1 abril 1939

Franco y Serrano Suñer sientan las bases para que España se adhiera a un 'orden nuevo' siguiendo el ejemplo de Alemania e Italia, pero sin perder un vínculo con las tradiciones españoles, para mantener el apoyo de monárquicos, vaticanistas y carlistas

Finaliza la Guerra Civil española con el triunfo de la derecha acaudillada por Franco frente a la izquierda y los separatistas

Hechos

El 1.04.1939 el Parte Militar informó que la Guerra Civil española había terminado, el Gobierno del general Francisco Franco tomaba el control de todo el territorio nacional.

Lecturas

El generalísimo Franco, dictador absoluto para el bando nacional de la Guerra Civil española, ha firmado este 1 de abril de 1939 en su cuartel general de Burgos el último parte de la Guerra:

En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. El Generalísimo Franco. Burgos, 1° de abril de 1939.

Acaban así tres años terribles de luchas fraticidas en las que ha quedado dilucidado el futuro de España con el triunfo militar de la derecha sobre la izquierda.

Ha sido una lucha larga y lenta, en un principio, pero de rápido desenlace. Desde diciembre han caído en manos de las tropas de la derecha Cataluña, Levante y Madrid, que resistió desde los primeros días. Ahora hay que rehacer un país a otra medida. La paz se ha impuesto por las armas.

El  último gobierno del bando nacional pasa a ser el Gobierno de toda España desde el 30 de enero de 1938 formado por militares, falangistas, monárquicos y carlistas:

EL NUEVO GOBIERNO DE TODA ESPAÑA

  • Jefe de Estado y de Gobierno – General Francisco Franco Bahamonde (Militar)
  • Interior – D. Ramón Serrano Suñer (Falangista)
  • Asuntos Exteriores – General Francisco Gómez-Jordana (Militar)
  • Secretario General del Movimiento y Agricultura – D. Raimundo Fernández Cuesta Merelo (Falangista)
  • Defensa – General Fidel Dávila Arrondo (Militar)
  • Educación Nacional – D. Pedro Sáinz Rodríguez (Monárquico).
  • Hacienda – D. Andrés Amado (Monárquico).
  • Industria y Comercio – D. Juan Antonio Suanzes.
  • Justicia – D. Tomás Domínguez Arévalo (Carlista)
  • Obras Públicas – D. Alfonso Peña.
  • Organización Sindical – D. Pedro González Bueno
  • Orden Público – D. Severiano Martínez Anido (Militar)

D. Ramón Serrano Suñer ‘el cuñadísimo’ será uno de los ‘hombres fuertes’ en la construcción del nuevo régimen de España al que busca dotar de un gran componente social revolucionario imitando el estilo de Alemania e Italia.

El ministro D. Pedro Sáinz Rodríguez, encabeza al sector monárquico deseoso de reinstaurar la Monarquía de los Borbones con el retorno de D. Alfonso XIII y una monarquía parlamentaria similar a la vigente en Reino Unido.

TODOS LOS LÍDERES DEL BANDO PERDEDOR SE EXILIAN:

En el momento en el que los ‘nacionales’ tomaron toda España ya se habían exiliado huyendo del país el último jefe del Estado de la II República, D. Diego Martínez Barrio (que ocupaba el cargo desde febrero tras la dimisión del también exiliado D. Manuel Azaña) y el último jefe de Gobierno, el socialista Dr. Juan Negrín. También se habían exiliado los líderes de los principales partidos políticos: D. Indalecio Prieto, del PSOE, D. Álvaro de Albornoz y D. José Giral de Izquierda Republicana y Dña. Dolores Ibarruri ‘La Pasionaria’ y D. Jesús Hernández del PCE. Junto a la mayoría de líderes de todos estos partidos. También se exiliaron el presidente de la Generalitat de Catalunya, D. Lluis Companys, de ERC y el presidente lehendakari del Gobierno autónomo del País Vasco, D. José Antonio Aguirre, del PNV.

BESTEIRO SE QUEDÓ POR DECISIÓN PROPIA

El ex presidente del PSOE, D. Julián Besteiro, miembro del Consejo de Defensa (enfrentado al Dr. Negrín y al PCE), por decisión propia permaneció en España y «entregó» oficialmente Madrid a ‘los nacionales’ cuando estos llegaron a la capital. A pesar de su mal estado de salud, los franquistas le encarcelaron. Los otros miembros del Consejo fueron temporalmente detenidos, aunque a estos, Sres. Segismundo Casado, D. José Miaja, así como al General Vicente Rojo, se les perdonó la vida y pudieron vivir retirados con relativa tranquilidad en España.

REPRESIÓN CONTRA LOS VENCIDOS QUE ESTÉN EN ESPAÑA.

El triunfo de la España de Franco ha traído consigo la represión de todos los representantes o partidarios del Frente Popular que hayan permanecido en España por no haber podido o no haber querido partir al exilio. Eso supone para un importante número de casos la pena de muerte:

Entre ellos los generales Aranguren y Martínez Cabrera, jefes y oficiales como los Sres. Escobar, Burillo, Cascón, D. Joaquín Pérez Salas, el almirante Molins.

Diputados o políticos del Frente Popular como los Sres. Gómez Osorio, Zabalza, Acero, Rubiera, Gómez Serrano, profesores como el Sr. Peset.

Periodistas de izquierda como D. Javier Bueno, Sr. Navarro Ballesteros, Sr. Sánchez Monreal (fundador de la agencia FEBUS) o D. Augusto Vivero.

La cifra total de ejecutados el año 1939 ascendió a unos 10.000 entre los reos de delitos políticos y los de responsabilidad penal, crímenes y pillaje.

 

30 Marzo 1946

Lo que pretendía el Frente Popular contra España.

Pyresa

Leer

“Nuestro deber es traer el socialismo marxista” (Largo Caballero)

Exterminio de la burguesía, República Soviética independiente en Marruecos y guerra contra Portugal.

Triunfante el Frente Popular  en 1936 los planes para bolchevizar a España fueron expuestos ya claramente sin veladuras ni tapujos. En periódicos extranjeros, en consignas del Komintern, en textos de los partidos revolucionarios españoles no se ocultaron los propósitos totalmente sovietizantes.

Ya antes de las elecciones de febrero el Komintern ruso dirigió a los jefes comunistas españoles que formaban parte del Frente Popular las siguientes instrucciones:

1 – Llegar a la unión sindical con las organizaciones socialistas, ya que la práctica ha demostrado que éstas, una vez obtenido el triunfo son fácilmente desbordables.

2 – Vencer todos los escrúpulos de los afiliados para lograr una inteligencia electoral con los republicanos de izquierda.

3 – Proponer condiciones postelectorales para facilitar un rápido triunfo de la causa comunista mediante el dominio total del Poder, al que se debe llegar por todos los medios.

4 – Cesar durante el periodo electoral en los ataques y campañas violentos contra la pequeña burguesía para evitar recelos de los republicanos y extremar la violencia contra la Iglesia Católica, los partidos y los hombres de derechas valiéndose siempre que sea posible de los periódicos republicanos de la misma burguesía, que acceden fácilmente en los países donde se les propone.

5 – Vigilar las combinaciones electorales para evitar filtraciones que pudieran ser peligrosas a la causa.

6 – Mantener en constante agitación las zonas fabriles y las organizaciones campesinas.

Por su parte, un escritor francés nada sospechoso, el señor Ivon Delbos, en un libro titulado L´Experience rouge, publicado en 1936, en el que daba cuenta del ambiente reinante en el Komintern, dice al referirse al msueo revolucionario de Moscú: “Existe además una sala especial consagrada a la futura revolución española, con números de periódicos como ‘la Bandera Roja’, ‘La Palabra’ y otros con retratos de los bolcheviques españoles y con fotografías de huelgas y mítines… Los Soviets dan por descontados los primeros éxitos entre los amigos del lado de allá del Pirineo.

En España los elementos marxistas acentuaban día a día la claridad de su posición. En enero de 1936 el Jefe Socialista, señor Largo Caballero manifestó en el mitin del cine Europa en Madrid:

“Yo declaro paladinamente que antes de la República, nuestro deber era traerla; pero establecida ya la República, nuestro deber es tratar el socialismo, y cuando yo hablo de socialismo, no hablo de socialismo a secas: hablo de socialismo marxista, hablo de socialismo revolucionario…. Entiéndase que al ir con los republicanos de izquierda no hipotecamos nada de nuestra ideología y de nuestra acción, ni ellos tampoco nos lo exigen, porque si nos lo hubieran exigido, hubiera sido lo mismo que pedirnos que hiciéramos traición a nuestra ideología. La República burguesa no es estación de término para nosotros, que la conceptuamos como una de tantas en la que hemos de descansar para continuar nuestro camino”.

El jefe comunista Joaquín Maurín en un discurso en Tarragona el 26 de enero de 1936 dijo:

“Tenedlo en cuenta, republicanos todos, de la Esquerra, de Acción Catalana, de Marcelino Domingo y de Azaña; nosotros iremos junto a vosotros mientras sigamos hacia adelante; pero una vez que todos los presos de octubre estén en la calle y vosotros consideréis que habéis llegado a vuestra meta, nosotros aún seguimos avanzando, y si os constituís en obstáculo, os saltaremos hasta llegar a la implantación de la República Socialista Obrera”.

Hasta las Juventudes del partido socialista manifestaron su inquebrantable propósito de hacer la revolución total. El semanario “Renovación”, órgano de las mismas decía en la campaña electoral del 36:

“Por la bolchevización del partido socialista; por la transformación de la estructura del partido en un sentido centralista y con aparato ilegal; por la propaganda antimilitarista, por la derrota de la burguesía y el triunfo de la revolución bajo la forma de la defensa del proletariado; por la reconstrucción del movimiento obrero internacional sobre la base de la revolución rusa…”.

Al referirse al ambiente de aquellos días, el historiador contemporáneo M. Fernández Almagro comenta muy certeramente en su ‘Historia de la II República’:

Cerrando los ojos a la evidencia y cooperando con su asentimiento al predominio de tales consignas, la burguesía republicana española se graduó de imbécil o de malvada’. Por mi parte yo creo que de lo que se graduó fue de estúpida, de ciega, se suicida.

El 29 de febrero de 1936 transmitió el Komintern nuevas instrucciones para la actuación revolucionaria después del triunfo electoral. Esas instrucciones fueron publicadas posteriormente por varios periódicos, entre ellos “La Revué Universelles’ eran las siguientes:

1 – Destitución de Alcalá Zamora.

2 – Medidas de coacción contra la oficialidad del Ejército.

3 – Expropiación de la propiedad inmobiliaria y nacionalización de los Bancos y de las Empresas industriales.

4 – Destrucción de las Iglesias y conventos.

5 – Creación de un Estado soviético marroquí independiente.

6 – Exterminio de la burguesía y suspensión de la prensa burguesa.

7 – Recluta de milicias armadas para el futuro Ejército rojo.

8 – Acceso al Poder por todos los medios revolucionarios e instauración de un Gobierno de dictadura proletaria.

9 – Guerra contra Portugal para incorporar dicho país a la República Socialista Ibérica.

El Movimiento del 18 de Julio no permitió llevar a cabo más que los dos primeros artículos.

Los elementos de izquierdas del Frente Popular, que eran los más audaces y los que mayor influencia ejercían sobre las multitudes proletarias, no se recataron en ningún momento de llevar a cabo una propaganda que bien podemos calificar de ferozmente demoledora, en la que se pedía de una manera clara, sin metáforas ni atenuaciones, el asesinato en masa y el exterminio de clases sociales enteras. El Partido Comunista editó y propagó profusamente un folleto titulado: “¡Uno en tres!” en el cual se decían cosas como las siguientes:

“Es preciso arrasar sin debilidad a la burguesía y sus puntales.

¡A muerte los policías! ¡A muerte los soldados hijos de nuestra clase que hayan tomado las armas contra nosotros! ¡Muerte a los redomados burgueses, señores del feudalismo capitalista! ¡Muerte a los arrastrables, a los sacerdotes, a los políticos y a los magistrados de toda laya!

¡Si hoy no atizas fuerte y sin piedad, mañana te matarán sin remisión ni cuartel!

Si, compañeros: insensibilizad vuestros corazones en el momento de la pelea, armad vuestros brazos, haced saltar las iglesias, conventos, cuarteles, fortalezas, cárceles, jefaturas. Alcaldías y tugurios.

Quemad todos los expedientes administrativos donde topéis con ellos. Al fuego los títulos de propiedad, acciones, obligaciones, etc. Haced fuego las hipotecas, las actas notariales, de Sociedades burocráticas. Al fuego el gran libro de la Deuda pública, los de los empréstitos comunales y regionales. Al fuego los libros de los Bancos, de casas de comercio, los pagarés, las letras del cambio, etc.

Al fuego especialmente todos los archivos, todos los documentos del Registro civil, de reclutamiento, de la Intendencia militar, de las contribuciones directas o indirectas.

Al fuego todos esos papeles mal sanos, títulos de esclavitud de la Humanidad impuesta por los millones de soldados, magistrados y presupuestivoros de toda clase.

Si algún lacrimoso plañidor trata de desviaros en vuestra tarea sanitaria diciéndoos que destruimos obras de arte, no le demos oídos. Mientras continúen en pie esos edificios, entre los cuales hay algunos que son obras maestras, la conciencia humana no podrá desaires de los prejuicios, de que son la representación natural. Mientras sus flechas y sus torres oscurezcan el horizonte, el pueblo no será libre. No pudiéndolos guardar bajo vitrinas en los museos, lo mejor que hay es destruirlos”.

¿Verdad, lector, que ninguno de estos textos necesita comentario?