3 diciembre 1979

García Fernández, de Fuerza Nueva, será el nuevo Vicepresidente de la empresa editora del Brusi

La extrema derecha se hace con el DIARIO DE BARCELONA: Antoni Alemany es remplazado como Director por Julio Merino

Hechos

El 3.12.1979 D. Julio Merino fue presentado como nuevo director de DIARIO DE BARCELONA.

Lecturas

UN DIRIGENTE DE FUERZA NUEVA, ACCIONISTA MAYORITARIO DEL BRUSI

garciafernandez_fn D. Miguel García Fernández, dirigente de Fuerza Nueva, se convirtió en el Vicepresidente de la empresa editora de DIARIO DE BARCELONA tras comprar al grupo del Sr. Santacreu y D. Manuel Milian Mestre la mayoría de acciones del diario barcelonés.

Los principales socios del forzanovista Sr. García Fernández serían D. Daniel Magriña Queraltó (presidente de la editora) y D. Joan Rosell Lastortras, que será vocal y, posteriormente, presidente de la CEOE.

LA ANTIGUA CÚPULA DE EL IMPARCIAL DESEMBARCA EN EL BRUSI

 imparciales_merino_latorre_valentingonzalez D. Julio Merino, D. Fernando Latorre y D. Valentín González

El 3.12.1979 el periodista D. Julio Merino, antiguo director de EL IMPARCIAL pasará a ser director de DIARIO DE BARCELONA ‘el Brusi’. Junto con él le acompañaran D. Fernando Latorre antiguo subdirector de EL IMPARCIAL, que pasará a ser Director Adjunto de DIARIO DE BARCELONA. Mientras que D. Valentín González, que fue redactor-jefe de EL IMPARCIAL, será ahora subdirector del DIARIO DE BARCELONA.

Brusiderecha«Vengo con gran ánimo, considero que Barcelona es una plaza fuerte periodística y que nadie crea que he venido a exiliarme. No vengo como divo, tengo 39 años y estoy haciendo mi propia biografía arrimando el hombro allí donde voy», declaró el Sr. Merino ante la redacción en el momento de asumir la dirección del periódico. El periodista negó que fuera de ultraderecha, aunque nadie podía olvidar que durante el tiempo en el que el Sr. Merino había mantenido el control tanto del periódico EL IMPARCIAL de ámbito nacional como del periódico DIARIO REGIONAL en Valladolid, ambos medios habían mantenido una línea anti-Suárez y anti-transición. De hecho, ambos periódicos habían hecho campaña a favor del ‘no’ a la Constitución Española, una postura sólo mantenida por ellos y por los diarios franquistas EL ALCÁZAR y EL PENSAMIENTO NAVARRO.

«El hecho de que vengamos el equipo de EL IMPARCIAL, no quiere decir necesariamente que vayamos a repetir el esquema. Pienso que es válida la frase de Unamuno en este caso, cuando dice: «Hagamos aquí y ahora lo de aquí y ahora».

PRIMERA PORTADA DEL DIARIO DE BARCELONA DE MERINO: «RESURGE LA DERECHA»

Es difícil considerar casual el primer titular que puso D. Julio Merino tras asumir la dirección del DIARIO DE BARCELONA con el titular ‘Resurge la Derecha’. En realidad esa derecha que resurgía se refería a la de Portugal que tras la dictadura salazarista había pasado a estar dominada por partidos de izquierda, pero que en 1979 veía como resurgían partidos de derecha como el Partido Social Demócrata.

No obstante, aunque oficialmente se refiriera a Portugal es difícil no ver en ello una clara declaración de intenciones a la nueva línea editorial del DIARIO DE BARCELONA impuesta por su director que es que resurgiera una ‘derecha’ anti-Suárez, frente a la derecha ‘acomplejada’.

MILIÁN MESTRE DIMITE COMO CONSEJERO DELEGADO

El ‘hombre fuerte’ de la empresa editora de DIARIO DE BARCELONA desde 1975, D. Manuel Milián Mestre, dimitió tras conocer que D. Julio Merino sería el nuevo Director del periódico. El Sr. Milián Mestre se despidió con un artículo en el advertía que el cambio accionarial del diario podía poner en peligro la línea ‘sensata, liberal y democrática’ del periódico.

En respuesta al texto, el Sr. Merino declaró ‘el diario tiene que ser sensato, liberal y democrático. Yo esto lo acepto, pero diría que además hay que hacer lo más popular, vamos, que se venda».

LAS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DEL DIARIO DE BARCELONA DE MERINO:

– LEÑA CONTRA SUÁREZ Y EL REY

brusi_suicidando Siguiendo el estilo que le había dado éxito con el diario de ámbito nacional EL IMPARCIAL en Madrid, D. Julio Merino practicó en su etapa en DIARIO DE BARCELONA el mismo tono de crítica feroz hacia el Gobierno de la UCD presidido por D. Adolfo Suárez con el apoyo del Rey Juan Carlos I a los que acusaba de estar llevando España al abismo. La portada de DIARIO DE BARCELONA con las caras del Jefe del Estado y el Jefe de Gobierno y entre ellas el titular «Así, no, España se está suicidando», no podía ser más gráfico.

– APOYO A TARRADELLAS

Tarradellas_01 Desde su acceso a la dirección de DIARIO DE BARCELONA, D. Julio Merino mostró interés en conocer al presidente provisional de la Generalitat de Catalunya, D. Josep Tarradellas, al que apoyó editorialmente desde el primer día, hasta el punto de que DIARIO DE BARCELONA jugó a ser portavoz oficioso del Sr. Tarradellas defendiendo encarecidamente que este se presentara como candidato a la presidencia de la Generalitat en las primeras elecciones autonómicas de 1980 e incluso que figurara en las listas de todos los partidos, aunque este, al final, optaría por no hacerlo. Consultado por LA HEMEROTECA DEL BUITRE, el Sr. Merino aseguró que en esa época ‘se hizo amigo personal’ del Sr. Tarradellas.

02 Diciembre 1979

Adiós

Antonio Alemany

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Las despedidas son tristes. Es triste despedirse de un periódico que desde hace 187 años ostenta en su cabecera el escudo de Barcelona. Es triste decir adiós a unos formidables compañeros de redacción que han hecho posible el Brusi de hoy. Es triste despedirse de unos lectores sin cuyo aliento, apoyo y simpatía DIARIO DE BARCELONA no hubiera sobrevivido

En anterior comentario explicaba, a grandes rasgos, la filosofía que había inspirado a DIARIO DE BARCELONA a lo largo de estos dos últimos años en un balance de urgencia y a modo de despedida de la dirección de un periódico que honra a los que hemos tenido la suerte de trabajar bajo su cabecera. La vieja máxima nada en exceso’ ha constituido uno de los ejes medulares que ha presidido desde la confección hasta el tratamiento de la información en el Diario. Un nada en exceso que no quería proyectarse hacia el aura mediocritas latina y sí hacia el equilibrio apolíneo de Delfos. Es decir, una actitud intelectual y vital que aspiraba a la ponderación fruto del rigor, de la serenidad y de la honestidad.

Este ha sido, también un periódico que, a lo largo de dos años, ha defendido principios y no intereses, porque hubiera sido una vileza poner una gloriosa institución como el Brusi al servicio de algo o de alguien. Y si algún lamento debo expresar públicamente es que los sectores no izquierdistas catalanes no hayan aún alcanzado este grado de madurez de sus homónimos europeos que saben de la obligación moral y cívica de invertir, no sólo en intereses materiales, sino en principios configuradores de una sociedad, de una ética y de una estética. Sólo una derecha que abandone el principio de reacción como práctica históricamente habitual y salga a luchar a pecho descubierto con las únicas armas de sus razones morales e intelectuales – que las tiene – sólo una derecha así, perito, puede configurar un país digno, libre y próspero. Un sector social que ´solo se mueva por el interés demuestra carecer del talento histórico que precisamente justifica su existencia.

Las despedidas son tristes. Es triste despedirse de un periódico que desde hace 187 años ostenta en su cabecera el escudo de Barcelona. Es triste decir adiós a unos formidables compañeros de redacción que han hecho posible el Brusi de hoy. Es triste despedirse de unos lectores sin cuyo aliento, apoyo y simpatía DIARIO DE BARCELONA no hubiera sobrevivido. Pero, junto a la infinita tristeza de la despedida, me cabe la íntima y profunda satisfacción de haber luchado por un periódico y por lo que representa este periódico, orgullo de Barcelona, orgullo de Catalunya y orgullo de España. Al entregarle el testigo a un nuevo y competente director de brillantísimo historial periodístico tengo el imperioso deber de recordarle los siglos que contemplan a este viejo Brusi que, a partir del lunes, tendrá en sus manos.

 Antonio Alemany

04 Diciembre 1979

Buenos Días, Cataluña

Julio Merino

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Porque amo a España y me siento español hasta la médula, hoy, aquí y ahora grito a los cuatro vientos: ¡Visca Catalunya!

Queridos amigos, al iniciar esta nueva etapa de mi vida profesional, no tengo más remedio que retrotraerme en el tiempo y recordar que hace muchos años, pero muchos, yo venía en un tren correo camino de Barcelona y de Cataluña. Como venía parte de mi familia y casi todos los habitantes de mi pueblo cordobés. Sí, mi pueblo cordobés, Nueva Carteya, se vació una mañana para despertar al día siguiente en esta ‘tierra prometida’ que entonces era, sin duda, la salvación. Porque, entonces, años cincuenta, el hambre hacía, todavía, estragos en mi siempre amada Andalucía y el pan estaba aquí, en Cataluña, en Barcelona, en Tarrasa, en Sabadell, en San Cugat, en Mataró, en Gavá, en Viladecans, en Esplugas… y tantos otros…

Pero el sino, si el sino que decía mi admirado Lucio Anneo Séneca, es decir, el destino, mi destino hizo que aquel tren me dejase tirado en Madrid, con una maleta llena de libros y cinco duros en el bolsillo. Corría el año de 1958 y yo sólo tenía 18 años. Atrás quedaba media familia, la que preparaba las maletas para venirse a Barcelona, y delante iba la otra media, con su drama a cuestas. Pasaron los días, pasaron los meses y yo seguí luchando en Madrid por la subsistencia, eso sí, con el billete del tren para Barcelona en el bolsillo. Dios me amparó y pude salir adelante en la capital de España.

Por eso hoy, al incorporarme a la dirección de este diario que lleva el nombre de Barcelona, no he podido evitar volver los ojos atrás y recordar el pasado. El destino me alejó entonces de Cataluña y el destino me trae hoy a Cataluña

Así pues, mis queridos amigos catalanes, hoy me vais a permitir que el primer saludo, el primer recuerdo a mi llegada a esta ilustre y noble capital, sea para mis muertos y para mis paisanos. Para mis muertos, porque aquí están ya enterrados algunos, muchos quizás, de los miembros más destacados de la familia. ¡Y la sangre tira a la sangre! Para mis paisanos de Nueva Carteya porque al llegar a esta institución que es DIARIO DE BARCELONA lo primero que he deseado ha sido lanzarles este abrazo del alma que hoy les envío. Pero, sería injusto si en esta primera salutación pública no acogiese al siempre increíble pueblo catalán.

Mi propósito al llegar a esta dirección está, pues, bien claro. Pondré todo mi esfuerzo en servir con dignidad a lo que hoy representa Cataluña y trataré por todos los medios de que este histórico e ilustre diario sea a partir de ya el vehículo de la concordia para unos y otros, para los que nacieron aquí y para los que un día supieron o pudieron llegar a esta ‘tierra prometida’ Y por eso, porque amo a España y me siento español hasta la médula, hoy, aquí y ahora grito a los cuatro vientos: ¡Visca Catalunya!

Julio Merino

El Brusi: de La Rosa a lo amarillo

Antonio Bigatá

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La crisis empresarial de DIARIO DE BARCELONA, iniciada tras la derrota en las elecciones del 15-J de 1977, acaba de cerrar con la venta del viejo Brusi a accionistas de extrema derecha. La misma tarde de la toma de posesión de los nuevos altos cargos redaccionales, todos ellos procedentes de la etapa más estridente de EL IMPARCIAL, uno de los dirigentes entrantes comentó a unos trabajadores que debían dejar de creer los prejuicios que ha sembrado la izquierda e intentar comprender los aspectos positivos del ideario de Fuerza Nueva.

He aludido a una crisis empresarial y no de producto. EL protagonismo de todo el deslizamient del Brusi hacia la extrema derecha ha corrido a cargo del empresario que lo ha dejado vendido, en el sentido más amplio y demoledor de la palabra. El conocido negociante en automoviles J. Santacreu fue quien compró un diario con línea ideológica plural y democrática, y ha isdo quien, tras pulirse el inmueble de la calle Muntaner, principal patrimonio físico de la casa, lo ha traspasado cargado de deudas a una empresa con ultras.

Vale la pensa refrescar algunos datos. El anterior propietario, Arturo Suqué, yerno de Miguel Mateu, intentó con valentía guiar al Brusi por las aguas de una pluraliddad catalana, progresista, no franquista y no servil, antes de la muerte de Francisco Franco. Esto le pareció una osadía a Martín Villa (entonces gobernador civil de Barcelona), por lo que ese proyecto de Diario – proyecto compartido ideológicamente por la empresa y la redacción – encontró dificultades insalvables. Con la llegada de Santacreu por muchas promesas de respeto a la línea democrática que éste hiciera, la idea de un Brusi liberal pasó a ser defendida en solitario por los redactores. Tres directores del rotativo, Martín Ferrand, Josep Pernau y Tristán La Rosa pivotaron esos esfuerzos, y fueron pagando con la cabeza, uno detrás del otro en corto espacio de tiempo, el doble juego del propietario: liberalidad en las palabras, cerrillismo en el estilo y en las decisiones. En aquellos momentos Santacreu creía ser fraguista y confiaba en una futura victoria de Alianza Popular en las primeras elecciones democráticas para que todo – el DIARIO DE BARCELONA incluido – volviera a su sitio por el propio peso de las cosas.

Cuando Alianza Popular fue derrotada en el 15-J a pesar de que entonces las expectativas del Brusi eran mejorqes que en ningún otro momento de los últimos años, Santacreu se hartó de respetar lo que no sentía y decidió dar el giro a la derecha a la fuerza, pasara lo que pasara. Paralelamente empezó a planear como salida la venta del periódico separado del solar patrimonial.

El DIARIO DE BARCELONA democrático quedó sentenciado a muerte, a juicio de muchos profesionales(entre los que se contaban la mayoría de quienes trabajaban en él), con ese cambio de rumbo. Mientras el esfuerzo de los anteriores directores del diario se había dirigido a no entrar en competencia directa de mercado con LA VANGUARDIA, el gran monstruo de ventas de la prensa barcelonesa, el giro de Santacreu llevó hacia ahí al periódico. Aquellos profesionales habían optado por configurar un modelo de Bursi liberal con una punta progresista, y ese era en realidad su valor alternativo – para aquel momento – de cara al quiosco. Al director entrante, Antonio Alemany, que luego s epresentaría como candidato de Coalición Democrática por Mallorca en las siguientes elecciones generales, le marcaron – y aceptó – ese terreno más conservador que con tanta rotundidad ha sabido ocupar y casi monopolizar LA VANGUARDIA.

El primer precio que tuvo que pagar el Brusi renovado, tras el cambio, fue el escándalo que se produjo al realizarlo. El segundo, despedirse de la mayor parte de su anterior clientela y arrancar casi de cero en la búsqueda de una nueva que, además, ya tenía otro diario hecho a su medida. El tercero, tener que superar a partir de ahí las etapas contra el reloj, sufriendo meses después, de nuevo, la falta de profesionalidad de Santacreu como empresario de prensa, pues estaba nulamente dotado para una actividad no especulativa que requiriera visi´n, cuidado y previsiones a medio y largo plazo. Alemany, que entró en el DIARIO DE BARCELONA con la bandera del corrimiento a la derecha que le solicitaba el empresario, fue rechazado por la redacción existente, lo apostó todo a favor de Santacreu, sustituyó a casi la totalidad de los redactores e inició, a partir de entonces, un digno trabajo. Luego, sin embargo, ha sido inmolado por las mismas impaciencias empresariales que acabaron antes con sus antecesores.

Alemany, en definitiva, y dicho con el simple ánimo de clarificar uno de lo procesos más complejos y significativos de toda la prensa española de la transición, tuvo dos equivocaciones: creyó que la burguesía catalana necesitaba un diari cuando la realidad era que esa burguesía ya lo tenía, y no pudo entender a la redacción que cuando él llegó le rechazó de plano. El primer error parece haberle acompañado hasta el final, ya que en su despedida de los lectores, el día de partida, ha continuado reprochando a los amplios sectores de la derecha y el centro no haber apoyad a us diario, cuando aquellas corrientes la verdad es que ya se sienten cómodas con LA VANGUARDIA. El segundo, lo de no entender a la vieja redacción, tal vez lo haya reconsiderado parcial o totalmente – es una mera hipótesis – al ir conociendo poco a poco a Santacreu ya que a partir de eso habrá tenido los datos de que carecía cuando empezó la guerra Interior: la redacción del Brusi defendía no sólo a su anterior directr y a su antigua línea profesional e ideológicca, pues defendía directamente también, y de corazón, la claúsula de conciencia para los profesionales ante empresarios del tipo de Santacreu (la misma cláusula de conciencia que ahora piden frente a la nueva empresa los que trabajaron con Alemany tras el conflictivo diario).

Los demás, la utilización de artes Implacables en aquel desdifchado enfrentamiento inicial, desde la huelga de celo y de estricto cumplimiento de la legislación laboral a desconsideraciones de tipo personal por parte de los redactores, a la decisión de Alemany de exigir horario completo a unos profesionales al os que había dejado literalmente sin silla, ni mesa, ni máquina de escribir, ni tarea concreta por realizar, a los que se hacía estar en un ala banadonada del edificio esperando que así se marcharan hastiados, son incidencias importantes, pero solamente complementarias.

Un artículo de Manuel Milián Mestre anterior consejero-delegado, aparecido el pasado domingo en el mismo Brusi, incurri, respecto al fondo de la cuestión, en otro defecto de óptica subrayable. Milián quiere ensalzar la labor de su amigo Alemany diciendo que éste sup incorporar a DIARIO DE BARCELONA el carácter liberal y democrático. La corrección y la dignidad de la tarea de Antonio Alemany después del conflicto no pueden hacer olvidar que la incorporación liberal al periódico se debe a otras gestiones, dicho sea sin querer molestar a nadie y menos que a nadie al propio Alemany. Y vienen a la memoria los nombres de La Rosa, Pernau, Martín Ferrand, los esfuerzos del mismo José Tarín, que les precedió en momentos aún más difíciles, así como la contribución de muchos hombres y mujeres anónimos que ocuparon puestos más modestos en aquella casa. Siguiendo Santacreu en aquel diario, Alemany no podría ser un eslabón más de aquella cadena, sino el hombre puente para que lo que se inició como un corrimiento moderado acabara en realidad en una caída en picado.

Esta es, en definitiva, una versión más de lo que ha pasado en el Brusi, un diario a quien la historia puso en la tesitura de ser viable como periódico sonrosado (en absoluto rojo) liberal, catalán y progresista, o como amarillo, a la vista del resto del mercado de la prensa de Barcelona y a quien Dios no le hadado opción en el resto de los colores del arco iris.

Antonio Bigatá