16 febrero 1977

La publicación dirigida por Antonio Álvarez Solís acusa además al político centrista de contar con el trato de favor del diario EL PAÍS y la revista BLANCO Y NEGRO

La revista INTERVIÚ desvela ‘trapos sucios’ del ex ministro Pío Cabanillas: su inmobiliaria fue demandada por estafa y usura

Hechos

El 16.02.1977 la revista INTERVIÚ publicó el reportaje ‘Los Trapos Sucios’ de D. Pedro Costa Muste sobre la empresa CEFI y D. Pío Cabanillas.

Lecturas

La revista Interviú publica un reportaje contra el exministro D. Pío Cabanillas Gallas, recientemente elegido presidente del Partido Popular, matriz de la Unión de Centro Democrático, firmado por D. Pedro Costa Muste con el título de ‘Los Trapos Sucios’.

El 17 de febrero el Sr. Cabanillas Gallas publica en El País un desmentido a Interviú. El 24 de febrero el director de Interviú D. Antonio Álvarez Méndez (‘Álvarez-Solís’) réplica al Sr. Cabanillas Gallas con otra nota también publicada en El País y al día siguiente aparece una dúplica del Sr. Cabanillas Gallas. En su siguiente número Interviú acusará a El País de dar un trato de favor al Sr. Cabanillas Gallas frente a ellos. También replicarán a D. Felipe Fernández Armesto ‘Augusto Assía’ que en Blanco y Negro publicó un artículo a favor del Sr. Cabanillas Gallas.

INTERVIÚ ACUSA AL DIARIO EL PAÍS DE ESTAR AL SERVICIO DE CABANILLAS

La revista dirigida por D. Antonio Álvarez Solís, acusó al diario dirigido por D. Juan Luis Cebrián de dar rápidamente espacio a las réplicas de D. Pío Cabanillas a sus artículos al tiempo que tardaba muchísimo en dar espacio a sus cartas de contrarréplica.

17 Febrero 1977

Los trapos sucios

Pedro Costa Muste

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Una financiera de Pío Cabanillas demandada por estafa y usura.

Centro Financiero Inmobiliario Sociedad Anónima (CEFI), cuyos fundadores y promotores más conocidos son el presidente del Partido Popular, Pío Cabanillas y el industrial estrechamente vinculados a la familia Franco Eduardo Barreiros, ha sido llevado a los Tribunales bajo la acusación de estafa y usura. La querella, presentada por los empresarios canarios Jesús Aisa López y su cuñado Ramón Fernández Giménez, ha sido admitida y se halla actualmente en situación de trámite (se están practicando las pruebas) en el Juzgado de Instrucción número 2 de Las Palmas de Gran Canaria.

Sobre esta querella prestaron declaración el pasado 13 de enero, ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Madrid, eduardo Barreiros, y el vicepresidente de CEFI, Francisco Chaves Torres.

«Dado que en el momento de los hechos era presidente Pío Cabanillas, que cesó en el cargo en enero de 1974, al ser nombrado ministro de Información y Turismo, cabe suponer que también será llamado a declarar y aun de que la acción emprendida se dirija contra él», afirma el querellante.

CEFI: CINCO MIL MILLONES EN TRES AÑOS.

Blas Piñar fue el notario escogido por Pío Cabanillas para dar fe de la creación, el 16 de febrero de 1970, de CEFI (antes Sociedad Anónima de Actividades Económicas). Pío Cabanillas fue nombrado presidente y Chaves vicepresidente; los tres vocales fueron los hermanos Barreiros (Eduardo y Celso) y Belarmino Peña Montero. A la dimisión de Pío Cabanillas fue nombrado presidente honorario Eduardo Barreiros, si bien el cargo del ex ministro sigue vacante desde entonces.

El capital desembolsado de 40 millones se amplió a 50 de enero de 1971 y a 200 millones en 1974. CEFI se extiende por toda España y el volumen de sus operaciones en estos siete años de existencia podría calcularse sobre el dato proporcionado al demandante, señor Aisa por el director general de la financiera:

-Según me dijo, en los tres primeros años, con un capital social de tan sólo cincuenta millones de pesetas. Los beneficios, calculando los intereses entre el 15 y el 20% habitual, resultan fabulosos… A finales del 72, con un capital tan pequeño y en el inicio de su expansión, compraron el mayor edificio de Las Palmas – que en aquellos momentos se estaba terminando – por doscientos diez millones de pesetas al contado. Hoy, a pesar de la crisis, es posible que valga el doble.

No es causa de sorpresa este impresionante volumen de negocios para alguien que conoce y ha sufrido el tema como Jesús Aisa:

-Una financiera viene a ser como una fábrica de papel moneda. A los constructores los Bancos nos dan crédito a 90 días tan sólo, y al ser imposible de esta forma poder afrontar los negocios (sobre todo en lo que se refiere a construcción de viviendas sociales), hacen su aparición las financieras, que negocian mayor plazo, con unos intereses mucho más altos y sin arriesgar nada.

CRÉDITOS POLÍTICOS

Un apellido importante o la presidencia en el Consejo de Administración de un alto cargo del poder basta para que los Bancos den carta blanca a la recién creada financiera. El negocio es automático, porque los intereses se cobran por adelantado. Un empresario necesita un millón. Lo pide a una financiera. Esta lo consigue de un Banco y entrega al petiocionario 750.000 u 800.000 pesetas, según el interés. Por supuesto que sin el respaldo de unos bienes, terrenos o avales no hay posibilidad de crédito.

Al menor descuido del cliente, éste deberá el doble de los prestado, y si viene una crisis y no puede hacer.

17 Febrero 1977

Mentís de Pío Cabanillas a "Interviu"

Pío Cabanillas

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«No tengo trapos sucios que ocultar», ha declarado Pío Cabanillas a EL PAIS, refiriéndose a un reportaje publicado esta semana por la revista Interviu, bajo el título «Los trapos sucios de Pío Cabanillas». «Las implicaciones que se me imputan en la demanda por estafa presentada contra la sociedad CEFI son absolutamente falsas -ha declarado el señor Cabanillas- Yo dejé la presidencia de dicha sociedad financiera antes de que comenzara el asunto al que se refiere Interviu.» En el próximo número de la citada revista, Pío Cabanillas aportará los datos necesarios para desmentir pública y documentalmente las falsas imputaciones

24 Febrero 1977

Réplica de "Interviú"

Antonio Álvarez Solís

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Con respecto a la puntualizacíón aparecida en EL PAIS de 17 de febrero de 1977, fuentes próximas a la revista Interviú señalan que es inaceptable la declaración de Pío Cabanillas de que son «absolutámente falsas» las informaciones sobre su relación con la sociedad mercantil CEFI que aparecen en el número 40 de Interviú. El señor Cabanillas había manifestado: «Dejé la presidencia de dicha sociedad antes de que comenzara el asunto al que se refiere Interviú.»

Por su parte, la empresa editora declara que, efectivamente, el señor Cabanillas abandonó la presidencia de la mencionada sociedad en 1974, como el propio artículo menciona con toda claridad, pero que ellos no han dicho nada en contra. «Por tanto, debe estimarse que las infiormaciones publicadas son correctas», ha manifestado el director de Interviú, Antonio Alvarez-Solís.

25 Febrero 1977

Rectificación de unas declaraciones

Pío Cabanillas

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En el último número de EL PAIS, el señor Alvarez-Solís, director de Interviú, hace unas declaraciones relativas a un reportaje publicado en dicha revista que me afectan personalmente. En relación con las mismas quiero puntualizar que me ratifico en mis declaraciones de que no tengo absolutamente nada que ver con la querella presentada recientemente contra el presidente y vicepresidente de la sociedad CEFI, y afirmo que son absolutamente falsas las insinuaciones contenidas en Interviú de que cabe suponer que el señor Cabanillas «será llamado a declarar y aún de que la acción emprendida se dirija contra él ».Pongo además de manifiesto que, sin perjuicio de las acciones que me reservo, no considero «correctas» -como dice el señor Alvarez-Solís- unas informaciones que insinúan que una persona resulta involucrada en una actuación judicial que no le afecta, máxime cuando sobre ese hecho incierto se monta una titulación equívoca, con referencias en portada y atentatoria al buen crédito personal.

23 Febrero 1977

De la adulación a la difamación

Felipe Fernández Armesto ('Augusto Assía')

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Es el juego a que los antiguos franquistas están lanzados y que puede manifestarse como en la revista [INTERVIÚ] que el otro día anunciaba con grandes letras “los trapos sucios” de Pío Cabanillas,

De que tanto tiempo de adulación, halago y lisonja, no ya sin contrapunto, sino sin medida y límites, iba a terminar en la feria de vituperios, insultos e injurias mutuas entre franquistas, en que se encuentra, era obvio. Sólo la ingenuidad nos puedo hacer olvidar a los liberales que las ratas, huyendo del barco que se hunde, pueden comportarse con muchas maneras, pero difícilmente con la del gentleman.

No son sólo los que escriben los periódicos, las revistas y los libros los protagonistas del triste fenómeno, naturalmente. Referirse exclusivamente a ellos quizá resulte un tanto desequilibrado. Pero son los que más lucen ahora en medio del aquelarre sobre el que campea el lema “sálvese el que pueda” como fueron antes los que más se veían en el sarao donde el lema que campeaba era ‘tanto vales como halagas’ y es sobre ellos sobre los que recae más la culpa de que hayamos pasado de un certamen de adulaciones a una cloaca de difamaciones.

“A lo único que tenemos que temer es al miedo”, le dijo Roosevelt al pueblo americano en la hermosa proclamación en que contestó a la agresión japonesa y la subsecuente declaración de guerra contra los Estados Unidos por los envalentonados, pero hueros regímenes fascistas de Europa.

Aquí, a o que, al parecer, muchos le tienen miedo es a su pasado, y en vez de reaccionar contra el miedo con la meditación, reaccionan declarándose ahora ‘comunistas de toda la vida’, como en los años de la guerra civil, y los que le siguieron, se declaran ‘camisas viejas de toda la vida’ con tan sólida constancia que, a pesar de la longevidad que indica, algunos de los ‘camisas viejas de toda la vida’ son los ‘comunistas de toda la vida’ de ahora, lo cual constituye, desde luego, muchas cosas, pero no un espectáculo reconfortante.

¿Qué espectáculo es ese de las asociaciones de prensa dirigidas por los capitostes de siempre, que no dan paz a la mano protestando airadamente contra cuanto en cuestión de periodistas hace el ilustrado, moderado y liberal Gobierno de Su Majestad, porque no le encuentran bastante comunista, al parecer, después de cuarenta años en que no hubo bota que las tales asociaciones no lamieran? Apenas nadie le toca el pelo de un periodista, con tal de que haya sido lo suficientemente ágil para trepar con suficiente rapidez hasta cualquiera de los trampolines del marxismo verbal o las ‘Comisiones Obreras’, sin que salgan airados los nuevos héroes de la libertad periodística vapuleando la tiranía o denunciando la ilegalidad de la Monarquía. ¿Cuándo, durante los cuarenta años, levantaron las asociaciones ni un dedo para protestar contra la persecución sistemática, sólida e inflexible, una de las más continuadas persecuciones que registra la historia, de los periodistas y el periodismo español?

Durante la reforma religiosa inglesa había en la deliciosa, rica, poderosa parroquia de Bray, situada sobre el Támasis a cuyas orillas poseía grandes propiedades de las más feroces praderas, un párroco que cambió de religión nada menos que siete veces, tantas como de mujer Enrique VIII. Cuando alguien le reprochó su inconstancia contestó que, todo lo contrario “yo soy el más constante de los ingleses; lo que yo quiero es seguir siendo párroco de Bray”.

A algunos de los periodistas de este país les pasa lo que al clérigo inglés.

Son constantes en su decisión de seguir mangoneando, y si, para mangonear, antes era preciso ser falangista y halagar al os jerarcas del fascismo, se lanzaban con entusiasmo a las dos cosas, con el mismo entusiasmo se lanzan para hacerse perdonar el pasado, ahora, lo contrario.

¿Qué ha pasado aquí, entre tanto, con el proyecto de que, cuando era ministro de la Gobernación, habló don Manuel Fraga, para introducir entre nosotros una ley contra la injuria, la difamación y la calumnia, igual a la ley del libelo inglesa?

Auque no pudiera liberarnos del miedo que unos españoles le infunden al os otros, los comunistas a los fascistas y los fascistas a los comunistas, miedo “que nos lleva a cometer tantas tropelías, ni podría convertirnos al fair play o, siquiera, a la tolerancia una ‘ley del libelo’, sujeta a un procedimiento rápido, como vienen pidiendo con ansiedad algunos de nuestros políticos liberales, cual Ruiz-Giménez, Areilza o Cabanillas, para citar sólo tres, podrí, al menos, separar el miedo político de los insultos personales.

Si aquí, como en Inglaterra, en cuanto usted tocara la honra de otro español, un juez le toará, a su vez, a usted en el hombro y usted tuviera de verdad que demostrar lo que dice o pagar, de verdad, aunque se quede usted sin el pan para llevar a la boca, una seria indemnización, yo no digo que aquí los españoles fuéramos a convertirnos en la definición que de nosotros daba la Constitución de Cádiz (¿o no era la de Cádiz?), pero nos tentaríamos algo más la ropa antes de lanzarnos al intento de deshacernos de nuestro miedo endosándoselo a otro que, después de todo, es el juego a que los antiguos franquistas están lanzados y que puede manifestarse como en la revista [INTERVIÚ] que el otro día anunciaba con grandes letras “los trapos sucios” de Pío Cabanillas, y lo que en realidad le ofrecía al lector era una manifestación de un antiguo contratista que se querelló contra una determinada financiera llamada CEFI y en la que de Cabanillas dice es ‘dato que en el momento de los hechos era presidente Pío Cabanillas (se refiere a la financiera) que cesó en el cargo en enero de 1974, al ser nombrado ministro de Información y Turismo, cabe suponer (el subrayado es mío) que también será llamado a declarar y aún de que la acción emprendida se dirija contra él”.

Si una cosa así puede presentarse como “trapos sucios” de un político, ¿a dónde pueden ir a parar, si no se le pone coto, no ya las relaciones, sino el propio sentido del idioma entre los españoles?

Augusto Assía

03 Marzo 1977

Don Pío, en EL PAÍS de los Cabanillas

Editorial (Director: Antonio Álvarez Solis)

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¿Qué tendrá don Pío en EL PAÍS para que sus notas obtengan tan inmediata y puntual acogida en sus páginas? También hubo que lamentar la publicación de un conocido semanario integrista de Madrid

El pasado jueves 17 de febrero, al día siguiente de ponerse a la venta el número 40 de INTERVIÚ, en el que se publicaba un artículo titulado “Los trapos sucios. Una financiera de Pío Cabanillas demandada por estafa y usura”, apareció en el diario madrileño EL PAÍS un suelto titulado “Mentís de Pío Cabanillas a INTERVIÚ, en el que el ex ministro decía que las implicaciones que se le imputaban eran absolutamente falsas. Añadía el diario que ‘en el próximo número de la revista, Pío Cabanillas aportará los datos necesarios para desmentir pública y documentalmente las falsas imputaciones’. Es decir que el propio diario EL PAÍS, por su cuenta y pensamos que con base documental, decidió calificar como falsa nuestra información.

El mismo jueves 17, el director de INTERVIÚ hizo llegar a EL PAÍS una nota de réplica que no fue publicada hasta hace una semana después y, a pesar de su brevedad y concreción, apareció de forma incompleta y amañada de modo que se deformaba su contenido.

Al día siguiente, una nueva rectificación de Pío Cabanillas en EL PAÍS, repitiendo que nuestras informaciones eran falsas e incorrectas. Con lo que la opinión pública tiene derecho a preguntarse: ¿Qué tendrá don Pío en EL PAÍS para que sus notas obtengan tan inmediata y puntual acogida en sus páginas, mientras la réplica de INTERVIÚ contra él hubo de esperar siete días antes de aparecer tan sabiamente manipulada?

Por nuestra parte, el juego abierto y diáfano: recibimos la anunciada carta del señor Cabanillas y la publicamos integra e inmediatamente sin ningún comentario; aunque echamos en falta sin embargo, la documentación prometida por EL PAÍS para demostrar la supuesta falsedad de nuestra información.

Nos sentimos, pues, en la necesidad de consultar de nuevo nuestras fuentes y he aquí nuestra respuesta a la carta publicada en INTERVIÚ, número 41, en la que Pío Cabanillas dice:

  • Que cesó como presidente de CEFI en enero de 1974 (ese dato ya aparecía en el párrafo tercero de nuestro informe)
  • Que no conoce a los procesados ni ha tenido el menor contacto con ellos (¿Cómo definiría, pues, la relación entre el presidente de una sociedad financiera y la persona a la que se conceden varias decenas de millones de crédito, como es el caso del señor Aisa, en el periodo 1972-1974, antes del nombramiento de Pío Cabanillas como ministro, causa de su cese como presidente de CEFI?)
  • Que no ha sido llamado a declarar, como se insinúa. (Jamás se dijo tal cosa en el artículo, sino que el querellante opinaba que cabía suponer que sería llamado a declarar, opinión en la que se ha reafirmado nuevamente).
  • Que el procedimiento no le afecta personalmente (Extremo que en su momento se verá)
  • Y que el querellante era un deudor que no pagaba (Afirmación ya contenido en el artículo y causa del embargo que dio pie a la presentación de la demanda por estafa y usura).

Consideramos, por tanto, que las contundentes afirmaciones de falsedad con respecto al artículo que ha efectuado Pío Cabanillas en nada han desmentido el contenido del mismo. La querella fue presentada por el señor Aisa contra “el presidente de CEFI y Francisco Chaves Torres”. La razón de que no se especificara el nombre del presidente es algo que se sabrá en su día. Por el momento el señor Aisa ha declarado a INTERVIÚ:

“Cuando la financiera se negó a renovarme las letras, estando todavía en vigor la hipoteca, les manifesté que me estaban obligando a poner una querella, a lo que el director general de CEFI me contestó que su presidente sabía mucho de derecho hipotecario, que tenían muy bien instrumentalizadas las operaciones y que yo no tenía nada que hacer”.

¿Hará falta decir, para quienes no lo sepan, que Pío Cabanillas es primera autoridad en derechi hipotecario?

Ni Blanco, Ni Negro: Amarillo

También la semana pasada hubo que lamentar la publicación de un extenso artículo sobre este tema en un conocido semanario integrista de Madrid, firmado con anciano seudónimo, en el que el autor se escandaliza de que hayamos presentado esta cuestión como “los trapos sucios de Pío Cabanillas”. Emplea para ello cuatro columnas de una literatura oscurantista, típica del más anquilosado periodismo, en las que nos parece adivinar la intención de zaherir a quienes practicamos esta información agresiva y audaz – honesta, sobre todo – que caracteriza a INTERVIÚ después de tantos y tantos años de prensa amordazada.

El artículo finaliza con una fotografía del señor Cabanillas, cuyo pie – “Pío, difamado” – no es sino un ejemplo perfecto de ese periodismo “amarillo” que el autor trata de denunciar sin conseguirlo. Porque ¿dónde está registrado que alguien se haya atrevido a difamar al actual presidente del Partido Popular? ¿Tenemos nosotros la culpa de que su nombre haya aparecido en una información de buena fuente junto al relato de una querella por estafa y usura?

El Análisis

ATACANDO EN TODAS DIRECCIONES

JF Lamata

En los inicios de la transición algunas publicaciones se atrevieron a disparar contra los franquistas, pero para aquel momento había dos claros tipos de franquistas: por un lado los que eran contrarios a la transición, el ‘bunker’ como D. José Antonio Girón o, la aceptaban pero sin renunciar a su pasado franquista como los de Alianza Popular y por otro lado los franquistas aperturistas que renegaban de su pasado y abrazaban la democracia como D. Adolfo Suárez, D. Pío Cabanillas y todos los de la UCD.

Para medios como EL PAÍS o DIARIO16 era importante no atacar a este segundo grupo y cebarse con los del primero. INTERVIÚ no lo hizo así y decidió atacar en todas direcciones. Parece lógico que el Sr. Cebrián defendiera al Sr. Cabanillas (que representaba ese ‘Espíritu del 12 de Febrero’ que lo llevó a él a RTVE), pero si el valor ‘osado’ de la revista INTERVIÚ es reconocible, también lo es que esa actitud terminaría llevando a Zeta al abismo.

J. F. Lamata