11 enero 2014

Se enfrentó entre otros a asesinos de la talla de Zabarte 'el carnicero', Juan José Zubieta (responsable de la matanza de niños de Vic) o López Ruiz 'Kubati' asesino de Yoyes o de la familia Garrido, incluido su hijo

El periodista Cake Minuesa (INTERECONOMÍA) se enfrenta a asesinos etarras reclamándoles ‘que pidan perdón’

Hechos

  • En enero de 2014 un grupo de los asesinos de ETA liberados tras la abolición de la ‘Doctrina Parot’ por el Tribunal de Estrasburgo celebró un acto en Durango. En el acto uno de los reporteros presentes, Sr. Cake Minuesa, del programa ‘Daños Colaterales’ se dirigió a los asesinos preguntándoles si no iban a pedir perdón y ‘¿qué habían ganado?’ matando.

Lecturas

El 4 de eenero de 2014 se realiza un acto público de 63 miembros de ETA condenados por asesinato, liberados a partir de la derogación por Estrasburgo del a Doctrina Parot en el antiguo matadero de Durango. Entre ellos José A. López Ruiz ‘Kubati’ (asesino de ‘Yoyes’ o de la familia Garrido) o Jesús María Zabarte Arregui ‘el carnicero’, asesino del niño José María Piris). En el acto los asesinos se presentan como víctimas del Estado y reclaman amnistía y derecho a decidir ante un grupo de periodistas.

Entre los periodistas se encuentra D. Juan Ramón Martínez Minuesa, conocido artísticamente como ‘Cake Minuesa’, que dirige el programa ‘Daños Colaterales’ en Intereconomía TV, que se enfrenta a los asesinos de ETA para retarles a que alguno de ellos se arrepienta y pida perdón ante las cámaras por haber matado a 309 personas. “¿Qué habéis ganado matando? ¡Pedid perdón!”. El Sr. Martínez Minuesa fue expulsado de la sala junto a su cámara, D. Javier Santana.

Su intervención es elogiada en el periódico La Razón por D. Alfonso Ussía Muñoz Seca y en el diario ABC por D. Melchor Miralles Sangro.

En el periódico El Mundo D. Víctor de la Serna Arenillas combinó un elogio al Sr. Minuesa con un ajuste de cuentas contra el diario digital Periodista Digital (digital enemigo del director de El Mundo), al que reprochó que en su nota para informar del acto de Durango, no mencionara la actitud del Sr. Cake Minuesa, Periodista Digital sostiene que sí que dedicaron hasta cuatro noticias de elogio al Sr. Minuesa, en una nota diferente a la dedicada a la noticia de los etarras de Durango.

06 Enero 2014

Minuesa

Alfonso Ussía

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Nunca me detuve ante una página de LA GACETA, porque entendí que era una manera de perder el tiempo excesivamente innecesaria. Pero Cake Minuesa no merece el desprecio de tantos periodistas a los que les habría encantado reaccionar como hizo el enviado especial de INTERECONOMÍA en el siniestro matadero de Durango.

No conozco al periodista Cake Minuesa, el valiente que se enfrentó con la palabra a los asesinos en el Matadero de Durango. Me ha sorprendido la falta de generosidad de sus compañeros de profesión. Han intentado por todos los medios obviar o pasar por alto su hazaña. Minuesa fue un valiente. Aterrorizó con su voz pausada a un centenar de forajidos. Fue expulsado del teatro-matadero, más lo segundo que lo primero en un acto como aquél.

De los defectos de los españoles se destaca la envidia. En el periodismo abunda. Envidia y sesgo, complejo de inferioridad y sectarismo. Quizá el gran pecado que ha cometido Minuesa para ser ninguneado por muchos de sus compañeros de profesión es que trabaja en el Grupo Intereconomía. Nada me gusta ese grupo, ni su presidente-propietario, ni sus socios ni sus actuales responsables. Han maltratado y abandonado en la calle a centenares de periodistas y colaboradores de gran valía. Quisieron ocupar un lugar antiguo, ya clausurado, que ocupaba una derecha extrema. Mezclaron la devoción con la desinformación. Desde Alfonso Arteseros, que terminó financiando su programa en espera de que se cumplieran las promesas de monseñor, hasta Javier Quero, Itxu Díaz, Noelia Atance, Josep Pedrerol, Antonio Jiménez… Demasiado talento tirado por la borda y puesto de patitas en la calle por pretender trabajar e informar en libertad. Ariza echó mano de los «killers» y de algún sinvergüenza con los bigotes afeitados. Y hoy, el grupo Intereconomía es un barco angustiado y endeudado. Un barco que puede naufragar de un día a otro por culpa de una ambición desmedida, una planificación ruinosa, y una falta de seriedad en las obligaciones para con sus trabajadores muy complicada de creer en empresa tan devota. Pero eso no justifica el silencio que ha aplastado el coraje de Cake Minuesa, estigmatizado por pertenecer a una empresa que, con toda probabilidad, no se lo merece. El problema de INTERECONOMÍA, entre otros muchos, es que carece de la fuerza de PRISA. Los bancos son menos pacientes con unas quiebras que con otras. Nadie entiende que el gran grupo de Polanco, hoy grupillo de Cebrián, pueda sobrevivir con miles de millones de euros de deuda. De PRISA han sido expulsados centenares de sus trabajadores y colaboradores mientras se confirmaba que su máximo responsable mantenía su limitado sueldo de doce millones de euros al año. Pero en la presumible «izquierda» todo se perdona, y las presiones recomiendan enmudecer antes que lanzarle una pelota de trapo al muñeco de la caseta. Maruja Torres fue la excepción, y me alivia reconocerlo porque entre ella y el que escribe no se da ningún atisbo de afecto.

Ninguna simpatía siento por INTERECONOMÍA, derrochadora de talentos expulsados. He tenido noticias de los desdenes que mi humilde persona inspiraron en LA GACETA de Dávila y Alfageme. Jamás leí ese periódico, y con toda seguridad me perdí artículos y colaboraciones inteligentes. En la actualidad ignoro por dónde se mueven Dávila y Alfageme, a los que tan sólo herí en mi vida haciéndoles favores y buscándoles trabajo. Pero nunca me detuve ante una página de LA GACETA, porque entendí que era una manera de perder el tiempo excesivamente innecesaria, que perder el tiempo, en muchas ocasiones, es tan respetable como productivo.

Pero Cake Minuesa no merece el desprecio de tantos periodistas a los que les habría encantado reaccionar como hizo el enviado especial de INTERECONOMÍA en el siniestro matadero de Durango. Cien asesinos atemorizados por las palabras sosegadas de un joven que les exigió el arrepentimiento por sus crímenes en un escenario tétrico y desolado. Fue hacia ellos, y alguno de los asesinos a punto estuvo de recular. No lo hizo porque habría caído de la banqueta produciendo la descomposición ridícula del dominó sanguinario.

Admiro el coraje de Cake Minuesa porque yo no lo he tenido, y agradezco el coraje a Cake Minuesa porque me ha representado con su palabra, como a decenas de millones de españoles.

Es más. En honor de Minuesa voy a sintonizar una noche con INTERECONOMÍA. Y siempre tendré presente a Minuesa para apoyarlo si algún día precisa de mi nula influencia para que su futuro dependa de una empresa más hospitalaria. Como no lo conozco, me limito a darle las gracias, ofrecerle mi amistad y reiterarle mi admiración.

Alfonso Ussía

07 Enero 2014

Rueda sin pregunas... con preguntas

Víctor de la Serna

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De no ser por las iniciativas individuales en la red de redes, muchos lo habrían pasado por alto: en PERIODISTA DIGITAL.com ni mencionaban el incidente en su reportaje sobre el acto de Durango.

Es posible que se hayan publicado protestas previas de organizaciones profesionales de periodistas porque se anunciase hace días que los presos recién excarcelados de ETA, con más de 300 asesinatos a sus espaldas (no diremos «sobre sus conciencias», porque sería mucho presumir), ofrecerían en el antiguo matadero de Durango, regresado por unas horas a su anterior dedicación, una conferencia de prensa sin posibilidad de hacerles preguntas: justo lo que los periodistas denuncian, muy justamente, cuando eso mismo lo hace algún gobernante. Es posible, pero no nos consta.

Lo que sí nos consta, más que nada porque la noticia y el vídeo circularon como un reguero de pólvora por las redes sociales de internet, es que un periodista se rebeló allí mismo contra esa práctica contraria a la libertad de prensa y preguntó a los ex presos (los expresos, como si fuesen trenes, pretende la Real Academia Española que escribamos, tras su alocada reforma de la ortografía) si tenían alguna intención de pedir perdón por su interminable cadena de asesinatos. Mientras los demás reporteros presentes callaban, los organizadores lo vituperaron («si quieres lucirte, vete al circo») y dos de ellos lo empujaron hasta la salida.

De no ser por las iniciativas individuales en la red de redes, muchos lo habrían pasado por alto: en PERIODISTA DIGITAL.com ni mencionaban el incidente en su reportaje sobre el acto de Durango, mientras que en EL MUNDO sí aparecía, aunque en el noveno y penúltimo párrafo de una larga información y sin incluir el nombre del colega que se atrevió a romper el protocolo filoetarra, Cake Minuesa.

Hay que esperar que esa infravaloración en muchos medios de lo acaecido en Durango sea un despiste, sin más, al sopesarlo. Que no tenga que ver con el hecho de que el periodista trabaje en el grupo Intereconomía, que –justificadamente– no goza de gran popularidad por sus prácticas laborales y que es quizá el más derechista del país. Nada de ello debería desviar nuestra atención del hecho noticioso de que Minuesa ha sido el único periodista que ha hecho a los etarras (ninguno de los presentes, que sepamos, había anunciado previamente su repudio de la banda) la pregunta que, en pura lógica periodística, había que hacer. Y, además, rompiendo esa ley del silencio que hoy impone todo quisque en cualquier supuesta rueda de prensa.

¡Por una vez, en medio de la crisis de nuestra democracia y de nuestra profesión, que podíamos demostrar que sabemos ver el bosque pese a los árboles! Ay…

Víctor de la Serna

07 Enero 2014

Victor de la Serna, ofuscado todavía por los festejos navideños, no se entera de lo que publica Periodista Digital

Periodista Digital (Redactor Jefe: Luis Balcarce)

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El periodista de El Mundo parece más pendiente de los fogones y de las barricas que de preparar sus notas

Ni se entera ni se informa. Víctor de la Serna, mejor enólogo que periodista, podría haberse ahorrado un importante resbalón en su columna de este 7 de enero de 2014 –Rueda sin preguntas…con pregunta– en El Mundo, donde afirma que Periodista Digital no recogió las valientes palabras del periodista Cake Minuesa en el acto de Durango:

«De no ser por las iniciativas individuales en la red de redes, muchos lo habrían pasado por alto: en PeriodistaDigital.com ni mencionaban el incidente en su reportaje sobre el acto de Durango, mientras que en EL MUNDO sí aparecía, aunque en el noveno y penúltimo párrafo de una larga información y sin incluir el nombre del colega que se atrevió a romper el protocolo filoetarra, Cake Minuesa».

El patinazo de De la Serna es monumental. No sólo la noticia fue apertura de Periodista Digital -no así en El Mundo, medio que paga a De La Serna, que la metió en el noveno párrafo y sin incluir su nombre-  durante ese fin de semana, sino que además abrió a cinco columnas.

La misma noche del sábado, pocas horas depués del incidente, el director de Periodista Digital, Alfonso Rojo, habló sobre las palabras del periodista de Intereconomía en el programa laSexta Noche., subrayando que hace falta un enorme valor para hacer lo que hizo Cake: «Frente a eso, la cobertura de Bosnia, Irak o Afganistán, es una vaina».

Quizá, este especialista gastronómico de El Mundo, estaba más ocupado en buscar el perfecto maridaje entre roscones y vinos dulces que estar pendiente de lo que publicaba la competencia.

Periodista Digital se puso en contacto con Víctor de la Serna, cuyos conocimientos sobre baloncesto son enciclopédicos, así como su don de lenguas, pero a quien Dios no llamó por el camino del periodismo, para preguntarle sobre las razones de su afirmación sobre que PD no informó de las palabras de Cake Vinuesa -cuando fue portada y se le dedicaron cuatro artículos-, y su argumentación no pudo ser más disparatada:

«No se recogió en la reseña de la noticia sobre Durango, que es lo primero que apareció, como si no hubiese pasado nada. ¿Ha quedado claro lo que he querido decir?».

08 Enero 2014

Cake Minuesa

Melchor Miralles

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Lo triste es lo de los demás colegas, que se mantuvieran en ese silencio manso. Que nadie se levantara a protestar. Por más que alguno aplaudiera a Cake. Pero, claro, han de tener directores que prohíban quedarse si no se aceptan preguntas o que obliguen a preguntar para que consten.

Conocí a Cake Minuesa en el Instituto Tracor que preside José Antonio Puente. Se apuntó a un máster, porque amaba la televisión. Desde el primer día advertí su talento, su bendita pasión por el oficio, su cuerda locura. Percibí a un buen periodista y a un hombre bueno. El sábado, en el matadero de Durango, Cake Minuesa, reportero de ‘Daños Colaterales’ (INTERECONOMÍA), dignificó la profesión. No buscaba protagonismo. Quien así lo piense no conoce a Cake. Se rebeló ante la negativa a responder de más de setenta matarifes que escenificaron una liturgia repugnante.

Allí estaban los asesinos, contra fondo negro, como no podía ser de otro modo. Allí estaban, en un matadero, atinado lugar para una recua de canallas. Presentaron como rueda de prensa un mítin, pura propaganda de una pandilla de etarras. Sí, son ex presos, pero no ex etarras. Y, de saque, anunciaron que no aceptarían preguntas tras el discurso. El oficiante estaba bien elegido: José A. López Ruiz, “Kubati”, el tipo que asesinó a su colega “Yoyes”, en presencia de su hijo de 3 años. La mato por querer lo mismo, pero sinceramente. El ritual miserable. Y los periodistas, allí se quedaron. Nadie se levantó y se fue. Como siempre. Pero en este caso, quien oficiaba era ETA.

Los etarras del matadero, travestidos de víctimas, justificaron su existencia, exigieron una amnistía, responsabilizaron al Estado del “conflicto”, reclamaron un sitio en la política democrática, pusieron su “experiencia y vivencia al servicio del proceso” y reclamaron el derecho a decidir. No pidieron perdón, no expresaron una brizna de arrepentimiento, no exigieron a ETA su disolución, ni siquiera que entregue las armas. Y claro, al final, Cake, que es periodista, y ser humano, se levantó y preguntó, que es lo suyo: “¿No van a pedir perdón? Si habláis de un conflicto, de un problema, de paz, yo creo que lo suyo es pedir perdón. Algunos os arrepentiréis y querréis pedir perdón ¿no? ¿No tenéis nada que decir?”. Cake fue el único que preguntó en una rueda de prensa, y los sicarios de los matarifes le echaron a empujones. A él y al cámara Javi Santana. Y del resto de los periodistas no salió una sola expresión de queja o denuncia. Que tristeza. Y ya en la calle, asediados por simpatizantes de los asesinos, a Cake y a Javi pretendían impedirles que grabaran. En la calle. Porque la perciben suya. Y no había un ertzaina. Ni un policía para protegerle. Tienen razón los matarifes cuando escupen a las víctimas “los nuestros en la calle y los vuestros en el hoyo”.

Por eso Cake Minuesa me reconcilió con mi oficio. Porque cumplió con su obligación. Porque hizo lo que debía. Quedarse y preguntar. No aceptar los hechos consumados de los asesinos. Lo triste es lo de los demás colegas, que se mantuvieran en ese silencio manso. Que nadie se levantara a protestar. Por más que alguno aplaudiera a Cake. Pero, claro, han de tener directores que prohíban quedarse si no se aceptan preguntas o que obliguen a preguntar para que consten. Como constan las de Cake Minuesa. Sin más respuesta que los empujones agresivos para echarle a la puta calle.

Melchor Miralles

El Análisis

¿VOZ DEL PERIODISMO? VOZ DEL PUEBLO

JF Lamata

Si el periodismo fuera una profesión sin frivolidad todos habrían aplaudido el gesto del Sr. Cake Minuesa, al menos en Madrid. Pero tiendo a pensar que algún director de periódico de Madrid lo que pensó al ver el numerito del Sr. Minuesa no fue ‘que valiente’, sino ‘que lástima que eso no se le ocurriera a mi corresponsal’. La prensa ignoró lo sucedido durante dos días, hasta que la repercusión en Internet les llevó a hablar del tema.

Especialmente desafortunada es la columna de D. Víctor de la Serna. Era consciente de su antipatía contra PERIODISTA DIGITAL porque él mismo me lo había hecho saber antes (igual merecidamente, no me meto ahí), pero que un artículo para elogiar al Sr. Minuesa en el que evita oportunamente citar el nombre de ‘INTERECONOMÍA’, por ser competencia, y en el periódico en el que prácticamente nunca se habla de PERIODISTA DIGITAL, ese día para ser el único ejemplo citado con su nombre de diario que se portó mal con el Sr. Minuesa. Y, para más inri, falso. PD publicó en portada el incidente, no salía en la nota del acto de Durango porque se hizo una segunda nota aparte para hablar sólo del acto del Sr. Minuesa.

Desconozco si el acto del Sr. Minuesa es periodismo o no, tengo mis dudas. Lo que sí sé es que muchos nos sentimos representados con aquellas palabras. Lo que me pregunto es si Zubieta Zubaldía al oir aquello recordó los niños que murieron con el coche explosivo que él cargo, si Rodríguez Cordero pensó en el niño Luis que murió con el coche bomba que el aportó y los demás, pensaron en algo cuando se les gritó aquello de ‘qué habéis ganado’.

J. F. Lamata