Juan Villalonga deja a su mujer y se marcha a vivir con Adriana Abascal, miss México, con quien tiene un hijo

D. Juan Villalonga encaramado a la presidencia de Telefónica gracias al apoyo del Gobierno de su mejor amigo, D. José María Aznar, había triunfado, había demostrado como su buena gestión había podido hacer rico a los accionistas de Telefónica y, de paso, a sí mismo. Sabía que al Gobierno le molestaba que ganara tanta pasta, porque no era muy estético, pero ese no era su problema. Además se estaba convirtiendo en un magnate de los medios de comunicación: controlaba uno de los principales canales de televisión de España, como era ANTENA 3 TV, una de las principales radios, ONDA CERO y tenía buen rollo con el diario EL MUNDO. ¿Que más se podía pedir? Pues una mujer acorde con su status. ¿Y quién mejor que Dña. Adriana Abascal, la imponente ex mujer del difunto magnate de medios de comunicación de Televisa? Pero el Sr. Villalonga pareció olvidar que para mantener un puesto importante, la clave es saber mantener las amistades importantes, en este caso la del matrimonio Aznar-Botella y eso estaba apunto de echarlo por tierra al abandonar a su esposa, Dña. Concha Tallada. Cinco meses después era historia. ¿Fue este hecho tan importante de verdad a cómo se consideró? Imposible saberlo. Pero cómo refranero encaja a la perfección.

J. F. Lamata