22 septiembre 2008

ETA hizo explosionar un coche bomba con unos 100 kilos de explosivos en las inmediaciones del Patronato Militar "Virgen del Puerto", de la localidad de Santoña (Cantabria), que ha causado la muerte del brigada de Artillería, Luis Conde de la Cruz.

ETA asesina al brigada Luis Conde de la Cruz cuando este intentaba desalojar el edificio donde los criminales colocaron la bomba

Hechos

El 22.08.2008 murió asesinado el brigada D. Luis Conde de la Cruz.

Lecturas

EL COMANDO ASESINO

asesinos_LuisConde Los responsables del asesinato fueron los miembros del comando Otazua de ETA -Iñigo Zapirain, Beatriz Etxeberria y Daniel Pastor- que, según la sentencia actuaron con «especial perversidad» y porque la detonación del coche bomba, cargado con 100 kilos de explosivo, «se produjo en mitad de la noche, lo que aumentó el pánico y el desvalimiento de las víctimas».

23 Septiembre 2008

De Vitoria a Santoña

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Política, como pide Ibarretxe, sí: para deslegitimar a ETA y no para darle coartadas

Luis Conde, brigada del Ejército, ha sido la tercera víctima mortal de ETA en lo que va de año. De Vitoria a Santoña, pasando por Ondarroa, los terroristas han hecho estallar 300 kilos de explosivos en un alarde que ha provocado también 18 heridos, entre los que figura una transeúnte de 70 años que se encuentra muy grave, y un capitán sanitario, grave, y cuantiosos daños contra bienes públicos y privados.

Alarde, ¿para qué?, se preguntaba ayer Ibarretxe, respondiéndose: para nada. Que así sea, en el sentido de que no servirá para hacer avanzar causa política alguna, depende en parte de la actitud que frente a esa ofensiva adopten los partidos y líderes políticos, incluyendo el propio lehendakari. Ayer transmitió tres mensajes principales: a ETA, que es incompatible reclamar diálogo y poner bombas; a los demás partidos, que para buscar la paz no basta con la policía y los jueces: es necesario hacer política; y a sus seguidores, que él nunca renunciará a sus ideas. Esto último en respuesta a quienes le han acusado de ambigüedad.

El diálogo es incompatible con las bombas, pero la consecuencia debería haber sido la retirada de su propuesta de consulta soberanista: con ETA en activo contra los que se oponen a ella no puede haber igualdad de oportunidades. Es necesario hacer política para acabar con el terrorismo, y concretamente contribuir a la «deslegitimación social y política de su entorno», escribió Josu Jon Imaz. Al hacerlo, ¿estaba renunciando el anterior presidente del PNV a sus ideas nacionalistas? ¿Cómo puede interpretar ETA iniciativas como la de denunciar al Gobierno de España en Estrasburgo por supuesta vulneración de derechos humanos? ¿Será una incitación a abandonar los coches bomba o una justificación de su utilización para asesinar «en nombre de una presunta voluntad popular no atendida», como también advirtió Imaz? Nadie espera que Ibarretxe renuncie a sus ideas, pero sí que deje de vincular la renuncia de ETA con la obtención de objetivos nacionalistas.

Con su exhibición de brutalidad del fin de semana ETA intenta sacudir la indiferencia con que la población vasca, incluyendo su propia feligresía, viene acogiendo el paulatino desmantelamiento policial y judicial de su entramado civil. El consejero vasco de Interior, Javier Balza, ha declarado estos días que el debate celebrado en ETA se ha zanjado con el respaldo unánime a la ruptura de la tregua. Esa unanimidad se ha logrado entre los presos mediante el subterfugio de asegurarles que antes del fin de la legislatura habrá una nueva negociación, y que para que tenga éxito ETA debe demostrar su fuerza.

En estas condiciones, el papel de la política es respaldar la firmeza policial y judicial y reforzar la unidad de los partidos democráticos en el rechazo a esa pretensión de ETA. Ibarretxe tendrá ocasión de hacerlo en el debate de política general, el viernes, en el Parlamento vasco, y en el Alderdi Eguna, el domingo, ante los suyos.

23 Septiembre 2008

ETA intenta obligar a Zapatero a negociar de nuevo

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Apenas dos meses después de que las Fuerzas de Seguridad anunciaran la desarticulación del complejo Vizcaya, ETA ha vuelto a reconstruir este comando para poner a prueba a Zapatero con la mayor ofensiva terrorista desde la llegada del PSOE al poder en 2004. En sólo 24 horas, los terroristas han colocado tres coches bomba traídos de Francia con más de 300 kilos de explosivos, lo que prueba que siguen contando con un apoyo logístico nada desdeñable en el país vecino, además de con una infraestructura sólida en Vizcaya, probablemente en la localidad de Galdácano, según las pesquisas policiales.

Con el asesinato del brigada Luis Conde de la Cruz, ETA no sólo ha respondido a la ilegalización de ANV y del PCTV, y a la condena a penas de entre ocho y diez años de cárcel a 21 dirigentes de Gestoras pro Amnistía, sino también a quienes desde la izquierda abertzale llevan tiempo reclamando un cambio en la estrategia de la banda, y a quienes ponen en duda la capacidad operativa de la actual dirección etarra.

ETA ha demostrado su indudable determinación y capacidad criminal con un mensaje de muerte en varias direcciones. El atentado mortal del domingo contra el Patronato Militar de Santoña, los coches bomba del sábado contra la Ertzaintza en Ondarroa y la sede de la Caja Vital en Vitoria, y el atentado frustrado con bomba lapa de hace una semana en Basauri dejan en fuera de juego todos aquellos que, en el seno del mundo etarra, con Arnaldo Otegi a la cabeza -y aprovechando los pasos dados por presos históricos como Pakito, Txelis o Urrusolo Sistiaga- han alentado la idea de que existe un debate abierto sobre el sentido de la lucha armada.

El propio Otegi apostaba el sábado por reeditar el proceso de diálogo con el Gobierno y, a modo de autocrítica, señalaba en una entrevista que «algo habría hecho mal» la izquierda abertzale cuando «después de 100 años intentando liberar Euskadi, aún no lo había conseguido».

La ETA de Txeroki se ha valido de esta cadena de atentados para advertir a su gente que ni Otegi ni los presos más veteranos tienen capacidad alguna de decisión sobre la banda y que nada mejor para obligar a Zapatero a negociar que una ofensiva de sangre y fuego a gran escala.

Por otro lado, la última cadena de atentados, al ser una respuesta directa a la nueva estrategia del Gobierno de acoso político y judicial a ETA y a su entorno -según reconoció ayer Rubalcaba- deja en evidencia al ministro de Justicia, al fiscal general del Estado y a cuantos en el Gobierno permitieron que ANV se presentara a las elecciones.

Por primera vez desde la ruptura del Pacto Antiterrorista, PSOE y PP convocaron conjuntamente la reunión en la que los partidos condenaron el atentado, una muestra de unidad que debería servir para dejar claro que ningún Gobierno volverá a negociar con ETA. ¿Mantendrá esa firmeza Zapatero si el vendaval terrorista arrecia? Desearíamos responder que sí.