19 abril 1967

El editorial de ABC del día 18 sostenía que la ley propuesta por el Consejo Nacional podría ser inconstitucional, posición en la que coincidían los periódicos MADRID, INFORMACIONES y NUEVO DIARIO

La Ley del Movimiento causa un nuevo enfrentamiento entre monárquicos y falangistas a través de los diarios ABC y PUEBLO

Hechos

El 19.04.1967 el diario PUEBLO dedicó un editorial a analizar la actitud del ABC hacia la Ley del Movimiento que fue difundido también el día 20.04.1967 por el diario ARRIBA.

Lecturas

El periódico público Pueblo de D. Emilio Romero Gómez publica un editorial reprochando la actitud del diario privado ABC de D. Torcuato Luca de Tena Brunet contra el proyecto de Ley del Movimiento. Luca de Tena Brunet responde que está ejerciendo su derecho de crítica.

El Gobierno del General Franco profundizó en 1967 su ‘apertura democrática’ para que la dictadura se confirmara como una ‘democracia orgánica’ que incluyera a finales de año unas elecciones procuradores a Cortes. En Madrid aquella tímida apertura fue aplaudida por los periódicos propiedad del Estado, es decir, el ARRIBA de D. Manuel Blanco Tobío o el PUEBLO de D. Emilio Romero.

Por contra la mayoría de medios privados la consideraban insuficientes. Los periódicos opositores: Diario MADRID dirigido por D. Antonio Fontán (cuyo principal accionista era el Banco Popular) y EL ALCÁZAR dirigido por D. José Luis Cebrián Boné y contraldo por la compañía PESA,  también vinculada al Opus Dei. En su caso no era raro, ya que estos periódicos se dedicaban a criticar la gran mayoría de iniciativas gubernamentales. Pero también lo hicieron los periódicos INFORMACIONES de D. Jesús de la Serna (cuyo principal accionista era el Banco Santander) o el diario YA de D. Aquilino Morcillo de la editorial católica.

Pero el diario que más energía puso en criticar aquello fue el diario ABC dirigido por D. Torcuato Luca de Tena y Brunet publicó una cadena de editoriales en los meses de marzo y abril en los que criticaba la Ley Orgánica del Consejo Nacional en la que se estructuraba el Movimiento Nacional, que seguía siendo el partido único legal en España. El diario ABC consideraba que mantener el monopolio del Movimiento iba contra la letra de la ley que defendía la participación ciudadana. Una opinión que era mantenida editorialmente también por los periódicos

Pero no se quedó ahí el ABC reprodujo en sus páginas, mediante una sección titulada ‘Concurrencia de Opiniones’ durante días, todos los artículos críticos contra la Ley del Movimiento de periódicos regionales. Artículos de LA VERDAD de Murcia, EL IDEAL de Granada, HOY de Badajoz, EL DIARIO VASCO, EL CORREO CATALÁN o LA GACETA DEL NORTE que criticaban aspectos del proyecto de ley eran reproducidas por el ABC que tenía más difusión o influencia que ellos.

Los diarios PUEBLO dirigido por D. Emilio Romero y ARRIBA dirigido por D. Manuel Blanco Tobío (ambos controlados por el Estado) replicaron la actitud hostil de ABC.

Pese a lo cuál, la nueva legislación seguiría causando enfrentamientos en la prensa en los meses sucesivos con nuevos participantes como D. José María Ruiz Gallardón o D. José María Pemán.

19 Abril 1967

Una campaña

PUEBLO (Emilio Romero)

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ABC está haciendo una verdadera campaña sobre el proyecto de ley del Movimiento y de su Consejo Nacional remitido por el Gobierno a las Cortes. Como diría un paisano sin preocupaciones políticas, el colega de la mañana tiene una verdadera ‘perra’ por este asunto. Está empeñado en demostrar a diario que este proyecto de ley, elaborado por el Gobierno, está en contradicción con la Ley Orgánica, estudiada y deliberada igualmente por el Gobierno. A lo que parece, ABC ve en el proyecto mencionado lo que no han visto los ministros, ya que si alguno de los ministros hubieran advertido tal contradicción entre una y otra ley lo habría manifestado porque siempre los ministros tienen a su alcance el ejercicio de un derecho de poco uso que nadie impide: el derecho de dimisión.

En cualquier caso las mentes escrupulosas de ABC, que están desnudando el proyecto de ley del Movimiento con verdadero erotismo doctrinal y jurídico, podrían tener alguna razón, pero sirva de esperanza al colega que la Comisión de Leyes Fundamentales de las Cortes tiene en su seno a muy célebres personalidades de la Iglesia, del Derecho Constitucional, de la Política y hasta de la Filosofía. Muchos parecen diferentes van a ver ese proyecto.

Podía reducirse a una sola suspicacia y a un solo deseo la campaña de ABC. La suspicacia se refiere a que todo pueda seguir como está en Alcalá 44 (sede del Movimiento) y el deseo es que esta ley se abra al pluralismo político. Manejar a estas alturas que Alcalá 44 es una imagen de partido único o de monopolio político, no se lo cree ni ABC, aunque lo jure por todos los reyes de la historia de España – por mencionar un juramento respetuoso y venerable para nuestro colega – El poder – o, por mejor decir, la influencia – está desconcentrada en varios grupos y en diferentes calles y esa exigencia de no anticiparnos a lo que después dirá otro tiempo, impide deambular, de cara a los lectores por una especie de callejero del poder o de la influencia, que ahora resultaría como una procacidad periodística – y mientras que dentro de algunos años será mera Historia, y a su cronista lo harán académico y miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Respecto al pluralismo político, parece que está a la vista y de lo que se trata es de hallar una fórmula que no nos haga regresar al pluripartidismo de la anteguerra, y que haga viable el pluralismo político actual de la sociedad española, bastante más artificial y débil que otros pluralismos sobre los que se pone menos interés. En España – no en los clubs intelectuales – hay menos deseos de discutir políticamente que económicamente o socialmente. Para tranquilidad de ABC parece que hasta el momento se han recibido más de 200 escritos de enmiendas al proyecto, y por lo que hemos podido conocer a través de nuestras relaciones particulares con los procuradores, no todas estas enmiendas van en la dirección postulada por ABC, sino que se orientan por el camino contrario. Sepa nuestro colega que en este atractivo país nuestro, no vale solamente arañar y sale un liberal, sino que muchas de esas enmiendas son para cerrar todavía más el proyecto, echarle las fallebas y ponerle un cerrojo de largo recorrido. Así es que de todo ofrecemos, porque si muchos españoles – entre los que nos ocntamos – piensan que hay que abrir ventanas, otros dicen que hay que cerrarlas ,porque puede haber corriente y a lo sumo para no contentar a cada uno y moderar a todos, habrá que buscar una solución de entreabrir, que esto en el arte de la política es una definición.

Estamos completamente seguros – por otra parte – que no se pueden congelar el pasado y muchas veces desde distintos ángulos se hace una terca e inútil exhibición de reliquias. Todo sigue adelante y, a veces, la proximidad de los árboles no permite ver el bosque.

Las cisrcustancias de un país rebasan siempre lso esquemas ideológicos de sus doctrinarios y, por supuesto, los legisladores y loes estadistas no alineados han de pasar a veces de largo sobre las exclamaciones o las imprecaciones de los interesados mínimos. La política ya tiene de entrada una disposición impura y a su vez legítima; alcanzar el poder y, si se tiene, mantenerlo. Por eso las voces desde el Poder, o desde fuera de él, son tan discordantes. ¿Qué ha hecho ABC cuando la autoridad respetada del general Franco ha orientado a los españoles por el sendero de la Monarquía, alejando, incluso en la Ley Orgánica del Estado, la proximidad de la Regencia, que lucía más espléndidamente en la ley de Sucesion de 1947? Pues ABC se ha callado como un muerto. Porque la Monarquía para ABC es como la niña de sus ojos y ABC sabe sobradamente que la Monarquía interesa a muy pocos españoles, es indiferente a los más y tiene la hostilidad de muchos. Sin embargo, ahí está la Monarquía, luciendo en el firmamento del futuro mientras que en Alcalá 44 no han dicho esta boca es mía. Y es que sin perjuicio de la estatura liberal que tienen los ilustres dueños de ABC – Juan Ignacio Luca de Tena y sus hijos – hay bastante menos capacidad de integración en Serrano 61 que en Alcalá 44. La tradición de la casa es algo inabondable para las incorporaciones políticas o intelectuales a nuestro colega, mientras que en Alcalá 44 no ha habido tradición, sino actualidad y así ha sido posible que un día estuviera poblada de camisas azules de todas las calidades, tejidos y procedencias y hayan tenido cargos en Alcalá 44 personas que tenían a gala no ostentar ni camisas ni emblemas; han pasado por ella de la Falange a la oposición, de las tareas directivas a los Consejos Privados de los pretendientes al Trono, de los círculos católicos de estudiantes a los cargos ministeriales. Alcalá 44 ha sido como una gran aduana donde se estampillaba sin mirar apenas al interesado, aunque hubiera dentro purísimos y ortodoxos que hubieran querido saber de uno hasta la primera leche, pero era como un estamento de la nostalgia al viejo tiempo con más deseos – en algunos – de hablar de una revolución que de hacerla. Había, eso sí, como una cierta tradición de ministros secretarios generales que sonreían poco, pero en 1957 entró en aquella casa la sonrisa abierta y la fabulosa capacidad de asimilación de José Solís. La vieja severidad de los primeros años postmilitares cedió a los modos políticos más tradicionales. Ciertamente, quien no ha entrado allí en los últimos años no es porque aquello le pareciera impenetrable y adusta casa de un grupo de monopolistas, sino porque los españoles o aspiramos a una fundación aparte o queremos desalojar de la vieja vivienda a todos los que están dentro.

Tenemos noticias que un subsecretario procurador en Cortes de designación, ha presentado una enmienda prácticamente a la totalidad del proyecto. Esto nos parece de una extravagancia descomunal. Resulta que el Gobierno es el autor de este proyecto de ley, y un subsecretario está en desacuerdo total. En lógica pol´tiica y parlamentaria usual han de ocurrid dos cosas:  o renuncia a ser subsecretario, por no estar de acuerdo con el Gobierno, y entonces puede defender sus respetables opiniones en las Cortes, o retira la enmienda y simplemente habrá cometido un pecado venial de apresuramiento.

Pero ¿de qué clase es nuestro pluralismo político? No es de otro carácter que de club. Y, sin embargo, ¿quién tiene con todos los defectos que se quieran o los anacronismos que se exhiban, todavía una realidad de organización de masas como sostén popular del Régimen? Nada más que Alcalá 44. Medítese, por un momento, si desapareciera todo eso de un plumazo ¿qué nos quedaría del Régimen?: Un Estado de Derecho mediante una fronda legal. Y las fuerzas, de orden público. Seguramente prosperará alguna de las enmiendas destinadas a poner un plazo a la reforma de la organización del Movimiento. ¡Qué duda cabe que habrá de reformarse! Pues en este asunto – pensamos – hay una convocatoria abierta de opiniones y sugerencias.  Lo que ahora se llaman fuerzas políticas que aspiran al reconocimiento son grupitos académicos, con  periódico o sin él. Pero masas, lo que se dice masas, cero. No hay que estar muy avisado para saber, en medio de este desarbolado, de dónde aparecían y para qué otras masas. Por eso los que hemos defendido la evolución del Régimen hacia la libertad, desde hace algunos años – que es la línea política de este periódico – pensamos que para obtener un orden político liberal, a la manera como exige nuestro tiempo , es necesario el máximo interés en que madure el Sindicalismo – las verdaderas fuerzas populares ordenadas – y en ofrecer un marco cauteloso actual, positivo y sincero a la concurrencia de criterios. Las frivolidades de los que se emborrachan con ideas en los respetables apartamentos para las teorizaciones políticas, o en las madrugadas de las redacciones, después resulta que son responsables mínimos del desastre, a los que ni siquiera se les puede echar encima el grave peso de las responsabilidades colectivas.

PUEBLO

21 Abril 1967

En ejercicio de un derecho

ABC (Director: Torcuato Luca de Tena Brunet)

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Siempre a vueltas con sus incitadores pertinaces a la polémica, siempre obseso del argumento ‘ad hominem’ más que de la razón, siempre inclinados a decir que ‘no es eso’ sin probar el ‘esto es’ siempre chapurrando la dialéctica con alusiones a personas y circunstancias no pertinentes o tan sólo conocidas en los limbos donde se fragua la murmuración esotérica, el periódico PUEBLO nos convida a un cuartillo de diálogo y, por una vez, entramos en su rueda. Por motivos de cortesía nos habíamos propuesto una tregua en la crítica que estábamos por lo menudo haciendo al proyecto de ley del Consejo Nacional. Pues pensábamos y seguimos pensando aún, que la primacía era del informe de la ponencia, y asumíamos, y seguimos asumiendo, para nosotros, el posterior derecho a expresar nuestro criterio, una vez que se conociera y fuese puesto a discusión ese informe. Pero al cedernos PUEBLO un lugar en su tertulia, volvemos al tema, reacia la voluntad, para decir solamente esto: que ABC no está llevando a colmo una campaña suya de oposición sistemática al proyecto de Ley del Consejo Nacional. Es una campaña que podríamos llamar – pero no llamamos – nacional, si en cuenta tuviéramos el número y la significación de los periódicos que concuerdan con nosotros, o nosotros con ellos. La crítica ha ido creciendo la última semana en magnitud y penetración, y esto lo prueban los testimonios que hemos literalmente recogido en estas columnas. ABC ha dado su opinión escueta y leal, y, antes que ABC o después de ABC o coincidiendo con ABC se han escrito en la Prensa de toda España copiosos comentarios que ellos podrían muy bien dar materia para un cuerpo de libro. Muchos de ellos han sido, es cierto, reproducidos por ABC, en abono de la firmeza y sinceridad de nuestro punto de vista. No de otro modo que hacen cualquier periódicos para encargar afinidades de razonamiento. ARRIBA creía anteayer que esto era remedo de las mangas de ‘cómicos pobres que han de pasar y repasar el escenario vestidos de soldados para dar la impresión de que desfila todo un ejército’. Pero ayer mismo, ARRIBA incurría en la operación de tras bambalinas copiando lo que decía PUEBLO la víspera.

Corre por todo el país un aire sano de expectación y buen deseo. El país está abierto a los cambios ofrecidos en el mes de diciembre. La Ley Orgánica ha sido, desde arriba, definida ‘como solera de nuestros principios y levaduras del desarrollo político en ordenada concurrencia de criterios’. Así lo creemos nosotros también. Frente a los que modulan su cnato personal, oponemos nosotros ‘la concurrencia de criterios’. Así lo creemos nosotros también. Frente a los que modulan su canto personal, oponemos nosotros la concurrencia de criterios. ¿Qué razones hay para la querella, el lamento o el enfado? ¿A qué viene la conjuración délfica de vaticinios desmedidos? ¿Hemos usado o abusado de algo o de alguien? Nosotros sí que estamos ciertos de que una crítica correcta, razonada y coincidente con la de muchos periódicos de España, una crítica como la que ha pregonado tantas veces PUEBLO, es para todos más necesaria que el sugurio de no sabemos que cuarteos en la fábrica del Estado. ¿No es cierto que hay presentadas unas setecientas enmiendas al proyecto, y que más de doscientos escritos de procuradores lo avalan? Que PUEBLO perdone nuestra convicción. Tan sincera y libremente estamos decididos a opinar por nuestra cuenta, que nos parece muy lógico que puedan hacerlo incluso aquellos que gozan de posiciones privilegiadas o de cargos, sin su criterio propio es en lo esencial discrepante.

También queremos decir al colega de la tarde, en este breve turno consumido dentro de su rueda, que nos desplace, porque se sale de nuestros principios, la zambullida en el arriesgado piélago de los personalismos. Hablamos de periódico a periódico. Sacar a la luz pública a las personas y querer envolverlas en un rebujo de hipótesis, para ver si se acierta en alguna de ellas, nos parece resabio del más infando periodismo de otros tiempos, y eso, precisamente eso, es lo que hace poco denunciaba el director de ARRIBA en un breve artículo. ‘En parte alguna del mundo desarrollado los periódicos personalizan’, venía a decir. ABC no lleva la bandera de la oposición. Concurre con el criterio de todos los periódicos no dependientes de Alcalá 44 o de la sucursal de Prado 18, y como esto es lo que esencialmente debe saber PUEBLO, retornamos a nuestra tregua, aguardando la ponencia para entonces analizarla libremente y pedimos disculpas por la profusa aclaración.

21 Abril 1967

Con claridad

PUEBLO (Director: Emilio Romero)

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Cordialmente decimos a ABC que debe renunciar, a pesar de su larga y brillante historia, a poner paños al púlpito. Se enfada cuando se le replica, como si fuera cosa de enemigos; así es su destemplanza; parece como si pensara que sus razonamientos o sus verdades han de ser  convincentes por decreto de su arraigo en la vida nacional. ABC está en su perfectísimo derecho de ejercer la crítica sobre aquellas materias que ha acotado, previamente, para criticar; y los demás queremos hacer uso del mismo derecho, dónde se incluya el de replicar o el de criticar rectamente el pensamiento de ABC. Salimos a la palestra por el temor a que se nos dé el cambiazo en las cosas políticas fundamentales. Los combatientes jóvenes de 1936 en su mayor parte, no ofrecieron su vida por la restauración monárquica, por la conservación de los privilegios de clase, por la feroz apropiación económica a cargo de terratenientes o industriales, lectores especialmente de ABC. Aquellos jóvenes querían cambiar de raíz la estructura política, económica y social de España, y en ningún caso apetecían la restauración de una democracia gobernada por la derecha egoísta ni por la izquierda excluyente. A medida que ha pasado el tiempo y principalmente por la incomprensión de sanos sectores avanzados del interior, y de fuera, hacia el proyecto de aquellos jóvenes se ha ido ganando terreno el conservadurismo económico en nuestro país, y todo lo que ha sido en estos años más popular, más representativo, de aquellos deseos reformadores, ha venido siendo sistemáticamente deformado o falsificado desde supuestas posiciones liberales. También es verdad que una serie de errores formales producidos en esas posiciones renovadoras contribuían al desgaste. Ha habido en las esferas del Movimiento una copiosa ingenuidad y puerilidad política, envolviendo grandes dosis de buena fe.

Antes de producirse la Ley Orgánica del 14 de diciembre, la mayor parte de esos periódicos que ahora se conciertan para crear atmósferas densas contra la Ley del Movimiento y de sus Consejos Nacional, andaban desconcertados con otras navegaciones; pero el pueblo español, maduro de realismo, refrendó aquel texto constitucional de manera abrumadora.  Ahora la canción se repite, respecto a una de las leyes que es consecuencia de aquella. Conocemos perfectamente los centenares de enmiendas del proyecto. Hemos escrito en más de una ocasión aquello que a nuestro modesto juicio pudieran mejorar el proyecto en orden a la España de nuestro tiempo. ABC es porque advertimos que en lo que dice, y en la terquedad que pone en ello, alienta esa política del cambiazo, esa desfiguración  respecto a lo que imaginamos que debe ser una España democrática futura, donde el pueblo tenga más papel que las minorías privilegiadas, y en donde no sea posible ni el inmovilismo con credenciales históricas del 18 de julio, ni los regresionistas a un orden político anticuado, para evitar que un día se nos pueda llevar a la grave situación de la Grecia de estos momentos, donde el Ejército tiene que asumir la función política por el alejamiento de las masas de un compromiso político a alto nivel social. La libertad que piden algunos es, exclusivamente,  para ampliar el cupo de conservadores en el poder, para transformar la tertulia en equipo ministerial, para fabricar un orden político donde se repartan por bajo de la mesa las funciones de criticar y de gobernar. Preferimos soportar por algún tiempo las insuficiencias actuales – que el tiempo se encargará de corregir – que asistir a una deleznable ceremonia de totalitarios privados, revestidos de liberales o de demócratas de Winchester. Téngase el valor de decir al pueblo español los nombres de los dueños y las significaciones económicas y políticas de los periódicos concertados en rituales democráticos, y se le va a proporcionar con ello un fabuloso ataque de risa. Una labor de piquete contra lo existente – ya bastante debilitado – es puro suicidio. El país necesita, sin embargo una enérgica actitud económica de potenciación, una sensibilidad nada cicatera a las demandas sociales y el mínimo y suficiente parloteo político para hacer un verdadero y honrado control de los Gobiernos. La lucha por el poder no está abierta y si alguien lo cree así padece un error de óptica; pero si algún día lo fuera puede estar seguro nuestro colega que las credenciales no van a ser visadas en los domicilios de los periódicos.

PUEBLO

21 Abril 1967

¿Habrá quien se lo crea?

Manuel Blanco Tobio

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Por razones que en otras ocasiones hemos expuesto, la Prensa española está representando en el presente periodo constituyente del país un papel limítrofe con su naturaleza y responsabilidades, actuando como una ‘sociedad de debate’ y a veces, por iniciativas personales o de grupo, casi como una asamblea constituyente. Ahora hay periódicos que han ampliado el campo de su jurisdicción, erigiéndose en Tribunal Supremo u organismo de contrafuego, dictaminando sobre la constitucionalidad o anticonstitucionalidad de algún proyecto de ley orgánica.

En estos dictámenes a vuelapluma, unas veces se habla de anticonstitucionalidad según la letra de la ley orgánica del Estado; otras veces, según el espíritu de dicha ley; en ocasiones, según el espíritu y la letra. Naturalmente, en ningún caso se demuestra nada; como no podría ser de otra manera.

El país tiene un Gobierno que aprobó por unanimidad el proyecto de Ley orgánica del Movimiento y de su Consejo Nacional. Tiene unas Cortes en las que se debatirá ese proyecto. Tiene sus cátedras de derecho, su Consejo de Estado, etc. De ninguna de estas fuentes oficiales o privadas han partido dictámenes de ‘anticonstitucionalidad’.

Cierta prensa, autoerigida en Tribunal constitucional, nos induce a creer que abriga serias dudas sobre la legitimidad y competencia de la nada desdeñable acumulación de saber jurídico que hay en nuestros más altos organismos de poder, de representación y de consulta, y para compensarlo sienta cátedra y doctrina por su cuenta y riesgo, desafiando todos nuestros dinteles de credibilidad e induciendo al lector no especializado a compartir esa duda, que aunque no en la letra, en el espíritu viene a parar a esto: “Querido lector: Desconfíe usted del Gobierno, desconfíe usted de las Cortes, desconfíe usted de todo. Sólo nosotros somos los depositarios de la verdad y únicos custodios de la pureza constitucional?”. ¿Habrá quien se lo crea?

Manuel Blanco Tobío

El Análisis

DON EMILIO Y DON TORCUATO, AMIENEMIGOS

JF Lamata

D. Emilio Romero Gómez desde PUEBLO y D. Torcuato Luca de Tena Brunet desde ABC son dos de los directores de periódico más importantes de la España franquista y las relaciones entre ambos son curiosas. Rivales, amigos y enemigos.

Digo amigos porque el Sr. Romero tuvo una actitud caballeresca difícilmente superable en 1953, cuando el gobierno franquista destituyó a D. Torcuato como director de ABC tras el caso Beria y él firmó un manifiesto a favor de su colega y, se negó a retirar aquella firma pese a ser advertirlo que de no hacerlo él también podía ser cesad como, en efecto, terminó pasando.

Sin embargo en los años sesenta, D. Torcuato y D. Emilio, chocarían con frecuencia. Por un lado PUEBLO defendía más los derechos sociales de los trabajadores que ABC, más próximo a las posiciones de los empresarios, pero por otro lado PUEBLO era más leal a las iniciativas gubernamentales mientras que ABC obedecía a las consignas monáquicas marcadas desde Estoril por el Conde de Barcelona. Eso llevó a célebres encontronazos como al informar sobre el golpe de Estado en Grecia o durante las sanciones al Diario MADRID.

En los últimos días del franquismo don Torcuato y don Emilio volvieron a estar en el mismo bando frente a un enemigo común, CAMBIO16, ahora era una gresca entre los ‘viejos’ (ellos) y los nuevos.

J. F. Lamata