21 noviembre 1933

La izquierda se moviliza para que el partido más votado, el liderado por José María Gil Robles, no toque el poder por considerar que es un partido contrario al sistema de la II República

Elecciones Legislativas 1933 – La II República trastocada: victoria de la derecha de la CEDA y el Partido Radical

Hechos

El 19.11.1933 se celebraron las segundas elecciones legislativas de la II República en la que ganaron las formaciones de la derecha.

Lecturas

En noviembre de 1933 se celebran las segundas elecciones legislativas de la II República, tan sólo dos años después de la primera por forzarse un adelanto electoral. Si las primeras elecciones, las constituyentes de junio de 1931, fueron un triunfo para los partidos que entonces formaban parte del Gobierno recién constituido tras la caída de la monarquía, en esta ocasión el resultado ha sido el contrario: un triunfo para los partidos de la oposición, al ser los partidos más votados la CEDA (derecha no republicana liderada por D. José María Gil Robles Quiñones desde) y el Partido Radical (partido antimarxista de D. Alejandro Lerroux García excluído del poder al inicio del bienio azañista en diciembre de 1931).

REPARTO DE ESCAÑOS POR PARTIDOS:

  • Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) – 115 escaños
  • Partido Radical – 102 escaños
  • Partido Socialista Obrero Español – 58 escaños
  • Renovación Española – 37 escaños
  • Partido Agrario – 36 escaños
  • Lliga Catalana y PNV – 36 escaños
  • Republicanos de centro – 27 escaños
  • Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA) – 6 escaños
  • Acción Republicana – 5 escaños
  • Partido Radical Socialista – 5 escaños
  • Partido Comunista de España – 1 escaño
  • Falange Española – 1 escaño

REPARTO DE ESCAÑOS POR BLOQUES

  • Republicanos de izquierda (izquierda) – 93 escaños
  • Republicanos de derecha (centro) – 165 escaños
  • No republicanos (derecha) – 188 escaños

GIL ROBLES Y LERROUX, GANADORES DE LAS ELECCIONES

gil_robles_gran_vialerroux El líder de la CEDA, D. José María Gil Robles Quiñones y el del Partido Radial, D. Alejandro Lerroux García, han sido los dos ganadores morales de las segundas elecciones legislativas de la II República. A pesar que su postura ante la república es diferente: el Partido Radical apoyó la llegada de la II República con entusiasmo, mientras que el partido principal de la CEDA, Acción Popular (antes Acción Nacional) parece recelar de ellas. Ambos partidos coinciden en su anti-marxismo y anti-socialismo.

El Jefe de Estado no se atreverá a nombrar Jefe de Gobierno al Sr. Gil Robles Quiñones (el más votado) por el recelo que causa que no sea republicano, y optará por nombrar nuevamente Jefe de Gobierno al Sr. Lerroux.

DERROTA MORAL DE MANUEL AZAÑA

azana_sombrero El que fuera presidente del Gobierno durante el primer bienio de la II República ha sido el más castigado electoralmente en los comicios. Su partido, Acción Republicana, apenas ha sacado cinco escaños.

EL RENACER DE JOSÉ CALVO SOTELO

calvo_sotelo_BN Los 37 escaños obtenidos por la formación monárquica Renovación Española, son un éxito para la figura más destacada de este partido, el ex ministro de la dictadura D. José Calvo Sotelo, que tras haber tenido que exiliarse por el intento del Gobierno Azañista de encarcelarle, ahora vuelve a la primera fila política por la puerta grande del acta. También el encarcelado (y luego fugado) D. Juan March, ha logrado sacar su acta de diputado.

CAYETANO BOLIVAR, EL PRIMER DIPUTADO COMUNISTA

cayetano_bolivar Los resultados de las elecciones legislativas han supuesto una victoria total para las derechas y una nueva derrota para el PCE que ha obtenido unos resultados muy discretos en líneas generales. Sin embargo, los comunistas han obtenido un premio de consolación: 1 diputado, por Málaga, D. Cayetano Bolivar Escribano, que se convierte en el primer diputado comunista (PCE) de la historia de España. Se da la circunstancia de que Bolivar estaba en prisión, con lo que acaba de conseguir la inmunidad parlamentaria, el éxito de Bolivar se debe en parte al apoyo que recibió en Málaga de círculos socialistas.

Más discretos fueron los resultados electorales de los líderes del PCE, que obtuvieron pobres resultados, por Madrid el resultado fue el siguiente:  D. José Díaz – 15.364 votos, Dña. Dolores Ibarruri “La Pasionaria” – 13.547 votos y D. Jesús Hernández – 16.311 votos.

JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA, DIPUTADO FALANGISTA

JoseAntonioPrimo D. José Antonio Primo de Rivera, el hijo del ex dictador D. Miguel Primo de Rivera (fallecido) ha sido elegido como único diputado, de Falange Española, por lo que por primera vez habrá un diputado de corte fascista en Las Cortes.

Al igual que la legislatura anterior, tampoco esta composición de Cortes podrá finalizar su mandato pues, nuevamente, se producirá un adelanto electoral y habrá nuevas elecciones en febrero de 1936.

21 Noviembre 1933

¿Para qué va a servir el triunfo de las derechas?

AHORA (Director: Luis Montiel)

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Han triunfado las derechas; no vale regatearlo. La división de los republicanos, el voto de la mujer y la reacción del país contra la política extremista de la coalición que ha gobernado durante dos años han sido las causas precisas y fatales de este contragolpe que señalábamos días atrás- Las reacciones primarias de las masas dieron el triunfo a la República el 12 de abril y hoy la derrotan. Digan lo que quieran los panglosianos republicanos, pongan las esperanzas que quieran en la unión de las izquierdas para el ballotage, lo cierto y verdad es que el triunfo de las derechas coligadas ocasiona un quebranto serio al régimen, cuyas consecuencias son de momento imprevisibles.

Y no es que consideremos que el triunfo de las derechas haya de ser temible. Este triunfo debió ser por el contrario, el suceso más feliz que podrían desear los buenos españoles amantes de su Patria, deseosos de una instauración definitiva del orden y de la paz social. Pero no lo es. ¿Será necesario repetir por qué?

Día tras día venimos diciéndolo en estas columnas. La coalición derechista, formada con enemigo jurado del régimen, no puede ofrecer a España una solución viable para los problemas nacionales. Al día siguiente el triunfo, como preveíamos y veníamos señalando, las fuerza de las derechas victoriosas tienen que estar sobrecogidas por la terrible responsabilidad en que han incurrido. Bien se refleja este estado de ánimo en las palabras pronunciadas ayer mismo por alguno de sus líderes y en la actitud de su Prensa. Al triunfo no ha seguido la confiada y optimista ejecución de un plan, sino la confusión de los que no se hallan en postura propicia para recoger los frutos de la victoria.

¿Qué pueden hacer las derechas triunfantes? De momento, para salir del peligroso estado de confusión en que el país queda sumido por su triunfo no tienen más que un camino – el que desde hace tiempo les veníamos señalando tan constante como infructuosamente – abreviar los trámites de conciencia o de amor propio – de todo hay – que les ha impedido hasta ahora hacer una declaración al acatamiento al régimen. Mientras este hecho no se produzca no harán más que poner en peligro la vida del país inútilmente. ¿Qué esperan? ¿Sueñan todavía con que es posible encender la Guerra Civil en España? ¿Es que no les dice bastante el hecho de que los candidatos de la coalición de derechas que han obtenido más votos en Madrid hayan sido precisamente los que una y otra vez han hecho pública declaración de que no tienen ningún impedimento para gobernar con la República? ¿No ven cómo los monárquicos declarados e irreductibles de esa candidatura han quedado relegados a un segundo término? ¿Es que la mayoría obtenida por los socialistas en Madrid no les dice con harta elocuencia que sólo por el trámite previo de una revolución triunfante y la instauración de una dictadura podrían imponer a esas masas una restauración monárquica? ¿Tienen todavía alguna duda de que para tomar el Poder por encima de los trámites constitucionales y prescindiendo del acatamiento al régimen habrían de hacer frente a una huelga general revolucionaria?

¿Qué esperan entonces? Cada hora que pasa es una posibilidad de hacer fructífero el triunfo que pierden. Mientras las derechas españolas sigan encadenadas a ese monarquismo sentimental que las incapacita para la función de gobernar no harán más que perturbar la vida del país y prolongar este momento de confusión por el que hoy pasamos.

Las elecciones lo han dicho con toda claridad. No hay en España más que una mayoría conservadora – no monárquica – pura y simplemente conservadora, y una fuerte minoría, irreductible por procedimientos de violencia que es el socialismo organizado. O las fuerzas conservadoras se ponen a gobernar la República, o la seguirán gobernando los socialistas. Esta es la opción.

Una vez más reiteramos nuestro consejo a las derechas. Rompan amarras con los monárquicos que la llevan al callejón sin salida de la oposición sistemática por tiempo indefinido y sin la esperanza de hacer en muchos años nada verdaderamente constructivo y francamente beneficioso para el país. Si el triunfo de las derechas ha venido a evidenciar esta convicción que nosotros tenemos hace dos años y medio y sirve para imponerla al fin, no tendremos entonces que lamentar el triunfo de las derechas, nosotros que, precisamente por derechistas y conservadores, estábamos en el trance de considerar su triunfo como un acontecimiento desastroso para la Patria.

21 Noviembre 1933

Nos alegraremos de que cambien las normas de gobierno, pero nosotros propugnamos la sustitución del Estado liberal

LA NACIÓN (Director: Manuel Delgado Barreto)

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Afortunadamente ha cambiado el aspecto general de la política. De eso se trataba. El designio único se ha logrado. Quienes explotaban el truco que queríamos provocar un cambio de régimen mentían a sabiendas. Claro está que, como ha dicho con mucha gracia EL SIGLO FUTURO, si el Sr. Rico Avello fuese marqués de Hoyos hoy sería 13 de abril. El 12 de abril votó el 35% del censo en una lucha de carácter administrativo y localista. Ahora sin embargo ha votado el 85% en una lucha de carácter legislativo y nacional. Pero de todas maneras nosotros no creamos el problema político. No lo hay. Nos importa destacar la enseñanza positiva e indudable de las elecciones y es que el resultado obtenido marca con diafanidad el cambio absoluto que deberá producirse en las normas futuras de gobierno.

Por lo que respecta a este periódico, y a lo que el periódico representa, no aspirábamos por el momento, nada más que a hacer la República un poco habitable. Queríamos que se reparasen los agravios y las inquidades peores, las injusticias y los atropellos de mayor volumen. Y para cumplir lealmente ese propósito primordial sacrificamos a veces en dramática pugna con la propia conciencia, convicciones sentimientos e intereses. Nadie pondrá en duda la inatacable rectitud con que procedimos.

Pero cumplida ya esta obligación de patriotismo, desde este mismo momento recabamos nuestra libertad de acción, y decimos que no tenemos nada que ver con todo lo que suponga colaboracionismos, arreglo político, transigencia… NO, nuestra significación es diáfana. Somos contrarios al parlamentarismo. Somos enemigos del Estado liberal. Defendemos la política que conduzca al Estado corporativo, sin la base del voto inorgánico; a un Estado de jerarquías, de trabajo, totalitario, unitario, autoritario, que ponga por encima de todos los valores políticos la idea y el sentimiento de la nacionalidad, libre de luchas de clase. Nosotros seguimos defendiendo, en fin, las doctrinas fascistas, que son las que salvarán al país, mejorando la condición del proletariado, acrecentando la riqueza y asegurando la paz. Decimos fascistas porque no hay todavía en castellano una palabra que exprese de forma más adecuada nuestras convicciones.

Con absoluta claridad, pues. Nosotros no engañamos a nadie. No nos hemos pasado la vida predicando que el Estado liberal ha provocado la ruina de España para participar ahora en la tramoya que será el fondo siquiera cambie la forma, tan indigna como siempre. No. Acabó la lucha. Y al acabarl a lucha decimos que el sufragio universal es una farsa, una mentira, una iniquidad; que, por sufragio universal crucificaron a Cristo, y que un pueblo impresionable tan pronto será derechista como izquierdista y el Estado estará a merced de la epilepsias esporádicas. Agregamos que son una burla los principios de la titulada democracia, y que nosotros no nos ponemos al servicio de eso y propugnamos la implantación del Estado nacional, del Estado fuerte, donde impere la sindicación y prevalezcan el trabajo y la autoridad. Y como remate – no hay para qué decirlo – el mando único, con caracteres de continuidad.

Nos importa afirmar; mejor dicho recordar nuestra posición irreductible, aunque serenamente mantenida, antes de que los acontecimientos nos pongan en el trance de hacerlo como a remolque.

05 Diciembre 1933

El hombre del día – José María Gil Robles

ABC (Director: Juan Ignacio Luca de Tena)

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Rara vez esta sección periodística ha podido emplearse con más perfecta adecuación al hombre y a la oportunidad. Acaso lo único impropio por insuficiente del título que la ampara sea reducir a un día la actualidad de una figura que desorbita de la jornada que vivimos. José María Gil Robles resulta hoy hombre del día como condensación y fruto de muchos días que hubieran podido tener también sus hombres, que los tuvieron – bien siniestro, por cierto – en la izquierda, pero de los que, por causas diversas, careció la derecha; días de revolución, propicios a los encogimientos medrosos, turbios días de dura pelea, en que el palenque de los paladines aparecía desierto; no estos días, ya claros, en que la pelea está decidida y entrevista la victoria definitiva. José María Gil Robles es el hombre del día en que estamos, porque lo fue de estos dos años y medio, gracias a él fecundos o, dicho con más propiedad, aprovechados por él como por quien canaliza los torrentes desbordados y las torna fertilizantes. Esto hizo Gil Robles con la reacción que en el espíritu español determinó el bienio por tantos conceptos nefando y, sólo por, este bendito.

Porque Gil Robles – cuya semblanza huelga, de tan vigoroso relieve como le presta la notoriedad de su obra – ha sido hasta ahora el único caudillo de las derechas españolas que ha actuado con eficacia plena en la política nacional. Sin él, aquella reacción de los sentimientos y de las convicciones de una raza, vejada por la abyección de una dictadura incivil, se habría disipado en dispersos brotes estériles y en movimientos inorgánicos. Si las dotes de organizador de Gil Robles – que exceden a los mayores encarecimientos – su talento político y su incansable labor, encendida en fervores patrióticos, se hubieran inclinado, en una propaganda de la que no hay precedentes, hacia la defensa del régimen republicano, se habría perdido en España toda esperanza en una restauración de la monarquía y de los principios con esta consubstanciales. Como si antes de ahora las campañas de Gil Robles hubiesen propugnado abiertamente la causa monárquica, aquella restauración sería hoy un hecho. Hoy no existe otro caudillo político que Gil Robles. España será como Gil Robles quiera moldearla.

04 Diciembre 1933

El sentido de la votación de ayer

LA ÉPOCA (Director: Alfredo Escobar, marqués de Valdeiglesias)

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Los resultados de la segunda jornada electoral confirman el gran triunfo derechista en toda España. Triunfo al que no cabe dar otra significación que la repulsa clara y terminante tanto de la política insaturada el 14 de abril como de los hombres que la trajeron.

Algunos de estos – quizá equivocados de buena fe – comprendieron pronto su fatal error e intentaron vanalmente oponerse al rumbo catastrófico que tomaba España. Era intentar defender un alud con la mano. El pueblo ha castigado justamente a estos hombres – tan responsables como los fanáticos de la extrema izquierda – del desgobierno de la nación apartándose de ellos ostentiblemente. Esto significa el fracaso de los partidos republicanos.

En la primera vuelta fueron prácticamente anulados. En la segunda han podido recuperar algunos puestos merced al apoyo que les han prestado las organización de derecha, que llevadas de un sentido – quizá en exceso moderado – han sacrificado otros objetivos al de asegurar una evolución suave y paulatina. Es aún pronto para juzgar  del acierto de esta táctica. Pero quede consignado el hecho de que en muchos sitios han sido deliberadamente sacrificados los candidatos que contaban con mayores simpatías en la opinión, ante otros a los que sólo abonaba su significación más desdibujada.

Merece capítulo especial el resultado de la elección en Madrid. Séanos permitido, ante todo, aludir a lo que a nuestro juicio ha constituido un error de táctica del comité de enlace: la eliminación de la candidatura de los cinco nombres que habían obtenido acta por otras circunscripciones. Era esto una táctica derrotista.

Todas las explicaciones dadas no han podido desvirtuar esta significación del acuerdo: La de que las derechas no confiaban en la victoria, puesto que era preciso hacer combinaciones pensando a qué personas convenía adjudicar los puestos vacantes. Estas tácticas derrotistas nunca pueden dar buen resultado. Hay una gran masa de gente sin ideales propios. Sólo les mueve una norma: acudir en socorro del vencedor o de quien supongan lo va a ser. Esta confesión anticipada de derrota no era el mejor modo de atraer a esta masa armoría. No era quizás la indicada al día siguiente del gran triunfo obtenido. Los resultados logrados a pesar de ello y de las coacciones y violencias de toda clase empleadas por los socialistas, han demostrado que no estaba tampoco justificada.

Hay otro sentido de la votación de Madrid que nos interesa mucho destacar: el de los 168.000 votos obtenidos por Juan Ignacio Luca de Tena. A pesar de ello, una diferencia de tres mil votos con el Sr. Ricago – el que menos ha obtenido de los triunfantes, y de nueve mil con el Sr. Besteiro – que alcanzó la cifra máxima de votación – le ha dejado sin acta.

Esta consecuencia de la mecánica electoral carece de importancia ante la significación de la cifra de votos obtenidos.

Recapitulemos los hechos. Juan Ignacio Luca de Tena simboliza un pensamiento claro y terminante que ha mantenido sin un desfallecimiento ni una veladura a través de toda suerte de persecuciones y sacrificios personales. La nitidez de su ideología y el entusiasmo que supo poner a su servicio han tenido la virtud de convertirle en blanco de las ireas de gran número de republicanos. Ayer mismo, un periódico que a la defensa de los particulares intereses de su propietario lo llama espíritu conservador, aconsejaba en nombre de este espíritu a sus lectores que eliminasen de la candidatura de derechas el nombre del Sr. Luca de Tena, por tener este nombre una significación ‘tan revolucionaria como el de un socialista’. Se incitó, pues, por todos los medios a no votarle. Los votos que ha obtenido a pesar de ello tienen, por consiguiente, esta virtud: que nadie puede ahora discutir su claro sentido.

Es decir, que habido en Madrid nada menos de 168.000 electores, que a pesar de las apremiantes advertencias sobre la ideología del Sr. Luca de Tena, le han votado, dando, pues, sus sufragios a una de las personalidades monárquicas más destacadas. Estos electores son naturalmente los mismos que han votado el resto de la candidatura en la cual no figuraba nadie que estuviera afiliado a partidos del régimen.

La diferencia de 3.000 votantes que han determinado la victoria de los candidatos derechistas menos significados políticamente nos da la medida de las fuerzas de los auténticos republicanos de derecha. Medida que a lo sumo podría ampliarse un poco con parte de los abstenidos en la contienda de ayer, sin que ofrezcan base alguna para calcularla de otro modo los 70.000 votos que obtuvo el Sr. Lerroux en la primera vuelta, procedente en su mayor parte como antes indicábamos, de gente indefinida que vota al que supone puede ofrecer mayores probabilidades de obtener la victoria y asegurar el orden.

También es interesante subrayar la naturaleza de los votos que por una mínima diferencia han decidido la balanza a favor del Partido Socialista. Han sido, en primer lugar, los votos comunistas que, según en otro lugar decimos, fueron emitidos en acatamiento de órdenes circuladas, es de suponer que a cambio de determinados ofrecimientos. Los votos azañistas y algunos suponemos que pocos – radicales. Todo este conglomerado ha sido preciso para obtener ventaja tan justa sobre la candidatura de derechas.

04 Diciembre 1933

“¡Viva la República!”

LA ÉPOCA (Director: Alfredo Escobar, marqués de Valdeiglesias)

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Si el Sr. Ortega y Gasset (don José) fuese capaz de confesión, habría dicho hace más de dos años que se equivocó al contribuir con su palabra y con su pluma a traernos la República, porque en España no había apenas más republicanos que los incendiarios de conventos y los que con ellos simpatizan.

En vez de confesar su equivocación, el Sr. Ortega y Gasset ha intentado desde el primer momento torcer el curso fatal de los sucesos rectificar el perfil de la República y modificar su tristeza y acidez. No ha podido, naturalmente, conseguirlo. Y ahora da un ¡Viva a la República! Con ocasión de estas elecciones que han vuelto a demostrar que no hay apenas en España otros republicanos que energúmenos.

El Sr. Ortega parece suponer que aprenderá a fuerza de errores. Pero el hecho es que no ha aprendido en país alguno. O vota por pasión como hace dos años y medio, a los que le decían que en España hay que acabar con todo. O vota con la misma pasión contra los destructores en cuanto empieza a sentir las consecuencias del furor demoledor, como acaba de votar ahora.

El día en que no le anime ni una pasión ni otra no votará al elector medio sino a quien le ofrezca más ventajas privadas a expensas del Erario, que es como vota en Francia, Inglaterra, Estados Unidos y Alemania, con lo cual tendrá que originar la bancarrota del Estado, como ha ocurrido en esos cuatro grandes países. Si es malo que los electores voten por pasión, es aún peor que lo hagan por egoísmo.

El Sr. Ortega cifra sus esperanzas en que ‘la República es el único régimen que automáticamente se corrige a sí mismo’. Pero esto es precisamente lo que no puedo hacer, ni ha hecho en país alguno. Siempre ha sido necesario que surgiera un corregidor en forma de Dictadura o de Monarquía, para acabar con el régimen de dilapidación a que se entregan todas las democracias, en cuanto se adueñan del Poder público.

Por último, registremos el hecho sintomático del magnífico espíritu mostrando por Madrid, al no dejarse amedrentar por las amenazas y violencias socialistas. Ayer han sido lanzadas a la calle sus famosas masas y han cometido toda clase de desmanes. Frente a ella se han mantenido imperturbables hombres y mujeres decididos a defender su derecho, que es el de salvar a España.