23 diciembre 1997

La periodista había sido muy criticada desde el diario filooetarra EGIN

ETA intenta asesinar a la periodista vasca Carmen ‘Mamen’ Gurruchaga (EL MUNDO) con una bomba en su domicilio

Hechos

En la madrugada del 22 de diciembre de 1997 estalló una bomba en el domicilio de Dña. Carmen Gurruchaga.

23 Diciembre 1997

Una bomba tan brutal como inútil

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

Leer

No hace ninguna falta que los secuaces de ETA reconozcan la autoría del atentado sufrido en la madrugada de ayer por nuestra compañera Carmen Gurruchaga en su domicilio donostiarra: sabemos que han sido ellos. Tanto EL MUNDO del País Vasco, en general, como Carmen Gurruchaga, en particular, han recibido durante los últimos años muchas amenazas y coacciones -a veces anónimas, a veces directas- venidas del submundo proetarra. Hace menos de un año, una veintena de cargos electos y dirigentes de HB y KAS -entre ellos Rufi Etxeberria y Joseba Alvarez, miembros de la anterior Mesa Nacional de HB, y Xabier Alegria, dirigente de KAS- se reunieron ante el domicilio de nuestra compañera en actitud inequívocamente intimidatoria. Lo ocurrido ayer es más grave, pero no tiene nada de extraño: otros periodistas han visto sus fotografías en carteles conminatorios o en pintadas; ha habido emisoras de radio invadidas por los jóvenes de Jarrai como castigo a su línea informativa; han circulado listas de nombres de informadores y comentaristas no gratos a esta gente, con apercibimientos más que directos… Es obvio que las informaciones de nuestra compañera -como la referente al entramado del KAS técnico, desvelado por ella hace unos meses, o como la que anteayer mismo publicábamos sobre el refugio cubano de Mikel Otegi- les han hecho saltar… al modo en que saltan ellos.

A medida que avanza su aislamiento, ETA y sus fieles amplían más y más la nómina de sus enemigos. En su delirio, han decidido que su interés y el de Euskal Herria son una y la misma cosa: quien contraríe sus designios se convierte ipso facto en enemigo de Euskal Herria. Así lo dejó claro el pasado viernes, en el comunicado en el que trataba de explicar por qué atenta contra concejales del Partido Popular. Conforme a ese remedo de lógica, también los periodistas que no le hacen el juego -¡y pensar que todavía hay responsables de la anterior cúpula de Interior que acusan a EL MUNDO de connivencia con esta gente!- pasan a ser culpables, a sus ojos, de un crimen de lesa patria.

ETA ha alcanzado la cumbre del mesianismo. Quien no esté de su lado vive de prestado. No digamos si, además, lo manifiesta. Y no digamos, aún más, si trabaja contando lo que los terroristas no quieren que se cuente de ningún modo: sus bajezas, su inmoralidad, sus miserias, su odio hacia el pueblo vasco -hacia el pueblo real, que en su inmensa mayoría le vuelve la espalda-.

«Es una periodista independiente, y eso es lo que violenta a los violentos», dijo ayer el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, con referencia a Carmen Gurruchaga. Así es. Y, en ese sentido, ETA y los suyos pueden tener plena certeza de su fracaso. Porque ni Carmen Gurruchaga ni EL MUNDO van a alterar ni un ápice su voluntad de seguir informando con plena independencia de la negra realidad de ETA. Y de seguir calificando sus crímenes como se merecen.