24 agosto 2001
El hecho de que la modelo noruega vaya a ser la acompañante oficial del heredero a la Corona española en la boda de Haakom confirma los rumores de una relación formal entre ambos
Guerra entre los columnistas de ABC, Juan Manuel de Prada y Alfonso Ussía por la relación entre el príncipe Felipe y Eva Sannum
Hechos
En agosto de 2001 D. Juan Manuel de Prada y D. Alfonso Ussía mantuvieron un diálogo a través de sus artículos en el periódico ABC.
Lecturas
Como antes que él, D. Carlos Seco Serrano, D. Alfonso Ussía desaprueba que Dña. Eva Sannum pueda convertirse en futura Reina de España.
23 Agosto 2001
Una chica corriente
24 Agosto 2001
El vuelo del moscón
25 Agosto 2001
Mosconeando
26 Agosto 2001
El moscón se posa
Querido y admirado Juan Manuel de Prada: el moscón se posa por aburrimiento, pero antes de hacerlo, permite que te zumbe en los oídos un último vuelo efímero, sincero y afectuoso. El moscón se posa, entre otras razones, porque el motivo de su presumible molestia no ha sido todavía confirmado, y conocedor de sus limitadas fuerzas, prefiere guardar para el futuro, por si necesario fuera, las pocas energías que le restan.
No he pretendido ofenderte emparentándote con caterva alguna de plumíferos distantes de tu valía e incuestionable talento. He comparado tu escasa cautela con la pasión de aquellos escritores que, por diferentes causas, se sintieron un día arrebatados por el influjo mágico de determinadas personas Reales. No puedo representar la facción de Pantócrator, la defensora de lo antiguo, en un debate de por sí pantocrático. Nada más antiguo que la Monarquía, que por mucho y bien que se adapte – y lo ha hecho – a los tiempos y costumbres modernas, se basa en orígenes, legitimidades y eslabones dinásticos que nada tienen que ver con la innovación y la moda.
La búsqueda de la modernidad no comprende siempre la aceptación del todo y la eliminación de las distancias. Los reyes lo son, entre otras causas, porque existe y se establece de común acuerdo entre la soberanía Real y la soberanía popular una distancia marcada por la costumbre. Una separación consuetudinaria que garantiza su continuidad. He escrito, en efecto, que no me gustaría como Reina de España una señorita que ofrece “un surtido repertorio de fotografía luciendo lencería fina”. Nada hay de ofensivo en ello, y menos de insultante. Creo de sentido común opinar que una reina exhibida en bragas no ayuda a sostener la magia de la distancia ni la solemnidad escénica – artificial en ocasiones, pero siempre recomendable – propias de una institución. ¿Te figuras querido Juan Manuel, a un cardenal papable previamente dedicado a la publicidad de camisetas y calzoncillos? Respeto profundamente a las modelos, pero no considero su profesión un antecedente propicio para reinar en una nación tan caprichosa y cambiante como la nuestra. Aquellos que defienden su bello paisaje de lencería fina – y no me refiero a ti – serán los primeros en despedazarla al primer fallo.
Me afeas un desvío conceptual de esa lealtad. “La lealtad – escribes – no consiste en usurpar la decisión de un Príncipe que siempre ha mostrado clarividencia”. Nada tan lejano a mi intención que el ejercicio de usurpar decisiones y menos aún de un Príncipe clarividente. Quizá en algunos rasgos de su personalidad no lo sea tanto. Al menos, en su capacidad de elegir influencias y cercanías, su clarividencia, merece, al menos, el digno aprecio de la duda. Quizá sea pantocrático en la defensa – de ahí que la usurpación resulte imposible – de una limitada libertad en las decisiones del Príncipe, pero es lo que hay. He escrito, y lo mantengo, que la libertad individual y colectiva que la Constitución y la Corona nos garantizan no alcanzan a dos españoles. El Rey y el Príncipe de Asturias. Y me reafirmó en mi opinión. Para compensar sus libertades reducidas ahí están sus largos privilegios que todos defendemos y muy pocos discuten.
Me señalas como falsificador de datos, y te basas en una divertida encuesta publicada por el diario EL MUNDO en la que más del sesenta por ciento de los encuestados veían con buenos ojos ‘la coronación’ (sic) de Eva Sannum. No mencionas que, apenas un mes después, ese mismo diario publicó el resultado de una segunda consulta con unos resultados decididamnete enfrentados a los primeros. Te refieres en tu artículo a Carlos Seco Serrao, y usas de una frase con intención preocupante. Mucho más preocupante que mis argumentos traspilados. La Tercera de ABC del ilustre historiador y académico, que sobrevolaba pasiones y enconamientos, supuso una lección magistral de lo que debe ser un Príncipe.
El problema no es Eva Sannum, querido Juan Manuel de Prada. El problema nos lo ha creado a todos los españoles – no seamos tan soberbios reduciendo este debate a tu opinión y la mía – quién ha sido formado y educado para no crear problemas. Pero mientras se mantenga en una posibilidad no confirmada, el moscón se posa y, con el mayor afecto y admiración, te abraza.