18 febrero 1982

Si Lluís Bonet se centró en su reportaje en los actores de doblaje de Barcelona, Cabezas ha querido centrarse en los de Madrid encabezados por Rafael de Penagos

Juan Antonio Cabezas publica un reportaje laudatorio de los actores de doblaje: «conquistaron desde la sombra una luminosa perfección»

Hechos

El 18.02.1982 Se publicó el reportaje de D. Juan Antonio Cabezas: «El Doblaje: Una profesión en la sombra».

Lecturas

El reportaje íntegro:

EL DOBLAJE: UNA PROFESIÓN EN LA SOMBRA

Cerca de trescientos profesionales dedicados a la traducción sonora

El ‘doblaje’, traducción sonora y sincrónica de los diálogos de un filme rodado en otro idioma, nació hace cincuenta años de dos necesidades: una comercial y otra técnica. El cine sonoro hacía indispensable la traducción hablada, que en el mudo se suplía con los letreros. Esto dio lugar a la nueva profesión que se denominaría ‘doblaje’, en vez de traducción sonora. Se inició en 1931, cuando las grandes productoras americanas instalaron en las cercanías de París un pequeño Hollywood para producir películas sonoras con destino a los mercados de Hispanoamérica. Para ‘doblarlas’ buscaron actores españoles.

En el actual estudio de doblaje Exa encontramos a la actriz de teatro doña Irene Guerrero, viuda del que fue popular actor de nuestro cine Félix

Fernández. Ella formó parte del primer grupo de actores españoles, contratados en 1931 para ir a París a iniciar lo que entonces era una profesión desconocida: traducir del inglés al castellano las voces de los principales actores norteamericanos de la época. Aún recuerdo doña Irene algunos de los que fueron sus compañeros en la aventura de París. Además de su difunto esposo estuvieron en arís la actriz asturiana Margarita Robles, que dobló varios años a Greta Garbo; su esposo, el también actor y más tarde director de cine Gonzalo Delgrás; Teófilo Palou, José Nieto y algunos más, cuyos nombres ha olvidado doña IRene. También recuerda que el director de diálogos era el joven Luis Buñuel, que aún no había dirigido ‘El perro andaluz’.

La aventura duró tres años. Fracasado el intento se cerraron los estudios parisienses y nuestros actores – pioneros del doblaje – volvieron a Madrid para continuar trabajando en el teatro y en el entonces modesto cine español, hasta que la guerra civil cambió sus objetivos.

El Doblaje Combatido

El diccionario Espasa, en la pabra ‘cinematografía’, dice que «en 1941 al tiempo que se establecía la censura de guiones, se comete el grave error de autorizar el doblaje de películas extranjeras». El cine empezaba a ser en España, como en todo el mundo civilizado, síntesis expresiva y estética de la sensibilidad de nuestro tiempo. Se dijo entonces que el doblaje, al introducir un cine extranjero en español, hacía una peligrosa competencia a la producción nacional, que atravesaba en aquellos añs, una aguda crisis de crecimiento. Pronto se vio que lo mismo podía ocurrir con el teatro y la novela, pese a lo cual a nadie se e ocurrió prohibir la traducción de las obras teatrales o novelescas. Hoy ni el cine, ni mucho menos la televisión podrían cubrir sin el doblaje sus exigentes programaciones.

En la calle de Sagasta funciona la Asociación Profesional de Actores de Doblaje de Madrid (APADEMA), cuya secretaría desempeña un actor de teatro muy conocido en la profesión: D. Emilio Menéndez. Según nos informa, entre asociados y no asociados, se calcula que existen unos doscientos profesionales del doblaje en Madrid y unos setenta en Barcelona. Menéndez nos orienta hacia los tres principales estudios de doblaje (hay algunos más) en los que constantemente se dobla cine extranjero, cine español y, sobre todo, series para Televisión Española.

Los Dobladores y sus fantamas

En la pantalla, frente a los atriles de los dobladores se mueven sombras humanas de distinto sexo que gesticulan y hablan en idioma desconocido. Son los fantasmas que cada doblador ha de humanizar. Hacerlos inteligibles para el espectador de la grande y pequeña pantalla. El actor-doblador, además del guión – teto traducido que tiene sobre el atril – ha de interpretar el tono de voz, el énfasis, la alegría o el llanto de su personaje. No basta con repetir las palabras traducidas y ajustadas a la sincronía, que exigen los labios del actor. El doblador ha de interpretar los sentimientos y las actitudes que demnda la acción en cada momento. Los distintos estados de ánimo por los que pasa el actor, de acuerdo con la acción dramática, para que éstos se transmitan al espectador. Para que la traducción sonora resulte perfecta.

En las activas penumbras de los tres estudios que visitamos (CineArte, Exa y Arcofón), todos los cuales trabajan más del cincuenta por ciento para Televisión Española, encontramos actores-dobladores en plena actividad. En el estudio CineArte, Héctor Cantolla, cuya voz recordamos del ‘Herodes’ de Oscar Wilde y de ‘Juanito Santa Cruz’ en ‘Fortunata y Jacinta’ nos presenta a sus compañeros: María Luisa Moreno, que presta su voz a la histérica ‘Señora Oleson’, de ‘La casa de la Pradera’; Ana Ángeles, que dio su voz a una de ‘Los ángeles de Charlie’; Ramón Ramírez, que dobló al sargento de ‘Holocausto’, Juan Lombardero que dobló al ‘Lobo dle Pirineo’ en la serie medieval, que tanto disgustó a los navarros. A José Guardiola, que reiteradamente presta su voz al inolvidable Anthoy Quinn. Y Javier Franquelo, que dobló el principal personaje de ‘Hombre rico, hombre pobre’…
En el estudio Exa, bajo la dirección de don Francisco Sánchez, además de doña Irene Guerrero en su ‘Tía Polita’ en la serie Tom Sawyer, encontramos a Conchita Núñez, a quien todos recuerdan por la voz de la rubia ‘Davinia’, la mujer de negocios de ‘La Fundación’. Y a doña María Saizar, que en repetidos filmes ha prestado su voz a Sofía LOren y la inolvidable ‘Señorita Rotenmeyer’ de la serie japonesa ‘Heidi’.

Finalmente en el estudio Arcofón nos sirve de orientador en la penumbra el poeta y maestro de la profesión Rafael de Penagos, del que recordamos la voz de Cervantes en la serie televisiva infantil de Jesús Delgado «Don Quijote de la Mancha». Penagos me obsequia con su último libro de poemas – «Declaración de equipaje» – y me presenta al director y actor Jesús Nieto, que un día hiciera una verdadera creación en el doblaje del famoso ‘Teniente Colombo’. A Rosa Mary Belda, que dobla a Judy Garland; a Ricardo Tundidor, que entre otros famosos prestó su voz a Maurice Chevalier; a Juan Antonio Castro, que dobló la serie de Harold Lloyd y prestó su voz al inefable ‘Señor Roper’.

Hoy el doblaje español ha llegado a una perfección que permite la traducción sonora con admirable sintonía. Con esto se descubre que el doblaje ha conquistado desde la sombra una luminosa perfección.

Juan Antonio Cabezas