12 abril 1979

El gobierno del general Amín se caracterizó por una brutalidad genocida contra todo opositor

El presidente de Tanzania, Nyerere, invade Uganda y derroca al dictador Idi Amín con el apoyo de Gran Bretaña

Hechos

El 11.04.1979 el ejército tanzano tomó Kampala (capital de Uganda) depuso al presidente Idi Amín y restituyó a Milton Obote.

Lecturas

MILTON OBOTE VUELVE AL PODER 

obote_viejo Derrocado por Idi Amín en 1971, Obote recuperó el poder tras la invasión tanzano-británica.

El Jefe de Estado de Uganda, Idi Amín Dada, ha huido este 11 de abril de 1979 el país a bordo de un avión militar que le trasladó a la Libia de Gaddafi.

El Ejército de Tanzania, que invadió Uganda hace cinco años con el apoyo de fuerzas ugandesas opuestas a Amín, se ha apoderado del aeropuerto de Entebbe y ha dejado sin comunicación aérea a la capital ugandesa, Kampala.

Las tropas fieles a Amín se repliegan en desorden.

Amnistía Internacional acusa a Amín de haber asesinado durante su dictadura (apoyada por la URSS y Libia) a más de 300.000 personas.

Los tanzanos y británicos han restituido a Milton Obote, el mismo presidente que fue destituido por Idi Amín en el Golpe de Estado de enero de 1971 y que ahora retorna al poder.

El segundo mandato de Milton Obote durará hasta un nuevo golpe de Estado en julio de 1985.

12 Abril 1979

El arriesgado golpe de Julius Nyerere

José María Carrascal

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Es la primera vez que en la moderna África un régimen cae por el empujón del vecino. Entre las muchas cosas curiosas de esta crisis entre Uganda y Tanzania, la más extraña es que nadie ha querido hablar de ella. Pese a tratarse de dos importantes Estados africanos, pese a estar envueltas dos personalidades como Nyerere y Amin, todo el mundo pareció haber perdido la lengua. Se calló la Organización para la Unidad Africana, se calló la ONU, se callaron los Estados Unidos, la Unión Soviética, China. Se callaron incluso los vecinos, que ya es decir. Y eso que se trató de una invasión flagrante.

Nunca un país africano ha invadido tan sin máscara a un vecino con el propósito expreso de derribar a su Gobierno. No es que Amín tenga muchos admiradores, aunque tiene más de los que cree, pero es que pueden estarse poniendo las bases para un precedente peligrosísimo: legitimizar la intervención armada contra el país de al lado si su Gobierno no nos gusta, y establecer allí uno a nuestra conveniencia. Fue algo que hicieron los vietnamitas en Camboya y que parece estar creando escuela.

Tal doctrina haría estallar África como una granada.

Si Nyerere es una personalidad en el Continente negro, donde siempre estuvo al frente del grupo anticolonialista, Amin es visto por muchos africanos como la personificación de su nacionalismo, capaz de humillar a los blancos, y lo que se ven desde lejos como bufonadas suyas, no se toman así en las cercanías. EN el frente diplomático, ante la pasividad de la OUA, la ONU tampoco actuó mientras las grandes potencias decidían mantenerse a la expectativa, aunque son claras las simpatías americanas por Nyerere y las soviéticas por Amín. Pero sólo los libios decidieron intervenir abiertamente con un completo fracaso.

¿Qué repercusión tendrá la caída de Amín si no logra recuperar la iniciativa, como es lo más probable, y los tanzanos instalan en Kampala un régimen con los exiliados ugandeños? Es difícil sacar opiniones a los diplomáticos africanos, pero mientras unos dan a entender que Nyerere emergerá como un derriba gigantes y verá aumentar su prestigio, otros, en cambio creen que la desconfianza hacia él crecerá, sobre todo entre sus vecinos – Kenia – que ya tiene contenciosos fronterizos con Tanzania, y Sudan, que se encuentra con el problema de regreso de aquellos súbditos que han estado sirviendo como mercenarios bajo Amín.

En lo que coinciden todos es en que crecerán las tensiones entre el África al norte y al sur del Sahara, entre negros y árabes, entre cristianos y musulmanes. Una de las muchas cosas que Amin – un negro musulmán – puede arrastrar en su caída es el mito de la unidad africana.

José María Carrascal

12 Abril 2016

Adiós al verdugo negro

DIARIO16 (Director: Miguel Ángel Aguilar)

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Con la caída de Kampala, Uganda y el mundo entero  contemplan con alegría el fin de ocho años de terror impuesto por el déspota Idi Amin Dada. El payaso-trágico como se le denomina periodísticamente, ha hecho ya sus maletas, pero tras de sí deja un horrible espectáculo de sangre.

Amín se vlaió de todas las artimañas para hacerse con el poder absoluto. Después llegaría el terror: asesinatos masivos, depuraciones en todas las esperas sociales, expulsiones, crímenes por doquier y empobrecimiento total del país, es el saldo final de la pesadilla que ha vivido Uganda.

Más de trescientas mil víctimas es el legado histórico que deja este verdugo de África, en otros tiempos boxeador de pesos pesados.

13 Abril 1979

La caída de de Amin

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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Nadie va a llorar, salvo sus secuaces, la caída de Idi Amin Dada. Deja tras él el rastro sangriento de 300.000 asesinatos en ocho años -son las cuentas de sus vencedores- y un amplio anecdotario de humor negro que le convirtió en una caricatura de los grandes tiranos de la historia. Amin Dada era en sí mismo como una burla de la ufanía occidental que presumía de haber acabado con los regírnenes de terror en 1939, cuando en realidad pequeños o grandes «führer» se alzaban por todas partes. Es un turno que no cesa. La satisfacción de ver acabado a Amin -si no resurge desde el Este, donde dicen que está refugiado con su tribu-, la de presumir que acaba también Somoza en Nicaragua -no está todavía claro-, se empana por la aparicion de otros tiranos: los Jomeini, los Zia UI-Haq.Pero ¿por qué ha caído Amin? Ahora, ¿qué va a ser de Uganda? Todo está incrito en un movimiento político mayor. Desde el mundo árabe se ve como un golpe de Estados Unidos, de Israel, con Nyerere como oficiante desde Tanzania- contra un enemigo de Israel y de Occidente. Es una ruptura del «anillo islámico» formado por Libia, Chad, Sudán, Uganda y Somalia, envolviendo Egipto e Israel. Libia ayudó a Amin. Le ayudó poco; con dinero y armas; con un cuerpo expedicionario escaso que se retiró pronto. Quizá le ayude a formar guerrillas, quizá le dé refugio en su territorio. Pero Ghadaffi tampoco quiso verse demasiado envuelto en la impopularidad africana y mundial de Idi Amin Dada. Podrá utilizarle, o a alguien menos quemado, si Uganda se americaniza.

No deja de ser significativo que el nuevo régimen haya dejado fuera d Milton Obote, el «amable revolucionario» -según su autodefinición- que independizó el país de Occidente y que se consideraba socialista; depuesto por Amin, estaba refugiado en Tanzania. Se piensa, en cambio, que el próximo presidente de Uganda puede ser el dentista Martin Akiker, que es un fruto de Occidente, formado en Chicago, casado con una ciudadana estadounidense y notoriamente prooccidental desde que estaba en el ejército, durante la era colonial.

Es la opción que hay tras el Gobierno provisional que ha llegado a Kampala siguiendo a las tropas tanzánas y los guerrilleros ugandeses contrarios a Amin Dada.

Este Gobierno es débil: lo forman ahora once personas extraídas de las más diversas procedencias, desde socialistas hasta monárquicos -de la monarquía del Kabaka de Buganda-, representantes de díversas tríbus, pero principalmente de la Acholi -a la que pertenece el dentista de Chicago- y de la de Baganda, que es la del presidente del Gobierno provisional, el profesor Yusuf Lule, que fue rector de la Universidad de Makerere, en Kampala: un intelectual moderado y demócrata.

El drama con que se encuentra este Gobierno, sin experiencia y con una mayoría de talante meramente intelectual, es considerable. Tiene que desprenderse como pueda de la preponderancia de Tanzania, pero sin rechazar su ayuda; tiene que evitar en la medida de lo posible que la venganza de las víctimas de Amin cree un baiío de sangre -ya se están produciendo linchamientos y ejecuciones sumarias-; deberá evitar que una represión de los musulmanes sírva de pretexto para una acción de Libia y de los países árabes. Y se encuentra con un país devastado y roto, donde las enemistades tribales estallan en un contexto de economía destrozada y de estructuras minadas por la corrupción y la autocracia. Las víctimas permanentes de Amin fueron todos aquellos que tenían una cierta instrucción, una cierta técnica; todos aquellos a quienes se podía denominar intelectuales, aunque con un patrón mucho más reducido del que es de rigor en Occidente.

Existe una posibílidad fuerte de que Uganda vuelva a despedazarse, por las luchas tribales. Existe todavía la de que Amin se alce desde su refugío. Mantener el orden con la ayuda de las tropas tanzanas puede, a la larga, provocar una reacción contraria.

Es indudable que las potencias occidentales van a ayudar a sostener Uganda y sumarla a su zona de influencia. En este sentido, la caída del payaso sangriento Idi Amin Dada no tiene por qué dísfrazar la importancia política del acontecimíento: un golpe ganado para Occidente, que en esta ocasión coincide con los intereses de todos los que defienden el progreso y los derechos de¡ hombre.

03 Mayo 1979

El dictador Amin sumió a Uganda en la pobreza y el abandono

The New York Times (A. M. Rosenthal)

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Rico en población, topografía, clima y por la fertilidad de su suelo, Uganda vive un momento mucho más favorable que la mayoría de los países en desarrollo al salir de sus ocho años de terror, mala administración, corrupción y favoritismo tribal.

Si lo logra o no, depende de la todavía no diagnosticada dimensión de las heridas causadas por América a la fibra moral de la nación.«A menos que tengamos éxito en la reconstrucción moral, dice Andrew Adimola, ministro de Reconstrucción y Rehabilitación del nuevo Gobierno, la reconstrucción física será inútil.»

Al igual que la utopía mítica del Himalaya, Shangri-La, el pueblo de Uganda parece poseído de proporciones de inteligencia especiales, diligencia y gracia.

Virtualmente nadie pasa hambre en Uganda. «Arroja usted una semilla y pocos días después, es una planta», dice Fichard N. Poso Nett, administrador colonial británico que ha regresado como alto comisionado interino británico. El 90% de los 12,5 millones de habitantes de Uganda viven en las áreas rurales, comiendo lo que crían o plantan.

«Si no fuera así -dice Sam K. Sabagereka, ministro de Finanzas del nuevo Gobierno-, tendríamos una gran catástrofe entre manos. »

El algodón y café solían proveer sustanciales divisas extranjeras. Pero la producción de todos los cultivos que se producían en ingresos efectivos -café, te, azúcar, cacao y, en particular, él algodón y el tabaco- disminuyeron cuando Amin dejó de pagar dichas materias y, al tiempo, los productores, en forma creciente, se pondrían a cultivar alimentos. Sabagereka tiene confianza, sin embargo, ya que «los recursos todavía están allí y podríamos estar exportando de nuevo dentro de seis meses».

Cuanto antes mejor. Las reservas en divisas son nulas. La culpa fue de Amin, que invirtió la mayoría de las reservas de la nación en una demostración, enorme e inefectiva, del establecimiento militar, mientras la economía se encontraba en quiebra.

Sin suministros en los mercados

Aunque los vegetales han comenzado a verse en los mercados, no hay casi productos imprescindibles.Debido a que el régimen imprimió millones de dólares en moneda no sustentada por reservas, la inflación está calculada en más del 700%. Hoy, en el mercado negro -único lugar donde se consigue-, un galón de gasolina cuesta el equivalente de 120 dólares.

Adimola dijo que el nuevo Gobierno introducirá una nueva moneda devaluando la anterior en una proporción de quizá diez a uno.

Las operaciones de minería del cobre, que en 1965 supusieron veinticinco millones de dólares en divisas, se precipitó al fondo cuando el dictador echó a varios administradores de la mina Kilembe. Además, Uganda dice tener yacimientos sin desarrollar de berilio, columbita, piedras calizas, fosfatos, estaño y tungsteno.

«Todo lo que hizo Amin en ocho años de poder -dice Joseph Bragotti, sacerdote católico aquí-, fue sangrar el país hasta dejarlo seco. » Un empleado público añade: «Los servicios sociales han desaparecido, la maquinaria industrial no ha sido reemplazada o reparada y muchas fábricas se hallan a punto de quedar en bancarrota por puro abandono.»

La economía

Los cálculos de cuánto se tardará para conseguir que la economía se ponga nuevamente en movimiento, varían de entre seis meses a tres años. Adimola dice que llevará «un año para ponernos de pie y otro año más para dar algunos pasos hacia adelante».«Usted debe recordar -dice W. Sentanza Kagubi, vicecanciller en la Universidad de Makerere, altamente prestigiosa en una época-, que Amin heredó algo que se hallaba funcionando. Si usted considera que él comenzó a nivel del suelo, nosotros estamos empezando muchos metros por debajo del nivel del subsuelo. Desde luego, no será un camino de rosas. »

Sabagereka ha anunciado que procurará obtener 2.000 millones de dólares de ayuda extranjera. Pero un miembro de la delegación estadounidense que visitó Kampala, dice que la lista de adquisiciones que él vio, totalizaba novecientos millones, una cifra que, al parecer, está dentro de lo posible.

Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Canadá y Alemania Occidental -y una cantidad de organismos de asistencia privados- han expresado una clara disposición a ayudar. Compañías petroleras privadas, que suspendieron el suministro cuando Amin llegó a tener una cuenta de catorce millones de dólares, dicen que están dispuestas a vender petróleo inmediatamente mientras esperan la oportunidad para cobrar lo atrasado.