7 noviembre 2015

Enfrentamiento entre el líder del PSC, Iceta, y la independentista Pilar Rahola primero en 8TV y luego en LA VANGUARDIA

05 Noviembre 2015

La degradación

Pilar Rahola

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El PSC ha conseguido, después de tantos años, resolver la histórica diatriba que llevó a Pallach y a Reventós a virar por caminos divergentes. Eran los tiempos del debate entre un socialismo catalán, independiente de pleitesías al todopoderoso PSOE, y un socialismo que quería la unión con el socialismo español, manteniendo la identidad, azuzados en la sombra por los que querían, sencillamente, al PSOE. Fue así como el Moviment Socialista de Catalunya desaparecía en aras de una buena voluntad de corte federalista que siempre intentó mantener un equilibrio entre las familias socialistas del catalanismo, y las más españolistas. Y así fue durante mucho tiempo.

Así fue hasta que ya no fue. Porque ese equilibrio y esa suma de diversos empezó a desaparecer cuando, en los tiempos recientes de Pere Navarro, caparon todo el catalanismo que había en el PSC y los referentes más sólidos de esa tendencia se fueron del partido y lo dejaron desnudo de catalanidad. A partir de ahí, todo lo que ha pasado después forma parte de la coherencia de un relato que ha abandonado definitivamente el catalanismo. Finalmente Pallach tenía razón: el PSC acabaría siendo engullido completamente por el PSOE. Y cuando eso ocurriera, lo que ocurriera después no sería una sorpresa.

Por ello no son una sorpresa los últimos acontecimientos, a cual más triste y, quizás, más cainita. Por un lado –y referencio sólo tres–, el desprecio profundo hacia un Pere Navarro que ha pasado de ser el secretario general del partido en plena vorágine censora a no tener ni trabajo. Chacón, ciertamente, no tiene manías ni piedad. Pero no deja de ser muy bárbaro que le paguen así sus servicios. Después ha sido lo de Àngel Ros pagando su tributo a Ciutadans, que le ha dado la silla: ha aprobado que el catalán no sea lengua preferencial en la Paeria. ¡Qué camuflado estaba el buen hombre, cuando iba de catalanista! Y, finalmente, el PSC yendo al Constitucional, presidido por un señor con carnet del PP, a pedir amparo contra una votación democrática del Parlament democrático de Catalunya. Sinceramente, me esperaba muchas servidumbres vergonzantes, pero ver esto aún me causa sorpresa. Sorpresa, indignación y, sobre todo, una honda tristeza. Y luego vendrá Chacón y nos venderá un frente contra el PP. Contra el PP, excepto cuando se trata de ir contra una decisión soberana del Parlament catalán. Desde luego, llegar hasta el punto no de votar contra un debate sino de intentar impedir un debate, usando el poder del Estado, los deja retratados para siempre.

Ya no existe el PSC. Ganaron la partida, después de muchos años, aquellos que siempre quisieron dejarse de tonterías y ser definitivamente el PSOE. Para ello necesitaban soltar lastre, y así se fueron los Nadal, las Geli y los Maragall. Y liberados de carga, pudieron disfrutar de una sola alma, felizmente española. RIP por el PSC. Viva el PSOE.

06 Noviembre 2015

El catalanismo del PSC

Miquel Iceta

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Dividir a los catalanes en mitades irreconciliables conduce al desastre, y situar las instituciones fuera de la ley, a la derrota

Tengo que reconocer que fue el encendido final («Viva el PSOE«) del artículo de Pilar Rahola publicado ayer en este diario lo que me llevó a leerlo. Como era de prever el contenido no era nuevo: los socialistas de antes eran los buenos y los de ahora son los malos, especialmente por lo visto el Àngel Ros, un socialista camuflado de catalanista en opinión de Rahola.

No hay que tener mucha memoria para recordar cómo todos los socialistas de antes, en un momento u otro, fueron tildados de traidores en Catalunya. La magnífica hemeroteca de este diario nos proporciona por ejemplo la crónica de la celebración de la Diada en 1982, en la que Obiols y Reventós fueron increpados y los militantes socialistas objeto de agresiones (LV, 12/IX/82). Por no hablar del intento de agresión que Raimon Obiols sufrió en el Parlament de Catalunya al acabar la sesión de investidura de Jordi Pujol, por atreverse a criticar la gestión de éste en el asunto Banca Catalana (LV, 31/V/84). Cuántas veces Lluch o Maragall tuvieron que escuchar el grito de botiflers!? No pierdo, pues, el tiempo en salir al paso de descalificaciones que siempre han tenido una clara intencionalidad sectaria.

Tiene más sentido reivindicar el hilo conductor del catalanismo siempre presente en la actuación del socialismo catalán desde su fundación. Un catalanismo que huye como de la peste de la manipulación partidista del sentimiento patriótico, que siempre respeta la legalidad incluso cuando pretende cambiarla, que siempre persigue la unidad civil de los catalanes, y que busca la construcción de una Catalunya cada día más libre y segura, más próspera y más justa. El catalanismo del PSC, el catalanismo social y federal, está impregnado de estima por el país y su gente, de defensa encarnizada de su autogobierno y de su proyección hispánica y europea. Un catalanismo integrador que ha hecho bandera de la defensa de la lengua y la cultura catalanas. Un catalanismo que nunca ha contrapuesto la libertad de Catalunya a la fraternidad con el resto de pueblos de España. Un catalanismo no independentista, fiel a la tradición mayoritaria del catalanismo político, pactista y ansioso para liderar la modernización democrática y federal de España.

Los que hoy quieren reducir el catalanismo al independentismo se equivocan mucho. El abandono de la dimensión transversal del catalanismo sería el peor de los errores que podríamos cometer colectivamente. El catalanismo ha aprendido dramáticamente dos lecciones en su historia: la división de los catalanes en mitades irreconciliables conduce al desastre, y situar las instituciones catalanas fuera de la legalidad lleva a la derrota. Por eso consideramos un gravísimo error político el planteamiento de la propuesta de resolución de Junts pel Sí y la CUP.Nada de bueno podemos esperar de una legislatura que empieza tan mal. Será mejor que volvamos al seny que identifica el mejor catalanismo.