19 enero 1996

Cita a Carlos Semprún - que lo acusó de espía de la URSS -, Pablo Sebastián o José Luis Gutiérrez

Haro Tecglen critica desde EL PAÍS como es atacado por articulistas de EL MUNDO, ABC y DIARIO16 ‘perreros del señorito Aznar’

Hechos

En su artículo del 14.1.1996 en el diario EL PAÍS el columnista D. Eduardo Haro Tecglen enumeró a los columnistas que le habían criticado en la prensa durante un solo fin de semana.

Lecturas

El día 14 de enero de 1996 varios periódicos publicaron ataques contra el columnista de EL PAÍS, D. Eduardo Haro Teccglen.

Por ejemplo en el artículo de EL MUNDO de ‘Aurora Pavón’ (D. Pablo Sebastián), se leía lo siguiente:

La AEPI ha pasado de la conjura republicana, a la conspiración judeomasónica y de ahí a ser amigotes del PP, partido monárquico y catolicón, como dice Haro Tecglen, el hermano comilón del alemán Guido Brunner, el de los convolutos. (Aurora Pavón)

El mismo día 14 en el diario ABC, D. Carlos Semprún Maura publicaba también una dura referencia al Sr. Haro.

El faux monnayer Haro Tecglen unía no hace mucho en un mismo homenaje rojo, las tumbas de Federica Montseny y de Dolores Ibarruri, como si hubieran sido compañeras del alma, cuando la ‘Pasionaria’ tenía como pasión esencial el odio a los anarquistas, a los poumistas y a todos los que no comulgaban con las ruedas del molino de Stalin. (…) Haro Tecglen escribe que él siempre ha sido rojo, pero nunca miembro del PC. Mentira. Mentira además inútil, porque somos varios en saber que lo fue (y no todos renegados, como yo). Por ora parte, eso nto molesta, al revés, en EL PAÍS, o en sus tertulias radiofóncias. Se comprende mejor que niegue haber sido confidente de la Embajada sociétiva en París. Esta es una actividad que siempre se oculta. Su ocultación forma parte de los convenios colectivos del gremio. Nadie se imagina a Haro Tecglen o a Tuñón de Lara, poniendo anuncios que rezan: ‘Espía jubilado busca señorita alpinista para ayudarle a trepar los últimos tramos de la vida’. O algo por el estilo. (Carlos Semprun Maura).

En su artículo ‘Cave Canem’ de EL PAÍS del día siguiente respondía a esos y a otros ataques que se habían producido días antes. A parte de hacer memoria del ‘caso Bergamín’.

CAVE CANEM

Eduardo Haro Tecglen, EL PAÍS, 15-1-1996

Bergamín, Gerardo Diego, tendrían cien años. Pasan un poco inadvertidos; sólo les recuerda ABC a quién gusta mucho el rojo muerto. Gerardo no lo era, sino franquista (de paso) y queda inadvertido para los rojos vivos. Gerardo Diego fue uno de los más grandes del 27 además de su antólogo y de su exaltador: no tuvo celos. Bergamín sí fue un rojo raro y católico, y tuvo que emprender su segundo exilio, veloz y asustado, lo debió a un artículo de Juan Ignacio Luca de Tena en ABC, quizá con algún apoyo literario de Luis Calvo – a quien tanto quise – llamándole asesino.

También era extraño y cada vez comprendo más su gesto final de morir en el País Vasco envuelto en la ikurriña sólo por no ser español. Es un gran fastidio que se renueva unas cuantas veces en una vida humana: una de ellas, en vísperas electorales. Cuarenta y nueve días son muchos: quisiera dormir y despertar el 4 de marzo para ver a Aznar convocando a La Moncloa a las fuerzas sociales (es la forma políticamente correcta de hablar de sindicatos y patronales sin decir nombres molestos). Mordisquean ahora demasiado los gozquezuelos. Unos y otros. Se encarnizan con el infeliz vagabundo.

Con éste, el domingo (que tiran algo más sus periódicos: por los colorines, no por ellos): Carlos Semprun en ABC; Sebastián (Pablo: el andrógino que firma Aurora Pavón) en EL MUNDO. Días antes: Armas Marcelo en un recuadro, su heterónimo Juan Palomo en una columna (en ABC). José Luis Gutiérrez (el Guti) en DIARIO16. Utilizan desde el psicoanálisis freudiano (el peso de mis muertos, de mis sombras) hasta la acusación renovada de confidentes de la Embajada soviética en París: y la lealtad a mis amigos vivos. Y hacen el juramento de renegado, valga lo que valga, de que fui militante del PCE. Cito a todos para que se vea en qué Estado vivimos, en qué exaltación. Y no desmiento nada: si no fui militante comunista, ayudé a ese partido contra Franco más que ellos, y a veces contra ellos. Fui más útil (y menos tonto y malo) que algunos militantes y dirigentes, con sueldo de liberados, que fueron, en su seno, el áspid de la traición. (Calderón, Shakespeare). Eso sí, nadie podrá decir que el flautista ha traicionado (‘le jour de flute a trahí Brassens). Les cito por cuanto me honra (sólo a mí) que esos sujetos me tomen por enemigo, por bestia a la que abatir. Por si acaso estorba a su señorito Aznar, a sus perreros mayores. A los que echan la bazofia en las gamellas convenientes.

El Análisis

Bazofia y pasado

JF Lamata

Seguramente hace bien el Sr. Haro Tecglen a hablar de bazofias para alimentar, porque, ciertamente, en los medios de comunicación hay muchos que alimentan a base de bazofia, no sé si tanto para complacer a sus señoritos políticos, o para complacer a lectores apasionados por la bronca deseosos por ver sangre, como cuando los gladiadores. El Sr. Haro Tecglen, que no acostumbraba a responder, cita a D. José Luis Gutiérrez (con el que ya había polemizado en 1992), a D. Pablo Sebastián, a D. Juan Palomo, a D. Juancho Armas Marcelo y a D. Carlos Semprún Maura. Pero el que de verdad le sacó de quicio era este último, el Sr. Semprún en ABC, el resto le había descalificado planamente, pero el Sr. Semprún había sacado a pasear el tema de que el Sr. Haro Tecglen había trabajado para la embajada de la dictadura de la Unión Soviética (URSS). El propio Sr. Haro Tecglen había reconocido haber colaborado con el PCE en los años cincuenta – época en la que el PCE era el satélite de la URSS en España. Nada tenía que abochornarse, se jugó el cuello haciéndolo. Y poco le tenían que echar en cara los de la derecha, por si el Sr. Haro simpatizaba con la dictadura soviética, sus rivales de enfrente apoyaron en masa la dictadura franquista. Pero el caso es que le molestó que se lo sacara, quizá por motivos estéticos y el Sr. Semprún y él estarían polemizando durante un año por aquel tema.

Es igualmente revelador que el Sr. Haro comience su artículo sacando el tema del ‘caso Bergamín’, el intelectual que tuvo que huir de España tras ser señalado por un artículo de ABC. ¿Acaso está insinuando que sus rivales, como el Sr. Semprún pretendían señalarle para fuera él quien ahora tuviera que abandonar el país?

J. F. Lamata