7 enero 1977

El periódico controlado por Juan Tomás de Salas y Luis González Seara reprocha a Ruiz Gallardón que está en Alianza Popular junto a figuras vinculadas a la dictadura franquista

DIARIO16 ridiculiza la posición del columnista de ABC, José María Ruiz Gallardón, por pedir una ley anti-libelo contra la prensa

Hechos

El 7.01.1977 el diario ABC publicó un artículo de D. José María Ruiz Gallardón en defensa de una ley anti-libelo. Ese mismo día el periódico DIARIO16 en su edición de tarde publicó un recuadro editorial de réplica.

Lecturas

El 7 de enero Diario16, dirigido por D. Ricardo Utrilla Carlón, publica un editorial contra el editorialista de ABC D. José María Ruiz Gallardón por pedir una regulación de la información sobre temas terroristas. En esta ocasión Ruiz Gallardón sí responderá desde ABC el día 8 de enero de 1977: “hay ofensas que enaltecen”.

07 Enero 1977

Al señor ministro de Justicia

José María Ruiz-Gallardón

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Bien. Me parece muy bien, señor ministro de Justicia, las disposiciones que acabo de leer en el Boletín Oficial del Estado, suprimiendo el TOP. He sostenido, desde antiguo, que los magistrados de las Audiencias Provinciales se bastan y se sobran para cumplir la ley penal con todas las garantías y miramientos que exige un Estado de Derecho. Lo que no empece – antes, al contrario, obliga – a que a los señores jueces de Orden Público y a los magistrados que formaron parte del TOP les dedique desde aquí el reconocimiento que se debe a su honestidad y que usted mismo, señor ministro, ha proclamado en la entrevista que concedió al YA del 5 de enero.

Pero hoy, señor ministro, me voy a permitir distraer su atención pidiéndole que, cuanto antes, active la promulgación de una ley antilibelo. En esta materia estamos desamparados. No bastan con las viejas normas de nuestros Códigos sobre injuria y calumnia. Usted me entiende. Resulta que una publicación cualquiera – y cada día hay más – da a la luz un suelto, artículo o reportaje sobre una institución, persona, o familia. Y dice lo que se le antoja, poco, exacto o inexacto, tendencioso o escasamente objetivo, injurioso o calumniador. (Recientemente, en un par de esas publicaciones, se han isnertado sendos reportajes sobre la familia del secuestrado presidente del Consejo de Estado, cuya sola lectura suscitaría comentarios que exceden del marco del presente, pero que no puedo por menos de recordar).

Pues bien – o, pues mal – comienza el calvario. El aludido tiene que iniciar el acto de conciliación correspondiente. Se celebra, y en muchas ocasiones se publica en más periódicos – la presunta injuria o calumnia se produce así multiplicándose sus efectos – Luego viene la tramitación del sumario – lenta, lentísima – el juicio oral, el recurso al Tribunal Supremo y, al fin… una condena casi siempre simbólicos.

No basta. Y no basta, sobre todo cuando la legislación de Prensa no se aplica tampoco. Aquello del respeto a la verdad y a la moral, a las personas e instituciones y la salvaguardia de la intimidad y del honor personal y familiar es pura letra muerta o en el mejor de los casos ‘obiter citum’. Sobre todo cuando hay tanto reverencial tempor en la Administración y el señor ministro de Información no parece muy inclinado a releerse – en la práctica – los textos de la vigente ley de Prensa (que yo sepa, no se ha derogado).

Hace falta, pues, una ley antilibelo. Y pronto. Una ley que proteja la libertad, sobre todo la libertad de Prensa, que es lo contrario de la libertad de injuria, de calumnia o de intromisión en la intimdiad personal o familia. Una ley que sancione a autores, informadores, directores y también a las empresa. Una ley que de garantías a los ciudadanos y a los gobernantes. Y que no obligue a seguir el lento calvario de ahora. Una ley que se aplique, sobre todo y que sea eficaz: que disuada antes que sancione. Señor ministro ¿por qué no se pone manos a la obra?

José María Ruiz Gallardón

07 Enero 1977

Un m´as tu vu

DIARIO16 (Director de Publicaciones: Ricardo Utrilla)

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Vamos hoy a la francesa. La cosa lo merece. El señor Ruiz Gallardón pide esta mañana en ABC una ley antilibelo y la pide a gritos. Y reclama que le dejen participar a él en la redacción.

Vamos, pues, a la francesa, a darle al señor Ruiz Gallardón motivos para que nos aplique por anticipado esa ley que reclama a grandes gritos: el señor Ruiz Gallardón es un m´as tu vu.

Para evitarle al escribidor leguleyo (libelo) el tener que lanzarse a la busca y captura de un diccionario francés, o hacer una rápida llamada telefónica a amiguitos o amiguitas (libelo) del vecino país expliquémosle que un m´as tu vu (libelo) es alguien que siempre se pone en el candelero, que siempre pretende estar en primera fila, que siempre trata de sacar la cabeza pr encima de los demás y que se cree protagonista incluso cuando se afeita (libelo).

Es, además, el señor Ruiz Gallardón de la más alta especie de m´as tu vus, la de los institucionales. Es un m´as tu vus institucional (libelo). Lo cual quiere decir que su ansia protagonizadora le lleva a dar lecciones, a erigirse en ombligo docente (libelo) de la nación, en condescendiente catón de sus misérrimos compatriotas. El señor Ruiz Gallardón no se detiene ante el ministro de Justicia, pasa como un tornado (libelo) sobre los doloridos huesos del ministro de Información, barre de un olímpico plumazo todos los méritos de la Prensa española – es de esperar que exceptúe al ABC y a EL ALCÁZAR – y clama por sanciones para casi todo el mundo que dedica sus afanes a informar al país.

Olvida don José María que gracias, entre otros, a sus correligionarios de toda laya (libelo), la Prensa española ha estado cuarenta años en estado de hibernación, que sólo recientemente ha empezado a desentumecerse y que no se le pueden pedir peras al olmo cuando sólo olmos se ha plantado y quemado todos los perales. Los jardineros gallardones son los responsables y no quienes andan plantando fruta como pueden y como le dejan.

Olvida también, o hace que olvida, el señor Ruiz Gallardón que en pocas actividades de este país se han dado en los últimos años tantas pruebas de lucidez, de patriotismo, de sensatez y de buenas intenciones como en la Prensa. Que tirios y troyanos han reconocido ese inmenso papel de la Prensa en la reconstrucción moral de la maltrecha España. Que ello se ha hecho derrochando valor e ingenio desde trincheras mucho más amenazadas y precarias que las del ABC. Y que ya está bien de monsergas de quienes, después de arrasar el sembrado con sus voraces dientes, andan gritando ahora que viene la langosta.

Dicen también los franceses que el ridículo ya no mata. Ello permite que en la pista nacional sigan pavoneándose augustos Augustos cargados de lentejuelas que esgriman batutas para dirigir orquestas que miran para otro lado y que se sienten a pianos que revientan a su sólo contacto. Si el ridículo matara, otro gallardón nos cantara.

08 Enero 1977

Capítulo de gracias

José María Ruiz-Gallardón

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Querido director: Permíteme que esta carta te la dirija porque es en ABC donde desde hace más de veinte años escribo. Ayer, cuando leí el agradecimiento que don Antonio Oriol expresaba en su carta por un artículo que tuviste a bien publicar en la ‘tercera’ del periódico, me sentí orgulloso y emocionado. Más: créeme si te digo que recompensado largamente. Que un hombre de bien, un caballero cristiano, que sirvió a su patria y hoy sufre – ¡por ello! – cautiverio, tenga en estos momentos angustiosos la grandeza de ánimo de encontra hueco para dar las gracias por un modesto artículo aparecido en ABC es algo que llena de orgullo al que lo firmó. Y al periódico en el que tus escrito porque ABC ha sido siempre la tribuna en la que, con ancha liberalidad, han encontrado eco todas las inciiativas nobles. Yo sé muy bien que las palabras de Antonio Oriol no van dirigidas a mi, sino a todos los que día a día hacemos ABC. Por eso también te dirijo estas líneas.

Casi nada más por hoy, director. Sólo una última alusión a quienes desde el vespertino DIARIO16 no comparten mis apreciaciones sobre la necesidad de acabar de una vez con la proliferación de la injuria. Una sola palabra: hay ofensas que enaltecen y así ocurre con las que me dedica ese periódico. Allá ellos. Hoy me quedo contento con el elogio del presidente del Consejo de Estado – que me honra – y también recojo el reto galo, en el francés que practican, en el batiburrillo de injurias escritas – ¡oh, concupiscencia calamí! – por unos recién llegados a la Prensa diaria que, a falta de razones, destilan ofensas. Por provenir de ellos – precisamente por eso – también me enaltecen. Y la paz, ‘su vu et au su de tous’, que, como saben, quiere decir, en el castellano que escribo, a cara descubierta.

José María Ruiz Gallardón