13 enero 1995

Polémica sobre el significado de la palabra 'newt' que, según Haro Tecglen era 'sapo'

José María Carrascal (ANTENA 3 TV) replica desde ABC a los ataques de Eduardo Haro Tecglen (EL PAÍS) a su programa

Hechos

El 13.01.1995 el Sr. Haro Tecglen publicó un artículo en EL PAÍS que aludía al Sr. Carrascal. Este publicó una réplica en EL PAÍS el 20.01.1995. Una segunda réplica no publicada por EL PAÍS fue publicada por el ABC el 11.04.1995.

06 Enero 1995

Nos mira el ojo del sapo

Eduardo Haro Tecglen

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Parece que la revolución de la derecha empezará hoy, con la inauguración del congreso americano y la consagración de Newton Gingrich como el anti-Clinton. Mi noción es la de que, usando los símbolos, el reino de la derecha comenzó cuando el Señor castigó a aquellos, injusto y feroz, por robar una manzana. A veces hay periodos breves en que nos zafamos de aquel orden y su monoteísmo. Hay gente que se resiste a Gingrich: dentro de aquella sociedad tan mala hay risueños (…)

«Eye of newt, and toe of frog / Wool of bat and tongue of dog». Nuestro pobre Astrana (maltratado, ignorado, aplastado por otros, explotado antes y después de muerto: pero siempre se vuelve a él), la traducción es ‘ojos de lagartija’ (newt) y dedo de rana, bozo de murciélago y lengua de perro.

(…)

13 Enero 1995

Carrascal, Buero

Eduardo Haro Tecglen

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Carrascal se encontró con el conservadurismo de Newt (sapo) Gingrich. Carrascal, periodista mediocre toda su vida, vestigd de gris, tuvo de viejo la oportunidad de vestirse de colorines y llevar la contraria al socialismo: ha ganado limpiamente; en Gingrich no ha encontrado más que confirmación de lo que pensaba y creía.

Fue Carrascal a Estados Unidos por corbatas para su espectáculo informativo – le felicito por su éxito permanente; creo que creciente – se encontró con el conservadurismo de Newt (sapo) Gingrich y se lo trajo todo: feas corbatas, feo conservadurismo. Exulta. La idea del liberalismo extremista es defendible para ellos: el Estado de bienestar lleva al trabajador al absentismo, la desgana y a la falta de productividad, mientras que el estímulo del país de las oportunidades (ganar o morir) hace que el vendedor de periódicos quiera ser millonario y el niño que recoge un alfiler será Rockefeller. La cuestión es que aparezca la oportunidad y que haya quien la estimule. Carrascal, periodista mediocre toda su vida – eso sí, trabajador – vestigo de gris, tuvo de viejo la oportunidad de vestirse de colorines y llevar la contraria al socialismo: ha ganado limpiamente; en Gingrich no ha encontrado más que confirmación de lo que pensaba y creía. Toda la vida. (…)

Siempre es mejor esta aventura que la inversa: la de Buero Vallejo, afligido de tener que estrenar (anoche) con prólogo de Álvarez del Manzano y por un empresario de ellos: pero sin fuerza más que para hacer constar su ‘no conocimiento’ porque si no, a lo mejor no estrena: el Centro Cultural de la Villa de Madrid es de ellos, y son ellos quienes, por ABC, han tenido la generosidad de sostener en sus años de decadencia. (…)

Yo estoy aquí y comparto la libertad y la dignidad con Polanco y Cebrián, que ya se las reprochan; si ellos no me dejaran, iría donde pudiera. Puede que no me aceptaran ya en ningún sitio.

20 Enero 1995

Me atrevo a hacer una sugerencia

José María Carrascal

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Me atrevo a sugerirle que proporcionen un diccionario inglés-español a su crítico de televisión, Haro TecgIen, para que no se ponga en ridículo. Newt no significa sapo, sino salamandra acuática. Sapo es toad.

Y aprovecho para agradecer a Haro TecgIen su reciente crítica.

Estaba últimamente preocupado porque no se metía conmigo. Me angustiaba incluso la posibilidad de que empezaran a gustarle mis noticiarios. Es de sobra conocido que todo lo que le gusta al señor Haro TecgIen está condenado al más absoluto fracaso, y viceversa.

Mis temores, por fortuna, no se han confirmado, y ha vuelto a enfilar contra mí su oxidada artillería. Incluso acepto lo de «periodista mediocre» desde la serenidad que dan centenares de crónicas en primera página, bastantes exclusivas, los premios Nadal, Ciudad de Barcelona y Mariano de Cavia, a más de la única entrevista que un presidente norteamericano haya concedido a un periodista español.

Claro que ¿qué es eso comparado con una carrera dedicada a cantar las excelencias de la revolución soviética?

José María Carrascal

21 Enero 1995

La era del sapo

Eduardo Haro Tecglen

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Sobre el sapo. Me regaña, en carta a este periódico, Carrascal, por mi traducción de ‘newt’. No leyó la gacetilla del 6 de enero, donde expliqué el valor de la palabra, su uso en Shakespeare; son así, condenan sin saber. Sobre su mediocridad: no depende de mí, ni la salvan sus corbatas: vístase la mona de seda, que el fabulista dirá que mona se queda. La dedicación de mi vida a exaltar la revolución soviética: no es verdad, pero me honra: fue una esperanza del mund, un arranque de la humanidad: la traicionaron desde dentro, la vencieron desde fuera. Como a la francesa de 1789. Vaivenes de la naturaleza. Sobre como fracasa todo aquello en lo que confío: sí, eso me pasa.

Eduardo Haro Tecglen

11 Abril 1995

Sapos y salamandras

José María Carrascal

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Creo que fui el primero que descubrí al público español el ‘Contrato con América y con él, a Newt Gingrich. (…). Me llovieron las críticas de esa progresía. Destacó el Sr. Haro Tecglen, en EL PAÍS, que entre los argumentos para descalificar a Newt Gringich adujo que newt en inglés, significa sapo. Muy español, pero muy poco sólido política e idiomáticamente. Pues ‘newt’ en inglés no significa ‘sapo’, sino ‘salamandra’. Sapo es ‘toad’. Así sel o hice ver, en carta abierta, ¿y saben por dónde salió el Sr. Haro? Pues, en medio de descalificaciones personales que viniendo de quien vineen son más bien un elogio, con que ese era el uso que le daba Shakespeare. Y se quedó tan fresco. Como no me gusta hablar de oídas y mi conocimiento de Shakespeare se limita a la lectura de sus obras, preferí callar. Pero con ayuda de un experto sevillano en el dramaturgo isabelino he rastreado todas sus obras en la versión clásica de Peter ALexander llegando a la siguiente conclusión: Shajespeare no confunde newt con toad en ninguno de los pocos casos que la palabra aparece en sus obras, a saber ‘A Midsummer Night´s Dream’ (2.2.11), ‘Macbet’ (4.1.14), ‘Timon of Athens (4.3.180) y ‘King Lear’ (3.4.128). Es más, en estas dos últimas demuestra conocer perfectamente la diferencia entre ambos anfibios: ‘The black toad… the gilden newt’, el negro sapo… la escurridiza salamandra, ‘The Black toad, the tadpole, the wall-newt and the water’, ‘el sapo, el renacuajo, la salamandra de pared y la de agua’. Y no hay más newts de Shakespeare.

Envié a EL PAÍS la puntualización, sin que se haya dignado publicarla. Al inquirir, se me contestó que tal polémica no interesaba a los lectores. Así respetan el derecho a la rectificación y así estiman la inteligencia de sus lectores. Yo los tengo en más, y estoy seguro de que hay lectores de EL PAÍS a quienes interesa saber si Shakespeare confundía el sapo con la salamandra. Aunque mucho más grave es que se deje escapar con una balandronada pseudoerudita a una de sus firmas diarias, incapaz de reconocer un error. (…)

José María Carrascal

El Análisis

¿INTERESA A LOS LECTORES?

JF Lamata

De esta polémica, interesa comentar el motivo por los que el diario EL PAÍS no quiso publicar la segunda réplica del Sr. Carrascal porque, según le dijeron, «la polémica no interesaba a los lectores». Ciertamente, saber si en lenguaje de Shakespeare ‘newt’ era sapos o salamandras no parece que sea el centro de atención de ningún lector. ¿Pero cuántas polémicas en columnas periodísticas no se centraban en chorradas o, si queremos ser suaves, en cuestiones secundarias? ¿No se habían enfrentado columnistas en su día por si fue Sócrates o Platón el de ‘pagadle un gallo a Esculapio? ¿O sobre si había fenicios en la etapa de Ulises? Los duelos columnísticos no suelen ser sobre cosas trascendentales para la humanidad, o si no desaparecerían las columnistas.

El ABC le permitió publicar su réplica, pero el Sr. Carrascal no les correspondió con respeto hacia el libro de estilo del citado diario, puesto que llamó ‘EL PAÍS’ al diario ‘EL PAÍS’, en vez de haber dicho ‘diario gubernamental’, como hacían todos los plumíferos de ABC en aquella época.

J. F. Lamata