23 abril 2019

Cambio radical en el país

Elecciones Ucrania 2019: El cómico Volodímir Zelenski gana con más de un 70% de los votos al hasta ahora presidente Petro Poroshenko

Hechos

En abril de 2019 se celebraron elecciones presidenciales Ucrania.

23 Abril 2019

Cambio en Ucrania

EL PAÍS (Director: Soledad Gallego Díaz)

Leer
La victoria de Volodímir Zelenski representa el rechazo masivo a la corrupción que lastra el país

Los ucranios han decidido en las elecciones presidenciales del domingo colocar en la jefatura del Estado a Volodímir Zelenski, un popular actor sin experiencia política y con un programa desconocido en numerosos aspectos.

Se trata, sobre todo, de una expresión de rechazo masivo a la corrupción que lastra el desarrollo de un país que además vive una complicada situación interna, con parte de su territorio controlado por milicias armadas prorrusas y la península de Crimea anexionada unilateralmente por Rusia.

Con más del 70% de los votos a su favor, Zelenski ha logrado la mayor victoria electoral en la historia de Ucrania independiente y, sobre todo, ha creado una gran expectativa en torno a la regeneración que necesitan las instituciones del país. El presidente saliente y perdedor, Petro Poroshenko, no ha logrado imponer su estrategia de convencer al electorado de que la inexperiencia de Zelenski podía ser un riesgo para una nación en graves dificultades. Todo lo contrario. Los votantes han rechazado el discurso del miedo y respaldado un deseo de cambio que mejore su nivel de vida aunque sea adentrándose en un futuro plagado de incógnitas. La corrupción, la guerra y las penurias que han caracterizado los cinco años de Poroshenko se han demostrado como un lastre imposible de remontar.

Pero el espaldarazo en las urnas no va a hacer que el nuevo presidente tenga las cosas fáciles para cambiar las cosas. Por un lado, sus poderes están limitados por un Parlamento en el que no cuenta con ningún respaldo. La formación de Zelenski, denominada Servidor del Pueblo, es hoy por hoy un partido meramente simbólico que tendrá que organizarse rápidamente para poder competir en los comicios legislativos previstos para el próximo noviembre. Por otra parte, el presidente electo probablemente no tarde en descubrir que es mucho más fácil denunciar la corrupción institucionalizada que adoptar medidas efectivas que luchen contra ella, enfrentándose si es preciso a la poderosa oligarquía local, y que esto último es una exigencia urgente de la ciudadanía que le ha votado.

Es de destacar la reiterada posición de Zelenski de renunciar en principio a la vía militar apostando por la negociación para recuperar el territorio ucranio en manos de los separatistas apoyados por Moscú y de considerar que la recuperación de Crimea es un asunto estratégico a largo plazo. A pesar de su bisoñez, el vencedor demuestra así una actitud fría ante dos asuntos en los que sería muy fácil prender la llama populista.

La victoria de Zelenski responde pues más al anhelo de conseguir la normalización democrática en Ucrania que al revanchismo. Y eso es siempre una buena noticia.

23 Abril 2019

Aciaga oportunidad para Putin en Ucrania

EL MUNDO (Director: Francisco Rosell)

Leer

LA CONTUNDENTE victoria de Volodimir Zelensky en las presidenciales ucranianas ha generado una profunda incertidumbre en las cancillerías occidentales y grandes expectativas en el Gobierno de Putin. Porque el nuevo presidente de Ucrania, un país de vital importancia geoestratégica tanto para la UE como para Rusia, es un actor cómico sin ninguna experiencia política y sin programa definido. Por sus declaraciones, sabemos que no ve prioritario apostar por el ingreso en la UE y que está dispuesto a dialogar con Rusia, con quien Ucrania está en guerra desde que en 2014 se anexionara Crimea y ocupara algunas regiones del oeste del país. El conflicto se ha cobrado ya más de 13.000 víctimas y se ha convertido, junto con los efectos de la crisis económica y la incesante corrupción, en uno de los elementos clave del desencanto ciudadano con el nuevo régimen salido de la revuelta de Maidan hace cinco años.

Como advierte hoy en nuestras páginas Ivanna Klympush, la actual viceprimera ministra, la extrema debilidad de Zelensky supone una inmejorable oportunidad para que la autocracia de Putin intente convertir Ucrania en un país fallido sobre el que intervenir a su antojo, obligando al nuevo Gobierno a desistir de su necesaria integración europea.

28 Abril 2019

EL PELICULÓN DE ZELENSKY EL CÓMICO PRESIDENTE DE UCRANIA

Xavier Colas

Leer

Ucrania tendrá a partir del mes que viene un cómico como presidente, pero los ucranianos no notarán nada raro: llevan viéndole gobernar en la televisión desde 2015. En las elecciones de hace una semana la ficción ha podido con la realidad y ha abierto las puertas del poder a este ucraniano nacido en una ciudad pobre del este rusófono del país. Un hombre que hasta ahora ha evitado tener despacho propio y lo comparte con dos guionistas. Que sigue emparejado con la misma novia del instituto, a la que convenció para quedar proponiendo ir a ver Instinto básico a su casa. Esta es la historia del nuevo presidente ucraniano, un tipo al que todavía se le da mejor hacer reír mientras cuenta chistes sobre un patinete eléctrico que explicar los componentes del producto interior bruto, que en el caso de su país está en niveles africanos.

Los primeros carteles de campaña de Zelensky aparecieron en Kiev en 2015. La ciudad se despertó en plena jornada de reflexión de las elecciones parlamentarias con un intruso de última hora. El eslogan: «Presidente del pueblo». Su fórmula: «Que los ciudadanos ordinarios vivan como presidentes y que el presidente viva como un maestro». El rostro en los carteles era el de Volodimir Zelensky —o mejor dicho, el de su personaje Vasyl Holoborodko— y lo que los carteles anunciaban no era una candidatura, sino una nueva serie llamada Servidor del pueblo.

El equipo del presidente derrotado el pasado domingo, Petro Poroshenko, todavía se está dando de cabezazos porque fueron ellos en 2016, con la serie en pleno apogeo, los que empezaron a incluir a Zelensky en las encuestas de opinión junto a presidenciables reales para ver qué pasaba.

En Sluha Narodu, título original de la serie, el profesor de historia Vasil Holoborodko pierde la paciencia en una conversación con un colega y lanza una diatriba sobre el mal estado de la nación. Un vídeo del desahogo, filmado en secreto por un estudiante, rápidamente se vuelve viral. Millones de personas lo ven y muestran su acuerdo con Holoborodko, y sus estudiantes lo convencen para postularse para la presidencia. La idea de llevar a la televisión la idea de un político que irrumpe en el poder por accidente ya surgió en 2015. «Pero entonces pensamos en un alcalde», explica Irina Pobedonostseva, directora de desarrollo de Kvartal 95, la productora de la serie del presidente electo. Después, con la revuelta de Maidan, en 2014, vieron que «el protagonista podía ser un presidente, pero nadie estaba pensando entonces en hacer algún día una campaña de verdad».

PRESIDENTE IMPROVISADO

En las distancias cortas Zelensky es un amante de la improvisación. «Es listo, generoso y se maneja sin darse importancia» pese al éxito, asegura Tatiana, que ha trabajado en alguna de sus series: «Será un gran presidente, un tipo de fiar que ni se permite mirar a otra chica que no sea su mujer». Además de encarnar al presidente más famoso de la ficción ucraniana, este judío no practicante es responsable de los mayores taquillazos del cine de su país: Amor en la gran ciudad, Ocho primeras citas y sobre todo Yo, tú, él y ella, la más taquillera de la historia del país con casi dos millones y medio de euros recaudados.

Es difícil saber en qué momento la ficción y la realidad empezaron a mezclarse. Pero todos recuerdan cómo desde la dirección se sugirió poner en marcha una campaña de crowdfunding para financiar la segunda temporada: la misma estrategia que los alumnos del protagonista, el profesor Holoborodko, deciden poner en marcha para sufragar su candidatura. El salto a la carrera electoral se fue cociendo a fuego lento. Zelensky no empezó a hacer declaraciones políticas hasta que acabó el año pasado. Pero ya en su show de humor, Vecherny Kvartal, sus sketches le hacían ese trabajo ridiculizando a los que después serían sus rivales.

Uno de los asesores más próximos a Zelensky es Serhiy Shefir, que también fue uno de los creadores de la serie. Cuando Servidor del pueblo alcanzó una cierta popularidad, varios políticos le felicitaron por el realismo de la historia, pero —como denunciaba el periodista Ilya Zhegulev hace unos días— no tomaron ejemplo y siguieron con los abusos de poder. Mientras, la gente en la calle comentaba que ese personaje era un gran presidente, y que era una lástima que no sucediese eso en al realidad. Fue entonces cuando en el cuartel general de Zelensky, un oasis de futbolines y máquinas de refrescos, empezaron a pensar en serio que un día toda esa audiencia podría transformarse en votos.

«Creo que con la serie conectamos con el sentimiento de la gente», añade Olga Rudenko, responsable de comunicación de Kvartal 95. La idea de dar el paso de la ficción a la realidad surgió el año pasado, «en la segunda mitad, porque la gente empezó a pedirlo en el Facebook y el Instagram de la serie». Los espectadores estaban encantados con el presidente de la pequeña pantalla y hartos de los políticos reales. «No sólo producimos la serie, también hacemos shows en directo y viajamos en giras por Ucrania unas cinco veces al año, y la gente en las actuaciones cada vez lo pedía más, ciudadanos de todo tipo querían que diese el paso, y eso creo que convenció a Zelensky», añaden sus colaboradores.

Zelensky se crió en el este del país, en una de las zonas donde el ruso es la lengua que habla una mayor parte de la población. Encarnando al presidente Holoborodko en su serie interpreta una escena que podría repetirse en pocas semanas durante su discurso inaugural: pone su mano sobre la Biblia y empieza a dar un discurso en ucraniano. Entonces duda y se acuerda de que había prometido que daría un discurso de corazón. Finalmente deja a un lado sus notas y pasa al ruso con un tono mucho menos solemne pero más auténtico: «Llegados a este punto, se supone que debo prometeros un montón de cosas. Pero no voy a hacerlo. Primero porque es deshonesto, y segundo porque no sé nada de esto. Eso ya lo resolveré. Pero sí sé una cosa. Tengo que actuar de una manera que no me avergüence de mirar a los ojos a mis hijos».

«VUESTRO NEPOTISMO»

Una perorata que podría ser perfectamente la de Zelensky, un candidato sin experiencia en política y que ha ganado las elecciones jugando a presentarse como un hombre de la calle con ganas de imponer honradez a la élite. Por eso se ha comprometido a no estar más de un mandato y a acabar con la inmunidad de los representantes políticos. En el ámbito de qué hacer con el idioma ruso y con los rusos, en su carrera artística también ha querido poner sus principios por delante. A finales de 2017 tuvo que salir al paso de la prohibición de una de sus series, que había cometido el delito de incluir a un actor ruso que respaldó la anexión de Crimea por Rusia en 2014 y entró en la península sin permiso ucraniano. Allí asomó ya el primer Zelensky político, cuando reaccionó con enfado y defendió la serie: «Estáis luchando contra algo que une a la gente, ocupaos primero de vuestro nepotismo». Semanas después, en la sala de fumadores de los estudios, decidieron que iban a registrar un partido político con el mismo nombre que su serie presidencial: Servidor del pueblo.

El negocio de su productora se ha visto afectado indirectamente por la incursión en Ucrania de Rusia, que promueve la revuelta armada en el este ucraniano. En la planta 23 del edificio que acoge el cuartel general de esa factoría de ficción se ha renunciado a las coproducciones con el mercado ruso. Y también se han tenido que adaptar a a las estrecheces de la nueva situación de la lengua rusa en el país: la serie presidencial estaba en ruso, pero su última comedia romántica ha sido rodada en ucraniano. Son muchos cambios para Zelensky, que hace dos años hablaba ucraniano regular, pues su lengua ha sido el ruso desde que nació en la región de Dipropetrovsk.

Lo mismo ocurre con la que será la primera dama, Elena Zelenskaya, cuya vida no puede haber discurrido más paralela a la del presidente. Nació justo en la misma localidad que su marido, Krivoi Rog, y tiene la misma edad que él, 41 años (se llevan sólo tres semanas). De hecho, estudiaron en el mismo colegio, pero en distintas clases. Se conocieron al final de la secundaria, cuando ambos tenían 17 años. Fue entonces cuando sus caminos se separaron: Elena hizo arquitectura y Volodimir eligió derecho. Se casaron en diciembre de 2003.

Zelensky ha hecho bandera de acabar con los enchufismos, pero lo cierto es que tras formalizar su relación Elena pasó a formar parte del equipo del programa. Pronto fue la principal responsable de escenarios y decoración de Kvartal 95. Elena no sólo dio a luz a los dos hijos de Zelensky (en 2004, Alexandra, y Kirill, en 2013) sino que se la considera en parte también madre de la idea original de hacer una serie sobre un profesor que acaba de presidente. En realidad a Zelenskaya, como ella misma ha reconocido, no le gustó el deseo de su esposo de postularse para la presidencia. Pero una vez en la carrera electoral ha sido una de sus asesoras de imagen. Fue ella la que le recomendó hablar poco con los periodistas, para evitar tropezones debidos a su inexperiencia en política, que ha quedado patente en algunos encuentros con economistas o diplomáticos.

«No tiene ni idea de casi nada», confirman tres personas que lo han tratado en distintas reuniones. Le cuesta encontrar las palabras y con frecuencia admite que no logra comprender todo en los debates que se crean cada vez que participa en una discusión con expertos. «En realidad ha mejorado muchísimo», defiende una de sus asesoras, «es un Zelensky distinto el de enero y el de ahora, porque siempre ha tenido una gran capacidad de absorción de la información». Y recuerda cómo algunas veces interpretando al presidente «no le gustaba uno de los discursos y lo rehacía entero, aprendiéndolo en pocos minutos».

Zelensky va a ser el presidente más joven, y Zelenskaya será también la primera dama ucraniana más joven que ha habido en la historia de este país. En Kiev ha sorprendido a muchos la primera decisión que han tomado tras ganar las elecciones con el 73% de los votos: irse de vacaciones unos días mientras se acerca la fecha de la toma de posesión.

Ahora que Zelensky estará en el palacio presidencial… ¿Qué verán los ucranianos por la televisión? La serie ya ha emitido su tercera y última temporada. Y no hay de momento planes de seguir adelante debido al ya conocido imprevisto: el actor que encarna al presidente en la ficción se ha embarcado en el proyecto de ser presidente en la realidad.

«De momento no planificamos retomar la serie», explica Rudenko, «tal vez en cinco años [es lo que dura el mandato], o a lo mejor encontramos otra trama sin contar con Zelensky». Hace años que sus compañeros de reparto le llaman «señor presidente» en la cola de la máquina de café. Si su presidencia no funciona, siempre le quedará la ficción, donde los guiones los puede hacer él. @xaviercolas