12 junio 1985

El veterano columnista asegura que trabajar en TVE en señal de insolidaridad con el periodismo

Indignación entre los profesionales de TVE por un artículo de Jaime Campmany (ABC) comparando a Calviño con Hitler y Stalin

Hechos

El artículo de D. Jaime Campmany titulado ‘La Purga’ (12.06.1985) en el diario ABC causó que varios profesionales de TVE protestaran ante la Asociación de la Prensa.

Lecturas

115 periodistas repiten por escrito su protesta al artículo de Jaime Campmany Díez de Revenga contra TVE publicado en ABC el 12 de junio en el que decía que trabajar en la RTVE dirigida por José María Calviño Iglesia era una señal de insolidaridad. Los firmantes de la protesta son todos periodistas de TVE entre los que están Enric Sopena Daganzo, Rosa María Mateo, José Antonio Martínez Soler, Francisco Lobatón, Francisco Caparrós, Ángeles Caso, Fernando de Giles o Concha García Campoy.

12 Junio 1985

LA PURGA

Jaime Campmany

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Este chico, José María Calviño, es algo así como un Hitler o un Stalin, sólo que en pequeño. O sea, sin grandeza. Es un Beria de aldea. En vez de darle el mapa del mundo para que lo pinte a su gusto, o el destino de los judíos para que organice el holocausto, o la gran Rusia para que la convierta en un campo de concentración, le han dado algo de menos tamaño, Prado del Rey, y ahí hace lo que puede. Si no hace más  no es por vocación, sino por insuficiencia de campo.

Lo que está haciendo el señor Calviño en Televisión Española no es un reajuste para poner los cargos directivos en manos de amiguetes de confianza; no es tampoco un depuración moderada; es algo más, es un implacable purga política. Toma la programación, le aprieta las narices, y en cuanto ésta abre la boca, le sacude cuatro onzas de aceite de ricino y le deja las tripas limpias de todo tipo de flora intestinal que no sea socialista, comunista, marxista, leninista, estalinista, guerrista, felipista o calviñista.

El caso de don José María Iñigo no es el único, ni es el primero, ni será el último, aunque ya no sé si quedarán muchos para administrarles el ricino o la botella de agua de Carabaña. Iñigo ha dicho que a lo mejor le han quitado el programa porque él no es socialista. No es socialista, pero es un bendito, porque aún les concede a estos chicos el beneficio de la duda. También dice Iñigo que él había llevado a su programa más ministros y más capitostes (lo de capitostes es mío, y no de Iñigo) socialistas que nadie. Y de ahí su sorpresa. Lo que sucedía es que también llevaba a gentes que no eran ministros, y, sobre todo, que no eran socialistas. Y esas gentes, para este chico, don José Beria Calviño y Stalin, no existen. Son desterrados forzosos de las ondas hertzianas.

Antes que don José María Iñigo fueron expulsados de la caja roja entre otros de nombre menos notorio o que yo no recuerde ahora: don Manuel Almendros, presentador y subdirector de ‘Parlamento’. Don Alfredo Amestoy, el pájaro televisivo de plumaje más extraño y de trino más divertido de toda la historia de TVE. Don Jesús Hermida, don José Antonio Plaza, don Federico Volpini, don Juan Carlos Azcue o don Miguel Veyrat fueron apartados de sucesivos manotazos, como quien derriba una gran torre profesional que se tardó años en erigir. Azcue, concretamente, fue expulsado de la corresponsalía de París por denunciar una corrupción en los gastos que afectaba al programa de José Luis Balbín. Santiago López Castillo y José Antonio Silva fueron purgados sin explicación. Dos famosas presentadoras, Isabel Bauza y Maruja Callaved sufrieron la misma suerte. Fernando Medina. Mariano Medina y Pilar Sanjurjo fueron desterrados de los partes del tiempo, seguramente porque nos infprmaban de las previsiones meteorológicas sin que se les cayeran las nubes al santo suelo. Jesús González Grin, a quien llamábamos ‘el globero’ que se jugó la vida varias veces por obtener magníficos reportajes para TVE, fue también condenado a muerte profesional. ¿Necesitan más nombres? Si quieren, sigo.

Me preocupa en este asunto, claro está, la purga política. Pero me preocupa aún más el terror profesional que impera en Prado del Rey. Nadie es capaz de oponerse a la arbitrariedad e injusticia que supone ‘asesinar profesional que impera en Prado del Rey’. Nadie es capaz de oponerse a la arbitrariedad e injusticia que supone ‘asesinar profesionalmente’ a periodistas capaces, diligentes y brillantes, El terrorismo de don José Beria Calviño y Stalin ha conseguido amedrentar a la familia periodística hasta un punto en que prestar servicios en Televisión se ha convertido en una señal de insolidaridad, cuando no de claudicación o vileza profesional. A los que quedan allí se les podría colgar este sambenito: ‘Yo aguanté sin protestar lar órdenes de Calviño’.

Jaime Campmany

El Análisis

ARTÍCULO NO SERIO

JF Lamata

Si se tomara el artículo en serio y se considerara al Sr. Campmany un columnista serio, el texto sería una barbaridad. ¿Comparar al Sr. Calviño con asesinos? ¿Decir que sólo el hecho de trabajar en TVE ya es una vileza? Si se considera al autor de tales afirmaciones un periodista serio, sería como para pedir responsabilidades al columnista y al propietario del diario en el que escribe. Pero las acusaciones son de tan grueso calado, que ni por esas, es casi imposible creer que el Sr. Campmany de verdad considerara al Sr. Calviño comparable con Hitler o con Stalin, luego el artículo no puede entenderse de otra manera que como una ‘bufonada’. Hacer humor sin ofender nunca ha sido fácil,  pero parece recomendable hacerlo evitar elementos – como el genocidio nazi, o las purgas stalinistas – que merecían un tratamiento algo menos frívolo.

J. F. Lamata