7 abril 1996

Los enemigos de EL MUNDO ven en el acto de la evidencia de la estrecha relación entre el periódico de Ramírez, EL MUNDO y el nuevo Gobierno presidido por José María Aznar

El presidente José María Aznar y el periodista Pedro J. Ramírez fotografiados juntos en un balcón celebrando Semana Santa

Hechos

El 7.04.1996 el diario EL PAÍS mostró las imágenes de D. José María Aznar y D. Pedro J. Ramírez, juntos en un balcón de Semana Santa en Carabaña, presenciando un desfile en el que participaban hijos de ambos.

Lecturas

EL GRUPO PRISA DIFUNDE LAS IMÁGENES PARA DEMOSTRAR LA VINCULACIÓN AZNAR-PEDRO J.

El día 20.01.1997 el diario EL PAÍS, del Grupo PRISA, definía así al director del diario EL MUNDO:

«El director del diario madrileño EL MUNDO se distingue por ser uno de los periodistas más cercanos al presidente del Gobierno. Se exhibió junto a él en la pasada Semana Santa y compartieron en Baqueira Beret las vacaciones de la última Navidad. Fue el primer reportero que entró en La Moncloa de la mano de Aznar y es frecuente compañero de éste en el juego del pádel, junto con el presidente de Telefónica, al que acompañó recientemente en un viaje de placer y negocios por el sureste asiático del que dio cuenta en su periódico. (…) Nuevo periodismo que se practica en la capital de España, representante probable de la nueva política que nos gobierna».

PEDRO J. RAMÍREZ SE DEFIENDE DESDE LA COPE ANTE LAS PROTESTAS DE OYENTES

En el programa ‘La Mañana’ de la COPE del 8.04.1996 que conducía D. Antonio Herreor, el director de EL MUNDO, D. Pedro J. Ramírez justificó su presencia: «Me encontraba allí en calidad de vecino ocasional porque mis hijos participaban como extras del pueblo judío. Sabía que iba a estar Rato, pero no Aznar, y al verlos hice todo lo posible por aproximarme y charlar con ellos unos minutos antes de la representación, porque uno no puede dejar de ser periodista ni un sólo día del año y yo estaba interesado en conocer detalles de las claves de lo que se está cocinando en las conversaciones para formalizar los pactos de investidura. Me dejó una grata impresión ver a los dos políticos mezclados con la gente y ojalá sigan así cuando uno sea presidente del GObierno y superministro de economía otro».

Una oyente del programa llamó para echar en cara al Sr. Ramírez su compadreo con el Sr. Aznar cuando el criticó tanto la familiaridad del presidente del Grupo PRISA, D. Jesús Polanco con D. Felipe González. A lo que el Sr. Ramírez replicó: «No tengo nada que avergonzarme. Si yo estaba allí no era como amigo de Aznar, sino en calidad de director de EL MUNDO»

ANTONIO FRANCO (GRUPO ZETA): «UN MEDIO DE COMUNICACIÓN SE HA SUBIDO AL BALCÓN DEL GOBIERNO»

zap_1997_debate_antoniofrancoD. Antonio Franco (EL PERIÓDICO de Catalunya, del Grupo Zeta) reprocharía en 1997 a D. Pedro J. Ramírez (EL MUNDO) su foto en el balcón con el Sr. Aznar en un programa en TELECINCO:

Antonio Franco critica el balcón Aznar-Pedro Jota_mp3

17 Febrero 1997

Gritos y murmullos

Carlos Semprún Maura

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Un director de periódico tiene el derecho y hasta el deber de relacionarse con políticos en el gobierno, como en la oposición. Y cualquiera tiene el derecho de preferir Aznar a González o al revés.

Cuando el pasado lunes 20 de enero, hojeando EL PAÍS, me topé con la reproducción de un artículo de Pedro J. Ramírez, confieso que me extrañé. EL PAÍS no acostumbra loar competidores y reproducir sus artículos. Más me extrañé aún al leer dicho artículo, que me pareció muy bien, aunque discrepe sobre algún punto. Por ejemplo, yo no creo en la ingenuidad de Julio Anguita, pienso que él sabe que, como jefe de una jauría minoritaria pero vociferante, es ‘algo’ mientras que si IU y el PC, formaran parte de una alianza más amplia, frente popular o unión de las izquierdas, él no sería más que uno de lmontón. Y en cuanto a lo de la pinza es tan absurdo, como imposible (hay absurdos posibles). Después de haber terminado el artículo de Pedro Jota que relata evidencias en torno a Polanco, ¿es o no es uno de los capitalistas más poderosos de España? Me fijé en el recuadro en donde se explica la infamia de Pedro Jota, porque se le vio en un balcón junto a José María Aznar. Con sus respectivas esposas ¡cuidado! Yo no veo dónde está el crimen. Un director de periódico tiene el derecho y hasta el deber de relacionarse con políticos en el gobierno, como en la oposición. Y ucalquiera tiene el derecho de preferir Aznar a González o al revés. A esto se le llama, creo, libertad de opinión, en los países democráticos. Acabo de leer el excelente libro de memorias de Jean François Revel, cuyo títul budista es ‘Un ladrón en la casa vacía’ y si algunos le critican por sus posiciones liberales y otros le felicitan, nadie le echa en cara haber cenado con Giscard, Balladur o Chirac. Ni siquiera con Mitterrand, del que fue amigo y colaborador cuando estaba en la oposición y con quien luego rompió y le criticó ferozmente. Este tipo de sectarismos sólo se da en las Batuecas, o sea en EL PAÍS.

Luego se vio que sólo constituía la avanzadilla de una gran campaña en defensa del imperio Polanco. Javier Pradera escribió un artículo contra Cebrián y, en el último momento se dio cuenta de lo que estaba escribiendo y cambió el nombre de su amadísimo consejero delegado, por el de Pedro J. Ramírez. El domingo 26 de enero y los días siguientes, las cosas se claran cuando EL PAÍS dedica sus páginas para explicarnos que el pobre Polanco se ha convertido en Fuerte Álamo y está atacado por todas partes, con lo cual todos los David Crockett de España y de Iberoamérica deben cerrar filas en su defensa. Y tanto batiburrillo ¿por qué? ¿cuál es el objetivo de tantas picas de Flandes? Pues, el fútbol, señores, ¡el fútbol! No el euro, Maastricht, el paro, Filesa, el GAL, los papeles del CESID, ninguno de los temas ralmente importantes han suscitado tanta histeria en la prensa. Sólo el fútbol ha podido con los nervios de los mayordomos de Polanco. Pese a vivir en mi agradable exilio parisiense, tan alejado del mundanal ruido que me cuesta trabajo entender las maniobras de tal o cual juez, pongamos por caso, soy consciente de que el fútbol en televisión es muy popular en España y que detrás de los millones de telespectadores, van y aumentan los millones de la publicidad, el nervio de la guerra. También entiendo que a través del fútbol y su monopolio es el imperio POlanco el que quiere conquistar nuevos territorios, como si no tuviera ya bastantes. (Que nadie me pregunte que es eso de la televisión diigtal, porque no entiendo ‘ni mu’, prometo informarme) Está visto que los siervos del imperio Polanco, desde su buque almirante en la Prensa escrita, seguros de sí mismos porque millonarios a la vez que progres, no toleran la menor crítica. Así EL MUNDO, cuya redacción está atiborrada de progres, y ABC, en donde también colaboran algunos, se ven acusados de todos los crímenes por atreverse a criticar al astro de Santillana, al genio de los Cárpatos, al sol de medianoche, a Polanco.

Otra manifestación de histeria en el mismo periódico, menos colectiva y más personal ésta, hemos podido observarla con el berrinche de Eduardo Haro Tecglen, al no obtener un sillón en la Real Academia de la Lengua. Porque ese señor que cada dos por tres se declarar rojo y republicano, no se contenta, por lo visto; con su confortable poltrona en la prensa y radio polanquistas, quiere además consagración oficial, la más tradicional y conservadora posible poltrona en la prensa y radio polanquista, quiere además consagración oficial, la más tradicional y conservadora posible. No sé si ustedes se habrán fijado, cómo, sabiendo que Camilo José Cela se opuso rotundamente a su elección a la Real Academia, Tecglen, desde entonces, no para de darle coba. Pero me imagino que Don Camilo lo habrá notado mucho antes que yo. El delirio ‘académico’ de Tecglen le llevó, según su costumbre, a insultar a una serie de escritores y periodistas, entre los que tuve el honor de figurar yo. ¡El colmo! Yo, con mi castellano bastardo y mis galicismos, que tengo que ver con la Real Academia, ¡pobre de mí! Pero es que para insultar, cualquier pretexto le sirve a ese señor. Ustedes recordarán que la respuesta de ABC a esos improperios fue tan tajante como generosa. Haro Tecglen no se paró en tan buen camino y quiso explicarnos que Carmen Martín Gaite no está en la Academia. Pero como no da pie con bola desde hace siglos, esto le valió una respuesta airosa de esta escritora, tan admirable por su talento, como por su independencia.

Además, ¿cómo podría ser elegido a la Real Academia una persona que ni siquiera conoce el sentido de la palabra ‘chivato’? El chivato o soplón: ‘dícese de la persona que acusa en secreto y cautelosamente’ (Diccionario de la Academia). Por lo tanto no corresponde en absoluto, a quien publica en la Prensa artículos, más o menos afortunados, pero firmados con su nombre y apellidos. El chivato o soplon informa anónimamente y en secreto a la Policía, a las Embajadas, a empresas competidoras, a partidos políticos totalitarios – los democráticos, no los necesitan – etcétera. Esto viene como miel sobre hojuelas para manifestar, con mucho retraso, mi agradecimiento a mis amigos, quienes protestaron, mediante carta al director de EL PAÍS, precisamente porque Haro Tecglen me insultó en varias ocasiones tratándome de chivato. En realidad he tenido ocasión de comentar varias veces este lamentable asunto con Ricardo Muñoz Suay, Antonio López Campillo y Jorge Amat, pero aún no he tenido ocasión de darles las gracias a Julián Marcos y sobre todo a Javier Muguerza. Digo ‘sobre todo’ porqie si Julián y yo nos vemos muy de vez en cuando a Javier no le he visto desde 1954, hace cuarenta años ¡Cuarenta! y aún se acuerda de mí y me echa una mano amistosa. Gracias.

Pero Haro Tecglen es como el mal rayo que no cesa y con motivo de la muerte de Tuñón de Lara vuelve a atacarme: ‘finalmente, C. S. ha aclarado que ‘lo oyó decir: buenafuente para calumnias desde ABC, allí vale todo’. Para terminar de una vez para siempre con aquello de chivatos y embajadas, repito por tecera vez que, efectivamente, oí decir, a Santiago Carrillo en 1955, que la Embajada soviética en París les había pedido – ordenado – que ‘liberaran’ a un grupito de españoles: Tuñón, Haro y a otros de las ‘tareas militantes’ porque ‘hacían otras cosas’, para ellos. Punto final. En cambio, debo constatar que Haro Tecglen en su delirio paranoico se ha puesto a chismorrear malévolamente y a mentir en torno a la vida privada de ciertas personas. Además de ser de muy mal gusto es arriesgado, porque ¿y si un día, alguien, furioso, se pusiera a contar la suya? Yo no, nunca lo he hecho, ni me interesa, además bastante tiempo he perdido con esa Momia. Tout dela pue, Monseur!’.

Carlos Semprún Maura

11 Abril 1996

El balcón

Francisco Umbral

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Los que estuvieron en el balcón de Carabaña viendo la procesión, con Aznar y Rato, son como los que estuvieron en la Ultima Cena, con Cristo y Leonardo: que salen todos en plan pentecostés, con el don de lenguas, hablando como ministros o agregados culturales.

Yo no estuve en el balcón. Pero uno ha estado en mejores balcones con Tierno Galván, con Santiago Carrillo, Dolores Ibárruri, Juan Barranco, Rafael Alberti, Marcelino Camacho, Cebrián y Polanco, los rojos de Getafe, el gobernador socialista de Alicante, Alfonso Guerra, Blas de Otero, Camilo José Cela, don Manuel Azaña, Perico el de los Palotes, Luis María Anson, Herrero de Miñón y en este plan. Uno ha estado en los mejores balcones de la Historia de España, porque nuestra política es una política muy balconera y en el balcón, contra lo que diga este periódico, es donde se hacen los altos cargos, los grandes negocios y las buenas fotos. Todos los que salían con Franco en el balcón de la Plaza de Oriente, tuvieron luego embajadas, ministerios y estraperlo. Recuerden el famoso balcón toledano del Corpus, cuando don Marcelo González, un cardenal primado con cojones, echaba a Fernández Ordóñez y todos los rojos de la procesión, y tuvieron que refugiarse en el balcón de una parienta, y luego ya todos los años había patadas socialistas por salir en el balcón, que era sólo un balcón para tres y quería entrar todo el Gobierno de Felipe González.

Yo he estado en los mejores balcones eurocomunistas con Berlinguer y Ana Belén. Todos los años vamos mi santa y yo a la finca de Agatha, orilla de Carabaña. El año pasado con Cristina, la mujer de Martín Prieto, que José Luis no pudo. Era una dulce tradición de EL MUNDO las vacaciones en esa finca. Allí pensamos este periódico, paseando por el campo, Pedro y yo, una Semana Santa. Allí hablábamos de EL MUNDO cuando aún no se llamaba así.

Este año no ha habido finca ni balcón, lo cual es de agradecer porque las procesiones son un coñazo, aunque vaya en ellas mi ahijada Cósima, tan amor, pero por otro lado me parece un síntoma claro de que Aznar y yo no cabemos en el mismo balcón, somos incompatibles en el breve y vertiginoso espacio de un balcón. Y bien que lo siento, porque el político, cualquier político, primero te invita a un balcón, pero luego te invita al resto de la casa, y de ahí salen premios nacionales, buenas críticas en la prensa adicta, becas y viajes, academias y televisiones. Lo que no se puede, señor Aznar, es repicar y andar en la procesión. Usted se fue a la procesión de Carabaña (que tiene nombre de agua medicinal), mientras otros repicábamos contra un centrismo en el que no creemos, contra unos pactos nacionalistas que «están verdes», como ha dicho Pujol, contra un cierre/olvido de los procesos de la corrupción, que tan ejemplarmente se ha trabajado Pedro J. Ramírez (y por cuyo trabajo le dan ahora otro galardón).

Lo que no sabe usted, señor Aznar, porque también está verde, es que el escritor es la puta más cara del político, pues siempre le sale caro en críticas o sobornos. Hace 35 años vine a Madrid a prostituirme y todavía nadie me ha tocado el culo. A eso lo llaman mi «coherencia de ideas». Este año, con los españistas, ni finca ni Agatha, ni beso de Cósima ni balcón de Carabaña ni procesión de Semana Santa. Televisiones y periódicos aciagos han criticado mucho la escena del balcón de Verona/Carabaña. Una vez más me he librado por pelos. Ya me lo decía mi madre, queridos Aznar y Pedro: es peligroso asomarse al exterior.

El Análisis

EL NUEVO PERIÓDICO GUBERNAMENTAL

JF Lamata

El diario EL PAÍS había tenido que soportar que durante todo el gobierno de D. Felipe González (PSOE) fuera calificado como el ‘diario gubernamental’, a pesar de que no hubo foto del Sr. González con D. Juan Luis Cebrián o D. Jesús Polanco subidos juntos a ningún balcón. Lo del balcón no dejaba de ser una anécdota, que se sumaba a muchas otras. Cuando se produjo el intento de asesinato contra el Sr. Aznar en 1995, las tres personas que entraron al hospital fueron D. Miguel Blesa, D. Juan Villalonga y D. Pedro J. Ramírez, el círculo más próximo al Sr. Aznar. El director de EL MUNDO años después – cuando la amistad con el Sr. Aznar dejó de ser estética – se justificaría en que se acercó al Sr. Aznar a buscar información. No digo que no. Pero los que se acercan a un presidente, generalmente, lo que buscan es poder. Y el Gobierno del PP podía dar al Sr. Ramírez mucho poder mediático, algo que – indudablemente – el Sr. Ramírez buscaba.

J. F. Lamata