6 marzo 2019

Colaboradora de Zapatero y Rubalcaba siempre se mantuvo crítica con Pedro Sánchez y su política de pactos

La diputada del PSOE, Soraya Rodríguez, abandona el partido para fichar por Ciudadanos en su lista a las europeas

Hechos

El 6.03.2019 Dña. Soraya Rodríguez Ramos anuncia que se dá de baja en el PSOE por su discrepancia con la estrategia de pactos del partido.

Lecturas

El 6 de marzo de 2019 Dña. Soraya Rodríguez Ramos, diputada del PSOE, anuncia su marcha del partido.

Dña. Soraya Rodríguez Ramos fue portavoz del Grupo Parlamentario durante el mandato de D. Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general (2012-2014) y respaldó la operación para derribar a D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón en el Comité Federal del 1 de octubre de 2016, tras el retorno de este el poder en el partido en 2017 había quedado apartada de todo puesto de responsabilidad.

El 3 de abril de 2019 Dña. Soraya Rodríguez Ramos fichó por el partido político Ciudadanos como candidata independiente al parlamento europeo.

06 Marzo 2019

CARTA DE SORAYA RODRÍGUEZ AL PSOE SOLICITANDO SU BAJA

Soraya Rodríguez Ramos

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Esta es la carta íntegra que ha remitido a la secretaria provincial del PSOE en Valladolid, Dña. Teresa López:

Estimada Teresa:

Sirva esta carta para solicitarte formalmente que tramites mi baja como militante del Partido Socialista en Valladolid.

La discrepancia profunda que mantengo con la dirección del partido en relación a su política con el independentismo catalán me lleva a tomar esta difícil decisión.

Mi posición, es conocida, la he defendido dentro de los órganos de dirección del partido mientras he formado parte de ellos, y en el grupo parlamentario socialista hasta el último momento.

Creo que la posición que sostengo, que hace no mucho tiempo era mayoritaria en el partido, y que quedo recogida en la Resolución del Comité Federal de Enero de 2016, es hoy minoritaria.

No puedo compartir que la mayoría de la moción de Censura, que ha sostenido al gobierno durante los últimos ocho meses, sea una posibilidad viable de conformar una mayoría parlamentaria razonable para sostener a un gobierno socialista. Por ello espero y deseo que tras los resultados electorales del 28 de Abril el PSOE no reedite la mayoría de la moción de censura para obtener una investidura.

Hacer depender de nuevo la gobernabilidad del país del independentismo que ha iniciado una operación de acoso y demolición del Estado de Derecho y de la Constitución, tendría consecuencias muy negativas para nuestra democracia. Haría imposible el necesario diálogo con Cataluña, como se ha demostrado recientemente con el intento de condicionar la aprobación de los presupuestos generales a la creación de mesas de partidos al margen de las cortes generales donde se pudiera hablar y decidir sobre un inexistente derecho de autodeterminación.

Creo que el diálogo de Cataluña debe abordarse de manera amplia, incluyendo desde luego a todos los catalanes y desde un amplio consenso de los partidos constitucionalistas. Partidos que, con posiciones políticas e ideológicas diferentes, hemos participado siempre de un consenso constitucional esencial sobre la integridad territorial y la soberanía nacional.

No creo que ya tenga mucho sentido seguir manteniendo mi posición dentro del partido cuando las diferentes opiniones políticas se entienden como críticas personales y cada vez existen más compañeros que reciben como una agresión al partido las opiniones discrepantes.

Por todo esto Teresa, creo que la decisión de abandonar mi militancia es la decisión más adecuada que puedo tomar en estos momentos.

Espero que ya, desde la distancia política y con el tiempo se puedan recuperar los afectos con muchos compañeros y compañeras con los que he compartido tanto y durante tanto tiempo.

Recibe un cordial y afectuoso saludo,

Soraya Rodríguez

19 Marzo 2019

Soraya Rodríguez, ¿de la rosa al naranja?

La diputada, que ha abandonado el PSOE tras 38 años, no descarta unirse a Ciudadanos

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Soraya Rodríguez (Valladolid, 1963) ha abjurado del PSOE tanto como el PSOE parece haber abjurado de ella. De hecho, la noticia de su renuncia al carné de la rosa, justificada por una alergia al sanchismo, fue expuesta a una coreografía de la indignación. Empezando por el secretario de organización del partido, cuya beligerancia verbal retrataba implícitamente la envergadura o el hueco de la exdiputada: “Siento tristeza y horror político”.

El tremendismo tuvo repercusión en otras voces de relevancia. Su colega vallisoletano Óscar Puente hablaba de “cinismo insoportable”. Carmen Calvo remarcaba que un verdadero socialista nunca abandona el barco del PSOE. Y José Blanco, eurodiputado en Estrasburgo, se arrepentía de “haberla apoyado tanto tiempo”. “¿Y los principios? ¿Es mejor abrazarse a la derecha?”, se preguntaba estupefacto el exministro de Rodríguez Zapatero.

Era una reacción preventiva no tanto a la espantá de Soraya Rodríguez, como a la hipótesis de que se alojase en otro partido. Ninguno más propicio que Ciudadanos. La propia protagonista nos confirmaba que el viaje al territorio naranja es una posibilidad verosímil.

Verosímil y dolorosa, toda vez que el carné del PSOE fue para Soraya Rodríguez la manera de celebrar la mayoría de edad. Lo adquirió a los 18 años bajo la devoción a Felipe González. Y como instrumento militante en la lucha del feminismo. Quiso ser fiscal Rodríguez, pero la carrera de abogada le permitió defender a las mujeres maltratadas en la primera casa de acogida que se había creado en Valladolid en 1996. Transcurridos 23 años, Soraya ha madurado la decisión de marcharse después de haber recorrido todos los jalones del escalafón: concejal, eurodiputada, secretaria de Estado, diputada nacional y hasta portavoz en el Congreso.

Provenía del zapaterismo. La promocionó Alfredo Pérez Rubalcaba. Y se ha quedado sin aire en los tiempos del sanchismo. Es verdad que formaba parte de los 84 diputados con que acaba de expirar la legislatura, pero también pertenece a las señorías que protagonizaron la abstención a la investidura de Rajoy (2016). Sánchez renunció entonces a su acta de dipu­tado. Y regresó al trono de Ferraz por medio de unas primarias que le opusieron a Susana Díaz. Soraya Rodríguez se había alineado con la lideresa andaluza. Y se ha alojado en la disidencia conceptual. Porque recelaba del gobierno en minoría. Porque rechazaba los acercamientos al soberanismo. Y porque expuso su indignación cuando apareció en escena la figura incendiaria del “relator”.

Se le había declarado una brecha a Sánchez en el grupo parlamentario y se le habían sublevado contemporáneamente las baronías, empezando por la indignación de García Page en Castilla-La Mancha, de forma que Soraya Rodríguez, cabecilla de la revuelta en los medios, ya asumía entonces que podían represaliarla en las listas de las elecciones del 28 de abril. “Y lo entiendo perfectamente”, señalaba a EL PAÍS. “Tan natural es que yo pueda discrepar de la línea actual del PSOE, como que el PSOE no me considere entre sus recursos políticos”.

El divorcio se precipita después de una relación de 38 años, aunque la carrera adquirió vuelo a finales de los noventa, primero como diputada en Estrasburgo y luego como recurso de la política municipal. Tanto le impresionó a Zapatero en un mitin que la ungió como candidata a la alcaldía pucelana (2007). La apuesta se malogró con la mayoría absoluta de León de la Riva (PP), pero no detuvo la trayectoria de Soraya Rodríguez. El presidente socialista la elevó al rango de secretaria de Estado de Cooperación (2008-2011), y Rubalcaba la escogió como portavoz en el Congreso (2012-2014). Soraya la socialista se enfrentaba a Soraya la popular. Vallisoletanas ambas. “Cuando salía a discutir con ella, me conformaba con empatar”, evoca Rodríguez sobre su contrincante. “Eran tiempos difíciles. El PP era un rodillo. Sáenz de Santamaría era dura, pero nunca intoxicaba los debates”.

Los dos años que han sucedido a la experiencia han sido probablemente los más duros. Y los más expuestos al hostigamiento de los militantes sanchistas. Del primer plano al tercero, Rodríguez representaba más la resignación que la resistencia a la estrategia de Pedro Sánchez. Ha dispuesto de más tiempo para leer —Delibes, Dueñas, novela histórica, poesía—, para estrechar relaciones con el cine español —Coixet, Almodóvar, Bollain—, para disciplinarse con Pilates. Y ha roto el carné del PSOE lejos de toda impulsividad.

“Yo estuve allí”, fue el lema de los socialistas que arroparon a Rubalcaba cuando su rival histórica, Carme Chacón, cuestionó la gestión del PSOE y del Ejecutivo en los estertores del zapaterismo. Firmó Soraya Rodríguez el manifiesto. Y abrió distancias con la exministra de Defensa, pero el lema ha recuperado un valor premonitorio. Estuvo allí, pero ya no está.

“Mi sitio es el constitucionalismo”, concluye. “Si hay partidos que lo representan mejor que el PSOE, no creo que deba escandalizarse nadie, pero me produce tristeza que se me llamé tránsfuga o traidora. Yo no he traicionado al PSOE…”.