14 octubre 2009

La dinastía Papandreu desplaza del poder a la dinastía Karamanlis (de la formación política derechista 'Nueva Democracia')

Elecciones Grecia 2009 – Giorgos Papandreu (Pasok) logra la victoria con un país en plena crisis económica

Hechos

Partido Socialista (Pasok) – 159 escaños
Nueva Democracia – 95 escaños
Partido Comunista – 19 escaños
Syriza (Coalición Izquierda Radical)- 12 escaños
Coalición Popular Ortodoxa – 15 escaños

Lecturas

04 Octubre 2009

Dos estirpes pugnan por Grecia

María Antonia Sánchez Vallejo

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Tsunami verde (el color del Pasok) frente a colapso azul (el de Nueva Democracia). O, lo que es lo mismo, un cara a cara en las urnas entre los epígonos de las dos dinastías políticas más importantes de la Grecia contemporánea: de un lado, las promesas de cambio del socialista Yorgos Papandreu; al otro, el derrotismo apenas disimulado del derechista Kostas Karamanlis, primer ministro en funciones.

La principal diferencia entre ambos: la «imagen de esperanza» del primero -el entrecomillado es de la prensa local-, frente al «enrocamiento en la derecha y en el patriotismo partidista» -ídem- de Karamanlis, que no se cansa de repetir mensajes apocalípticos sobre las dificultades económicas que el país deberá afrontar los dos próximos años. No le falta razón, señalan todos -y certifican las previsiones del FMI hechas públicas el jueves, que indican que Grecia entrará en recesión a finales de 2009-, pero el discurso de Papandreu ha inflamado más el corazón de los votantes, a juzgar por las encuestas y por el entusiasmo desatado en sus mítines.

Parece que la experiencia de gobierno -ha ocupado tres carteras en gabinetes socialistas entre 1988 y 2004- y, sobre todo, la travesía del desierto que han supuesto seis años en la oposición, han terminado de hacer a Papandreu, presidente de la Internacional Socialista desde 2006 y un hombre con un aplastante currículo académico. Sociólogo de formación por las universidades de Estocolmo, London School of Economics y Harvard (EE UU), políglota y especialista en relaciones internacionales, el joven Papandreu (St. Paul, Minessotta, EE UU, 1952) ha ido ganando en tirón popular a medida que se desvanece el recuerdo de su padre, Andreas Papandreu (1919-1996), auténtico animal político -para lo bueno y para lo malo- y fundador en 1974, nada más caer la dictadura de los coroneles, del Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok).

Si, como las encuestas prevén, el Pasok logra hoy mayoría suficiente en las urnas para formar gobierno -lo que dependerá del resultado de los partidos minoritarios, pues el sistema electoral es proporcional-, Yorgos Papandreu será el tercer primer ministro de la familia, en una sucesión ininterrumpida de poder que inició su abuelo Yorgos (1888-1968) en los años de la posguerra y luego continuó su padre, Andreas, en dos periodos (1981-1989 y 1993-1996), aunque el final de su carrera se vio oscurecido por escándalos amorosos -dejó a su esposa, Margaret, madre del actual candidato, por una joven azafata, Dimitra Liani, que le arrastró por la pendiente del chismorreo- y por flagrantes casos de corrupción como el de la presunta financiación irregular del Pasok, o caso Koskotas, en 1989.

Así que, para matar políticamente al padre, el candidato ha necesitado más de una década de trabajo. La imagen que ofrece es bien distinta de la de Andreas: frente al nacionalismo exaltado y la errática política exterior de aquél, sobre todo en sus primeros mandatos, Yorgos es un europeísta convencido, mantiene excelentes relaciones con Turquía -el enemigo por antonomasia en el imaginario griego- y no duda en hacer propios conceptos de la política estadounidense, no en balde tiene la doble nacionalidad, como hijo de madre norteamericana.

Un asesor de Papandreu que requiere el anonimato subraya la evidente diferencia entre el presidente Obama y el político griego en lo que se refiere al carisma, pero también «que se siente subyugado por el Yes, we can y, como Obama, tiene una profunda convicción en la necesidad de un cambio, no sólo hoy en las urnas, sino a 50 años vista. Tiene voluntad de futuro, voluntad de Estado».

La tarjeta de visita del candidato Karamanlis (Atenas, 1956), sobrino de quien fuera durante dos mandatos presidente de Grecia y figura principal de la derecha Konstantinos Karamanlis, no ofrece el cosmopolitismo de su rival. El rasgo más reseñable de su personalidad es la moderación, que aquí suele traducirse por tibieza, o incluso falta de energía en momentos decisivos -esta campaña, o la revuelta juvenil de diciembre pasado-, como atestiguan las críticas recibidas incluso en el seno de su propio partido por quienes le pedían mano dura contra los manifestantes o más agresividad verbal en los discursos y las proclamas.

Y la tibieza se paga cara en un país sin medias tintas como éste, porque, pese a que el 85% de los griegos aseguren no confiar en los partidos políticos, según datos de un Eurobarómetro, Grecia vive la política como si fuera una disciplina olímpica en la que lo importante no sólo es participar, sino también llevarse la medalla (y así, asegurar el porvenir de la parroquia que ha aupado a cada candidato hasta el escaño o el cargo).

Al revés que la de su oponente en las urnas, la trayectoria de Kostas Karamanlis, licenciado en Derecho por la Universidad de Atenas y vicepresidente del Partido Popular Europeo, ha ido en estos años de más a menos: debutó a lo grande, en volandas del éxito de los JJ OO de 2004, y seis años después ha tirado anticipadamente la toalla, sembrando de incógnitas su partido y a rebufo de su rival en las urnas, aunque éstas, como siempre, tengan la última palabra.

Linajes del poder

– La dinastía Papandreu la inició Yorgos (1888-1968), fundador del Partido Socialista Democrático. Encabezó un Gobierno de unidad entre 1944-1945 y en 1963 volvió a ser nombrado jefe del Ejecutivo. Tras las elecciones de 1964, aceptó la presidencia del nuevo Gobierno. La saga la continuó su hijo Andreas, fundador del Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok) y padre del actual candidato, en dos periodos. En 1981 fue elegido por primera vez y ostentó el cargo hasta 1989. Volvió a ganar las elecciones en 1993, aunque tres años más tarde renunció de su cargo. Murió en 1996 por un paro cardiaco.
– Kostas Karamanlis, que gobierna desde 2004, es sobrino de Konstantinos Karamanlis, quien fuera primer ministro durante 14 años y presidente del país durante dos mandatos (1980-85 y 1990-95), además de una figura clave de la derecha griega.

06 Octubre 2009

Excepción griega

Editorial (Director: Javier Moreno)

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El Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok) de Yorgos Papandreu alcanzó en las elecciones del domingo en Grecia una sólida mayoría absoluta. El líder de la conservadora Nueva Democracia, Costas Karamanlis, reconoció al instante su derrota, tras un solo mandato, y anunció su dimisión al frente del partido.

Es una decisión sensata, porque la derrota obedece a errores propios, como su mediocre gestión de la crisis, que afecta a Grecia en grado muy superior al de otros países europeos. Es cierto que la recesión no favorece a los gobernantes, pero las recientes victorias de Angela Merkel y de José Sócrates, que les han permitido renovar mandato, confirman que el electorado castiga, no a la coyuntura adversa, sino al desacierto con que se afronta.

Otros elementos clave de su fiasco han sido el torpe manejo de la revuelta estudiantil del año pasado, que reflejaba un malestar más profundo, y la sensación de impotencia y desorientación mostrada en los pavorosos incendios de este verano. Ambos sucesos, y un cierto cansancio de las endogámicas dinastías partidistas (los dos candidatos pertenecen a familias clave en la historia reciente del país) han provocado además un aumento de la desafección ciudadana. En este caso no se traduce en la abstención (pues el voto es obligatorio), sino en el aluvión de papeletas hacia pequeños partidos.

La victoria del Pasok supone una excepción socialdemócrata en la UE: sólo el declinante laborismo de Gordon Brown gobierna con mayoría absoluta. Zapatero y a partir de ahora Sócrates lo hacen en minoría, y únicamente otros dos partidos de la misma familia, el austriaco y el holandés, participan en Gobiernos de coalición.

El estilo que imprimirá Papandreu a su mandato es previsible, pues ya lo manifestó a su paso por el ministerio de Exteriores del Gobierno de Costas Simitis, en el último lustro del siglo pasado. En ese puesto acreditó la moderación política propia del socialismo liberal y una mesura personal que tanto contrastó con el radicalismo verbal de su temperamental padre, Andreas, fundador del partido.

Por eso se espera que Grecia juegue un renovado papel, más pragmático, en su siempre compleja relación con Turquía, en el caso de Chipre, en la querella nominalista con su vecina Macedonia, y en el rigor que aplica, en compañía de algunos países irrelevantes y de España, al independiente Kosovo.