15 marzo 1983

Por orden del juez Antón de la Fuente

El periodista Ricardo Cid Cañaveral es otra vez encarcelado, ahora por injurias en un artículo escrito hace 4 años

Hechos

El 15.03.1983 se conoció que el periodista D. Ricardo Cid Cañaveral había sido detenido por la Policía de Zaragoza.

22 Junio 1978

¡QUE LLEGAN LOS GUARDIAS!

Ricardo Cid Cañaveral

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Por cada diez policías fascistas, difícilmente se encontrará medio policía demócrata y ninguno socialista, y ninguno comunista, y ni una diezmillonésima parte de policía abertzale. Esa es la verdad.

Y es que al final todo es una cuestión de Policía. El Estado se sabe así mismo – sabor a fresa – como Policía. Lo más grave es que la Policía se sabe a sí mismo – sabor a menta – como Estado. Y es aniversario de las elecciones, cuando votábamos escépticos, y sin embargo enardecidos puro 15 de junio, cuando Emilio Gastón, minoritario, socialista y aragonés, acaba de hablar en la Comisión Constitucional de que la autonomía debe ser para todos, pero que la electricidad es para otros que luego la venden cara. Habla Gastón de equilibrio regional, y luego viene la Policía. Siempre viene la Policía. Ellos (los policías) deben estar muy contentos, porque se han escurrido como sapos, y ahora hay que respetarles en nombre de las honradas gentes que se han hecho policías, como si ellos fueran honradas gentes.

Sale en la Comisión Constitucional el tema de las Policías territoriales, que en el fondo es el tema de que una metralleta que habla tu lengua es como tu madre, porque tu madre habla lengua de metralleta. Pero en estas que viene López Rodó, que es un rompedor de esquemas y hacer sentirse al más pintado esquema puro, y el Laureano dice que esto es volver a la Edad Media, y que el orden público – ¿por qué lo ponen con mayúsculas? – es indivisible y que no le parece bien que haya puentes levadizos y ciudades amuralladas. La verdad es que, si viene López Rodó, te entran ganas de estar en una ciudad amurallada, pero si no, no, preferirías una ciudad normal, pero entonces López Rodó te obliga a que te gusten los guardias que hablan idiomas, mira tú.

Peces-Barba dice que volver a la Edad Media es más cosa de López Rodó que de los demás y que eso es un tema muy Berdiaiev (autor ruso, cristiano, un poco ecologista, a lo bárbaro y antiguo), pero López Rodó responde que en ninguno de sus libros se ve amor por Berdialev, aunque se vea en su vida amor por la Policía.

Solé Turá, de comunista catalán, defiende las Policías territoriales y se pone autonómico y serio. Luego, Heribert Barrera, que es casi más catalán que de derechas, monta un número y cuenta que en Estados Unidos hay 4.000 clases de Policías diferentes, lo cual está muy bien, y en Inglaterra – porque es más pequeña, leche – sólo hay cuarenta y tantas clases de policía. También dice Heribert muy enérgico, que el Estado español es un conjunto de naciones, lo cual quedaría muy moderno si no fuera porque, mire usted, don Heribert, es un conjunto de prendas de nylon, como el Estado, que es un conjunto de prendas. A don Heribert le parece ideal que la Policía hable la lengua de la gente, lo cual es buenísimo

Responde Pérez Llorca que es poco constructivo hacer comparaciones. Y es verdad que las comparaciones son odiosas. A ver a santo de que se va a comparar un policía fascista que nunca existió, con un policía democrático y autonomista que no existe. Que tontería.

Pero al día siguiente todo es mucho mas tenso. Que barbaridad. Letamendía ya había dicho que él se proponía hacer un discurso largo, aviso por el que le dio las muchas gracias el presidente de la Comisión, señor Attard. Y ocurrió que, en efecto, Letamendia lo hizo largo: crímenes del franquismo y tropas de ocupación en Euskadi y necesidad de negociar los putnos de ETA, y Policía más autonómica que la prevista.

A Letamendía le respondió Pérez Llorca, muy altivo, diciendo que la prueba de que las cosas han cambiado Y no hay más franquismo es que se habla como lo hace Letamendia. ¡Toma ya!

Y en medio queda la desolación. Torpe y estúpida. Letamendía es víctima de su contradicción: tiene que decir que el Congreso no es nada, pero él solo está en el Congreso en función de su nada política; tiene que justificar el presente en función del pasado. Por su parte, Pérez Llorca le dobla contradicción a derechas: tiene que decir que el Congreso lo es todo, aunque él sólo está en el Congreso en función de la corrupción política; tiene que justificar el presente en función de no responder del pasado que le ha llevado hasta donde está. En realidad, Letamendia es más pacífico que Pérez Llorca es largarnos la idea de que las fuerzas de ocupación (no del País Vasco: de nuestra conciencia) son ahora la vanguardia democrática. Lo que no puede hacer Letamendia es convencernos de que se puede pensar como querríamos y actuar como no queremos y vivir como manden las circunstancias.

Hay algo que es verdad: por cada diez policías fascistas, difícilmente se encontrará medio policía demócrata y ninguno socialista, y ninguno comunista, y ni una diezmillonésima parte de policía abertzale. Esa es la verdad. Aunque también es cierto que los gritos de insulto diciendo cacereños de los chicos de San Sebastián a los grises, resuenan en los oídos como cajas destempladas con mocasines de 5.000 pesetas. ¿Cómo se resuelve eso? Dicen que negociando. Puede ser. Aunque es posible que no. ¿Cómo se interpreta el enunciado? Cada cual como quiera y otorgando significados peyorativos al contario. El PCE se desmarca del tema, y el PSOE también. Todos nos desmarcamos del tema, con objeto de que los demás nos marquen (como a reses) con el estereotipo conveniente.

Los policías fascistas deben estar la mar de divertidos. Ya lo decían ellos, que servirían a unos como a otros (aunque las bandas fascistas gritan viva la Policía, y nadie más) y además, ahora van a tener compañeros autonómicos y democráticos. Pero se trata de hacer una Constitución. O sea, una cosa del Estado. Aunque, no nos engañemos: el tema del Estado, los estados y los estadillos, gusta mucho. No gusta otra cosa: se pelean por eso. Viva la Policía. Qué duda cabe.

Ricardo Cid Cañaveral

16 Marzo 1983

Yo no confío en esta justicia

Melchor Miralles

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Si justicia es que se procese a cuatro periodistas de DIARIO16 (Pedro J. Ramírez, José Luis Gutiérrez, Xavier Domingo y Fernando Jauregui) por supuestas injurias a Ricardo de la Cierva y estime como falta, no como delito, los insultos del columnista Juan Blanco, del diario golpista EL ALCÁZAR, contra Juan Tomás de Salas.

En los últimos meses los ciudadanos españoles hemos conocido con lamentable frecuencia decisiones judiciales que no nos han dejado perplejos, porque desgraciadamente estamos ya acostumbrados a noticias como las recibidas, pero que sí nos ha llenado de indignación por considerar muchos que no sintonizan con los vientos políticos que en nuestro sistema democrático deberían correr.

Cada vez más, los españolitos de a pie nos preguntamos si es que el cambio no va a llegar nunca al tan criticado poder judicial, a la vez que permanecemos a la expectativa.

Injurias

Si justicia es que Ricardo Cid Cañaveral haya sido encarcelado por un artículo publicado en una revista en el año 1979…

Si justicia es que el juez Antón de la Fuente, titular del ya famoso Juezgado 19 de Madrid, mande hacer preso a Ricardo en Zaragoza, cuando tiene domicilio conocido en Madrid y publica varias columnas a la semana en un periódico de difusión nacional como es DIARIO16…

Si justicia es que ese mismo juez diga que lleva desde 1979 tratando de notificare a Ricardo un auto de procesamiento (¿qué han hecho ustedes, Antón, en estos casi cuatro años?)…

Si justicia es que el mismo Antón de la Fuente procese a cuatro periodistas de DIARIO16 (Pedro J. Ramírez, José Luis Gutiérrez, Xavier Domingo y Fernando Jauregui) por supuestas injurias a Ricardo de la Cierva y estime como falta, no como delito, los gravísimos insultos dirigidos por el columnista Juan Blanco, del diario golpista EL ALCÁZAR, contra Juan Tomás de Salas.

Si justicia es que Xavier Vinader esté condenado a siete años de prisión por publicar un reportaje sobre lastramas ultraderechistas en el País Vasco, acusándole y ordenando su ingreso en alguna de las denigrantes prisiones españolas por ‘inducción al asesinato’ (ahí queda eso)…

Si justicia es que Rafael Fernández Abinzada fuera acusado por un fiscal de Barcelona de un delito de robo cometido el 14 de junio de 1982, cuando Rafael Fernández Abizanda permaneció en la cárcel de Gerona desde el día 29 de abril del 82, cuando Rafael Fernández Abizanda permaneció en la cárcel de Gerona desde el día 29 de abril del 82 hasta el día 26 de junio del mismo año, según consta en certificado expedido por el director de la misma el 20 de diciembre del 82 y que obra en mi poder…

Si justicia es que José María Ruiz Mateos se encuentre en paradero desconocido después de la intervención en televisión del ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, imputando al mismo actuaciones tipificadas en la legislación vigente como delito…

Si justicia es que la Audiencia Provincial de Madrid ordene el procesamiento del director de DIARIO16, Pedro J. Ramírez, por un delito de injurias contra el golpista Antonio Tejero Molina, el hombre que ensució históricamente el verde uniforme de la Guardia Civil y que humilló a todo el pueblo español…

Si justicia es que Tejero y Milans estén condenados a treinta años de prisión – y cumplan condena de café – por un golpe de Estado frustrado en el que mantuvieron secuestrados a todos los diputados del Congreso y Luis Miguel García Gabarre ‘El Chocolate’ esté condenado a más de cincuenta por atraco frustrado a un banco con secuestro temporal de doce clientes que no sufrieron ningún daño ni escucharon un solo tiro…

Si justicia es…

Entonces yo, amparándome en el artículo 20 de nuestra Constitución, que existe pese a muchos, expreso ‘libremente mi pensamiento, idea y opinión mediante la palabra escrita’: Yo no confío en esta justicia. Y como dijo en este mismo periódico uno de los mejores periodistas españoles hace pocos meses, hay que ser claro: Algunos no estamos dispuestos a que ni Ricardo Cid Cañaveral, ni Pedro J. Ramírez, ni José Luis Gutiérrez, ni Xavier Domingo, ni Xavier Vinader, ni ningún otro en similares circunstancias permanezca ni un solo día en prisión. Así que, ahora, a ver que pasa.

Melchor Miralles