7 junio 2013

Polémica en EL PAÍS entre Luis R. Aizpeolea y Fernando Savater por el papel jugado por 'Gesto por la Paz' frente a 'Basta Ya'

‘Gesto por la Paz’ se disuelve pidiendo al Estado que suavice la política penitenciaria para facilitar la reinserción

Hechos

El 4 de mayo de 2013, la asamblea de Gesto por la Paz acordó su disolución con el 97% de los votos a favor y ningún sufragio en contra.

Lecturas

NOTA DEL PERIODISTA AIZPEOLEA SOBRE EL FIN DE ‘GESTO POR LA PAZ’ EN EL PAÍS:

Gesto por la Paz fue clave en la movilización ciudadana contra los secuestros de Julio Iglesias Zamora, Delclaux, Aldaya y Ortega Lara, que protagonizó ETA. Como fue también la espoleta de la movilización contra el secuestro de Miguel Ángel Blanco en julio de 1997 con la enorme manifestación celebrada en Bilbao y que luego se extendió por todo el País Vasco y por España. Su prestigio desbordó el País Vasco con la campaña del lazo azul y ya fue reconocido con el Príncipe de Asturias en 1993.

La suscripción por el PNV y Batasuna del Pacto de Lizarra, en 1998, que implicó la ruptura del acuerdo contra ETA de nacionalistas y no nacionalistas, repercutió en Gesto por la Paz. Perdió influencia y surgieron nuevos movimientos como el Foro de Ermua y Basta Ya que protagonizaron entre 1999 y 2003 la movilización social con un rechazo simultáneo a ETA y al nacionalismo vasco.

Posteriormente, con una ETA ya en franca decadencia, el Foro de Ermua y Basta Ya, cada vez más debilitados entraron en una dinámica antinacionalista, cada vez más sectaria, y algunos de sus representantes ‑Rosa Díez, Martínez Gorriarán‑ impulsaron UPyD a la que han teñido de ese espíritu. Hoy, tras el cese definitivo de ETA y con la perspectiva de los años, puede decirse que la historia ha dado la razón a Gesto por la Paz. No sólo por ser los primeros en movilizarse contra el terrorismo ‑desde 1985 cuando Basta Ya y otros lo hicieron casi 15 años después‑. También porque tuvo claro que el final de ETA no pasaba por la confrontación entre no nacionalistas y nacionalistas sino de todos los demócratas contra ETA. A lo que contribuyó con su espíritu abierto, ajeno a los sectarismos. (Luis R. Aizpeolea, EL PAÍS, 1.06.2012)

06 Junio 2013

TORCIENDO EL GESTO

Fernando Savater

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Con el loable propósito de homenajear en su despedida a Gesto por la Paz, Luis R. Aizpeolea vuelve a su hábito de tergiversar la historia reciente del País Vasco. Ahora toca inventar que hubo movimientos cívicos “buenos”, como el propio Gesto, y otros menos buenos o francamente malos y sectarios como Foro de Ermua o Basta Ya, cuyo pecado fue incurrir en el antinacionalismo y luego, para colmo, fundar UPyD. Así se rompió la unidad contra ETA de nacionalistas y no nacionalistas, que por lo visto tanto nos había hecho gozar en años anteriores, etcétera. El acierto de Gesto, según Aizpeolea, fue movilizarse contra ETA en 1985, mientras que Basta Ya y otros lo hicieron 15 años después: se le olvida recordar que gran parte de los miembros del Foro de Ermua y de Basta Ya lo hemos sido también de Gesto por la Paz desde el primer día y sin ningún problema por esa doble militancia. Son otros los que llegaron más tarde a la resistencia cívica y algunos nunca. Por lo demás, que alguien con el currículo de Aizpeolea acuse ahora a otros de sectarismo da un poco de risa y algo de vergüenza; me refiero a vergüenza ajena, claro, tampoco hay que pedir peras al olmo

Fernando Savater

07 Junio 2013

RESPUESTA A SAVATER

Luis R Aizpeolea

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Siempre he tenido, como periodista, mucho pudor en hablar de mí mismo. Pero el señor Savater se ha referido despectivamente a mi currículo como “resistente cívico contra ETA” en respuesta a un texto mío en el que ni siquiera le citaba. Nunca me preocupó tener un currículo. Pero ya que Savater se empeña y desde que escribí con Jesús Eguiguren, Las claves de la paz, hace dos años, se me ha atacado atribuyéndome posiciones que nunca he defendido. Empezaré por decir que fui uno de los periodistas del núcleo inicial de EGIN en 1977. Año y medio después, cuando Batasuna se hizo con su control, abandoné EGIN con la mayor parte de la redacción. En la década de los ochenta, hasta noviembre de 1989 en que vine a Madrid al fichar por EL PAÍS, firmé todos los domingos una crónica en EL DIARIO VASCO, del Grupo Vocento, en la que la condena, sin justificación alguna, del terrorismo de ETA fue permanente. Recordaré que eran los años de plomo y que los periódicos vascos no escribían editoriales. No participé en los movimientos sociales contra ETA aunque sí acudí a sus convocatorias cuando, esporádicamente, viajaba de Madrid al País Vasco. Siempre entendí que mi compromiso fundamental contra ETA radicaba en mi trabajo como periodista. Algún daño hice a la banda porque, tras ser amenazado, me pusieron contravigilancia durante varios años, como a tantos periodistas. Siempre he reconocido el papel clave de Savater en el impulso de los movimientos sociales que fueron tan importantes para acabar con ETA. Pero el problema de Savater es que cree que la resistencia cívica contra el terrorismo solo pasa por donde él ha transitado.

Luis R. Aizpeolea.