25 junio 2011

No hubo tertulianos y se limitó a un diálogo entre el político y el presentador, Jordi González

José Bono acude a ‘La Noria’ (La Fábrica de la Tele) de TELECINCO para cargar contra el Grupo Intereconomía: ‘¡Malhechores!’

Hechos

El 25.06.2011  D. José Bono acudió al programa ‘La Noria’ (La Fábrica de la Tele) de TELECINCO, dedicando un amplio espacio a hablar del Grupo Intereconomía aludiendo a varios de sus profesionales como a D. Carlos Dávila (director de LA GACETA).

Lecturas

El programa de ‘La Noria’ de Telecinco (Mediaset) del día 25 de junio de 2011 incluye una entrevista de Jordi González Belart al político José Bono en la que ambos critican al canal de televisión Intereconomía TV y al periódico La Gaceta. Este medio responde con portada y editorial el 27 de junio criticando al político y al presentador.

Después de que el Grupo Intereconomía publicara un amplio serial de informaciones sobre el patrimonio del presidente del Congreso de los Diputados, D. José Bono Martínez (PSOE), a través de su periódico, La Gaceta, y de su programa estrella, ‘El Gato al Agua’ en Intereconomía TV, el político decide pasar a la contraofensiva.

Ya en una entrevista en RTVE el 21 de junio de 2011 ‘Los Desayunos’ de TVE D. José Bono Martínez, presidente del Congreso de los Diputados, hizo una referencia despectiva a Intereconomía TV, al asegurar que este medio ‘no era competencia de TVE, sino desvergüenza”.

El 25 de junio de 2011 el presidente del Congreso de los Diputados, D. José Bono Martínez, acudió de invitado al programa ‘La Noria’ de Mediaset de D. Jordi González Bedart a denunciar que era una víctima de una campaña mediática del Grupo Intereconomía. En la entrevista, en la que todas las preguntas fueron en tono favorable y en la que no tuvo que enfrentarse a ningún tertuliano discrepante, el Sr. Bono Martínez calificó al Grupo Intereconomía de grupo de malhechores, de franquistas que había hecho llorar a sus hijos.

Se dirigió expresamente a D. Carlos Dávila Pérez de Camino al que se referió como ‘el calvo’, porque según él, “no quería ensuciarse pronunciando su nombre”, asegurando que durante la etapa del Gobierno Aznar cobraba al mes 4 millones de pesetas de dinero público por su labor en RTVE y RNE.

El Sr. Bono Martínez también criticó que en Intereconomía hubiera: “exreclusos no rehabilitados y otros llamados por la justicia” en aparente referencia a D. Mario Conde Conde y D. Miguel Durán Campos. Y donde recordó que había ‘un individuo’ que llamó ‘puta, zorra y guarra’ a Dña. Marina Geli, en referencia a D. Eduardo García Serrano.

El día 27 de junio de 2011 desde ‘El Gato al Agua’ de Intereconomía TV tanto D. Antonio Jiménez Martínez, como D. Carlos Dávila como D. Miguel Durán Campos replican al Sr. Bono Martínez al que acusan de mentir. Además, La Gaceta dirigida por el Sr. Dávila Pérez de Camino publica varios artículos contra el Sr. Bono Martínez y contra D. Jordi González Belart, recordando que él también cobró dinero público de TVE.

27 Junio 2011

NOSOTROS, DATOS; BONO, INSULTOS

Editorial (Director: Carlos Dávila)

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Es bien sabido que la izquierda, recelosa de la libertad y de la competencia, siempre ha ambicionado construir un monopolio mediático en nuestro país. Después de enterrar a Montesquieu, buscaron controlar el cuarto poder, el único que podía obligarles a que rindieran cuentas por sus abusos, desmanes y equivocaciones. Durante algún tiempo, lograron su objetivo y el pensamiento único de la izquierda lo dominó prácticamente todo.

Hoy, afortunadamente, las cosas han cambiado y pese a los favores y privilegios gubernamentales a todos los grupos mediáticos afines, existen alternativas independientes que no están dispuestas a someterse a los dictados del partido en el poder. Sin embargo, el sábado pasado, la cadena líder en telebasura, TELECINCO, le organizó un vergonzoso montaje de lavado de imagen a José Bono en ‘La Noria’, que éste aprovecho para insultar a esta empresa y a todos los profesionales de Intereconomía, sobre todo al director de este diario, por el simple hecho de haber expuesto ante la opinión pública su amplio patrimonio y haber exigido la transparencia que él invoca para los demás. Desde el Grupo Intereconomía en general siempre hemos tenido claro que nuestro propósito es servir a nuestros lectores y a nuestra audiencia, la cual se merece conocer toda la verdad sobre sus gobernantes. No estamos ni para promocionar la imagen de ningún político ni para insultar la inteligencia de nuestros lectores y televidentes tratándoles como si fueran menores de edad. Por eso, desde un primer momento, no dudamos en exigir una clarificación del polémico patrimonio personal y familiar de quien preside el Congreso de los Diputados, José Bono. Otros grupos de comunicación, en cambio, sí parecen considerar que su misión es la de convertirse en agencias de marketing político. Nada, por otro lado, que debiera sorprendernos en exceso; al cabo, TELECINCO es propiedad de Silvio Berlusconi, célebre por haber convertido a sus medios de comunicación en el felpudo en el que limpiar el barro de sus escándalos. Así las cosas, es de suponer que su cadena en España alguna destreza habrá adquirido en el arte de manipular y tergiversar los hechos para que los culpables parezcan inocentes y las víctimas verdugos.

Más debería llamarnos la atención, con todo, que la tercera autoridad del Estado haya aceptado –o mejor aún, solicitado– participar en esta burda campaña, urdida desde uno de los buques insignia de la telebasura en este país. En unos momentos en los que resulta urgente proceder a una regeneración de la imagen de los políticos, no parece que lo más acertado sea rebajarla a la categoría de la prensa del corazón; a menos, claro está, que el modelo político al que queramos acercarnos no sea el de los países más serios de Europa sino el de demagogos telepredicadores al estilo de Chávez y su Aló presidente.

La entrevista-masaje fue un sainete impropio de un país serio. El presidente del Congreso, con absoluta ligereza y frivolidad, intercalaba sus acusaciones contra Intereconomía por hacer llorar a sus hijos con sus consejos de regeneración capilar dirigidos al presentador del programa. En definitiva, el típico populismo tan nefasto para la credibilidad exterior de nuestro país y que ha encontrado en la figura de Bono a uno de sus maestros más incontestables.

En todo caso, pese a los insultos vertidos por el castellanomanchego desde TELECINCO, todos seguiremos haciendo aquello por lo que nos hemos caracterizado hasta ahora. Bono seguirá sin aclarar los orígenes de su patrimonio; Telecinco continuará haciendo telebasura y mostrándose dócil ante el poder político, a ver si este se decide en algún momento a ser agradecido; y nosotros proseguiremos exigiendo explicaciones sobre el oscuro patrimonio de los políticos, le pese a quien le pese. Ya que el fiscal general del Estado –vergonzoso su papel en todo este caso– se niega a investigar, y ya que una parte de los medios de comunicación están encantados con dorarles la píldora a los políticos del jaez de este infiltrador arrebatado, alguien en este país deberá seguir ejerciendo el periodismo independiente.

27 Junio 2011

CÓMO SE LE VE A DON JOSÉ BONO EL PELO DE LA DEHESA

Carlos Esteban (El Trasgo)

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No todos los grupos de comunicación pueden presumir de tener a la tercera autoridad del Estado como primer agente de ventas, pero aquí nos tienen.

No todos los grupos de comunicación pueden presumir de tener a la tercera autoridad del Estado como primer agente de ventas, pero aquí nos tienen. Cierto es que el presidente del Congreso, José Bono, nos hace publicidad menos por la probada bondad de su corazón que porque el hombre no lo puede remediar, que es mentarle Intereconomía y se desmelena. Vamos, que no se corta un pelo.

El último ‘spot’ fue en la noche del sábado en ‘La Noria’, el programa de TELECINCO que dirige ese otro gran amigo de Intereconomía, Jordi González, que debe de entender mejor que nadie el súbito enriquecimiento del ex presidente castellano-manchego, ya que cobró 2,4 millones de euros de TVE por sólo ocho programas.

Nosotros, los malhechores

Era la primera vez que Bono acudía a ‘La Noria’, y la ocasión la pintan calva, así que no perdió la oportunidad de dedicar un recuerdo cariñoso a “ese grupo de malhechores y destiladores de odio” (sus seguros servidores). En un país civilizado en el que el Estado de derecho no estuviese en almoneda y hecho unos zorros, quizá causaría escándalo que tan augusta institución de la democracia mostrase una hostilidad tan abierta a un grupo de comunicación crítico, más cuando el grupo en cuestión ha presentado informaciones escrupulosamente investigados sobre el, ejem, sorprendente incremento patrimonial de este representante de los descamisados.

Más aún: ante las primeras informaciones, Bono se limitó a decir lo que no era, para luego reconocer ante la evidencia lo que no podía negarse. Así las cosas, lo elegante es arremeter verbalmente contra cualquiera menos contra quienes han expuesto al escrutinio público las vergüenzas crematísticas del hombre de los bolsillos de cristal. Bono lo sabe, y Bono no tiene un pelo de tonto.

Esto de llamar malhechores a los que dicen la verdad, señor Bono, está muy feo. Si no la dicen, contra ellos. Ahí están los tribunales. Si la dicen, y no le gusta, es usted el que “hace llorar a sus hijos” con sus trapicheos, no nosotros. Como argumento sentimental, nos parece muy cogido por los pelos.

De que Intereconomía, con independencia de ideologías, ha hecho un gran servicio a la democracia desenmascarando a este hombre, no tengo la menor duda. El propio diario PÚBLICO, en las antípodas ideológicas, recogió y amplió la información de Intereconomía sobre tan sorprendente caso de enriquecimiento público a la sombra del poder. No creo que nadie crea ya en sus gastados trucos. Bono recordó el sábado por la noche en ‘La Noria’ que hay ciertos trabajadores de Intereconomía que están llamados ante la Justicia. Hemos de pensar que sus nueve querellas archivadas son su gloria y las que padece este periódico nuestra vergüenza. Dejo que juzgue el lector, entre un hombre poderoso y rico y unos periodistas que intentan hacer su trabajo bajo la constante amenaza. Terminó diciendo que “España no se merece que haya gente que infunde sospechas sin pruebas y cuyo odio destilado puede hacer mucho daño a niños y personas inocentes”. Le faltó decir que cada vez que un lector abre LA GACETA, muere un gatito. ¿Cómo le han valido alguna vez estos desvergonzadas apelaciones al sentimentalismo?

El ‘católico’ oficial del PSOE, la coartada confesional para que el rojerío de sacristía trague ruedas de molino como el aborto y, ahora, la eutanasia con un par de procesiones y besamanos a prelados varios, es hombre de profundidad tal que pudo disertar con Jordi González de su coqueta melenita y sus 17 kilos perdidos merced a la dieta Dukan, con tal entusiasmo y gracia que raro será que la una y la otra no acaben siendo recomendadas en el próximo Congreso Socialista, si no subvencionadas directamente por algún ministerio, que para eso están.

¡Duro con ellos!

Como el hombre no tiene pelos en la lengua, ya en la televisión de su señorito, TVE, denigró aún más su cargo al comentar que no le extrañaba que los ‘indignados’ del 15-M cargaran contra los periodistas de Intereconomía. Y a nosotros, que conocemos de sobra la peculiar noción que tiene nuestro hombre de la libertad de expresión, no nos extraña que no le extrañe.

En otra prueba de su buen gusto y en un caso evidente de proyección, se negó a referirse a nuestro director por su nombre y le dio el mismo apodo que a otro Carlos, el segundo de los reyes franceses. Que le llamó calvo, vaya. De las múltiples reacciones del narcisista a la oposición, una de las más infantiles pero más habituales es referirse a un rasgo físico del que el sujeto no es en absoluto responsable. Yo, la verdad, si tengo elegir entre la calvicie de mi jefe y la incongruente y repentina melena leonina del presidente del Congreso, la verdad, me quedo con la honrada calva de Dávila. En cualquier caso, don José ya nos ha revelado el gran misterio sobre de dónde procede la mata capilar de sus abundosos implantes: es pelo de la dehesa.

El Trasgo