante director de antena de la SER, es un buen muchacho que resiste el listón de lo que Juan Luis Cebrián, padre del periodismo español, precisa para continuar vendiéndole su adormilada burra a Jesús de Polanco, y hasta intranquiliza la brillantez estupefacta de Augusto Delkader. Hace meses llamé a Gavela: «Tengo sobre la mesa de mi despacho dossiers de tu casa contra la dirección de ABC, contra EL MUNDO y contra el desembarco de la gente de Martín Ferrand en la COPE». Gavela vale mucho, pero cuando Dios repartió la astucia estaba haciendo pis. Lo escribo en su honor, porque aun cuando pretendieron hacer de él un chisgarabís, reaccionó con la sinceridad ingenua e instintiva que le aureola: «Te equivocas, MP. No hemos confeccionado ningún dossier; sólo equitativos servicios de comunicación sobre lo que están haciendo EL MUNDO, ABC y la familia Ansón, y la gente de Ferrand en la COPE». Sobre mi mesa sólo tenía la agenda del día, el teléfono, un abrecartas con cabeza de caballo, un cenicero y dos fax de advertencia. Blanco y en botella; verde y con asas.

Manuel Martín Ferrand, José María García, Antonio Herrero, Luis Herrero, Amando de Miguel, Federico Jiménez Losantos, Víctor Márquez Reviriego, son gentuza a exterminar. En verdad que se reúnen en una banda rara, todos ellos exitosos, muy críticos pero siempre creíbles y que, haciendo de su capa un sayo, afirman cosas meditables y no les hacen perder dinero a sus empleadores, sino todo lo contrario. Son otra voz que, al menos a mí, no destruye la mía. Según Aurora Pavón, los hermanos «Dalton» somos el director de esta publicación, Raúl del Pozo, Pablo Sebastián, Paco Umbral y hasta yo mismo, que no volveré a portar revólver hasta que no me obliguen a ello: Dos hombres y un destino; deliciosa película que no relató la realidad. La agencia «Pinkerton», hoy representada por los sabuesos implacables perseguidores de cualquier opinión diferente, persiguió a Butch Cassidy, Sundance Kid y la amante de ambos, Etta Place, eméritos asaltantes de trenes, por el sur de los Estados Unidos, por Bolivia y por la Patagonia argentina, donde desaparecieron. El «sindicato del crimen» es una definición de los paniaguados de Jesús de Polanco, que les remunera por hacerle perder dinero y destruir su imagen pública, que podría ser muy alabada, dadas sus condiciones y hasta sus comprobadas hazañas como excelente editor. Los crímenes del sindicato han sido abyectos y han atropellado a sus discrepantes, antes con las cuentas corrientes que con la fuerza de las ideas. Mis compañeros citados, hoy en la COPE, de los que podré discrepar pero jamás mandar fusilar, pueden buscar destino en el almacén de mapas que guardo en mi escritorio. Yo creo que el éxito de esta gente, para sí mismos y para los demás, es indiscutible. Pero no son ni siquiera los «Dalton». Son Martín Ferrand _ese desavisado que se ha hartado de hacer perder dinero a los demás y procurar un periodismo abyecto_, sus hombres, y un destino, a los que la agencia «J.L.C. Pinkerton», a sueldo de los transportes bancarios en los trenes, ha decidido sacarlos de una buena radio, de una buena televisión, de otra buena emisora, y de España si es preciso. El consejero delegado y sus jenízaros han puesto el listón tan bajito como ellos mismos, y así no hay quien compita. Hasta puedes ser alcohólico y trepar, pero como tengas algo en la cabeza y generes el éxito, te mandarán a casa por cocainómano. La agencia «Pinkerton» jamás descansa.

23 Febrero 1994

COPE

Vicenç Villatoro

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La cuestión es que si una determinada empresa radiofónica da carta blanca a un determinado tipo de opiniones, estas opiniones se toman como el reflejo de la línea empresarial de dicha emisora. El problema no es que Jiménez Losantos padezca catalanofobia. El problema es que la COPE llama a todos los que tienen catalanofobia, los pone juntos y les da un micro y horas de programación. Es decir, el problema es la línea empresarial de la COPE, expresada en la elección de unos opinadores cortados todos – en este tema – por el mismo patrón. A una emisora en la cual participa la Conferencia Episcopal Española, ¿le corresponde tener una línea empresarial de este tipo y mantenerla en contra de la opinión de los obispos catalanes? El aire de reot que tienen los tertulianos de la COPE repsonde en parte a la realidad. El reto no es si gana la censura o gana la libertad de expresión. El reto es si la Iglesia catalana es capaz de desactivar una línea empresarial que alimenta la demagogia, el sectarismo y la llamada al enfrentamiento.

Vicenç Villatoro