13 junio 2001

Martín Ferrand (ABC) critica a Planeta por un nuevo fracaso mediático y al Gobierno por permitírselo

Cierra RADIO ESPAÑA: Planeta acuerda que sus postes pasarán a emitir íntegramente la programación de ONDA CERO (Telefónica)

Hechos

  • El 13 de junio de 2001 dimitió el último director de RADIO ESPAÑA, D. José Antonio Sánchez ante la decisión de la compañía de despedir a su personal para a partir de entonces la programación de ONDA CERO.

Lecturas

jose_antonio_sanchez_1 D. José Antonio Sánchez dimitió como Presidente de RADIO ESPAÑA el 13 de junio de 2001 ante la decisión de los propietarios (Grupo Planeta) de entregar sus postes a ONDA CERO.

Antonio_Jimenez_Radio_Espana D. Antonio Jiménez también ha anunciado que abandona RADIO ESPAÑA. Su programa ‘Cada Díaz’ ha sido el buque insignia de la emisora entre 1998 y 2001.

El principal accionista de RADIO ESPAÑA era el Grupo Planeta (cuyo CEO es D. José Manuel Lara Bosch) y entre sus socios estaban la compañía Tabacalera (empresa pública y por tanto gestionada por el Gobierno del PP) o el empresario editor de EL DIARIO DE BURGOS, D. Antonio Miguel Méndez Pozo.

D. Antonio Jiménez habla con J. F. Lamata sobre el final de RADIO ESPAÑA:

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15 Junio 2001

El asesinato de RADIO ESPAÑA

Manuel Martín Ferrand

Leer
El Grupo Planeta se sucede en intentonas poco brillantes en los medios de comunicación. El liberticidio con que quedará para la Historia política de comunicación del trecenario felipista está siendo clonado, con menos talento y más saña, por un Gobierno del PP.

OPINIÓN hace dos décadas fue la primera incursión del Grupo Planeta en el proceloso mundo de las publicaciones periódicas. El lanzamiento de aquel semanario fue deslumbrante. Nunca, en la historia del periodismo español, se habían puesto tantos medios y clarines en una nueva empresa. Poco después, cerró OPINIÓN. El mes pasado en el club Tribuna de Barcelona, José Manuel Lara Bosch, consejero delegado del Grupo Planeta y mantenedor de la primera empresa librera española, pronunció una conferencia sobre ‘los medios de comunicación en la nueva economía’. Lamenté mucho no poder asistir porque, desde OPINIÓN, esa casa se sucede en intentonas poco brillantes en el territorio de la información, cosa rara en quienes han demostrado talento y capacidad en el parecido – sólo parecido – negocio editorial. Entiendo ahora el asesinato de RADIO ESPAÑA como una síntesis de la conferencia.

RADIO ESPAÑA y Radio Barcelona se disputaron en 1924, cuando mandaba Miguel Primo de Rivera y boxeaba Paulino Uzcúdum, la gloria de ser la primera emisora de radio en España. Ya no ha lugar para la disputa. En virtud de una rara peripecia, merecedora de alguna explicación gubernamental, puesto que la radio sigue funcionando en España por un sistema de concesiones del Estado para la explotación privada de las frecuencias, la emisora decana – al menos entre las de Madrid – pasa a diluirse en el magma conocido como ONDA CERO, parte de Telefónica Media.

La última propiedad diáfana de la emisora, y de su pequeña cadena anexa, fue la encarna por el veterano Eugenio Fontán, aque ahí encontró tras ser desplazado por el Grupo PRISA de la Cadena SER. Entró después en la casa la tribu de Televisa con algunos de sus mariachis y ser anticiparon aquí sus problemas mexicanos. Por alguna razón inescrutable, la entonces pública Tabacalera, acompañada por devotos monaguillos del PP, sustituyó a Televisa y en la actualidad comparten el accionariado de tan histórica empresa el Grupo Planeta (35%), llegando hace menos de un año, Tabacalera, ya Altadis (25%), unas ignotas constructoras del ámbito de Eduardo Zaplana (30%) y el omnipresente e inquietante zamorano recriado en Burgos, Méndez Pozo (10%). Tan selecto y potente equipo empresarial, sin tan siquiera haber intentado un relanzamiento profesional del medio, se rinde y se lo entrega en arriendo a un competidor. ¿Con qué intención entraron en esta aventura la pública Tabacalera o el privado Grupo Planeta? ¿Por qué ha autorizado el Gobierno tan poco deseable ejercicio de concentración?

Si se trataba de un mercado libre, sujeto a la oferta y la demanda, poco habría que decir por encima de los lamentos que suscita la muerte de una pieza clásica de la radiodifusión española; pero, siendo limitada la disponibilidad de frecuencias, deben sonar las alarmas ante una maniobra de difícil entendimiento que reduce las opciones disponibles para los ciudadanos en el dial de sus receptores. El liberticidio con que quedará para la Historia política de comunicación del trecenario felipista está siendo clonado, con menos talento y más saña, por un Gobierno del PP.

Manuel Martín Ferrand