8 enero 1991

Antes del debate - escenificado en un 'ring' - Encarna Sánchez se entrevistó así misma para responder a las críticas contra su programa

Encarna Sánchez realiza un programa para juzgar el estado del periodismo en España’ en ANTENA 3 TV y desde la prensa la acusan de «patética»

Hechos

  • El 8.01.1991 el programa ‘Y Ahora Encarna’ de ANTENA 3 TV incluyó una entrevista de Dña. Encarna Sánchez entrevistándose así misma. Y un coloquio en un plató decorado como un ‘ring’ con tres personajes de sociedad y tres periodistas.

Lecturas

LA ENTREVISTA DE ENCARNA SÁNCHEZ A SÍ MISMA

zap_encarna1Para responder a todas las críticas de las que su programa estaba siendo objeto – principalmente por parte del diario EL MUNDO – Dña. Encarna Sánchez comenzó el programa haciéndose una entrevista a ella misma (con un efecto de edición el público pudo ver a una ‘Encarna Sánchez’ vestida de negro entrevistando a otra ‘Encarna Sánchez’ vestida de rojo, que aseguraba que no le molestaban las críticas constructivas, pero sí la campaña de un medio de comunicación en particular, aunque no citó el nombre del periódico era una clara referencia al diario EL MUNDO.

EL COLOQUIO DE PERIODISTAS VS FAMOSOS ¿ENCERRONA DE ENCARNA CONTRA LOS ‘COLEGAS’?

Dña. Encarna Sánchez se convirtió en una de las primeras figuras del corazón que quiso hacer de justiciera ‘contra los periodistas del corazón’, para ello invitó a tres periodistas del corazón, con el objetivo de ponerlos cara a cara frente a tres famosos (teóricamente las víctimas de los periodistas del corazón, para que estos pudieran desahogarse contra aquellos).

Los ‘famosos’:

zap_encarna4Dña. Encarna Sánchez, Dña. ‘Lolita’ Flores y D. Jaime Ostos

La cantante ‘Lolita’ Flores (hija de la Sra. Lola Flores), el torero D. Jaime Ostos y Dña. Gunilla von Bismark. Ejercieron, junto con la Sra. Encarna Sánchez, ejercieron de ‘famosos’ contra la prensa de cotilleos. El Sr. Ostos fue el más agresivo contra los periodistas presentes, mientras que ‘Lolita’ preguntó abiertamente a los periodistas «¿por qué sois tan malos?».

Los ‘periodistas’:

zap_JulianLagoD. Julián Lago, director de TRIBUNA.

zap_encarna5 Dña. Karmele Marchante

zap_encarna3Dña. María Eugenia Yagüe

Dña. María Eugenia Yagüe (columnista de sociedad en DIARIO16), Dña. Karmele Marchante (columnista de sociedad en la revista TIEMPO) y D. Julián Lago (director de la revista TRIBUNA) ejercieron de representantes de la prensa. Tras el programa los periodistas presentes expresaron su malestar. Dña. Karmele Marchante acusó el programa de ‘desastre absoluto’ y dijo que si hubiera sabido el formato no hubiera ido, a parte de calificar de ‘narcisista’ la entrevista de la Sra. Sánchez a ella misma. Por su parte Dña. María Eugenia Yagüe reprochó ser invitada a un programa a que la insulten (D. Jaime Ostos cargó contra ella con fiereza) Posteriormente la Sra. Yagüe terminaría presentando una demanda contra Dña. Encarna Sánchez.

JESÚS MARIÑAS, EL GRAN AUSENTE

zap_maquina_mariñasD. Jesús Mariñas, columnista de la revista ÉPOCA, había sido invitado por Dña. Encarna Sánchez para sentarse al lado de las Sras. Marchante y Yagüe en el programa e, inicialmente, había aceptado ir al espacio. No obstante, horas antes del programa anunció que declinaba participar en el citado espacio. Según aseguraría años después, se negó a ir al comprender que el programa ‘era una trampa’.

PEDRO J. RAMÍREZ CONTRA ENCARNA (DE NUEVO)

El diario EL MUNDO dirigido por D. Pedro J. Ramírez, volvió a arremeter contra el programa ‘Y Ahora Encarna’ de ANTENA 3 al que parecía tenersela jurada desde su estreno. Al día siguiente de aquel programa publicó el siguiente recuadro editorial con la imagen de la Sra. Encarna Sánchez y el título ‘patética Encanna’ (usando la denominación que dieron a la Sra. Sánchez los humoristas ‘Martes y Trece’). El 12.01.1991 el diario EL MUNDO publicaba otros dos artículos contra el programa de Dña. Encarna Sánchez, uno recogiendo las críticas de los invitados al programa contra la presentadora y otro del columnista D. Javier Goñi ridiculizando a la Sra. Sánchez.

09 Enero 1991

Patética Encanna

Editorial (Director: D. Pedro J. Ramírez)

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Aunque nuestros críticos de tv se extenderán al respecto, merece la pena adelantar la patética imagen transmitida anoche por Encarna Sánchez y su coro de «juguetes rotos» -Lolita, Gunilla, Jaime Ostos, Hdez. Mancha que pasaba por allí etc- en su intento de «ajustar cuentas» con la prensa. Entre apelaciones lacrimógenas y pies forzados para cobrar porcentaje de anuncios de mayonesa, «Encanna» logró su objetivo: demostrar que bajo el epígrafe de «periodismo» se ejercen las más variadas actividades. No es de extrañar que algunos de los mejores profesionales de ANTENA 3 tuvieran que volver a mirar a otro lado.

10 Enero 1990

Encarna Sánchez pierde la razón

Rosa Villacastín

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Ese 'milagroso' cinco por ciento de audiencia que sostiene su programa contra viento y marea, cuando las previsiones eran del treinta por ciento, le ha trastornado hasta el punto de tirar piedras contra su propio tejado. 

Después de ver el programa de Encarna Sánchez el martes en ANTENA 3 TV, no se me ocurre nada mejor que decir sino que la que un día lejano fue popular estrella de la radio ha perdido la razón. Estaba claro que la peor Encarna quedaba por salir. El espectáculo de una Encarna Sánchez rabiosa por las críticas que recibía, impertinente con los colegas de prensa – bien claro quedó que está al otro lado de la trinchera, que el periodismo es para ella una formo como otra cualquiera de ganarse la vida – fue más de que mi body puede soportar frente a la pequeña pantalla, mucho más cuando a punto estuve de ser partícipe de ese bochornoso espectáculo del que me libré de participar por un mal entendido con una de sus secretarias.

No creo que ninguno de los profesionales que participaron en el caricaturesco juicio de famosos contra periodistas supiera a lo que se exponía acudiendo a los estudios de ANTENA 3 TV, puesto que la ocultación fue el leimotiv del programa. Ignoro si los famosos tenían idea de el papel de la cosa.

Por unos minutos Lolita, Gunilla, Jaime Ostos y Félix Cabeza se convirtieron en acusadores. Nada más ridículo que Lolita defendiendo su ‘virginidad’ de vendedora de exclusivas o Gunilla atacando a los fotógrafos que cumplen con su trabajo de papparazzis, cuando es un secreto a voces en Marbella que la famosa vikinga acude a las fiestas con un Autofocus para obtener un material no autorizado que después vende a PARIS MATCH, STERN y a los medios extranjeros que se lo quieren comprar.

Mucho más astutos estuvieron Hernández Mancha y Octavio Acebes, que lograron salirse por la tangente con gran desilusión de Encarna, que una y otra vez insistía en acusar a la prensa de corrupta, mentirosa, etc. Sólo cuando Lolita o Gunilla alzaban su dedo acusador contra Karmele Marchante o María Eugenia Yagüe a Encarna se le encendían los ojos de pasión y asentía con la cabeza, apostillando su apasionado verbo con anécdotas e informaciones de otros profesionales que, como Jesús Mariñas, tampoco quisieron someterse al juicio sumarísimo de los allí presentes.

Tuvo Encarna una oportunidad de oro para demostrar que cuanto de ella se ha dicho o escrito es pura falacia. La desaprovechó impunemente. Si de verdad fuera tan buena profesional como dice no hubiera desperdiciado la ocasión de hacer a Lola Flores un par de preguntas sobre el fallo del Tribunal que le condenara por cuatro delitos fiscales. Ese ‘milagroso’ cinco por ciento de audiencia que sostiene su programa contra viento y marea, cuando las previsiones eran del treinta por ciento, le ha trastornado hasta el punto de tirar piedras contra su propio tejado.

 

10 Enero 1991

Magín, el juego y los babosos

Rafael Torres

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Había, pues, dónde elegir el pasado martes entre las diversas ofertas televisivas, y sólo un pequeño porcentaje de los espectadores prefirió quedarse con Encarna Sánchez y su autoprograma de Antena 3. Muchos de los que abrazaron esa opción no se han recuperado todavía. Por mucho que uno le dé vueltas al asunto, no alcanza a comprender cómo una cadena que aspira a consolidar audiencia puede ofrecer en horario estelar un programa de esas características. Porque si sobre gustos sí hay algo escrito (y mucho, y bueno), sobre compostura y urbanidad hay mucho más escrito todavía, y Encarna Sánchez, que se pasó la velada llamando «babosos» a los que osan criticarla, descalificando a la prensa y haciendo apología de los personajes más siniestros de la vida nacional, no sabe lo que es lo uno ni lo otro. La sociedad española, pese a estar sumida en la ciénaga, de las más brutales contradicciones, queda, gracias a Dios, muy por encima del nivel que Encarna parece querer atribuirle. La sucesión de disparates, rencores y agresiones que constituyen su programa no atraen la atención, ni siquiera la atención morbosa, de nadie. El martes había mucho donde elegir, y sólo unos pocos visitaron su gruta. Muchos de ellos, ya digo, no se han recuperado aún.

Rafael Torres

12 Enero 1991

La dama carmesí

Javier Goñi

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Yo pediría que esa periodista, que ha manchado el sagrado nombre de la profesión, y que asegura que la dama carmesí se ha comprado un coche con guardabarros de oro -qué horror, qué horterada: sólo le faltó decir que la matrícula era «Encanna Number One», reconociera su error y se autoinmolara en el despacho de Luis Apóstua, en la Asociación. Yo pediría que ese periodista [Jesús Mariñas] que se pasó la vida poniendo a parir a María Jesús Llorente -qué calculadora y estúpida vacilación la de la dama carmesí; qué turbación la suya ¿cómo denominarla: amante, amiguita?; Luis del Olmo, otro que tal, no duda- y cambió de opinión después de cenar con ella, se hiciera una auditoría moral a ver si está a sueldo del todopoderoso vicepresidente. Yo pediría que esa periodista que no trabaja en Tribuna, en Tiempo, no sé, y que odia al clan de los Flores, saliera, en la próxima Semana Santa, descalza y vestida de nazareno, besando el suelo que pisa Lolita. Yo pediría que ese director de publicación del corazón-couché que está dispuesto a pagar por verle los michelines a la hija de La Faraona, fuera cesado fulminantemente y enviado a hacer tertulias en R.N.E. con Emilio Romero. Yo pediría que el crítico Martínez -si están Locos por la tele habrán empezado a oír hablar de él- fuera coceado hasta la más cruel y dolorosa humillación por el brioso corcel de nuestra Lady Godiva, la dama carmesí, émula de Bo Derek (al decir, el otro jueves, en Ya, de Emilio Romero, a quien Encarna Sánchez elogió el último martes en su espejo narcisista de Antena3/Colón/Ybarra/Azucarera Española). Yo pediría que Luis Angel de la Viuda, el director de la Escuela de Periodismo de la madrugada de los viernes de Antena 3, pasara el vídeo del último programa -último hasta la fecha- de Encarna Sánchez y fuera analizado a conciencia; que fuera troceado y fragmentado por los alevines de periodismo del master de De la Viuda. Yo pediría al Altísimo -no a Martín Ferrand, cuidado- que en estos momentos de inquietud en el Golfo, cuando Juan Guerra es un ciudadano libre y Lola Flores pena sus desaguisados fiscales, la luz celestial y la clarividencia no le falten a esta rubia telepredicadora, reinamadre de los taxistas, que se llama para el siglo Encarna Sánchez, y que siga haciendo «autos de fe» tan ramplones como el que hizo el martes, para mayor gloria de su incontenible ego y su peligrosísima convicción de que se está en posesión de la verdad. Yo pediría a la dama carmesí que no olvide que la memoria es patrimonio común, y si ella hablaba de la memoria de Emilio Romero -menudo balcón por donde asomarse: se ve todo el siglo XX, a mí me gustaría hablar de la memoria, a la que se refería en El País Maruja Torres; ésta, al menos, es de mi Asociación de Prensa.

Javier Goñi

13 Enero 1991

La Prensa, en el ring y sin azúcar

Miguel Ángel Gozalo

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Cuando a base de saltar de un canal a otro vi en el ring a Julián Lago, director de la revista TRIBUNA, confieso que quedé atrapado. El detergente que patrocina el programa de ANTENA 3 “Y Ahora Encarna”, no sólo lava más blanco, sino que caza al espectador. A Lago le habían sentado en el ring para que la famosa locutora rodeada de otrospersonajes igualmente famosos – como Jaime Ostos, la hija de Lola Flores, Gunilla von Bismarck, el dueño de La Dorada y Hernández Mancha – le apretasen las clavijas. Al ring, una prisión cuyos barrotes son de cuerda, se sube a pelear, pero en él, inevitablemente, aunque ganes, te pegan.

La locuroa había montado un tingladillo para zurrar a la prensa. Lago era allí lo que Jesús María Amilibia en Alcalá-Meco: el hombre atado. Depsués subieron el cuadrilátero Karmele Marchante y María Eugenia Yagüe, a que el público viera lo perversas que son: “¿estáis a gusto siendo malas?”, les preguntó Lolita. La cosa iba de Prensa que ataca a la gente sin respetar nada y todo eso. Ese periodismo de crónica social en el que, como dijo María Eugenia, uno salen a hacer la función y otros a verla.

Pero, en el frenesí del zapping previo, según me he enterado después, me perdí lo mejor del programa: la entrevista que Encarna se hizo a sí misma para reflexionar sobre lo que le está ocurriendo: que el público y la crítica de televisión no sólo no han caído rendidos a sus piés, sino que la atacan. Parece que, como apuntó ABC, no se entiende bien eso de que para dar paso a un spot diga: “¿Saben ustedes lo que le dicen a Lola Flores en su pueblos? ¡Azucar! Y que, de pronto, comente: “En este país creen algunos que lo que quiere es pan y c irco. Pues al pan le voy a poner algo necesario”. Y lo necesario es una marca de mayonesa.

La protagonista de un skecht insuperable de Martes y Trece a propósito de una empanadilla (¡que ocasión para un reclamo de harina y accidente!) se pregunta, como el magnífico Alfredo Alcón sobre el escenario del Teatro Bellas Artes, mientras da vida al actor Kean en la obra de Sartre:  “¿Qué quiere de mí esta ciudad, que un día me eleva a las cumbres y al día siguiente me arroja al fango?”

En la servidumbre del personaje, que a cambio influye a la gente, saluda a los políticos, aguanta a Gunilla y a Ostos y opina de las cosas que pasan, pero al que la sociedad, en cuanto puede, le ajusta las cuentas. La sociedad es como ese policía americano, Daron Council, que ha corrido más de Ben Johnson y le ha marcado (a ver, spot de azúcar, por favor) la reaparición. Y es que la Policía siempre corre más.

Miguel Ángel Gozalo

28 Enero 1991

De la retirada de Encarna

Jesús Mariñas

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En las tertulias no todo era vivir o penar la trascendencia del momento de la dimisión de Alfonso Guerra. También frivolizábamos. Llegábamos a la conclusión de que cada palo, aguante su vela.

  • Oye, ¿Pero Encarna y tú no sois tan amigos? – me preguntó una de las contertulias entreveradas.
  • Sí, amigos y residentes en Madrid

Guerra, la ética. Nati Abascal, la estética. Encarna Sánchez, ni ética ni estética. Pobre, hay que ver como la han puesto. Aunque más le duele la falta de audiencia, esos bajo mínimos reflejados/denunciados por los encuestadores. De buena me libré no yendo a su convocatoria. Una cita indefinida donde nadie sabía a qué iba, el patético Hernández Mancha aún debe de preguntarse para qué. Claro que esta vez no pasó por taquilla, cuando su enfrentamiento con Fraga pagó 600.000 pesetas por ser entrevistado. Roca Junyet llegó hasta el millón.

Porque Encarna predica pero no da ejemplo. Tras lo último le han llamado de todo: desde predicador a Barbie pasada por La Moraleja. Incluso «señor Sánchez», es mucha la sagacidad de Michi Panero. Con Encarna no hay dudas, ni ella se lo cuestiona en vacilaciones hamletianas. Bien lo mostró/demostró en lo último, bueno es. Pero lo cierto es que la sñeora/señor Sánchez es como Guerra: no tiene corazón, pero tiene alma, en su caso no sé si llegará a Almita. Y cuando se le enamora como ahora – la Pantoja finalista a los Gramy, el mundo está loco-loco – pierde el sentío. Y hasta la proporción. Por La Moraleja dicen que entre su casa y su casa la vereita verde no cría yerba, no cría yerba.

A ella le pasa eso y a mí lo otro, soy rebelde porque el mundo me hizo así. No puedo mantener mis buenas intenciones. Acaban conmigo y hasta con ellas. De buena me salvé. Encarna Sánchez nos había preparado una encerrona, el pobre Octavio Aceves no dejaba de reconocerlo:

  • A mí me avisaron para que leyese mis predicciones astrológicas para el 91. Luego me encontré que era un coloquio.

En mi caso concreto, la señora/señor Sánchez me convocó ‘para algo muy divertido’. Luego, María Navarro, una mano derecha que no ve ni se entera de lo que hace la izquierda, amplió el tema:

  • Encarna proyecta hacerte varias preguntas sobre sociología de la ‘jet’.

Me salvé de milagro, la Providencia me ampara. No concretaron el día y hora de grabación y me llamaron cuando ya estaban en el plató y yo camino de un almuerzo informal, revestido de negro hasta las orejas. Me consideré impresentable para estar a la altura – o bajura, viendo los índices ya no se´donde ponerla, la ambigüedad hasta en eso – de Canna. Cuando Karmele Marchante llegó al plató, pregunto por mí. Y por Rosa Villacastín, otra de las ausentes:

  • Los están maquillando en la sala de al lado.

Pasó el tiempo, minutos, hasta horas, Karmele venga a buscarnos: “Pero, ¿dónde están dónde se han metido?” Llegaría a malpensar que aprovechábamos para una estética general donde Isabel Pantoja perdió cuanto le sobraba. Menos el pelo de la dehesa. Aunque yo puedo contar, revelar o desvelar que la repentina delgadez de Isabel es cosa de los cirujanos. Siete horas estuvo en el quirófano para que le pusieran a punto pecho, cintura y muslos. Para mantener la operación en secreto, Isabel Pantoja llegó al extremo de sacarse los puntos ella misma sin que le pusiera las manos encima el cirujano Monereo. Finalmente, Karmele Marchante topó con la cruda, triste, para ella tremenda realidad: incomparecencíamos al debate. Tomó un tranquilizante, y así salvó el mal trago. Mientras Sánchez no dejaba de aludirme. Todos mis comentarios le servían de referencia y base. Punto de apoyo o ataque:

  • Esos que se meten con el pelo de la Pantoja – una pilosidad inexistente para ella, tiene oportunidad de comprobarlo en cada una de sus incesantes salidas y entradas.
  • Me contaron que fue fino el día de Reyes ver a Isabel aparcada ante el chalé de Encarna, Paquirrín de la mano, metiendo en su coche los paquetes que le daba la presentadora. Era de noche, pero la Moraleja se iluminó como a mediodía – no-me-lo-pue-do-creer – repetían del Golfo al Soto. Encarna sabe como ninguna otra que Isabel no se afeita. Es omnipotente, casi tan mesiánica como Saddam. El verbo se hizo Encanra, Dios qué cosas cuentan de ella. De la última aún se están riendo por los despachos de la COPE. Encarna salé de su cubículo y les suelta:
  • La leche, Fidel no se me pone. Tendré que llamar a la Thatcher.

Claro que no cambia y rectifica aunque eso sea cosa de sabios. Conocerla es amarla, dije de María Jesús Llorente. Y lo mantengo. Juzgaba por desconocimiento mío y huidas de ella. Nos encontramos y el flechazo fue mutuo con permiso de don Alfonso. Lo mismo le pasa a la Sánchez – insisto, lo de señor Sánchez es un invento de Michi, a cada uno lo suyo – tras pasarse la vida – ¿veinte, treinta años? – diciendo que no había nadie como Raphael y Rocío Jurado. Pero ahora los pone a parir – incluso humanamente, a Raphael llegó a llamarle lo que nadie le había dicho – porque ya no los representa su intimo amigo Paco Gordillo. Mujer de criterio.

Cierto que vivimos de comentar sobre los famosos. También lo hacen en la ‘Mesa camilla’ de Encarna Sánchez/señor Sánchez sin más conocimiento que la relación personal. ¿O eso no lo criticas? Es posible que la Sánchez ignore tanto a sus contertulias como cuando las llevó a televisión y hasta silenció el nombre de Mary Carmen Yepes, Paca Rico subía por los tejados al verse de comparsa. Claro que ellas pasan como yo paso de Encarna.

  • Oye, que te ha lanzado tantas indirectas porque le dijeron que la pusiste a parir el día que entrevistó a Portabales. Que estabas en casa de José María García con Fraile, Monste, María Eugenia, Cari y Carlos. Eso le soplaron antes de empezar el programa.

Llamada al canto. Me gusta precisar, bastante tengo con lo propio para que encima me echen culpas ajenas. De haber estado, mantendría la postura del momento:

  • Oye, Encarna, que esa noche yo estaba en Buenos Aires. Y hasta allí todavía no llegas. Pero no desesperes, cosas más difíciles se han visto.
  • ¿Pero qué me dices, papi? A mí nadie me ha contado nada. Lo que pasa es que este es un país de mierda donde no me entienden. ¿Has visto la que se ha organizado conmigo? Era mi intención. A nadie más le dedican las páginas que a mí. Ni al aburrido de Iñaki, ni a José Luis Coll, ni a Tere Campos… En América yo sería una diosa. Quise organizarla y lo estoy consiguiendo. Porque es mi último año. ¿Lo oyes papi? Este año me retiro. Voy a llevármelo. Lo tengo decidido desde hace mucho tiempo.
  • ¿Es cierto que Jaime Ostos arremetió contra uno de tus invitados? ¿Qué le llamó de todo?
  • Sí, contra María Eugenia Yagüe. Le dijo de todo: hija de tal, frustrada, amargada y travesti… Como mujer yo no podía soportarlo. María Eugenia, llorando pidió que lo eliminásemos de la grabación. Tuvimos que cortar 10 minutos. Como mujer yo no podía soportarlo, me hizo pensar en su niña.

A Encarna podrían cuestionársele muchas cosas. Problemas de ética y estética, ¿cómo tener allí a Lola Flores el día que la condenan y no preguntarle sobre el tema? A Lolita la hubieran podido callar recordándole que su marido lo vende todo: lo que es íntimo y hasta privado. Desde recuerdos de Paquirri al cumpleaños con la Pantoja.

  • Pero yo me voy este año, papi.

Pero ella resuelve cuando no responde a las expectativas previstas. La pantalla no es un púlpito para adoctrinarnos, todo se le pega a la señora / señor Sánchez.

Razón tiene Encarna: vivimos un país goyesco lleno de monstruos de la sinrazón. Encarna y el peliculón son la mejor evidencia. Porque aunque Encarna se vista de seda – o en Chanel y Miguel Rueda – Encarna se queda. Igualito que la del cuento. Quizá por eso se llaman Copito de nieve. Sí, sí, tiene el mismo gesto que el albino. ¿O será porque siempre va, delante o detrás, de la mona Chita?

Bingo, al que lo descubra.

Jesús Mariñas

28 Enero 1991

Encarna Sánchez: "Quería reírme de mí misma"

Entrevista firmada por M. A.

"Volvería a repetir el mismo programa", asegura desafiante

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¿Cuáles fueron las verdaderas razones que le llevaron a pergeñar un programa en contra de la prensa?

¿En contra de la prensa? Ni hablar, no lo acepto, ni siquiera la pregunta. El programa no era más que un espectáculo audiovisual, liviano, trivial, entretenido… ¿pero qué pensaban? ¿que con una entrevista a mí misma estaba contestando a las críticas de los medidos de comunicación? Yo no estaba haciendo ninguna justificación, sólo pretendía un espectáculo audiovisual.

Un espectáculo audiovisual que, al cabo, resultó injustificadamente agresivo.

¿Agresivo? ¿Por qué? Puse en mi boca lo que habían dicho de mí y hay que tener agallas y mucho valor para hacer una cosa así. Los pueblos, como las gentes, no aprenden a ser grandes hasta que no se ríen de sí mismos y ésta era una forma de reírme de mí misma y desmitificar el mito de Encarna. Nada más. Quisiera saber por qué mi país, que ha sido durante muchos años dueño y señor del sentido del humor, lo ha perdido de pronto… Además, la entrevista de un personaje consigo mismo es una práctica audiovisual que yo mismo realicé con un éxito clamoroso en la televisión americana. «¡Qué divertida, qué original, esa señora!», dijo la gente. Es una práctica audiovisual técnicamente muy complicada y eso, aquí, nadie lo ha valorado.

Pero usted, ante todo, perseguía la polémica.

¡Claro! Y han entrado todos al trapo… El espectáculo ha causado verdadero impacto en el pueblo y eso era precisamente lo que yo buscaba: un revulsivo para mi programa. A lo largo de seis semanas había mantenido un tono estético, pausado, y me dije: «¡A romper!» Y los muy ingenuos han entrado al trapo… Aunque no todos, rectifico: los periodistas serios tienen otras cosas en que pensar. Ahí no han entrado un Paco Umbral, un José Luis Gutiérrez o un Emilio Romero.

¿Reconoce, por lo tanto, querer elevar el índice de audiencia de su programa de ANTENA 3 TV a costa de poner en evidencia a determinados profesionales?

Yo no busqué poner a nadie en evidencia. Simplemente utilicé una serie de recursos nobles y decentes, que todos hemos empleado alguna vez, y creí que me iban a comprender… Empecé el programa con una entrevista en la que me reía de mí misma… Quizá algunos hubieran preferido verme crispada, pidiendo explicaciones de por qué me han criticado. Pero no fue así, nunca me he mostrado más relajada. He visto el vídeo tres veces y nunca me he divertido más… Vamos a ver, ¿no será que lo que yo hago tiene más repercusión que lo que hacen los demás? Y lo digo sin vanidad. Programas muy similares habían sido anteriormente realizados en Televisión y nadie se rasgó las vestiduras. Lo único que me diferencia es el haber tenido más imaginación al situar el debate en un ring. Y estoy harta de que me eche chispas la imaginación buscando elementos audiovisuales novedosos y atractivos sin que nadie me lo reconozca.

¿Fue la ausencia de Jesús Mariñas en su programa lo que desató velados ataques por su parte al colaborador de la revista ÉPOCA?

¿Ataques? Ese colaborador de la revista ÉPOCA es muy amigo mío. Además ¿acaso di su nombre? El que se rompiera un foco del plató cuando uno de los invitados nombró a Jesús Mariñas es algo que divirtió al propio Mariñas, forma parte de su show… Además si sé que la entrevista va por estos derroteros no se la concedo, porque no quiero entrar en estos temas, porque las cosas que estáis diciendo no tienen nada que ver con lo que yo hice en mi programa; porque yo busqué el divertimento; porque no tenéis sentido del humor y yo, perdonadme, sí que lo tengo…

Es decir, ¿que fue malinterpretada?

Efectivamente, se me interpretó mal. ¿Es una tan compleja? ¿Tan difícil de comprender? ¿Cómo iba a orquestar yo una campaña contra la prensa? ¿En qué cabeza de enano mental cabe semejante incongruencia? Yo abordé el chisme, no el periodismo y el que se dé por aludido no es un periodista, es un chismoso. Además, puedo firmar ante notario porque no he leído una sola crítica porque en 28 años de profesión he tenido el tiempo suficiente para conocerme, para saber dónde se esconde el secreto de mi éxito y para marcarme un camino a seguir, un rumbo fijo del que nadie me va a desorientar a estas alturas.

¿Tampoco ha leído lo que el periodista Antonio Herrero ha dicho de usted?

No. Me lo han comentado. Qué pena para él, que haga una valoración de mi trabajo y de mi persona sin conocerme. Es uno de los pocos profesionales de este país con el que no he coincidido nunca. No lo conozco, de manera que no voy a entrar al trapo… Yo soy una persona seria o al menos una persona que pretende conservar ciertos valores. Y no me atrevo a emitir juicios sin conocer a la gente. No, eso sí que no.

Sin embargo, a lo largo de su polémico programa dedicado a la prensa, llegó a llamar imbécil a una periodista que había escrito sobre usted. 

Esa periodista quiso proyectar una falsa imagen de mí al escribir que yo tenía un coche con guardabarros de oro. Fue un comentario abiertamente dañino, con una carga de intencionalidad que yo he apreciado en su justa medida: cuidado con eso, señora, que usted ha pretendido ridiculizarme ante la opinión pública y i la llamé imbécil es porque lo es. Durante 28 años me he fajado en esta profesión con la sola ayuda de un micrófono, un teléfono y un pueblo ante mí y ¿eso no lo valora nadie?