28 octubre 2011

Joan Tardá califica de "hijo de puta" al veterano político

Gregorio Peces Barba (PSOE) bromea sobre los bombardeos de Barcelona desatando una ola de victimismo nacionalista catalán

Hechos

El 28.10.2011 D. Gregorio Peces Barba participó en un coloquio en el Congreso Nacional de la Abogacía en el que aludió a los bombardeos a Barcelona durante la historia de España.

Lecturas

LAS PALABRAS DE PECES BARBA

El ponente constitucional D. Gregorio Peces-Barba desencadenó una intensa polémica con su declaración de que a España quizá le «hubiera ido mejor» si en el siglo XVII se hubiera «quedado con los portugueses» y hubiera dejado «que se vayan los catalanes». El presidente del Congreso de los Diputados entre 1982 y 1986 ha pronunciado estas palabras durante una conferencia dictada junto con D. José Pedro Pérez Llorca, también padre de la Constitución, en el Congreso Nacional de la Abogacía que se celebra del 26 al 28 de octubre en Cádiz.

Durante su intervención, el Sr. Peces-Barba se remontó al reinado de Felipe IV para explicar que su valido, el conde duque de Olivares, tuvo que afrontar a la vez en 1640 la guerra de restauración en Portugal y la revuelta de los Segadors en Catalunya. «Entonces se tomó una decisión, que fue dejar a los portugueses y quedarnos con los catalanes», ha recordado.

«Y yo siempre digo en broma: ‘¿Y qué hubiera pasado si nos quedamos con los portugueses y dejamos que se vayan los catalanes?», ha planteado, para después contestarse él mismo: «Igual nos hubiera ido mejor».

Siguiendo con el tono irónico, el ponente constitucional del PSOE ha añadido que, de haberse desarrollado así la historia, «hubiera habido un problema gordísimo: que no habría habido los partidos de fútbol Madrid-Barcelona».

El expresidente del Congreso de los Diputados se ha declarado más optimista y ha señalado que ve imposible que se produzca esa situación con esos efectos tan negativos. «No soy pesimista, estaremos en mejores condiciones que en otras épocas. No se cuántas veces hubo que bombardear Barcelona.[…] Creo que esta vez se resolverá sin necesidad de bombardear Barcelona», ha dicho.

EL DIPUTADO DE ERC: «ES UN HIJO DE PUTA»

tarda_puig El diputado de ERC, D. Joan Tardá, calificó al político del PSOE como un «hijo de puta» tras conocer sus declaraciones.

29 Octubre 2011

¡Qué risa!

Pilar Rahola

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Qué poco sentido del humor tenemos los catalanes! Llega un venerable señor que vive de las glorias de antaño, y nos dice que ya no hará falta bombardear Barcelona –como otrora fue necesario– porque la unidad de España la resolverán de otra manera. Nada, que se han vuelto civilizados. Y vamos nosotros, pueblo susceptible, y nos ponemos como un basilisco. ¡Habrase visto gente tan rancia! Con la gracia que hace recordar que cada vez que Catalunya ha querido recuperar su soberanía, nos han caído unos cuántos bombardeos. Total, pelillos a la mar, que no vendrá de unos cuantos miles de catalanes muertos que ya nadie recuerda. El hombre también ha dicho que a España le habría mejor dedicarse a conquistar a los portugueses y no a los catalanes, y vaya por donde muchos catalanes habríamos agradecido tamaña decisión, porque si a ellos les habría ido mejor, a nosotros ni les cuento.

Y es así como este cachondo tipo, acuático y barbudo, se lo pasa pipa con las tragedias del pasado y el problema lo tenemos los catalanes porque tenemos la piel fina. No como ellos. Por ejemplo, si algún catalán o vasco descerebrado dijera que «ya no hace falta matar españoles porque la independencia la conseguimos de otra manera», el tal Peces-Barba se mondaría de la risa. Si es que la cosa tiene un salero y una gracia que no puede con su alma. ¿Por qué no nos reiremos los catalanes? ¿Por qué no aprendemos de otros pueblos con sentido del humor? Por ejemplo, Andalucía ha demostrado un sentido del humor grandioso, tanto que su Parlamento acaba de reprobar al bueno de Duran i Lleida por decir… ¿que hay que bombardear Andalucía?…, ¿qué nos habría ido mejor sin ellos?…, que… No. Por decir las mismas verdades que afirman los andaluces más lúdicos, como por ejemplo que los PER son una vergüenza para los jornaleros, condenados a no tener otra oportunidad que depender de la limosna del político de turno.

Pero como el Parlamento andaluz tiene un sentido del humor brutal, en lugar de reprobar a terratenientes como los Alba, (cuyas propiedades en forma de pueblos enteros quedaron reflejadas en el magnífico reportaje de ANTENA 3), reprueban a un catalán que les ha dicho cuatro verdades. Eso es gracia y salero. Los sosos de los catalanes, en cambio, nos enfadamos a la primera, incapaces de encontrarle la gracia al recuerdo de las agresiones bélicas que hemos sufrido. Siempre había pensado que ese era el problema catalán, la incapacidad de reírnos del humor negro. Suerte que siempre habrá un Peces-Barba de turno que, desde su tribuna de abuelo cebolleta, nos recordará nuestras limitaciones. Socialista de carnet, estoy segura que Rubalcaba le agradece sus palabras, porque a los socialistas les va tan bien en Catalunya que solo falta que nos recuerden los bombardeos. ¿Le ha mandado ya un jamón? Por supuesto de bellota, que es un padre de la Constitución…

30 Octubre 2011

Peces-Barba, catequesis y catalanismo

Xavier Sardá

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El viernes por la mañana los tertulianos de TV3 charlaban en torno a las declaraciones de Peces-Barba sobre Catalunya-España-Portugal. Me aburre la unanimidad sobre la ofensa, el insulto a Catalunya y todo eso. Emiten nuevas declaraciones de Peces-Barba excusándose y diciendo que era un contexto en el que se permitió hablar en broma.

Hay un momento en el que dejo de aburrirme, cuando un abogado dice por teléfono que el humor y la broma acaban donde empieza la ofensa de otro. A continuación, una tertuliana dice que no se puede hacer broma sobre temas conflictivos. De repente, lo de Peces-Barba ya no es para mí el tema. Una cosa es que nos indignemos (el que tenga tiempo) y otra muy distinta que acotemos los márgenes del humor.

Hay dos frases que son bastante atómicas. Vamos por la primera: «El humor y la broma acaban donde empieza la ofensa del otro».

Esta frase encierra en sí misma la ley del subjetivismo para limitar el humor, la broma y por lo tanto la libertad de expresión. Si el límite del humor es la ofensa de otro, los márgenes de maniobra se estrechan hasta lo inverosímil. ¿Cuántos se tienen que sentir ofendidos para limitar el humor y la broma que se pueda hacer sobre un tema? ¿Quiénes? Sentirse ofendido como límite a la permisividad ha sido y sigue siendo la trinchera de los intransigentes, los lapidadores y los integristas. Los que argumentan que no se puede ofender a nadie cierran el grifo de la vida creativa. Con la moral, pasa con como con el culo… cada cual tiene el suyo.

El Index del Vaticano existió hasta el Concilio Vaticano II. La Iglesia consideraba que determinados libros eran ofensivos e inmorales. En los países católicos fue dificilísimo conseguirlos. En la lista estabanRabelais, Lafontaine, Descartes, Zola, Balzac, Víctor Hugo, André Gide, Jean Paul Sartre… por citar algunos. No olvidemos desde otra óptica la caricatura de Mahoma, la condena a muerte deSalman Rushdie, o el gran lío que se montó en Túnez porque en unos dibujos animados aparecía la figura de Dios. A Franco le ofendía casi to.

Ahí esta el Código Penal, oigan. ¿Qué sería del Polònia? ¿Y de Els Joglars? ¿Y de Monty Python? La ofensa jamás debe ser un delito en un estado civilizado. Para ofender a alguien es necesaria su colaboración y para cometer una falta o un delito, no. La diferencia entre ofender a alguien o arrearle un tortazo es esencial. Otra cosa son los delitos contra el honor y la calumnia, ya tipificados.

La otra frase: «No se puede hacer broma sobre temas conflictivos». Es incluso más peliaguda. ¿Cuáles son los temas conflictivos? ¿Quién decide la lista? Aconsejo videoteca para ver el programa Vaya semanita y su humor brillante sobre ETA. Aconsejo la películaMalditos bastardos sobre los nazis y la segunda guerra mundial. ¿YCharlot parodiando a Hitler? ¿No son temas conflictivos?

Podemos criticar lo que ha dicho Peces-Barba sin ponernos moralistas ni catequistas del catalanismo. Si alguien nos ofende y creemos en la libertad de expresión, se argumenta hasta demolerlo, pero sin estrechar jamás los límites. Yo qué sé.

31 Octubre 2011

'Bwana', tierra entrañable

Francesc Marc-Álvaro

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Dado que no me gusta ser victimista ni tener la piel muy fina, no puedo más que celebrar la reciente y muy sincera aportación del señor Peces-Barba al debate sobre las relaciones Catalunya-España. No es habitual que los próceres de la transición nos ofrezcan el espectáculo de su pensamiento sin eufemismos ni subterfugios. Se agradece la claridad intelectual de este padre de la Constitución, un progresista de arriba abajo, un estudioso de los derechos humanos y un eminente socialista, presidente en su día del Congreso. Sus palabras han generado todo tipo de reacciones (incluida alguna adhesión entusiasta) y han culminado con una disculpa mediante carta a este diario, en la cual describe Catalunya como «tierra entrañable y amiga». Si hubiera citado a Maragall y Espriu, la epístola le habría salido más redonda.

Jordi Graupera acertaba de lleno el pasado sábado cuando identificaba el discurso de Peces-Barba como una reflexión sobre la propiedad. Los catalanes (y los portugueses hipotéticamente) somos la cosa poseída mientras la España castellana es el poseedor único e indiscutible. Recuerden que el ilustre jurista decía: «Si nos hubiéramos quedado con los portugueses y hubiésemos dejado a los catalanes». Como quien escoge manzanas y peras, ni más ni menos. De este sentimiento español de propiedad deriva –Graupera también lo hacía notar– la posibilidad de bombardear o no Barcelona, porque ya se sabe que con lo que es tuyo haces lo que quieres. Algunos ya sabíamos, desde hacía años, que una parte importante de las élites de Madrid tienen esta sofisticada cultura política sobre el hecho nacional y territorial; las declaraciones, tan divertidas, de Peces-Barba lo han mostrado con una gracia difícilmente superable. Deberíamos ir hasta la frustrada opa de Gas Natural sobre Endesa («antes alemanes que catalanes») para encontrar un momento tan brillante. Tomen nota de la moraleja: los esclavos obedecen y callan, no pueden decidir su destino ni, por descontado, disputar el poder y la riqueza al amo. Palo y zanahoria, nada más.

Ahora que la crisis económica pone en cuestión el concepto clásico de soberanía de los estados miembros de la UE, resulta de gran utilidad que todo un pensador del derecho mantenga que la relación de una parte de la ciudadanía de España con el poder central es la misma que la del esclavo con su señor, un objeto del que se saca una rentabilidad lo más alta posible. El gran negocio se acabaría el día en que el esclavo decidiera hacer su camino. Las cifras del déficit fiscal catalán (16.434 millones de euros) son elocuentes. Cada catalán pagó en impuestos al Gobierno central, el año 2009, un total de 2.256 euros.

Desde esta entrañable tierra saludamos al bwana Peces-Barba y le animamos a continuar con esta pedagogía que, sin duda, abrirá los ojos a muchos esclavos que todavía no saben que lo son.

31 Octubre 2011

Don Gregorio y los moderados

Antoni Puigverd

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Las frases del catedrático Peces-Barba me asaltaron en una habitación de hotel con las paredes enmoquetadas de dudoso color. Llovía mansamente. Había pasado la tarde trabajando en una biblioteca, desconectado de internet. Tomé algo en un bar y, ya en el hotel, mientras me enfundaba el pijama, encendí el televisor para enterarme de las noticias. La locutora explicaba que los líderes europeos seguían reunidos intentando pactar la enésima reparación del edificio común, que lleva meses amenazando ruina. El horno ya no puede resistir más bollos, me dije, precisamente en el momento en que aparecía en pantalla el rostro de un padre de la Constitución: «No sé cuántas veces hubo que bombardear Barcelona (…) Creo que esta vez se resolverá sin necesidad de bombardear».

El moderado está acostumbrado a estas tempestades emotivas. Es consciente de que el camino está plagado de espinas y sabe que las rosas, escasas, florecen ahora sin perfume. El moderado es consciente de que los extremos se tocan, de que los separadores y separatistas se necesitan. Pero llega un momento en que el moderado se harta de tragar sapos impropios. Apagué el televisor y contemplé a través de la ventana cómo la lluvia limpiaba el asfalto y lo transformaba en charol. Pensé en los prados del Pirineo sorbiendo por fin el agua con delectación. Imaginé el agua empapando los campos del Empordà o acariciando los sedientos olivares de las Garrigues. Y preocupado (nunca llueve a gusto de todos) por los problemas que podían tener los feriantes de las fiestas de Sant Narcís en Girona, abrí la novela que había estrenado: Retorno a la isla, de Linn Ullmann (Lumen).

Trata de un viaje de una mujer a la isla en la que reside su padre, Isak, un célebre intelectual, diversas veces casado, que vive lejos de la fama y el mundanal ruido. Erika creció con la madre. Apenas convivió con el padre unos veranos. La trataba como un problema: una niña en casa dificultaba su tarea creativa. Erika avanza sin estar convencida de la pertinencia del viaje, pensando a cada momento en volver atrás, evocando sus veranos de infancia y los primeros, oscuros, encuentros con amigos en el tránsito hacia la edad adulta. La novela es amable y dura a la vez. Las cicatrices están ahí. Las evoca con precisión. Sin dramatismo, sin azúcar nostálgico.

Al parecer Linn Ullmann, la autora, hija de la actriz Liv Ullmann, sublima en esta novela la relación con Ingmar Bergman, su padre. En un momento dado, Isak, al recibir por teléfono el anuncio de la visita de su hija, contesta: «No vengas, Erika. Lo único que haremos será mostrarnos corteses el uno con el otro; y esto es agotador para alguien de mi edad». Estaba en la cama leyendo esta frase y perdí el hilo de la novela: me vino de nuevo el agrio y negro humor del catedrático Peces-Barba.

Doy por comentadas sus palabras. Insistiré tan sólo en una idea: la imagen patrimonial que destila Peces-Barba hablando, no sólo de Catalunya, también de Portugal, está en los antípodas del patriotismo constitucional que supuestamente abandera la izquierda política y cultural española. La retórica con que desde la izquierda y el liberalismo intelectual se ridiculiza el nacionalismo catalán tachándolo de premoderno nunca ha servido para revisar la emoción romántica, de matriz castellana, que anida en la mayoría de los críticos. Para muestra, un botón.

Decía un defensor de Peces-Barba en La Vanguardia que nadie le perdonaría en Catalunya sus frases. Falso. Son legión los que en Catalunya han celebrado las referencias a bombardeos e intercambios territoriales. Las frases separadoras siempre son celebradas por los separatistas. El fracaso del modelo autonómico tiene muchas causas. Una de ellas es la incapacidad de los moderados para proteger el espacio de la lealtad. Don Gregorio destiló su incomodidad con la evolución de las cosas y dio rienda suelta a sus sentimientos de fondo: la patria es una cosa y sus propiedades otra. Se puede bromear incluso con las armas de conquista. ¿Cómo no lo van a celebrar los independentistas?

Los verdaderos perjudicados de sarcasmo emotivo del catedrático son los moderados catalanes: su camino se estrecha a ojos vistas. Como le sucede a Erika yendo a ver a su padre ensimismado, el gran problema de estos moderados es la respuesta de sus interlocutores en Madrid: «No vengas, moderado, lo único que haríamos sería mostrarnos corteses el uno con el otro, y es agotador». Si incluso un padre de la Constitución cree agotador comportarse con cortesía, ¿estaremos haciendo el ridículo los moderados catalanes manteniendo las formas y el rumbo?