6 junio 1920

La discusión en torno a la Real Orden para regular el precio de los periódicos alcanza a la prensa de Barcelona

Gresca entre el ABC y LA VANGUARDIA: «El Conde de Godó tiene un periódico como si fuera un yate, lo que pierda lo compensa con otros negocios»

Hechos

El 6.06.1920 el diario EL SOL publicó una carta del director de LA VANGUARDIA enjuiciando la actitud del diario ABC.

Lecturas

El periódico La Vanguardia de D. Ramón Godó Lallana, mantiene su oposición al Real Decreto sobre el precio de los periódicos acusa a Prensa Española, empresa editora de ABC presidida por D. Torcuato Luca de Tena Álvarez-Ossorio de estar realizando una ‘injerencia intolerable’, un editorial que será replicado por este desde ABC. El periódico de Prensa Española califica a El Sol, La Vanguardia y La Veu de Catalunya de ser ‘periódicos esquiroles’. Estos tres periódicos llegarán a ser suspendidos por dos días como sanción por tardar en aplicar la nueva regulación.

06 Junio 1920

Actitud de LA VANGUARDIA

Josep Escofet

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Mi distinguido amigo y compañero: Ayer decía EL SOL ocupándose del pleito periodístico de que tanto se ha hablado en estos días que los colegas LA LIBERTAD, LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA, HOY y LA ACCIÓN apoyan el criterio por usted sustentado, de que debe elevarse a 10 céntimos el precio de los periódicos, limitándose, si se quiere, el espacio destinado a texto y grabados; pero sin restringir en lo más mínimo el que se emplea en anuncios.

Mi deseo es que conste también la conformidad de LA VANGUARDIA, que si ha hecho oposición a otras fórmulas es porque con ella se le negaban los medios de poder subsisitr. Era, pues, para LA VANGUARDIA, cuya actual prosperidad implica el trabajo de cuarenta años, una cuestión de vida o muerte.

Y voy a demostrarlo, tomando como pretexto de un artículo que publicó ABC en su número del viernes último.

El Sr. Luca de Tena pone especial empeño en que reconozcamos todos sus compañeros y afirma, al final de su artículo que ‘nadie puede decir sin demostrarlo que ABC ha querido tener ventajas sobre los demás periódicos, cuando es notorio su sacrificio, reduciendo su publicidad al reducir el número de sus páginas”.

Por lo que afecta a LA VANGUARDIA, el compañerismo de ABC es un compañerismo de restricción, como la fórmula de los 13.000 centímetros cuadrados. Porque según las cuentas del Sr. Luca de Tena, que este mismo ilustre colega tuvo la bondad de exponerme verbalmente, la citada fórmula obligaría a suprimir ocho páginas de cuarenta que publica ABC como número máximo mientras LA VANGUARDIA tendría que reducir a catorce páginas las treinta y dos que actualmente tienen.

Ahora bien; las páginas de LA VANGUARDIA son de doble tamaño que las de ABC, de modo que suprimiendo 18, estas equivaldrían a 36 del nombrado colega. Tenemos por consiguiente, que el sacrificio impuesto por la fórmula de los 13.000 centímetros cuadrados representa una pérdida de páginas: ocho ABC y TREINTA Y SEIS LA VANGUARDIA.

Se creerá, de primera impresión, que esto es por efecto de la abundancia de papel que da al público este periódico y que, hechas las reducciones que dejamos expresadas, quedarían iguales el tamaño el ABC y LA VANGUARDIA. No hay tal cosa. Porque siendo 14 las páginas permitidas a LA VANGUARDIA, de doble tamaño que la de ABC, como lelvo dicho, representan únicamente 28; de modo que saldrían con páginas TREINTA Y DOS ABC y 28 LA VANGUARDIA.

Debese, además advertir que, por su peso e inferior calidad, el papel de LA VANGUARDIA vale la mitad menos que el de ABC y en consecuencia puede darse en una proporción del doble como lo damos sin arruinarnos, gracias a Dios y gracias también a los anuncios, que son necesarios para la vida de los periódicos como el aire para la vida de todos los seres que pueblan la tierra.

¡Se quería racionarnos el aire!

Sinceramente creo que, de prevalecer la fórmula de los 13.000 centímetros cuadrados, el compañerismo del Sr. Luca de Tena sólo habría podido manifestarse con ocasión de darme el pésame.

A usted, Sr. Aznar, mi adhesión reiterada y el afecto de su buen amigo y s. s. q. b. s. m.

José Escofet

08 Junio 1920

El compañerismo de LA VANGUARDIA de Barcelona y el de ABC

ABC (Propietario: Torcuato Luca de Tena Álvarez Ossorio)

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Es público y notorio – lo saben los directores de los principales diarios madrileños sin excluir EL SOL – que el Sr. Luca de Tena propuso la fórmula de limitar en los periódicos el espacio destinado al texto y no el de los anuncios. El director de LA VANGUARDIA fue informado por el Sr. Luca de Tena de las razones por las cuáles había sido rechazada por varios periódicos esta fórmula, y por qué ABC a pesar de convenirle en todos los conceptos había renunciado a ella. Y esta renuncia a favor de los demás y en perjuicio de los propios intereses en lo que llamaron por estas tierras compañerismo.

En cambio, el de LA VANGUARDIA, ahora, como cuando pactó con la Central Papelera, en perjuicio de la prensa de Barcelona, brilla por su ausencia. Si la fábrica de papel que posee LA VANGUARDIA le facilita este artículo a precio más bajo que el que pagan los demás periódicos, esa economía no es tanta que le permita hacer milagros. Y pruébalo el hecho de haber solicitado el anticipo reintegrable para poder vender sus ejemplares al precio a que los vende.

Fue acordada la dimensión de los 13.000 centímetros cuadrados, equivalentes a ocho páginas de EL SOL, EL LIBERAL y EL DEBATE, 12 de LA CORRESPONDENCIA, 14 de LA VANGUARDIA y 32 de ABC para igualar aproximadamente la superficie de EL SOL, LA VANGUARDIA y ABC a la de los demás periódicos que sólo pueden imprimir ocho páginas y que son la mayoría de los que se publican en España. Al fijar dicha limitación no se tuvo en cuenta la conveniencia de ABC – repitámoslo una vez más, para que se entere LA VANGUARDIA – puesto que nuestras máquinas nos permiten imprimir hasta 72 páginas por número. Y si ABC, pudiendo imprimir números de 72 páginas y teniendo una publicidad cuyo importe es superior a la de LA VANGUARDIA se prestó a reducir el tamaño de sus números a 13.000 centímetros – que es la misma limitación que se le pedía a LA VANGUARDIA – resultará de modo indudable que ABC sacrifica sus intereses a favor de sus compañeros y que LA VANGUARDIA se niega a realizar idéntico sacrificio invocando su derecho a publicar diariamente 32 páginas de gran tamaño, que ocupan 28.000 centímetros cuadrados de papel. Es decir, LA VANGUARDIA solicita poder dar diariamente más del doble de la cantidad de papel que de ABC, aún sabiendo, como sabe, que su publicidad importa mucho menos que la muestra. Y este compañerismo de LA VANGUARDIA no lo agradecerán seguramente los periódicos que, por razón de su maquinaria, sólo pueden hacer normalmente ocho páginas que ocupan 13.000 centímetros cuadrados de papel, según queda dicho.

Habla también LA VANGUARDIA de que el papel de ABC vale el doble que el empleado por ella. No es exacto. El kilo de papel de ABC valía el año 1914 poco más o menos lo mismo que el de LA VANGUARDIA y actualmente su valor es el que fija la comisión arbitral del ministerio de Hacienda que es igual para todos los periódicos. Y valiendo aproximadamente lo mismo el papel usado por ABC que el de LA VANGUARDIA, no podemos explicarnos cómo este periódico da 32 páginas sin arruinarse. Si el secreto de que se vale para realizar este milagro lo hiciese público, toda la Prensa española le quedaría eternamente agradecida.

En tanto que no demuestre lo contrario creeremos que el secreto del aparente milagro de LA VANGUARDIA consiste en que al conde de Godó, su propietario, por permitirse el lujo de tener un gran periódico, como podría tener un yate de recreo, no le importa perder con él varios millares de pesetas al año, ya que de la pérdida le compensan sobradamente las ganancias de otros negocios industriales.

Y allá va un cálculo para que lo rectifique LA VANGUARDIA si no es exacto. Pesan sus 32 páginas 118 gramos, que al precio de 150 pesetas, los cien kilos – que es el que paga EL LIBERAL de Barcelona, cuyo papel en peso y en calidad es análogo al de LA VANGUARDIA – valen 17 y medio céntimos de peseta. LA VANGUARDIA, según nos indicó su director, imprime 100.000 ejemplares al día y suponemos que gasta en redacción, corresponsales, servicio telegráfico, imprenta administración, etc, lo que nosotros: 4.000 pesetas diarias. Estas cifras dan el siguiente resultado.

Papel para 100.000 ejemplares, a siete y medio céntimos el ejemplar – 17.500 pesetas

Gastos de redacción, imprenta, etc. – 4.000 pesetas.

Sumando los gastos – 21.500 pesetas.

Venta de 100.000 ejemplares a seis céntimos – 6.000 pesetas.

Pérdida al día – 15.500 pesetas.

Pérdida al año (313 números), 4.851.500 pesetas.

Supongamos que LA VANGUARDIA tiene dos millones de pesetas de publicidad al año – nosotros aseguramos que no los tiene – y supongamos también – que ya es suponer – que el papel que emplea, de análogo peso y calidad al de EL LIBERAL, le cuesta un millón de pesetas menos que a este periódico, y resultará que aún pierde 1.851.500 pesetas anuales. Y siendo esto cierto, ¿en virtud de qué derecho pretende LA VANGUARDIA publicar diariamente 32 páginas cuando industrialmente no puede hacerlo?

El Estado anticipó a la mayoría de los periódicos españoles, incluso a LA VANGUARDIA, varios millones de pesetas para que pudieran, sin alterar su precio, realizar la propaganda de sus ideas durante los difíciles años de la guerra. El Estado español tiene, por tanto, un perfecto derecho a intervenir en la vida de los periódicos y a evitar su ruina para poder seguir cobrando, como hasta ahora el reintegro del anticipo.

Y LA VANGUARDIA pretende, por lo visto, arruinarse y arruinar a la Prensa, haciendo lo que nadie puede hacer. De ahí que sus reclamaciones no tengan valor alguno mientras no demuestra que es posible publicar 32 páginas de su tamaño sin perder anualmente una fortuna.

10 Junio 1920

Los cálculos de ABC

LA VANGUARDIA (Propietario: Ramón Godó, Conde de Godó)

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Tornando pie de la carta de uno de los directores de LA VANGUARDIA, con ocasión de hallarse en Madrid, dirigió a EL SOL y que este periódico publicó en su edición del pasado lunes, nuestro colega madrileño ABC inserta, en su número llegado ayer a Barcelona, un artículo asegurando nada menos que nosotros pretendemos arruinarnos y arruinar a la prensa. De las afirmaciones de ABC se desprende, además, que al propietario de LA VANGUARDIA debe aquejarle una prodigalidad tan fantástica que casi raya en la locura. No hay duda de que la pretensión de ABC, al intentar que el público dé crédito a semejantes disparates, es todavía mayor que la que nos imputa a nosotros.

El medio de que se vale ABC para dar una apariencia de verosimilitud a sus indemostrables afirmaciones, es de un aritmetismo pueril. Todos sabemos que las cifras, cuando no son matemáticamente ciertas, resultan lo más equívoco y engañoso que pueda darse en el mundo. Y ABC, en este caso, maneja los guarismos con la misma ligereza y con el mismo fin que el prestidigitador de naipes.

‘Allá va un cálculo’ dice ABC ‘Supongamos que LA VANGUARDIA’ tiene tales ingresos; supongamos que debe subvenir a tales gastos. Supongamos eso, lo otro y lo de más allá. Y de suposición en suposición, resulta que ABC va alineando sumandos a su gusto y medida y luego – naturalmente – saca las cuentas que le da la gana. Convengamos en que esta especie de juego aritmético podrá ser muy distraído, muy fácil, muy cómodo, hasta muy engañador. Será todo lo que se quiera; pero jamás aunque se empeñe ABC, llegará a ser un verdadero cálculo ni una cosa seria.

No es cierto, como afirma el colega madrileño, que la publicidad de LA VANGUARDIA importa mucho menos que la de ABC. Este asegura que LA VANGUARDIA ‘no tiene dos millones de pesetas de publicidad al año’; nosotros, por el contrario, aseguramos a ABC que no le cederíamos nuestra publicidad anual por esa cifra, y en cambio dudamos mucho de que sus propios anuncios lleguen a alcanzarla. Tampoco es exacto que el papel, gracias a la organización que representa nuestra fábrica exclusiva, cueste a LA VANGUARDIA al precio que le señala gratuitamente ABC. Nuestros gastos de redacción, imprenta, etc., no se parecen en nada a los que ABC nos asigna con su tutelar omnisciencia. Ni uno solo de los cálculos parciales de ABC es exacto. No es, pues, de extrañar, una vez establecidos tan disparatados sumandos, la enorme inexactitud de la suma total. Cuando ABC, impulsado por sus propios errores de cálculo, llega forzosamente a la conclusión de que LA VANGUARDIA debe perder 4.851.500 pesetas al año, ni una más ni una menos, la tentativa aritmética se convierte en un cuento de ‘Las mil y una noches’. El propio ABC parece alarmarse ante esa pérdida anual de LA VANGUARDIA; y casi movido de lástima, algunas líneas más abajo da otro ‘pase de cálculo’ y nos hace el favor de comunicar a sus asombrosos lectores que sólo perdemos, en realidad, pesetas 1.851.500 anuales. Agradecemos la rebaja; pero, afortunadamente no perdemos ni eso.

Nos repugna tener que ocuparnos de estas pequeñas combinaciones de polémica pequeña, porque no encajan con nuestras costumbres periodísticas. Nosotros, aunque ABC suponga lo contrario, preferimos el verdadero compañerismo, la amistad profesional, franca y sincera, y la armonía entre todos los ´órganos de prensa española. Y queremos abrigar la esperanza de que la cordura, el interés colectivo y la serenidad acabarán por imponerse, dando al actual pleito periodístico una solución que nos devolverá a la concordia y a la buena correspondencia que LA VANGUARDIA no ha deseado jamás perturbar, antes bien confía ver pronta y satisfactoriamente restablecidas.