7 febrero 2001

Sampietro, que llegó la poder con tránsfugas (Susana Bermúdez, del PSOE), ve ahora como cinco compañeros de su lista le pagan con la misma moneda

Juan Vivas (PP) logra la presidencia de Ceuta derribando a Sampietro con una moción de censura respaldada por tránsfugas del GIL

Hechos

El 6.02.2001 el ayuntamiento de Ceuta aprobó una moción de Censura contra D. Antonio Sampietro (ex GIL), que fue reemplazado por D. Juan Vivas (PP).

Lecturas

El 6.02.2001 el ayuntamiento de Ceuta aprobó una moción de Censura contra D. Antonio Sampietro (ex GIL), que fue reemplazado por D. Juan Vivas (PP).

A favor de la moción de censura – 17 votos (PP + PDSC + PSOE + ex GIL)

En contra de la moción de censura – 7 votos (ex GIL)

Antonio_Sampietro_2 D. Antonio Sampietro, que fuera mano derecha de D. Jesús Gil en el GIL, llegó a la presidencia de Ceuta con los votos de tránsfugas del PSOE en agosto de 1999. Ahora era destituido del puesto por tránsfugas de su propio partido el GIL, que él mismo abandonó pocas horas antes de la votación.

LOS TRÁNSFUGAS

Jesus_Simarro  D. Jesús Simarro, fue el primero de los cinco concejales de GIL en abandonar el partido y ofrecer su voto al PP. El Sr. Simarro fue consejero de Obras Públicas en el Gobierno de Sampietro. El nº2 del Sr. Sampietro acusó al Sr. Simarro de haberse gastado 7 millones del presupuesto público para ponerse ducha en su despacho. Tras él abandonaron también el GIL  D. Francisco Torres, D. Juan José Rosales y D. Justo Ostalé.

francisco_torres D. Francisco Torres, tras abandonar el GIL  para abandonar el PP fue acusado por sus propios compañeros de corrupción. D. Manuel de la Rubia (fiel al Sr. Sampietro) le acusó de haber colocado a un cuñado en la administración, a lo que el Sr. Torres intentó golpearle durante una sesión parlamentaria.

Aida_Piedra Dña. Aída Piedra, consejera de Turismo, estaba considerada una de las concejales más próximas al Sr. Sampietro, tras conocerse que ella se sumaba también a la moción de censura, este tuvo que ser ingresado temporalmente en la UCI. Ha su salida la calificó de ‘hija de puta’, ‘eso no se le hace ni a un padre’.

Las siguientes elecciones serán en 2003. 

07 Febrero 2001

CEUTA: PUNTO ¿Y FINAL?

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Juan Vivas se convirtió ayer en el tercer presidente que tiene Ceuta desde las elecciones autonómicas del 99. El dirigente del PP ha llegado al cargo gracias a una moción de censura propiciada por la desintegración del partido hasta ahora gobernante, el GIL. El voto de sus cinco tránsfugas ha sido el que ha inclinado la balanza.

No cabe duda de que desalojar del poder a Antonio Sampietro, que llegó al puesto gracias al voto prestado de una diputada del PSOE, era necesario por higiene política. Pero tampoco cabe echar las campanas al vuelo por este cambio. La sociología de la clase política ceutí no permite ser muy optimista. Muchos diputados de la Asamblea han hecho del transfuguismo su forma de subsistencia. Y con estos mimbres, a Vivas no le resultará fácil enderezar una situación política endémicamente escandalosa.

La foto en la que Francisco Torres, ex consejero del GIL, levanta en la Asamblea su puño amenazante contra un ex compañero de partido, es bastante elocuente de los turbios cauces por los que discurre el debate en Ceuta. Los graves insultos y enfrentamientos verbales que se produjeron durante el debate de la moción de censura, en los que participaron diputados que apoyan al nuevo presidente, tampoco son un síntoma de normalidad.

Así las cosas, lo único que se le puede pedir al nuevo presidente -que empieza desde cero- es que procure formar un Gobierno todo lo decente que sea posible en el que no figuren los tránsfugas del GIL y que intente normalizar el debate político. Si lo consigue, ya habrá hecho mucho.

26 Enero 2001

Despedida y cierre

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Una segunda moción de censura devolverá en breve al PP la presidencia de Ceuta, en manos del GIL desde que desalojó de ella a los populares. La iniciativa parece anunciar el crepúsculo del singular partido creado por Jesús Gil como prolongación de sus negocios particulares. La desbandada con que culmina la aventura está a la altura de su promotor.

En junio de 1999, el GIL obtuvo 87.000 votos y 93 concejalías en las 13 localidades de ambas orillas del Estrecho en que presentó candidaturas. Su programa (‘gestionar los recursos nacionales como una empresa’) fue interpretado demasiado literalmente por algunos de los hombres de confianza de Gil, que consideraron que esa empresa era suya. Antonio Sampietro, a quien situó al frente de la Asamblea de Ceuta, contrató -para una ciudad de 70.000 vecinos- un centenar de altos o medianos cargos de confianza, a la mayoría de los cuales se llevó de la Costa del Sol.

Sampietro acusa al PP y a los socialistas de no aplicarse los criterios del pacto antitránsfugas que aprobaron en su día. Sin embargo, de lo que se trata es de volver a la situación anterior a la utilización por Sampietro del voto de la tránsfuga socialista Susana Bermúdez para hacer triunfar la moción que desalojó al alcalde-presidente del PP. El episodio del fichaje de Bermúdez a cambio de una consejería para ella y un puesto de confianza para su marido es tan inolvidable como las palabras de Gil al presentarla como una ‘heroína’ que ‘pasará a la historia de la ciudad’ por su ‘lección de moral’.

El PP y el PSOE llegaron a un pacto para evitar que un partido como el GIL, que no disimulaba su condición de formación antisistema, llegara a gobernar dos ciudades tan singulares como Ceuta y Melilla, en las que habitan 130.000 españoles y cuya soberanía reclama Marruecos. Es esa singularidad (y la del GIL) lo que seguramente determinó un pacto como aquél, aunque el partido al que se trataba de cerrar el paso hubiera rozado la mayoría absoluta. Ahora se vuelve a la situación anterior a la primera moción de censura, con la diferencia de que el GIL ha perdido en la operación la mitad de sus efectivos.