6 octubre 1956

Segunda publicación de relevancia creada por el ex miembro de la División Azul tras crear 'El Caso'

Eugenio Suárez funda la revista política internacional SÁBADO GRÁFICO que se presenta como ‘magazine de hogar’

Hechos

El 6.10.1956 salió el primer número de la revista SÁBADO GRÁFICO

Lecturas

NACE SÁBADO GRÁFICO. 

El 6 de octubre de 1956 se publica el primer número de la revista Sábado Gráfico editada por Eugenio Suárez Gómez, que ya editaba la revista El Caso. Inicialmente Sábado Gráfico se presenta como una publicación ‘de hogar’, en la práctica derivará en una publicación de información política nacional e internacional.

Reunión de la redacción de SÁBADO GRÁFICO. Presiden la mesa D. Eugenio Suárez Gómez (director-propietario) y D. Juan Caño Díaz (Subdirector).

EL CASO

Eugenio SUárez

Memorias (2006)

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Tras el fracaso de LA BOTA, la actividad en EL CASO me parecía poca y competentes mis colaboradores. Si hubiera podido prever el futuro, lo sensato hubiera sido la fidelidad al invento, perfeccionándolo y sacar máximo beneficio económico. Pero empezó a rondarme la idea de que iban más allá del periodismo de sucesos al que había llegado por casualidad. El régimen de Franco no sería eterno y pensaba que viviría más que el Caudillo. En 1956 me encontré preparado para un semanario. Ni siquiera resultaba imaginable lograr el permiso diario, coto cerrado sin remisión. Con la cautela indispensable, conocía envidias y recelos que mi boyante situación levantaban, solicité autorización para otro periódico.

La venta de EL CASO subía a más del doble en tierras catalanas que en Madrid y significaban casi la tercera parte del total en todo el país. La explicación estaba en la gran cantidad de emigrantes de otras zonas de España.

Vio la luz el primer número de SÁBAGO GRÁFICO el 6 de octubre de 1956, con redacción en Madrid y en Barcelona.

El nombre del nuevo semanario parece una tontería, y lo es, pero ya entonces en España estaban registrados y patentados casi todos los títulos posibles y no quedó otro remedio que la improbable obviedad de que hubiera un día de la semana ilustrado. Estaba impreso en sepia con un subtítulo ‘Magazine del Hogar’, que no duró mucho, pues denuncias, siempre anónimas, obligaron a eliminar la palabra ‘por ser vocablo extranjero’. En la portada, un amplio rpeortaje, cuya primera parte había comprado a la Agencia Dalmas, en París, y que completamos el que figuró como primer director y yo, en el aeropuerto. Con motivo de las fiestas barcelonesas, hubo un festival aéreo, cuyo número fuerte era el lanzamiento, en paracaídas, de una bella modelo francesa, Colette Duval, que más tarde se estrellaría. Subí con ella en el helicóptero hasta los cuatro mil metros desde donde se arrojó.

Pronto constituyó un nuevo éxito editorial. Entré en contacto con PARÍS MATCH, de cuya redacción formé parte y cuya producción prestigió a SÁBADO GRÁFICO que se consolidaba rápidamente. Aquí no había soledad ni monopolios. En el mercado existía ya SEMANA y llegaron a Madrid dos publicaciones singulares, una cinematográfica, TRIUNFO, valenciana, con José Ángel Ezcurra a la cabeza, y otra deportiva ¡HOLA! que Antonio Sánchez Gómez compró a un extravagante periodista, a ratos pintor y algo loco, llamado José Antonio Irurozque; y BLANCO Y NEGRO que volvió a reeditarse. Muy difícil sacar títulos nuevos, e recurso era revitalizar los antiguos ¡HOLA! Hoy es la emperatriz de la prensa rosa.

La estrenada revista SÁBADO GRÁFICO acaparó todo mi entusiasmo. Para no fijar demasiado la atención en mi calidad de periodista, confié la titularidad de la dirección precisamente al hijo del jefe de la censura, el famoso Juan de Dios, llamado D. José Ruiz Ferrón.

No se nos permitía publicar más de dos sucesos de sangre, dos crímenes violentos por número. Estábamos racionados y casi no hubo tiempo para las lamentaciones pues, un par de meses después de esta disposición transitoria y transaccional me informó que se reducía el cupo en un 50%. Prohibida la coexistencia de dos asesinatos. En España, entonces, se mataba poco y mal, como explicabas más tarde a cuantos querían oírme.

Necesitaba un campeón que defendiera la causa. Propuse a Emilio Romero, que había sido destituido como director de PUEBLO, la dirección de EL CASO. Ahí enmascaré la verdad, ya que, fuera de toda duda sobre su capacidad profesional, era hermano de la secretaria particular del ministro: Raquel Romero venía acompañado a Arias en varios puestos anteriores. Apenas la conocía de vista, tenía fama de mujer varonil, de gran carácter y ascendiente sobre su jefe. O sea, adorar el santo por la peana. Emilio, por lo menos, tuvo la amabilidad de decirme que pensaría acerca de la oferta y no le desagradó la idea de ponerse al frente de un medio, en plena expansión, independiente y con posibilidades muy amplias.

A partir de 1952, fecha de creación del semanario EL CASO, e inicio de las actividades editoriales, incontables sanciones, multas, suspensión del ejercicio de la profesión en mis propios periódicos cayeron sobre mí. El año 1968 me llevaron ante un curioso fuero, el del Tribunal de la Ética Profesional, del que salí sancionado con un año de interdicción periodística. Le había comprado un Seat modelo deportivo, a la que unos años después sería, durante algún tiempo, mi segunda esposa. Descapotable, rojo, de airosas líneas, acorde con su juvenil edad. A tres o cuatro kilómetros de la factoría o concesionario donde fue a recogerlo, el automóvil se averió. Puede que debido a la inexperiencia de la conductora, que acababa de obtener el carnet, pero mi reacción fue escribir un editorial furibundo en SÁBADO GRÁFICO con ´titulo parecido a ‘Fraude en la SEAT’ lo que evidentemente disgustó a su presidente. No debería andar yo muy descaminado, pues se recibieron algunas cartas de adhesión.-

El caso es que el señor Sánchez Cortés – creo que también directivo del INI, procurador en Cortes y personaje de peso en el régimen – no podía tolerar aquello y, quizá falto de base jurídica, emprendió el camino de ese tribunal que, supuse compuesto por algunos de mis colegas. En resumen: la sanción me obligó, una vez más, a retirar mi nombre del semanario estrella de la casa en aquellos momentos. La noticia apareció publicada bajo el título ‘Eugenio Suárez, condenado por el Tribunal de Ética Profesional’ sin especificar causas y de libre interpretación cortesía de los colegas.

EL CASO comenzó a venderse a dos pesetas en 1952. En 1963 lo subimos a tres pesetas y su valor facial duró hasta 1969, seis años. De peseta en peseta, hasta el precio final, procurando que fuera poca la diferencia con el precio de los periódicos diarios. También evolucionaba su apariencia. (pag 192) Significó mucho la llegada de Juan Caño, entonces un joven profesional que había ejercido la corresponsalía en Inglaterra y los Estados Unidos. Me lo recomendó Celso Collazo, también avezado en países anglosajones y en Moscú. Le había pedido que me buscara a un redactor para SÄBADO GRÁFICO y en esa calidad se presentó Caño. Pero, a las pocas semanas de estancia de mi empresa me hizo una insólita demanda: quería dirigir EL CASO, le fascinaba la prensa sensacionalista americana, había estudiado a fondo el fenómeno del ENQUIRED y deseaba ponerlo aquí en práctica. Tomo la dirección del periódico en los años sesenta. Varió el formato, buscó otra imprenta más moderna, que no entintara las páginas como sucedía en la de INFORMACIONES. Le dio una agilidad y rumbo nuevos que el fiel público lector tardó algo en asumir, pero que se tradujo en un aumento de la tirada y de las ventas. Tal éxito no podía pasar desapercibido y Juan Caño empezó a ser solicitado por otras empresas. Cuando se marchó definitivamente fue para integrarse en un importante grupo editorial francés del que en la actualidad es vicepresidente [Hachette Filipacchi], que es de los más variados y exitosos de esta actividad. Como muestra, un botón: las revistas MUY INTERESANTE o QUÉ LEER, a las que acompañan otras muchas.